EL ÚNICO CAMINO ES LA UNIDAD
Decimos convencidos desde el marxismo que por la vía electoral no se va a hacer la Revolución. Pero sus resultados deben servirnos de parámetro para saber cómo estamos parados ante los ojos de la sociedad.
Los comicios del domingo indican que el oficialismo logró su objetivo de mantenerse en el gobierno, pero con el significativo rechazo de la ciudadanía de las grandes urbes. Con el manejo arbitrario de los votos (legal pero no legítimo), que le dan el 45% de los mismos, queda en evidencia que no obtuvo la mayoría, sino una primera minoría. Sin embargo, nada se dice en los medios de comunicación masiva al servicio del sistema, que del padrón electoral cosechó alrededor del 30% (8.204.624 de 27.090.236), y también olvidan mencionar que el abstencionismo, el voto en blanco y el nulo sumaron 8.790.125 voluntades, el 32% del padrón, constituyéndose en la verdadera primera minoría.
Es decir, de cada 10 argentinos, 7 no votaron al oficialismo; 3 rechazaron a todos; y 4 se repartieron entre las demás opciones del sistema.
Un párrafo aparte merece el lamentable papel de la izquierda, como no podía ser de otra manera teniendo en cuenta su sectarismo y dispersión.
La izquierda “clasista”, toda junta (MST, PO, PTS, MAS, IS), logró el 1,9%; si consideramos al FRAL (PH + PC) y a Castells: 2,61%; y sumando a Solanas: 4,22%.
Cifra que en realidad representa el 2,82% del total del padrón (766.096).
Logró, en definitiva, algo que parecía imposible: superarse a sí misma en cuanto a patéticos resultados.
Lo que queda muy en claro es que no es ésta la derrota de tal o cual organización de izquierda, sino que representa la debacle de una forma de hacer política. Fue la fatal conclusión de la soberbia autoproclamatoria, del sectarismo y el esquematismo dogmático en el plano de las ideas, y su reflejo en el plano organizativo. “Estamos mal, pero vamos bien” se justifican.
Algunos siguen creyendo infantilmente que todo consiste en hacer ruidosas marchas a Plaza de Mayo, sin darse cuenta de que cada vez están más alejados de la mente y de los sentimientos de la mujer y el hombre común de nuestro pueblo, hablando incluso en un lenguaje ya gastado y perimido.
Por cierto que lo más grave de todo lo expresado es que, más allá de su voluntad, sirven una y otra vez al enemigo de clase, y a los partidos políticos del sistema, a través de dificultar la unidad de la izquierda y demás sectores oprimidos y explotados, justamente en un momento donde se están dando una serie de luchas muy importantes, fundamentalmente en el movimiento obrero, a pesar y en contra de la burocracia sindical-empresarial.
Apelamos entonces a nuestros compañeros, a la militancia toda de la izquierda, compuesta en su gran mayoría por valiosos luchadores, a fin de que en conjunto batallemos hermanadamente por una gran confluencia de fuerzas, para integrar un poderoso bloque, multisectorial, frente (o como se lo quiera denominar), con la participación de organizaciones políticas, sociales, sindicalismo antiburocrático, estudiantes, campesinado pobre y pueblos originarios, de género, etc., intentando comenzar a caminar decididamente hacia la liberación nacional de nuestro pueblo y la Patria Grande Latinoamericana.
Es evidente que enfrentaremos una fuerte ofensiva de las grandes corporaciones económicas internacionales y locales, íntimamente asociadas; con la herramienta del Pacto Social, donde falazmente concuerdan patrones, la burocracia sindical-empresarial y el Estado, al servicio de los monopolios, para condenar a los trabajadores y al pueblo a una mayor explotación, miseria, hambre y marginación.
Por lo tanto, aquella organización que no deje de lado el sectarismo y la soberbia vanguardista y excluyente, contribuirá a mayores padecimientos para las mujeres y hombres de nuestra patria. No olvidemos que a más “modelo” neoliberal imperialista, mayor nivel de represión: han votado ya la Ley Antiterrorista, cuyo verdadero nombre debería ser “Ley Terrorista contra el Pueblo”.
La alternativa de hierro es: unidad del campo popular, o una nueva derrota histórica.
Por cierto, para ir garantizando que la mencionada organización unitaria se vaya transformando en una fuerza real, nos parece que tendríamos que debatir, entre otras, dos cuestiones principales:
1- Un programa mínimo y básico, para la lucha común contra el enemigo común y sus planes, haciendo hincapié en las coincidencias.
2- A fin de que vaya logrando un efectivo apoyo de masas, proponemos desarrollar formas de unidad en cada barrio, empresa o pueblo (asambleas, coordinadoras, etc.). Éstas organizaciones de base serán los cimientos de la construcción a emprender en forma democrática y colectiva.
Ante la realidad que vivimos, estamos convencidos de la necesidad de realizar un Encuentro, y por eso lo proponemos, si es posible antes de que finalice el corriente año, donde comencemos a trabajar seriamente por la unidad de la izquierda y de todas las organizaciones en lucha contra este sistema de saqueo y opresión, y contra el gobierno.
Sería interesante que todas las organizaciones y compañeros independientes que coincidan con el espíritu de esta declaración, nos pongamos en contacto para convenir una reunión a los efectos de iniciar un fraternal intercambio de opiniones.
¡POR LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA!
¡POR UNA NUEVA IZQUIERDA, SIN SECTARISMO, SIN AUTOPROCLAMACIÓN VANGUARDISTA!
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