Gral. Belgrano, Formosa, Argentina, 28/03/08
Golpismo o pueblo organizado: con todos a la Plaza de Mayo
Los más antiguos de nosotros, campesinos de Formosa, nos pidieron estar atentos cuando nadie se imaginaba, todavía, reses muertas en el medio de la ruta, las góndolas vacías y las hortalizas despiadadamente tiradas a la basura frente a las cámaras.
¿Qué tienen que estar haciendo juntos los que se dicen herederos del Grito de los Chacareros de 1912 y los señores que defienden la Dictadura, que cada vez que acudieron al lock out ha sido para derribar gobiernos democráticamente elegidos y hacer reinar la represión, el hambre y la muerte?
Los más antiguos de nosotros lo vivieron en 1955, en 1975 y esta vez, cuando los medios entraron a titular la embestida latifundista “Paro histórico”, ya sabían a qué atenerse y convocaron la asamblea de todos nosotros, a seguir día a día los acontecimientos.
El primero de los dos discursos de la presidenta Cristina Fernández es una pieza que no tiene precedente, en cuanto a explicación y sencillez, entre los más antiguos de nosotros.
Cristina Fernández propone el paradigma redistributivo de su gobierno de la única manera que la política puede volver a darle su peso a las palabras: en plena batalla.
El segundo desenmascara el golpismo y el cretinismo de los privilegiados con la naturalidad discursiva que solamente los militantes de base sabemos reconocer.
El desarrollismo regional y el papel de Argentina en el contexto actual nuestroamericano, es la locomotora de los cambios que el golpismo quiere hacer descarrilar, mediante este, además, pase de facturas proveniente del Norte, por la Cumbre de Mar del Plata que le cortó las patas al ALCA en 2004, como lo demuestra la reunión simultánea de sus viudas más lujosas en la ciudad que vio nacer al Che.
Si al primero de los discursos presidenciales se lo quiso condicionar relanzando el lock out por tiempo indeterminado y declarando “va a arder el país” tres horas antes; los barrios altos de Buenos Aires ya estaban preparados para montar su desfile de vajillas y el alboroto de sus muchachitos.
La segunda vez, ya no tan seguros de la “convocatoria” y, cosa que nunca había pasado hacia la investidura presidencial, el discurso de Cristina fue descaradamente bastardeado por los monopolios mediáticos, al simultanear sus palabras, transmitidas en cadena, con los gestos ocasionales de un energúmeno en el medio de la ruta.
A estas alturas, es claro que el gobierno elegido por el pueblo no tiene otro camino, si no quiere caer en la trampa represiva, que el pueblo ratificando con el cuerpo en las calles al propio gobierno. El pueblo que lo votó y el que no, porque enfrente están los enemigos del pueblo y la democracia.
Los campesinos de Formosa queremos ser claros.
Del mismo modo que deslindamos posiciones hacia quienes compartieron con nosotros las rutas y las luchas contra el modelo neoliberal, tal la Federación Agraria; igual lo hacemos hacia los despistados que, digan lo que digan, nos quieren colocar la escalera al cielo al costado de los caminos y/o los que, en este entrevero donde cualquier bochinche se vuelve contagiable, han salido disparando críticas hacia todos lados con tal de no pegarle a nadie.
El golpismo no tiene segundos actos en Argentina. El tercer acto ya saben las masas populares en qué consiste.
Los más antiguos de nosotros nos piden, mientras llenamos la Plaza de Mayo este martes, no caer en triunfalismos. Y tomar en cuenta los límites que tiene, para el gobierno democrático, el camino de seguir remendando esta democracia delegativa, de manera exclusiva y primordial, mediante jirones `presentables` de una clase política decadente. Que no se nos olvide el pensamiento de Don Arturo Jauretche cuando (en cartas al padre Hernán Benítez) le señalaba al segundo gobierno de Perón el salir del paso con la magia electorera de los grandes números y haber desechado, en cambio, profundizar la revolución construyendo una institucionalidad participativa. Hoy se sabe. La confianza de 1951 ha sido así la derrota sin lucha de 1955. Es el antiguo dolor que trae a la mente de los más antiguos de nosotros esta crispación del acero inoxidable y sus cadenas de mail.
Tal como lo muestra la crisis de 2001-2002, cuando terminó de poner en evidencia el vacío social de las esferas partidarias en un país rematado y privatizado luego del genocidio, el Soberano, el pueblo organizado, sigue pues como en 1955, reducido a una consigna o a la pura retórica en el mejor de los casos, entre los profesionales de la política. En realidad estas prácticas olvidaron su sentido militante en aras de la carrera dirigente. Ellos mismos se entienden como “operadores” y no militantes. En sus términos, la participación colectiva es un estorbo. Y en términos de la sociedad civil, enchiquerada de terrorismo mediático, este estorbo lo único que sabe decir es “Que se vayan Todos”. Así, la crisis democrático burguesa se muerde su propia cola.
La asamblea de todos nosotros consideró entonces estúpido discutir con el “QSVT” y que, proponerlo como el colmo de la “antipolítico”, no implica otra cosa que navegar en redondo, porque la derecha va a seguir haciendo política antipolítica, es decir, negocios de negocios, porque esa es su esencia: comprar y vender lo que sea, incluso el “QSVT” amanerado en retórica republicana.
No es casual entonces que el partido mediático de los monopolios haya conseguido devolverle las calles a la derecha y restituirle una actualidad, inverificable por medios dignos, a la más salvaje mitología de las clases dominantes, enfrentada a la memoria histórica de nuestros pueblos, el castigo de los genocidas y el protagonismo regional del gobierno.
En cambio, podemos reconocer una gran diferencia entre la dirección del gobierno actual y los sectores de pretendida izquierda en la siguiente paradoja. Puestos frente al “QSVT” de la insurrección, estos sectores decidieron responder así: “Nosotros jamás hemos gobernado” y terminaron de destruir con su inimputabilidad las asambleas de Parque Centenario, mediante las cuales los vecinos buscaban asumirse como pueblo organizado, igual que las masas porteñas en 1811.
El kirchnerismo, en cambio, es esta otra respuesta: “Nosotros, sí hemos gobernado”; lo cual implica una autocrítica y como tal, entendemos, preserva y excluye de los negocios la esfera de las reivindicaciones sociales y el desarrollo colectivo integral de las comunidades, que el Estado debe garantizar. La política redistributiva a través de las retenciones económicas ahí nace y la decisión de no reprimir, mantenida contra viento y marea, es esencial a la hora de hacerla creíble entre las masas populares.
La democracia participativa es entonces la gran deuda política que todos los militantes populares tenemos con el pasado trágico de nuestra nación, seamos o no seamos peronistas. Es un legado crítico que nos viene historizado desde la pluma de Jauretche y se interroga acerca de la segunda desaparición de Jorge Julio López, mientras el gobernador de turno estaba entregado a sus afanes releccionistas, o los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki en el mismo sitio donde se paría el 17 de Octubre de 1945 y el de Carlos Fuentealba, en el marco de volver a los Noventa con el garrote a la vanguardia, como una misma vergüenza, ese sentimiento revolucionario de las conciencias políticas.
Y al defender mediante la movilización este gobierno lo entendemos como un derecho irrenunciable para que el camino y la meta sean identificables por las grandes mayorías, contra los que tienen el poder de votar todos los días mientras el pueblo “ni gobierna ni delibera”.
¡Seamos libres, lo demás no importa nada!
POR UN CAMPO CON CAMPESINOS.
POR DIVERSIDAD PRODUCTIVA.
BASTA DE SOJIZACIÓN DEL CAMPO ARGENTINO.
POR LA SOBERANIA ALIMENTARIA DE LOS PUEBLOS.
Benigno López
PRESIDENTE
COMISIÓN DIRECTIVA
Movimiento Campesino de Formosa
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario