Contra la entrega de Cristina y la oposición patronal
El
fallo de la justicia yanqui a favor de los fondos buitres pone en
discusión general una cuestión que el kirchnerismo se jactaba de haber
solucionado: el problema de la deuda externa. Cuando, en 2005, el
gobierno de Néstor Kirchner “reestructuro” gran parte de los bonos de
deuda y pagó 10 mil millones de dólares al FMI, el relato oficial
aseguró que el problema de la deuda era cosa del pasado y que la
solución vendría de la mano de la política de “desendeudamiento”, es
decir, pagando religiosamente con los dólares de la soja o con reservas
del Banco Central. La supuesta quita del %65 de aquella reestructuración
escondía dos concesiones a los acreedores. Concesiones que hoy muestran
sus frutos. La primera fue la oferta de bonos ajustables según el
crecimiento del Producto Bruto (PBI). Ese ajuste realizado en base a los
dibujos del INDEC significo que la deuda externa actualmente roce los
200 mil millones de dólares, lo mismo que antes de la reestructuración.
En el medio se pagaron millones de dólares y la deuda nunca cedió. Un
“desendeudamiento” bastante raro. La segunda ofrenda que recibieron los
acreedores que entraron al canje, los supuestos “no buitres”, fue el
reconocimiento de los tribunales de Nueva York como árbitros de
cualquier litigio. Néstor Kirchner puso de esa forma la economía
argentina en manos de… Griesa!!
Hoy vemos que Cristina, la
“pagadora serial”, lejos de buscar un desendeudamiento, se arrodilla
ante los banqueros imperialistas suplicando nuevos préstamos, iniciando
así un nuevo ciclo de endeudamiento. El reconocimiento de los juicios en
el CIADI (un tribunal económico del Banco Mundial, al servicio de las
multinacionales contra los países dependientes), la indemnización a los
saqueadores de Repsol, la entrega de Vaca Muerta a Chevrón y el acuerdo
de pago con el Club de Paris son ofrendas a las “corporaciones”
internacionales que exigen hacer los deberes antes de abrir la mano con
nuevos préstamos. Pero toda esta cadena de sumisión tenía que coronarse
arreglando con los “fondos buitres”. En esa última muestra de
obediencia estaba el gobierno, acompañado y aplaudido por la oposición
patronal. Pero los buitres y sus jueces yanquis, con olfato carroñero,
saben que no es necesario negociar con un desesperado “pagador serial”.
Simplemente se le impone y a cobrar. Esa es la “extorsión” que denuncia
Cristina pero que se declara dispuesta a aceptar.
La oposición
patronal de Massa, Macri y la nueva Alianza de UNEN declaran que la
causa de la actual crisis de la deuda seria el discurso “nacionalista” o
“soberbio” del kirchnerismo. Y apoyan cada una de las sumisiones al
imperialismo por parte del gobierno. De esta forma se ponen del lado de
los buitres. Tampoco una “investigación” de la deuda para separar una
“supuesta” parte legitima de otra, usuraria, como proponen sectores de
centroizquierda, resuelve el problema. No se trata de una discusión
jurídica, sino de una política imperialista de dominación y saqueo de
pueblos enteros. La conclusión política que los trabajadores debemos
sacar de esto es clara: no hay ningún sector patronal capaz de liberar a
la Argentina de la dependencia al imperialismo. Las patronales
argentinas no son más que socios menores de las multinacionales y
ninguno de sus representantes políticos, de derecha o de
centroizquierda, sacan los pies del plato.
Los trabajadores somos
la única clase social que no tiene ataduras ni intereses comunes con los
buitres imperialistas. Por eso debemos levantar un programa obrero de salida a la crisis y movilizar al conjunto del pueblo trabajador para enfrentar el saqueo de la deuda externa ¡Ni un dólar para los buitres! ¡No al pago de la deuda externa! Cristina
y la oposición patronal dicen que hay que endeudarse para conseguir
dólares mientras las multinacionales, las petroleras y la oligarquía
sojera fugan miles de millones diariamente ¡Nacionalización sin
pago y bajo control obrero del sistema bancario, del petróleo y de los
pulpos sojeros! ¡Monopolio estatal del comercio exterior!
Para
impulsar la movilización de todo el pueblo pobre por este programa, los
trabajadores debemos organizarnos políticamente de forma independiente
en un gran Partido de Trabajadores que desarrolle una salida obrera a la crisis capitalista, luchando por un Gobierno de los trabajadores.
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