Por Nicolás Riu
Los trabajadores de la metalúrgica RapiEstant, ubicada en el partido de La Matanza, hace más de un mes que hace un mes que no cobran sus sueldos. Son 170 compañeros con sus respectivas familias, que están sufriendo una durísima situación de hambre y desesperación con una fábrica que, en estos momentos, está totalmente cerrada, sin luz ni gas. La patronal les debe cerca de $80.000.- a cada operario, muchos de los cuales tienen más de 50 años de edad y más de 35 en la empresa.
Años atrás, en épocas de mayor “bonaza” económica, la fábrica llegó a tener una plantilla de 350 obreros que cobraban uno de los mejores sueldos de la zona. Sin embargo, con la caída a pique de las ventas, en el marco del terrible ajuste llevado adelante por Macri y los suyos, desde hace tres años que vienen de mal en peor, con decenas de despidos, atrasos en los pagos e incumplimiento de todos los acuerdos laborales.
En ese contexto, varios de los compañeros entrevistados declararon que “hemos cedido conquistas para tratar de mantener nuestro puestos de trabajo, como por ejemplo algo más de la tercera parte de nuestros sueldos, que se abonaban en concepto de premios y adicionales por encima de salario por convenio, pero todo fue al pedo… buscando soluciones aceptamos rebajas salariales… tomamos la empresa tres veces, pero muchos que ya no aguantan se fueron dejando toda su antigüedad atrás.”
“Ahora, con la fábrica sin luz, gas y agua nos movilizamos al sindicato, al Ministerio de Trabajo y a la Municipalidad de La Matanza, y aunque tocamos todas las puertas no tuvimos ninguna respuesta… estamos cansados… vamos a seguir insistiendo con nuestro reclamo, para lo cual tenemos el apoyo de nuestras familias, amigos y compañeros. No tenemos nada más que perder pero vamos a insistir en nuestro reclamo golpeando todas las puertas que sean necesarias. Tenemos el apoyo de nuestras familias, amigos y compañeros. No tenemos más que perder.”
Desde Convergencia Socialista nos acercamos a los compañeros para manifestarles nuestra solidaridad y expresarles que sólo podrán triunfar si continúan luchando, se unifican con otros trabajadores en lucha y consiguen el apoyo de toda la comunidad, asumiendo que la coordinación por abajo y el apoyo social - para sostener el fondo de lucha - es, aunque difícil, la única forma de conquistar sus demandas.
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