1 mar 2019
FOGONEROS: ECHARLOS A TODOS, LA ÚNICA ELECCION
¿Qué es lo que se espera para el 2019?
En un contexto internacional de contracción de la economía mundial, tal como lo planteara el FMI en la Cumbre de Davos a principios de este año, y de concentración monopólica cada vez mayor, donde los precios de los commodities, a diferencia de la década kirchnerista, van a continuar bajos, está claro que el ajuste que pretende hacerse por el gobierno macrista será aún mayor.
Para la gran burguesía internacional la Argentina está en default técnico, ya que con la recaudación estatal no se llegará a cubrir los vencimientos de la deuda y por lo tanto el gobierno toma los desembolsos del FMI para no entrar en cesación de pagos. Estos fondos que supuestamente estarían hasta fines de 2019 tienen como contrapartida un aumento aún mayor de la ilegítima y fraudulenta deuda externa. Esto hace que el FMI tenga la sartén por el mango ya que es quien determina la implementación de políticas de más saqueo a condición de que los desembolsos se realicen. En el FMI, EEUU cuenta con el 17,7% de los votos lo que lo convierte como único país con derecho a veto, por lo que tiene el control total de las decisiones.
Este año estará signado por la continuidad y profundización de dos fenómenos relacionados: el estancamiento económico (recesión) y la inflación. Elementos que sostienen esta situación son la aprobación del presupuesto 2019 que tiene una reducción de un %2,7 del PBI respecto de 2018. Esto implica, entre otras nefastas consecuencias, un recorte salarial de las trabajadoras y trabajadores estatales, congelamiento y reducción de la planta, menos obras públicas, ajuste en Salud, Educación, Ciencia y Tecnología, etc. A los ya impagables aumentos de luz, gas, etc., el año arrancó con nuevos incrementos tarifarios que son asfixiantes para todos los sectores populares.
Sumado a que el gobierno tuvo que dar de baja los llamados a licitación de las Inversiones Público-Privadas, de cada 10 dólares que ingresan al país 8 son para el obsceno negocio financiero que luego de la timba especulativa se fugan (fueron u$s 30 mil millones en el 2018).
En este contexto, la baja del salario del sector estatal ayuda a empujar hacia abajo los salarios en general, y aún sin poder imponer la Reforma Laboral en el Congreso, impulsado por la Secretaría de Trabajo promueven llevar adelante nuevos Convenios Colectivos más precarizados como ya lo hicieron, entre otros, en Vaca Muerta. La caída de los salarios durante el 2018 promedió un 17% y un 20% las jubilaciones (gracias a la reforma previsional de Cambiemos-PJ) y lo que necesita imponer el gobierno es cerrar paritarias para el 2019 en un 23% en promedio, donde la inflación de enero fue de 2,9%; las estimaciones anuales superan el 30%. El único gremio (que representa alrededor de 6000 trabajadores/as) que no perdió frente a la inflación el año pasado fue el de aceiteros que cerró una paritaria con el 55% de aumento, los bancarios cerraron apenas por debajo y el resto de los trabajadores y trabajadoras no sólo perdimos salarialmente sino que también parte de nuestras conquistas laborales históricas.
La capacidad productiva ociosa en la actualidad es similar a la de 2002. Se profundiza la desindustrialización que no sólo es del sector de las Pymes, sino que se manifiesta en las grandes empresas transnacionales. Al cierre de la planta de Nidera (COFCO capitales chinos/estadounidenses), le siguió el cierre de la planta textil de Wrangler y Lee (EEUU). En definitiva, la estimación del mismo Dujovne “si todo va bien” para el 2019 es de una reducción de un 3,3% del PBI respecto al anterior, y sabemos lo engañosas que han sido las previsiones del macrismo en materia económica. Así que nada para festejar.
¿Quién es quién en la política Argentina?
La “visita” de la delegación del FMI, que llegó a medidos de febrero, antes de juntarse con el oficialismo pasó revista por la supuesta oposición para que, independientemente de quién gane las elecciones de octubre, el que asuma sepa defender los intereses imperialistas, como siempre lo supieron hacer. Ni bien llegaron se juntaron con Urtubey (Pj-salta), con Eduardo Lavagna (Pj-Massa) y con representantes de Kirchnerismo que, en palabras de Kichiloff, pasó de decir que había que romper con el FMI a la necesidad de acordar con este organismo. Así, una vez más, el armado de Cambiemos y la estructura mafiosa del PJ son el partido único de los que gobiernan: no hay diferencias sustanciales, los planes los pone el FMI, y unos y otros los administran con matices. Pero para que estos puedan hacer sus negocios, es necesario que se contenga toda la bronca del pueblo, necesitan convertirla en impotencia para que no estalle, para que no se desborde. Así tenemos a las conducciones sindicales de las CGTs y de las CTAs, que están prendidos de algunos de los presidenciales y que se encargan de llevar toda la indignación de la clase trabajadora al frío mármol del Congreso o a marchas testimoniales que no son otra cosa que campaña electoral. La política de estos sectores es criminal ya que durante estos cuatro años de macrismo se encargaron de “dialogar”, co-gobernar, y jugar al desgaste del gobierno para ser recambio de cara a las elecciones de 2019. Es criminal porque mientras que las conducciones sindicales y la burocracia “piquetera” juegan a la oposición, los sectores más empobrecidos pasamos hambre, las trabajadoras y trabajadores precarizados caemos en la marginalidad y la población obrera en general vamos a engrosar las listas de pobres... Somos millones quienes nos endeudamos por no poder pagar las tarifas, sufrimos la pérdida del trabajo, y a quienes nos pauperizaron el sistema de salud y educación... A Macri teníamos que echarlo desde que asumió porque era claro el rol que venía a cumplir. No hay inocencia o confusión en esto. A los políticos del sistema, a las conducciones sindicales traidoras de la clase trabajadora, a la burocracia “piquetera” deberemos hacerle pagar su política de entrega.
¿Qué hacer ante esta situación?
Pero lejos de todas estas maniobras, el pueblo trabajador, aunque disperso y con limitaciones, muchas veces sin una orientación clara, como pudo vino dando batalla contra toda esta política. Quienes entendemos que la salida está en manos de la clase trabajadora, por el camino de la lucha, y que nuestro enemigo a combatir es el sistema capitalista, centralmente tenemos por delante la tarea de juntarnos y organizarnos para ir en la búsqueda de las soluciones concretas a nuestras necesidades, desconociendo las acciones testimoniales que nos proponen los partidos del sistema y sus burocracias. A su vez, debemos profundizar el desprestigio de la farsa electoral clarificando que la solución no está con uno u otro candidato, que las elecciones son un placebo y un engaño para que nada cambie, y que no vivimos de promesas. No alcanza con la bronca y con salir a la calle para decir que estamos mal, todo el mundo sabe que estamos mal. Salgamos a la calle a recuperar lo que nos robaron, ocupemos los edificios de las empresas de servicios básicos para exigir que bajen los tarifazos, ocupemos la tierra para la construcción de vivienda sociales y para la producción de alimentos, tomemos las fábricas para discutir nuestras reivindicaciones pasando por encima a la burocracia sindical, ocupemos los edificios municipales, los ministerios, el Congreso, la Rosada, gobernaciones y municipios, para echarlos a todos. Y plantemos un programa de salida que se afirme en las calles, en las rutas, plazas, movilizaciones, en cada lugar de trabajo y de estudio, en las barriadas obreras y populares, convocando a organizarnos en perspectiva hacia un gobierno en manos del pueblo trabajador, que rompa relaciones con el FMI y todos los intereses imperialistas, eche a las multinacionales y los bancos, ponga toda la riqueza en manos del pueblo para resolver las necesidades inmediatas y abra camino hacia el socialismo.
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