20 sept 2009

PRENSA OBRERA: CHARLA DE CAFE

Nota publicada en Prensa Obrera 1100
Charlas de café
Por Jorge Altamira
El deporte de los mentideros políticos ha girado, en los últimos días, en torno de dos cuestiones (si se les puede dar ese rango): si Cobos debiera renunciar o no, y si el Congreso debería dejar para el que fue electo el 28 de junio la discusión del proyecto audiovisual.
Prensa Obrera dejó en claro hace muchísimo tiempo que la función del Vicepresidente era conspirativa, pues sólo responde a la necesidad de evitar nuevas elecciones en caso de renuncia o inhabilidad del Presidente. De modo que no es justo que los presidentes se quejen por las intrigas del Vice. La Presidenta alega que Cobos debe disciplinarse al Ejecutivo, como si fuera un ministro; pero olvida que puede echar a éste pero no a aquél. Cobos sostiene, por su parte, que la Presi mandó al diablo el pluralismo que había justificado, precisamente, la Coalición Plural con los radicales K. Chacho Alvarez renunció, en 2000, para que (como dijimos entonces en Prensa Obrera) “De la Rúa siga”. Cobos, en cambio, se queda, pero también para que la señora Cristina no se vaya; todo el mundo sabe que no desea completar un mandato constitucional sino inaugurar otro! . Su ‘voto no positivo’, no hay que olvidarlo, salvó al gobierno y, además, Cobos se encargó de cajonear el rechazo del Senado para que no hubiera una nueva votación en Diputados. Conspira a medias: si se fuera antes sería la señal de que se largó la rosca. La Presidenta no se debe sentir segura con Cobos al lado, pero es un hecho que ha puesto poco empeño en echarlo. Al final, puede utilizarlo para pegarle y polarizar a gusto contra la tentativa ‘destituyente’. Los beneficios de tenerlo a su lado son tan evidentes que Binner y Stolbizer no cesan de criticar sus reuniones de salón, y la Carrió lo acusó de destituyente. El mendocino divide más de lo que une, una carta preciosa para cualquier gobierno acosado. De cualquier manera, el litigio no es jurídico sino político: el divorcio entre la Presi y el Vice es un estadio de la disgregación del régi! men político. Después de todo, ni Cobos ni su superiora tienen un partido o coalición que los respalde. Sus destinos los determinarán la bancarrota económica y los choques entre las clases.
El otro tema, si este o el Congreso siguiente deben encargarse de la ley de medios, es curioso. Don Néstor adelantó las elecciones porque con este Congreso no le alcanzaba para gobernar. Convocó a un plebiscito y lo perdió: según sus propias reglas, la composición parlamentaria actual está vencida. Pero los K no gobiernan ni pretenden hacerlo de acuerdo con reglas: ahí está, si no, el secreto de su supervivencia, al menos su instinto. Por eso puede pelearse con Bergoglio y después redactar una ley de medios clerical, o hacerse el nacional y popular y acabar admitiendo que Uribe es dueño de hacer lo que le plazca. Lo revienta a Menem pero defiende sus principales privatizaciones: petróleo y comunicaciones. Con los Rocca, de Techint, tiene camas separadas pero sigue en matrimonio. Permitió que se armara un quilombo cuando vino Bush, para ir después a to! carle la campanita a Wall Street. Un Gobierno improvisado gobierna mediante la improvisación; parece mirar para un lado aunque lo hace para el otro. Pero la llamada oposición no se puede quejar: aceptó las reglas del plebiscito, concebidas para que el próximo Congreso asuma en marzo de 2010. Kirchner ideó un plebiscito que, si ganaba, le daba todo el poder y si perdía le quitaba el poder a los otros. El conflicto desnuda un acuerdo entre ellos: la defensa de un régimen que menosprecia la voluntad popular. El sistema de renovaciones parciales del parlamento consiste, precisamente, en permitir que el Congreso que ha sido desahuciado siga gobernando. Lo que ocurre ahora.
Este gobierno de la gambeta permanente se ha lanzado de lleno al FMI. No necesita un acuerdo, porque ya lo está cumpliendo. En las últimas semanas volvimos al ‘efecto licuadora’, pero con la deuda pública –cuya cotización no para de subir mientras el peso se revaloriza debido a la entrada de capitales, a pesar de las limitaciones que le impone una regla establecida por el Banco Central. Los K driblearon a todos sus adversarios, pero no al pueblo, que lo redujo a un tercio de los que van a votar (un 20 por ciento del padrón) y que lo hizo retroceder de un tarifazo, recientemente. Ahora la emprende contra los trabajadores de Kraft, el subte, los petroleros santacruceños, Mahle, Paraná Metal, Massuh –y ya juntó un 14% de desocupados. Los trabajadores le pondrán fin a la gambeta y solamente entonces habrá fútbol para todos.

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