Por Esteban González
Los/as trabajadores/as estatales, desde hace un periodo y en el contexto de cambios políticos y sociales del país, han venido organizándose en sindicatos.
Este proceso de sindicalización no ha surgido debido a la ruptura del funcionario público con el partido colorado, sino como un mecanismo de defensa de sus puestos de trabajo, ya sea de ataques y represalias provenientes de fracciones y movimientos internos del mismo Partido Colorado, como de parte de otros partidos políticos burgueses de oposición como el PLRA u otros que acceden al poder público.
Los/as estatales, en nuestro país, han sido educados desde el punto de vista político por el Partido Colorado, que ha tenido el dominio y control del aparato estatal por más de 60 largos años. El Partido Colorado ha exigido como condición para acceder a algún puesto o cargo público la previa afiliación al coloradismo. Un sector minoritario, en el último tiempo, se fue formando bajo el influjo de otros partidos políticos burgueses, básicamente desde las gobernaciones y municipalidades, como ser por ejemplo, bajo el influjo del PLRA y, en menor medida, de otros partidos.
Aunque no hay diferencias reales entre el régimen de relaciones políticas impuesto por los colorados y los liberales a los/as trabajadores/as del estado, el peso del Partido Colorado, en el pasado como en el presente, justifica una atención especial.
Partido Colorado envilece a trabajador público
Los jerarcas de turno del Partido Colorado y a la sazón del gobierno, que ordenaban el estado en función de los intereses de la minoría privilegiada y del imperialismo, han convertido a los/as trabajadores/as del estado en “coto” electoral, pervirtiendo la labor del servidor público y transformándolos, en efecto, en clientelas políticas oportunistas y deformadas en su cotidiana actividad por el planillerismo, la rampante corrupción, la postura anti-pueblo, entre otros.
El modo de gobierno “colorado”, partido burgués, conservador y represor, no ha sido nunca el respeto a la dignidad de los/as trabajadores/as, sino el de la degradación y el control político a través de las más diversas y torcidas maneras.
El partido colorado, por ejemplo, ha ascendido o “cuneteado” trabajadores/as, promocionado o castigado, en función a lealtades y clientelas político-electorales, irrespetando trayectorias, capacidades, idoneidad, desempeños y/o méritos. Ha formateado en la corrupción a inmensos sectores estatales haciendo de este flagelo un modo de operar el aparato estatal y continuar en la función publica.
Pero el partido colorado no fue sólo un envilecedor y corruptor de enormes sectores de su “clientela” electoral. No se contentó con eso.
El Partido Colorado fue el responsable de años de saqueo que sufrió nuestro pueblo. Fue el que prohijó el leonino Tratado de Itaipú y entregas de toda calaña a los imperialismos. Perpetró o apaño los más execrables crímenes contra los DDHH y atacó las organizaciones del pueblo trabajador del campo y la ciudad, tanto bajo la dictadura como bajo la “democracia”.
Fue y sigue siendo un gran azote para el pueblo paraguayo. Fue y sigue siendo un partido de y para la minoría y al servicio del imperialismo, pero que se nutre con la sangre y la energía de sectores amplios de las grandes mayorías de nuestro pueblo pobre.
Por los senderos de la independencia de clase
Con mayor o menor “conciencia”, con avances y retrocesos, los estatales han iniciado el proceso de sindicalización y de luchas que, por su lógica y dinámica interna, tiene la potencialidad de incubar el desarrollo de la conciencia de clase. Entendemos aquí conciencia de clase como el “reconocerse” parte de la clase trabajadora y que se expresa a través de la realización de acciones en función de los intereses y aspiraciones de esa clase, tanto en el plano socio-económico como político.
El desarrollo de la conciencia de clase, sin embargo, no dependerá sólo de la espontaneidad de la lucha por las reivindicaciones mínimas del sector o de cada sindicato, sino de un infatigable proceso de educación/formación y sobre todo una tesonera como amplia pelea política contra las nefastas influencias políticas-ideológicas del Partido Colorado y otros partidos burgueses.
Siendo el Partido Colorado la fuente principal –entre otros partidos burgueses- de la infección política y moral de los/as trabajadores/as públicos, el desprenderse del mismo, rompiendo las amarras y vasos comunicantes es un paso necesario para la dignificación y fortalecimiento del sector.
Este proceso se ha iniciado y hay que potenciarlo al máximo. Este camino se está mostrando viable a partir de la fragua que representan la organización, las luchas y las peleas políticas en ese marco. Es decir, romper la cadena, concomitantemente, se debería expresar en el desarrollo de las organizaciones sindicales y políticas de la clase trabajadora.
Sólo por el camino de la independencia de la clase se va a regenerar y reformar el sector público cuyos amplios sectores fueron corrompidos, envilecidos, explotados y oprimidos.
Ese será el camino del reencuentro del sector estatal con el resto del pueblo trabajador cuyos amplios sectores los sigue mirando con malestar y desconfianza.
El Partido de lo Trabajadores hará parte orgánica de ese proceso. El PT se propone a su vez como instrumento de ese camino de organización, lucha, liberación y reencuentro entre todos los sectores del pueblo trabajador.
Los/as trabajadores/as estatales, desde hace un periodo y en el contexto de cambios políticos y sociales del país, han venido organizándose en sindicatos.
Este proceso de sindicalización no ha surgido debido a la ruptura del funcionario público con el partido colorado, sino como un mecanismo de defensa de sus puestos de trabajo, ya sea de ataques y represalias provenientes de fracciones y movimientos internos del mismo Partido Colorado, como de parte de otros partidos políticos burgueses de oposición como el PLRA u otros que acceden al poder público.
Los/as estatales, en nuestro país, han sido educados desde el punto de vista político por el Partido Colorado, que ha tenido el dominio y control del aparato estatal por más de 60 largos años. El Partido Colorado ha exigido como condición para acceder a algún puesto o cargo público la previa afiliación al coloradismo. Un sector minoritario, en el último tiempo, se fue formando bajo el influjo de otros partidos políticos burgueses, básicamente desde las gobernaciones y municipalidades, como ser por ejemplo, bajo el influjo del PLRA y, en menor medida, de otros partidos.
Aunque no hay diferencias reales entre el régimen de relaciones políticas impuesto por los colorados y los liberales a los/as trabajadores/as del estado, el peso del Partido Colorado, en el pasado como en el presente, justifica una atención especial.
Partido Colorado envilece a trabajador público
Los jerarcas de turno del Partido Colorado y a la sazón del gobierno, que ordenaban el estado en función de los intereses de la minoría privilegiada y del imperialismo, han convertido a los/as trabajadores/as del estado en “coto” electoral, pervirtiendo la labor del servidor público y transformándolos, en efecto, en clientelas políticas oportunistas y deformadas en su cotidiana actividad por el planillerismo, la rampante corrupción, la postura anti-pueblo, entre otros.
El modo de gobierno “colorado”, partido burgués, conservador y represor, no ha sido nunca el respeto a la dignidad de los/as trabajadores/as, sino el de la degradación y el control político a través de las más diversas y torcidas maneras.
El partido colorado, por ejemplo, ha ascendido o “cuneteado” trabajadores/as, promocionado o castigado, en función a lealtades y clientelas político-electorales, irrespetando trayectorias, capacidades, idoneidad, desempeños y/o méritos. Ha formateado en la corrupción a inmensos sectores estatales haciendo de este flagelo un modo de operar el aparato estatal y continuar en la función publica.
Pero el partido colorado no fue sólo un envilecedor y corruptor de enormes sectores de su “clientela” electoral. No se contentó con eso.
El Partido Colorado fue el responsable de años de saqueo que sufrió nuestro pueblo. Fue el que prohijó el leonino Tratado de Itaipú y entregas de toda calaña a los imperialismos. Perpetró o apaño los más execrables crímenes contra los DDHH y atacó las organizaciones del pueblo trabajador del campo y la ciudad, tanto bajo la dictadura como bajo la “democracia”.
Fue y sigue siendo un gran azote para el pueblo paraguayo. Fue y sigue siendo un partido de y para la minoría y al servicio del imperialismo, pero que se nutre con la sangre y la energía de sectores amplios de las grandes mayorías de nuestro pueblo pobre.
Por los senderos de la independencia de clase
Con mayor o menor “conciencia”, con avances y retrocesos, los estatales han iniciado el proceso de sindicalización y de luchas que, por su lógica y dinámica interna, tiene la potencialidad de incubar el desarrollo de la conciencia de clase. Entendemos aquí conciencia de clase como el “reconocerse” parte de la clase trabajadora y que se expresa a través de la realización de acciones en función de los intereses y aspiraciones de esa clase, tanto en el plano socio-económico como político.
El desarrollo de la conciencia de clase, sin embargo, no dependerá sólo de la espontaneidad de la lucha por las reivindicaciones mínimas del sector o de cada sindicato, sino de un infatigable proceso de educación/formación y sobre todo una tesonera como amplia pelea política contra las nefastas influencias políticas-ideológicas del Partido Colorado y otros partidos burgueses.
Siendo el Partido Colorado la fuente principal –entre otros partidos burgueses- de la infección política y moral de los/as trabajadores/as públicos, el desprenderse del mismo, rompiendo las amarras y vasos comunicantes es un paso necesario para la dignificación y fortalecimiento del sector.
Este proceso se ha iniciado y hay que potenciarlo al máximo. Este camino se está mostrando viable a partir de la fragua que representan la organización, las luchas y las peleas políticas en ese marco. Es decir, romper la cadena, concomitantemente, se debería expresar en el desarrollo de las organizaciones sindicales y políticas de la clase trabajadora.
Sólo por el camino de la independencia de la clase se va a regenerar y reformar el sector público cuyos amplios sectores fueron corrompidos, envilecidos, explotados y oprimidos.
Ese será el camino del reencuentro del sector estatal con el resto del pueblo trabajador cuyos amplios sectores los sigue mirando con malestar y desconfianza.
El Partido de lo Trabajadores hará parte orgánica de ese proceso. El PT se propone a su vez como instrumento de ese camino de organización, lucha, liberación y reencuentro entre todos los sectores del pueblo trabajador.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario