Escritor ecuatoriano dijo que aún existen riesgos de conspiración
"El propio presidente reconoció que cayó "en una trampa" al ir al regimiento policial de Quito, por lo que "la revisión del caso debe conducir a revisar las redes de Inteligencia", dijo Jaime Galarza. Afirma que el origen puede darse en "el descontento de compañías petroleras a las que el gobierno está obligando a cambiar sus contratos de participación por otros de prestación de servicios".
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El escritor y pensador ecuatoriano Jaime Galarza aseguró que aún existen riesgos en el país relacionados con la crisis vivida el 30 de septiembre, y advirtió que el gobierno deberá "controlar las redes de inteligencia" que no advirtieron al presidente Rafael Correa de la conspiración surgida con la sublevación de un grupo de policías.
Galarza, un reconocido escritor ecuatoriano, autor de dos libros sobre el pillaje en los años 70 del petróleo de este país por las trasnacionales, dijo a Télam que "el propio presidente reconoció que cayó "en una trampa" al ir al regimiento policial de Quito, por lo que "la revisión del caso debe conducir a revisar las redes de Inteligencia".
"Tengo mi propia impresión. Creo que las redes de inteligencia continuaron penetradas, nunca se las deshizo. Es decir, se descabezó algunas, pero no hubo una vigilancia y no se llegó a establecer cómo funcionaban, quiénes las integraban", señaló en su despacho de la Casa de la Cultura en Quito quien conoció la cárcel por ser autor de aquellos libros de denuncia sobre las petroleras.
Galarza apuntó varios antecedentes de lo que llama el "gutierrismo" (el coronel y ex presidente Lucio Gutiérrez, 2003-2005) en la conjura golpista contra Correa desde principios de año a esta parte, y sumó "el descontento de compañías petroleras a las que el gobierno está obligando a cambiar sus contratos de participación por otros de prestación de servicios".
En los contratos de "participación", explicó, el Estado recibía, por ejemplo, "un 10 por ciento de la renta y las petroleras el 90". Con los contratos de servicio, las trasnacionales obtendrán "pagos puntuales por sus actividades de exploración y explotación", pero los hidrocarburos y el grueso de la renta serán de Ecuador.
"Ellas (las petroleras) están con absoluto disgusto por esa razón, y se niegan a firmar los nuevos contratos. El gobierno les ha dado plazos, unos han vencido, otros están por vencer, y hay un verdadero choque de intereses entre el Estado y las compañías", afirmó.
Según el escritor, en enero de 2010 circularon profusamente correos electrónicos entre las Fuerzas Armadas "indisponiendo al presidente con los institutos militares", en los que se decía que "suprimiría planteles educativos castrenses y recortaría presupuestos".
"El ex jefe del Comando Conjunto, (general) ingeniero Oswaldo Domínguez, en esos días señaló que era auténtica la circulación de esos e-mails y que trataban, efectivamente, de provocar una situación de conflicto entre el presidente y las Fuerzas Armadas", recordó Galarza, quien es vicepresidente de la Casa de la Cultura de Ecuador.
Agregó que Fausto Lupera, un representante de Sociedad Patriótica (el partido de Gutiérrez) y miembro del Parlamento Andino por esa fuerza, sostuvo que Correa "había creado un organismo de espionaje para perseguir a los militares, y habló del plan secreto FOPPE (de Fortalecimiento y Penetración) ideado por el presidente para el control total de las Fuerzas Armadas".
"Se parecía mucho al plan Zeta que se atribuyó a (el ex presidente chileno) Salvador Allende, que era en los mismos términos, y que supuestamente Allende había creado para la guerra psicológica dentro de las Fuerzas Armadas", dijo.
A su juicio, "ese famoso plan Zeta permitió ideologizar los institutos militares contra el presidente Allende y, claro, meses después se descubrió que todo había sido una invención de grupos vinculados a la (agencia norteamericana de inteligencia) CIA".
"Lupera en ningún momento pudo demostrar la existencia de ese plan. Pero permitió crear todo un ambiente de dudas en las Fuerzas Armadas" ecuatorianas, advirtió Galarza.
También en esos días -el 5 de marzo- un reconocido presentador de televisión, Carlos Vera, dijo haber participado de una reunión conspirativa "con militares retirados y políticos fracasados, que hablaban de la eliminación del presidente Correa, por lo que se retiró del grupo, según aseguró".
Curiosamente, apuntó el escritor, "Vera, que hoy impulsa una campaña de recolección de firmas para pedir la revocatoria del mandato de Correa, dijo no recordar los nombres de quienes lo invitaron".
Galarza recordó que hace dos años Correa destituyó de la jefatura de Inteligencia militar a Mario Perludo, y de un organismo especial de Inteligencia de la policía a un mayor de apellido Silva, en ambos casos por haber "entregado información a la embajada norteamericana y no al gobierno de Ecuador".
También mencionó a una mujer de origen libanés, que había sido importante agente de la CIA, según documentos que se hicieron públicos en su momento sobre sus relaciones con altos jefes de la policía y de las Fuerzas Armadas ecuatorianas, la que misteriosamente desapareció del país, "o sea que se le dio facilidades para que se fuera sin investigar el caso".
Por último, el escritor, autor de una veintena de libros y ministro fundador de la cartera del Ambiente, consideró como otro antecedente importante, la decisión del gobierno de Correa de no renovar el año pasado el contrato de la base militar estadounidense de Manta, al norte de Ecuador, a la que definió como "estratégica" para el Plan Colombia y el control del Pacífico.
"Cosa muy curiosa: en los 10 años que estuvo la base de Manta, supuestamente para combatir el narcotráfico, Ecuador se convirtió de un país de tránsito, en un poderoso centro de tráfico, producción y comercialización", aseguró.
12 oct 2010
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