Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia, la verdadera historia, quien quiera oír que oiga.
La delegación internacionalista argentina en suelo boliviano de la que formamos parte, escucho, abrazo y lloro con las cientos de familias que se acercaron a la iglesia de Senkata recorriendo muchos kilómetros para hacer las denuncias de violaciones a los derechos humanos, a manos de las fuerzas armadas y policiales del gobierno de facto. Porque Bolivia sufre un golpe de estado porque Bolivia y el continente sufren días profundamente oscuros. Un golpe de estado pergeñado en Norteamérica, apoyados en grupos fascistas locales de hacia un tiempo atrás. Familias, dirigentxs indígenas, campesinos pobres, trabajadores y trabajadoras, mujeres de polleras nos llamaron a unos y otros desde Cochabamba, Oruro, potosí, Santa cruz, el Alto y muchísimos departamentos para que difundamos su sufrimiento y persecución.
Dolorosos relatos de crímenes de lesa humanidad, casos de torturas a los detenidos, violaciones a mujeres, niñas y niños por parte del ejército, más 1500 detenciones de las cuales no existen listas oficiales ni informes a sus familias, ni tampoco defensa alguna. Causas de sedición y terrorismo para la totalidad de los procesados, balazos en los muros, disparos desde los helicópteros, cuerpos mutilados, denuncias de centros clandestinos de detención, casas prendidas fuegos por grupos de la derecha, dolor y llanto.
Muchos luchadores y luchadoras ahora en la clandestinidad por la persecución política. Ataques xenófobos, racismo y linchamientos para lxs indígenas, desaparecidxs, y una prensa rancia y arrastrada ante el gobierno militar.
Miradas de nuestra gente pobre, de nuestra gente humilde llenas de lágrimas y de pena, pidiendo, no nos abandonen. Abrazos eternos, manos curtidas por el duro trabajo que no agarraban fuerte para no dejarnos ir.
Está en nuestra historia, la verdadera historia. No abandonemos a nuestros hermanos y hermanas de Bolivia. Es nuestro deber como militantes y con la humanidad.
La lucha continúa, con la fuerza milenaria de la resistencia indígena, y que nunca más nuestras lágrimas sean a causa de las injusticias y terribles sufrimientos que nos imponen desde que nacemos hasta que morimos, los poderosos. El alto de pie, nunca de rodillas.
Por memoria, verdad y justicia. Marianela Navarro delegada del frente de organizaciones en lucha
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