PABLO HASÉL Y LA MUERTE DEL ROCK
El artista catalán Pablo Hasél[1] fue acusado por el Estado Español de "terrorismo" e "injurias a la Corona". La fiscalía que acusa a Pablo, lo condenó en la cárcel del Ponent a nueve meses de prisión. El 16 de febrero los Mossos d'Esquadra irrumpieron en el rectorado de la Universidad de Lleida y detuvieron al rapero de 32 años. A partir de esta arbitraria decisión se desato un proceso de movilización de cientos de jóvenes enfrentándose con la policía. Muchos músicos en Europa y de distintas partes del mundo repudiaron la detención del rapero. Pablo Hasel había sido condenado a prisión por sus tuits y canciones contra la monarquía y las fuerzas de seguridad. "¡No nos van a parar nunca, no nos van a doblegar!", gritó el rapero, mientras la policía lo escoltaba fuera de la casa de estudios ubicada en Cataluña, donde se había encerrado ayer con unas decenas de activistas. El rapero criticó a la monarquía, llamaba "mercenarios de mierda" a las fuerzas policiales y las acusó de torturar y asesinar a manifestantes e inmigrantes. Hasel también publicó un comunicado de prensa en el que reafirmó la importancia de reclamar de forma masiva por la libertad de expresión. "No voy a ser el único preso político, las cárceles del Estado están llenas de revolucionarios que nos han representado luchando por sus derechos y libertades democráticas. De hecho, parte de mi condena es por explicarlo y ser solidario con estos"
En Argentina el rol de mainstream del rock nacional, ósea las bandas que concentran la mayor capacidad de convocatoria viene siendo cómplice, testigo y parte de las políticas de opresión y explotación a los jóvenes. Propugnan un discurso conservador, reaccionario e incentivan la producción cultural de lo banal y estéril como modelo a seguir. Son parte de la construcción ideológica y política de un sujeto social despolitizado, (sujeto que no disputa a su opresor ni tiene historia sobre y en las conflictividades sociales) Generan un efecto "massa" despolitizada cercana a los intereses de la clase explotadora. Construye un discurso anémico cercano a un nuevo "New Age" que el capitalismo siempre tiene preparado para ofrecer como alternativa a la movilización y participación colectiva. Son cómplices del rapto de la red de trata más grande que ha vivido la historia sin denunciar el rol del Estado en la desaparición física de cientos de chicas. Coloca su posicionamiento del lugar en donde puede conseguir lugares para ejercer su acción de producción de bienes culturales que permiten al capitalismo ejercer su dominación social y política. Cientos de jóvenes que luchan y se movilizan a diario lo hacen sin contar de su lado a los artistas que siguen y admiran. Mas bien, el artista se ha convertido en artesano de productos elaborados a razón de las necesidades del mercado de bienes y servicios. Se "aggiorna" al circuito de industria cultural del momento, vendiendo sus productos bajo los mecanismos existentes, Youtube, Spotify etc etc. Y quienes son portadores de la posibilidad de ascenso social de artesano musical acceden a los beneficios de ser parte de los MEGA-FESTIVALES realizados por las grandes MEGA-CORPORACIONES propias del capitalismo, las mismas que destruyen el medio ambiente y explotan jóvenxs en Asia fabricando chips en países en donde la tasa de ganancia es altísima gracias a la inexistencia de condiciones laborales mininas o derecho a la organización política y/o sindical. Nada de esto habita las letras de los artistas del rock y u otras músicas, ni tampoco utilizan mínimamente estos escenarios para producir mensajes de denuncia sobre opresiones y/o desigualdades sociales, sin que necesariamente esto signifique el rol del artista. Pero si es una verdad de que las corporaciones utilizan a estos mercaderes para envolver, atomizar y convertir nuevamente a la juventud en un objeto pasivo de consumo social. Hablamos de festivales realizados por empresas telefónicas, de bebidas, de comida rápida, y empresas dedicadas a la explotación humana y de recursos naturales destruyendo naturaleza. El objetivo es dual, convertir a la juventud en mera consumidora y lavar su cara frente a la sociedad. ¿Con quienes cuenta de su lado? Con productores de mensajes estériles, que tienen gran capacidad de convocatoria pero que la usan para aglomerar y vender su banal producto. No solo son los MEGA-FESTIVALES donde los mercaderes de la industria cultural llevan adelante el discurso cómplice. Muchas veces tratando de escapar de las condiciones que le imponen estas empresas, se corren del circuito habitual para llevar adelante el mismo rol y el mismo discurso a-histórico y vaciado de contenido, pero por sus propios medios, congregando de la misma manera a cientos de seguidores para desplegar su pensamiento dócil y alienado del sistema social y económico.
En Argentina estamos presenciando la ruina de un estilo de música que bajó su precio para ser amigo de la coalición gobernante del momento, soltando sus expectativas políticas en una fuerza política que no ha hecho nada mas que ejercer toda su violencia política, social e histórica como sistema capitalista. El rock argentino se ha callado frente a las muertes de los jóvenes en manos de la policía , no ha movilizado por el desprecio de las patronales en el marco de la pandemia, se calla frente a los asesinatos de cientos de palestinos, no ha dicho nada del procesos de movilización en Latinoamérica donde el pueblo se ha levantado contra sus gobiernos, no denuncia tiranías , ni dictaduras , no han tomado partido por Julián Assange , no dicen nada por los cientos de raperos detenido en España, no dijeron nada por George Floyd[2] ni el proceso de movilización de BLACK LIVE MATTER [3] en EEUU.
En el país no dicen nada por nada, ni contra Vaca muerta, ni contra los chicxs asesinados, ni por las niñas desaparecidas, ni contra el Fracking , ni contra las mineras , ni contra la falta de libertad, ni contra la explotación de trabajadores, ni contra las nuevas condiciones que intentan imponer con el teletrabajo, ni contra las empresas de delivery multinacionales " TU PEDIDO YA" " RAPPI" o las empresas de remisería corporativa como UBER o CABIFY , lugar de destino laboral y de super explotación, única salida laboral antes y después de la pandemia . Es innumerable la lista de músicos amigos del poder de turno que son cómplices de toda esta maquinaria de explotación humana y de recursos humanos. Ni hablar de las diversidades que no aparecen en las letras de un movimiento cultural longevo, carente de sentido y contenido. La libertad de expresión ha sido amenazada recientemente a nivel mudial con el fallo del tribunal de la corte de Gran Bretaña que sigue encarcelando a Julian Assange por denunciar los crímenes de guerra de las fuerzas de la OTAN , nadie o muy pocos salieron a repudiar este hecho. En una alianza unilateral los países capitalistas del mundo se pusieron de acuerdo para llevar adelante una embestida contra todos aquellos que denuncien injusticias o desnuden a los poderosos. Tanto es el impacto de ese fallo que ahora presenciamos el encarcelamiento de Pablo Hasél , y no es raro que esto se siga acentuando en diversas partes del mundo.
Queda muy a la moda el rocker yoguista , vegetariano, preocupado por el medio ambiente pero el problema que la defensa por el medio ambiente es luchar contra el capitalismo actual, el del siglo XXI, el que sigue concentrando grandes masas de dinero en el 1% de la población mientras millones mueren de hambre. Mientras tanto las juventudes pelean a brazo torcido enfrentando a las fuerzas represivas en cada lugar del mundo, pero de esto el movimiento del rock oficialista no se hizo eco masivamente. Todavía están haciendo cuarentena pidiendo por lugares para tocar, como pequeños empresarios o esperando el llamado de un puntero amigo para ponerse la vacuna mientras los enfermeros y médicos no pueden aplicársela.
El rock acá y en cualquier parte del mundo ha fallecido bajo estas condiciones. Claro que son millones de músicos que sí hablan de estas realidades o que trabajan de otras cosas para poder decirlas. Claro que son músicos que abundan las calles y los barrios siendo parte de las mismas circunstancias que atraviesan los sectores populares. Ellos si están comprometidos, pero no es el rock, ya no es el movimiento del rock como expresión de la juventud que irrumpe trayendo lo nuevo, no, el rock como tal ha muerto. El rock ya no es oposición, es oficialista. Por el contrario las juventudes del mundo entero enfrentan al capitalismo día a día, momento a momento pero sin representantes culturales que hablan y sean parte de las luchas contra el capitalismo.
[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Pablo_Has%C3%A9l
[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Muerte_de_George_Floyd#Biograf%C3%ADa_de_George_Floyd
[3] https://es.wikipedia.org/wiki/Black_Lives_Matter
En Argentina el rol de mainstream del rock nacional, ósea las bandas que concentran la mayor capacidad de convocatoria viene siendo cómplice, testigo y parte de las políticas de opresión y explotación a los jóvenes. Propugnan un discurso conservador, reaccionario e incentivan la producción cultural de lo banal y estéril como modelo a seguir. Son parte de la construcción ideológica y política de un sujeto social despolitizado, (sujeto que no disputa a su opresor ni tiene historia sobre y en las conflictividades sociales) Generan un efecto "massa" despolitizada cercana a los intereses de la clase explotadora. Construye un discurso anémico cercano a un nuevo "New Age" que el capitalismo siempre tiene preparado para ofrecer como alternativa a la movilización y participación colectiva. Son cómplices del rapto de la red de trata más grande que ha vivido la historia sin denunciar el rol del Estado en la desaparición física de cientos de chicas. Coloca su posicionamiento del lugar en donde puede conseguir lugares para ejercer su acción de producción de bienes culturales que permiten al capitalismo ejercer su dominación social y política. Cientos de jóvenes que luchan y se movilizan a diario lo hacen sin contar de su lado a los artistas que siguen y admiran. Mas bien, el artista se ha convertido en artesano de productos elaborados a razón de las necesidades del mercado de bienes y servicios. Se "aggiorna" al circuito de industria cultural del momento, vendiendo sus productos bajo los mecanismos existentes, Youtube, Spotify etc etc. Y quienes son portadores de la posibilidad de ascenso social de artesano musical acceden a los beneficios de ser parte de los MEGA-FESTIVALES realizados por las grandes MEGA-CORPORACIONES propias del capitalismo, las mismas que destruyen el medio ambiente y explotan jóvenxs en Asia fabricando chips en países en donde la tasa de ganancia es altísima gracias a la inexistencia de condiciones laborales mininas o derecho a la organización política y/o sindical. Nada de esto habita las letras de los artistas del rock y u otras músicas, ni tampoco utilizan mínimamente estos escenarios para producir mensajes de denuncia sobre opresiones y/o desigualdades sociales, sin que necesariamente esto signifique el rol del artista. Pero si es una verdad de que las corporaciones utilizan a estos mercaderes para envolver, atomizar y convertir nuevamente a la juventud en un objeto pasivo de consumo social. Hablamos de festivales realizados por empresas telefónicas, de bebidas, de comida rápida, y empresas dedicadas a la explotación humana y de recursos naturales destruyendo naturaleza. El objetivo es dual, convertir a la juventud en mera consumidora y lavar su cara frente a la sociedad. ¿Con quienes cuenta de su lado? Con productores de mensajes estériles, que tienen gran capacidad de convocatoria pero que la usan para aglomerar y vender su banal producto. No solo son los MEGA-FESTIVALES donde los mercaderes de la industria cultural llevan adelante el discurso cómplice. Muchas veces tratando de escapar de las condiciones que le imponen estas empresas, se corren del circuito habitual para llevar adelante el mismo rol y el mismo discurso a-histórico y vaciado de contenido, pero por sus propios medios, congregando de la misma manera a cientos de seguidores para desplegar su pensamiento dócil y alienado del sistema social y económico.
En Argentina estamos presenciando la ruina de un estilo de música que bajó su precio para ser amigo de la coalición gobernante del momento, soltando sus expectativas políticas en una fuerza política que no ha hecho nada mas que ejercer toda su violencia política, social e histórica como sistema capitalista. El rock argentino se ha callado frente a las muertes de los jóvenes en manos de la policía , no ha movilizado por el desprecio de las patronales en el marco de la pandemia, se calla frente a los asesinatos de cientos de palestinos, no ha dicho nada del procesos de movilización en Latinoamérica donde el pueblo se ha levantado contra sus gobiernos, no denuncia tiranías , ni dictaduras , no han tomado partido por Julián Assange , no dicen nada por los cientos de raperos detenido en España, no dijeron nada por George Floyd[2] ni el proceso de movilización de BLACK LIVE MATTER [3] en EEUU.
En el país no dicen nada por nada, ni contra Vaca muerta, ni contra los chicxs asesinados, ni por las niñas desaparecidas, ni contra el Fracking , ni contra las mineras , ni contra la falta de libertad, ni contra la explotación de trabajadores, ni contra las nuevas condiciones que intentan imponer con el teletrabajo, ni contra las empresas de delivery multinacionales " TU PEDIDO YA" " RAPPI" o las empresas de remisería corporativa como UBER o CABIFY , lugar de destino laboral y de super explotación, única salida laboral antes y después de la pandemia . Es innumerable la lista de músicos amigos del poder de turno que son cómplices de toda esta maquinaria de explotación humana y de recursos humanos. Ni hablar de las diversidades que no aparecen en las letras de un movimiento cultural longevo, carente de sentido y contenido. La libertad de expresión ha sido amenazada recientemente a nivel mudial con el fallo del tribunal de la corte de Gran Bretaña que sigue encarcelando a Julian Assange por denunciar los crímenes de guerra de las fuerzas de la OTAN , nadie o muy pocos salieron a repudiar este hecho. En una alianza unilateral los países capitalistas del mundo se pusieron de acuerdo para llevar adelante una embestida contra todos aquellos que denuncien injusticias o desnuden a los poderosos. Tanto es el impacto de ese fallo que ahora presenciamos el encarcelamiento de Pablo Hasél , y no es raro que esto se siga acentuando en diversas partes del mundo.
Queda muy a la moda el rocker yoguista , vegetariano, preocupado por el medio ambiente pero el problema que la defensa por el medio ambiente es luchar contra el capitalismo actual, el del siglo XXI, el que sigue concentrando grandes masas de dinero en el 1% de la población mientras millones mueren de hambre. Mientras tanto las juventudes pelean a brazo torcido enfrentando a las fuerzas represivas en cada lugar del mundo, pero de esto el movimiento del rock oficialista no se hizo eco masivamente. Todavía están haciendo cuarentena pidiendo por lugares para tocar, como pequeños empresarios o esperando el llamado de un puntero amigo para ponerse la vacuna mientras los enfermeros y médicos no pueden aplicársela.
El rock acá y en cualquier parte del mundo ha fallecido bajo estas condiciones. Claro que son millones de músicos que sí hablan de estas realidades o que trabajan de otras cosas para poder decirlas. Claro que son músicos que abundan las calles y los barrios siendo parte de las mismas circunstancias que atraviesan los sectores populares. Ellos si están comprometidos, pero no es el rock, ya no es el movimiento del rock como expresión de la juventud que irrumpe trayendo lo nuevo, no, el rock como tal ha muerto. El rock ya no es oposición, es oficialista. Por el contrario las juventudes del mundo entero enfrentan al capitalismo día a día, momento a momento pero sin representantes culturales que hablan y sean parte de las luchas contra el capitalismo.
[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Pablo_Has%C3%A9l
[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Muerte_de_George_Floyd#Biograf%C3%ADa_de_George_Floyd
[3] https://es.wikipedia.org/wiki/Black_Lives_Matter
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