Va apareciendo cada vez mas explícito lo que durante años era un secreto a voces, solo acallado por la presión que se ejercía desde el poder político y las correspondientes complicidades de todo tipo: la corrupción del pseudo progresismo kirchnerista.
No solo ya están presos Jaime, Báez y López, De Vido va a juicio oral por la catástrofe de Once, Boudou por alguna de sus muchas trapisondas y Aníbal Fernández está en el mismo camino, sino que Cristina ha sido acusada por asociación ilícita en el manejo de la obra pública. Seguramente no se le hará fácil explicar porqué le dieron el 11% del total de las obras de Vialidad Nacional a Santa Cruz, equivalente a lo que le otorgaron a la provincia de Buenos Aires en ese período. Tampoco porqué el 80% fueron para las empresas de Lázaro Baéz, que pasó así de ser un monotributista en el año 2003 a tener 1.400 millones de pesos solo en propiedades ahora. Ni que hablar de la fortuna que acumuló la propia familia Kirchner en ese período, con el argumento de que la ex presidenta había sido una "abogada exitosa".
Es muy bueno que la sociedad conozca todo esto y condene a los responsables. Mucho mas si cometieron esos delitos argumentando defender los intereses nacionales y populares. "A la izquierda nuestro solo está la pared" se jactaba Cristina Kirchner en su momento.
Pero también es fundamental que no se utilice la corrupción kirchnerista para tapar las propias y sacar chapa de honestidad, mientras se ocultan hábilmente los negociados de ayer y las conductas al menos dudosas de hoy.
La corrupción campeó por estos pagos en los años noventa, en los que gobernaba Carlos Saúl Menem. Eran tiempos en los que el grupo económico familiar del hoy presidente jugaba fuerte en la obra pública. El propio Mauricio Macri, mientras se autodenominaba "menemista a muerte", hacía negocios por cloacas en Morón con Juan carlos Rousselot. Mas aún, alguno de los mas destacados dirigentes del PRO fue funcionario de aquella administración y terminó con juicios por corrupción; aunque, se sabe, la única presa fue María Julia.
También se extendió la corruptela al gobierno de Fernando De la Rúa. Todos recordamos la famosa Banelco con que se compraron voluntades en el Congreso para aprobar leyes. El hoy presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, funcionario de aquel, fue procesado junto a Domingo Cavallo por el megacanje que permitió hacer enormes negocios a grandes bancos. Fue sobreseído recien hace dos meses porque pasó el "plazo razonable" para que sea juzgado. O sea, prescribió la causa.
Conocido también es ahora, que se destapó internacionalmente la olla de los Panama Papers, que muchos de los funcionarios del actual gobierno, empezando por el propio presidente, tenían constituidas empresas offshore en paraísos fiscales. Argumentan, graciosamente, que era porque la economía argentina era "poco confiable", pero se sabe que esas empresas, en esos lugares, se usan para evadir impuestos (que es un delito) o lavar dinero de actividades ilícitas.
Para terminar digamos que hoy, a nueve meses de asumir, el Ministro de Energía Aranguren dice que vendió sus acciones de Shell. Por cierto que, si es que lo hizo, fue porque avanzaba sobre él la causa judicial y por la presión que le metió el escándalo del tarifazo.
A esa situación podemos agregar que el actual presidente de Energas, el órgano que debe controlar y regular la prestación de ese servicio, David Tezanos, era hace unos meses presidente de Metrogas. Lo mismo sucede con el Ministro de Transporte Dietrich: la empresa de su familia es, entre otras cosas, proveedora de vehículos para el Estado. También lo tenemos allí a Nicolás Caputo, asesor destacado y de la mesa chica del presidente, cuyas empresas son grandes contratistas del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires; seguramente ahora ganará licitaciones del gobierno nacional.
En resumidas cuentas, es para bien de la nación y su gente, de la democracia, que se conozca y se condenen los hechos de corrupción del kirchnerismo. Pero estemos alertas que, con otros métodos, por ejemplo un nuevo "capitalismo de amigos", no continúe el saqueo de los dineros públicos. Tenemos una historia reciente, cuando gobernó la derecha a través de los militares de la dictadura, de Menem y De la Rúa, en que las cosas no fueron muy diferentes.
No solo ya están presos Jaime, Báez y López, De Vido va a juicio oral por la catástrofe de Once, Boudou por alguna de sus muchas trapisondas y Aníbal Fernández está en el mismo camino, sino que Cristina ha sido acusada por asociación ilícita en el manejo de la obra pública. Seguramente no se le hará fácil explicar porqué le dieron el 11% del total de las obras de Vialidad Nacional a Santa Cruz, equivalente a lo que le otorgaron a la provincia de Buenos Aires en ese período. Tampoco porqué el 80% fueron para las empresas de Lázaro Baéz, que pasó así de ser un monotributista en el año 2003 a tener 1.400 millones de pesos solo en propiedades ahora. Ni que hablar de la fortuna que acumuló la propia familia Kirchner en ese período, con el argumento de que la ex presidenta había sido una "abogada exitosa".
Es muy bueno que la sociedad conozca todo esto y condene a los responsables. Mucho mas si cometieron esos delitos argumentando defender los intereses nacionales y populares. "A la izquierda nuestro solo está la pared" se jactaba Cristina Kirchner en su momento.
Pero también es fundamental que no se utilice la corrupción kirchnerista para tapar las propias y sacar chapa de honestidad, mientras se ocultan hábilmente los negociados de ayer y las conductas al menos dudosas de hoy.
La corrupción campeó por estos pagos en los años noventa, en los que gobernaba Carlos Saúl Menem. Eran tiempos en los que el grupo económico familiar del hoy presidente jugaba fuerte en la obra pública. El propio Mauricio Macri, mientras se autodenominaba "menemista a muerte", hacía negocios por cloacas en Morón con Juan carlos Rousselot. Mas aún, alguno de los mas destacados dirigentes del PRO fue funcionario de aquella administración y terminó con juicios por corrupción; aunque, se sabe, la única presa fue María Julia.
También se extendió la corruptela al gobierno de Fernando De la Rúa. Todos recordamos la famosa Banelco con que se compraron voluntades en el Congreso para aprobar leyes. El hoy presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, funcionario de aquel, fue procesado junto a Domingo Cavallo por el megacanje que permitió hacer enormes negocios a grandes bancos. Fue sobreseído recien hace dos meses porque pasó el "plazo razonable" para que sea juzgado. O sea, prescribió la causa.
Conocido también es ahora, que se destapó internacionalmente la olla de los Panama Papers, que muchos de los funcionarios del actual gobierno, empezando por el propio presidente, tenían constituidas empresas offshore en paraísos fiscales. Argumentan, graciosamente, que era porque la economía argentina era "poco confiable", pero se sabe que esas empresas, en esos lugares, se usan para evadir impuestos (que es un delito) o lavar dinero de actividades ilícitas.
Para terminar digamos que hoy, a nueve meses de asumir, el Ministro de Energía Aranguren dice que vendió sus acciones de Shell. Por cierto que, si es que lo hizo, fue porque avanzaba sobre él la causa judicial y por la presión que le metió el escándalo del tarifazo.
A esa situación podemos agregar que el actual presidente de Energas, el órgano que debe controlar y regular la prestación de ese servicio, David Tezanos, era hace unos meses presidente de Metrogas. Lo mismo sucede con el Ministro de Transporte Dietrich: la empresa de su familia es, entre otras cosas, proveedora de vehículos para el Estado. También lo tenemos allí a Nicolás Caputo, asesor destacado y de la mesa chica del presidente, cuyas empresas son grandes contratistas del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires; seguramente ahora ganará licitaciones del gobierno nacional.
En resumidas cuentas, es para bien de la nación y su gente, de la democracia, que se conozca y se condenen los hechos de corrupción del kirchnerismo. Pero estemos alertas que, con otros métodos, por ejemplo un nuevo "capitalismo de amigos", no continúe el saqueo de los dineros públicos. Tenemos una historia reciente, cuando gobernó la derecha a través de los militares de la dictadura, de Menem y De la Rúa, en que las cosas no fueron muy diferentes.
HUMBERTO TUMINI
MOVIMIENTO LIBRES DEL SUR
MOVIMIENTO LIBRES DEL SUR
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