Sergio García.
Periodista político. Dirigente del MST en Izquierda al Frente. Director de la Revista Nueva Izquierda.
Este jueves 14 de diciembre, quedará grabado en la historia, como el día en que Macri y Cambiemos sufrieron un duro golpe y un baño de realidad. Venían envalentonados por su triunfo electoral del 22 de octubre, y desde allí en adelante apretaron el acelerador tratando de que vaya pasando íntegramente su plan. Contaban para eso con la complicidad del PJ en muchos casos y de la burocracia de la CGT que le avaló la reforma laboral que aún no se trató y le viene dejando pasar su plan de ajuste.
Pero en medio de esto el debate en torno a la reforma previsional fue subiendo de tono y se le comenzó a empantanar, porque la mayoría de la población comenzó a oponerse al darse cuenta que, efectivamente, la reforma le baja el salario a los jubilados y además abre la puerta a que los trabajadores tengamos que trabajar hasta los setenta años.
Al nacionalizarse el debate sobre este nuevo robo a los jubilados, con un descontento social en ascenso, el clima de la sesión de hoy se le fue complicando al gobierno. Distintos gremios y partidos convocamos a movilizar al Congreso, y hasta la CGT, tardíamente, había convocado a un paro para mañana si se votaba la ley. También en distintas provincias del país hubo importantes acciones.
Este coctel de tensión social y crisis política, se aceleró y Cambiemos trató hasta último minuto de conseguir los votos para el quórum y para votar la ley después. Intento que realizó en medio de un descomunal operativo de seguridad y represión en todos los alrededores del Congreso. Trabajadores que eran hostigados, algunos diputados golpeados, forcejeos para ingresar al parlamento, empujones en algunos vallas.
Todo esto ocurría mientras miles de manifestantes iban llegando al Congreso. Nuestro MST en Izquierda al Frente ya desde la media mañana estaba allí en primera línea sobre las vallas, con Vilma Ripoll y nuestra militancia denunciando esta ley. Y finalmente el gobierno y la gendarmería comandada por Patricia Bullrich desataron la violenta represión, con carros hidrantes y una lluvia de gases lacrimógenos atacó a miles de manifestantes durante varias horas. Haciendo visible al país y al mundo que esta es la democracia de Macri; militarización y represión para los que se oponen a su plan. Pero esta vez, el tiro le salió por la culata.
De la represión a la derrota de Macri
Sin embargo la violenta represión no logró su objetivo; los miles de manifestantes siguieron ocupando todas las calles cercanas al Congreso, mientras el MST y buena parte de la izquierda retomamos la zona central de la Plaza Congreso para seguir repudiando el proyecto del gobierno, mientras seguían cayendo las balas de goma y los gases lacrimógenos.
Toda esta situación se fue combinando con la crisis al interior del recinto, con un gobierno que no llegaba al quórum, que lo quiso lograr a cualquier costo y con sectores del PJ cada vez más presionados por la movilización obrera y popular. El conjunto de toda esta situación generó las condiciones para que la sesión se tuviera que levantar. Así caía el proyecto del gobierno y se lograba un primer triunfo popular. Le ganamos un primer round y ahora hay que seguir la pelea.
De la derrota al DNU. Jugando con fuego
Tan solo pocas horas después de la derrota del gobierno, comenzaron las hipótesis y nuevas propuestas para que la ley avance. Se habló primero de nueva sesión la semana que viene incorporando un bono para los jubilados, también de modificar mínimamente algunas cosas, con Carrio alentando esa posibilidad.
Pero el golpe recibido por el gobierno fue tan fuerte que el presidente y su círculo más íntimo avanzó en medio de enojos y nervios a la idea de sacar la reforma por DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia). Se llegó a firmar por varios ministros esta propuesta, y cuando todavía estaban discutiendo como anunciarla se les abrió otra crisis por partida doble; Carrio salió a criticar el posible DNU y la CGT a decir que si lo sacaban había paro nacional. Dos de sus principales aliados se les fueron en minutos de nuevo de las manos, y así ahora, el gobierno está en duda y no sabe por dónde salir de esta situación. Veremos en este contexto si se anima a ir por la vía del decreto aunque es más posible que retome la idea de una nueva sesión, cuestión que pretende acordar con los gobernadores. Macri está jugando con nafta y lo sabe, y se puede quemar. Por eso la situación hoy es de crisis, indecisiones e idea y vueltas. Es el resultado de su primera e importante derrota política.
Algunas conclusiones y tareas
La primera y muy importante, es que a este gobierno se lo puede frenar. El día de hoy debe quedar marcado entre las y los trabajadores y sectores populares como un gran aprendizaje. La confluencia que de hecho se fue dando alrededor del Congreso acompañado por paro de algunos gremios y una fuerte presencia de la izquierda clasista, fue determinante para lograr que entrara en crisis la sesión y se pudieran frenar los planes de Cambiemos.
La otra conclusión es que si hubiéramos hecho esto y más, las semanas previas, ya habríamos frenado todavía más al gobierno. El desastre de la cúpula de la CGT de acordar la reformar laboral y de no mover un dedo contra la previsional le dio tiempo al gobierno para intentar avanzar. Cuando hoy queda muy claro que se lo podía frenar incluso mucho antes.
Esto lleva a otra conclusión política; el desastre del PJ y sus gobernadores de acordar con el gobierno esta reforma previsional en el senado y la fiscal, y de muchos que estaban dispuestos a votarla en diputados. La presión social les complicó esa posibilidad. Pero hay que saber que en la esencia del PJ está el acordar con el gobierno. Y el sector kirchnerista que se opone, comete a su vez el grave error de pelear por la unidad con quienes desde el PJ le votan las leyes a Macri. Por eso no es por ahí la salida política que hace falta.
Por otra parte, hay dos tareas que se imponen. La primera es no relajarse y salir a impulsar y proponer un plan de lucha a fondo, hasta frenar cualquier intento del gobierno. No sirven las conferencias de prensa de la CGT encerrados entre cuatro paredes y tampoco las medidas aisladas de otros sectores. Hace falta que miles de trabajadores decidamos como seguir la pelea en grandes plenarios y asamblea obreras. Avanzando a un nuevo paro nacional con movilización seguido de nuevas medidas, hasta que caiga definitivamente la reforma previsional y la laboral.
Como parte de esto, la otra tarea es la unidad de todo el sindicalismo clasista y de izquierda. Así como hicimos algunas acciones semanas atrás, hay que convocar urgente a una nueva reunión de todo este espacio, para organizar un gran plenario común, y debatir y coordinar como seguir protagonizando esta pelea.
Por último, una reflexión política. Hoy el grueso de la izquierda estuvimos en la primera línea del enfrentamiento a la reforma macrista. Las fuerzas que conformamos Izquierda al Frente por el Socialismo, las del FIT y otras organizaciones logramos que la izquierda de conjunto fuera un actor político central de esta jornada. Eso mismo tenemos que lograr en el plano político. El FIT debería terminar con tanto sectarismo y abrirse a la posibilidad de conformar un gran movimiento unitario de toda la izquierda, que actúe junto en las luchas y en el terreno político. Desde el MST en Izquierda al Frente seguiremos impulsando estas propuestas. E invitamos a fortalecer nuestro espacio y frente político, al servicio de esta perspectiva unitaria y de lucha.
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