Por Juan Giglio
Cientos de miles de personas llenaron el 29 de setiembre las calles de Brasil con el propósito de repudiar al candidato de la ultraderecha Jair Bolsonaro, quien lidera las encuestas para la primera vuelta de cara a las elecciones generales que se realizarán dentro de una semana. Luego de estas, los dos candidatos más votados pasarán a la segunda instancia, en la cual es muy poco probable que este personaje triunfe, ya que la mayoría del pueblo brasilero lo rechaza.
Detrás del movimiento #EleNão - Él No - una multitud sin precedentes ganó las calles, destacándose la presencia de colectivos de mujeres, negros y la comunidad LGTB junto a sindicatos, artistas, profesores y partidos de izquierda. Bolsonaro incentivó en los hechos el desarrollo de estas acciones, a través de frases provocativas, como cuando dijo que “no aceptará ningún resultado que no sea ganar las elecciones” o que en caso de perder apelaría “a los militares”.
Las manifestaciones más grandes tuvieron lugar en Río de Janeiro y São Paulo, aunque las hubo en todos los estados del país y en varias ciudades del mundo. Las marchas son, en gran medida, el fruto de una intensa actividad llevada adelante por activistas en las redes sociales, como por ejemplo la que realizó el grupo de Facebook - Mujeres Contra Bolsonaro” - que cuenta con casi cuatro millones de participantes y que hace poco fue hackeado por seguidores de este candidato.
La enorme y combativa movilización demostró las escasas posibilidades que tienen los fascistas de imponerse en las calles, que es el lugar en el que deberían pasar a la ofensiva para aplastar al movimiento de masas, que está en ascenso y radicalizándose. Esto no significa subestimar a los fascistas - que existen y si pudieran harían todo eso - sino comprender la verdadera relación de fuerzas entre las clases en Brasil, que le pone un límite objetivo a la posibilidad de desarrollo de un movimiento de carácter nazi fascista.
Esto significaría la movilización concreta y efectiva de cientos de miles de personas dispuestas a destruir físicamente a la izquierda, el activismo y los conflictos obreros, haciendo algo parecido a lo que hicieron las hordas nazi fascistas de Alemania e Italia, donde Hitler y Mussolini se apoyaron en una porción importantísima del movimiento de masas para atacar con métodos de guerra civil a la clase trabajadora y el pueblo y a sus principales dirigentes.
A pesar de que esta no es, ni por asomo, la perspectiva de Brasil, desde el PT y varias organizaciones de izquierda han salido a agitar el “peligro fascista”, alentando de esamaenra el voto “útil” hacia la candidatura del reemplazante de Lula, Haddad, que según el diario El Mundo de España: “Está en una curva creciente y es muy probable que sea él quien se enfrente a Bolsonaro en el segundo turno. Las últimas encuestas apuntan que podría derrotarle por un estrecho margen, 45%-39%.”
Buena parte de las organizaciones de izquierda de Brasil y Argentina están haciendo de claque del PT. Si bien es cierto que no lo apoyan de manera directa, ayudan a que crezcan sus posibilidades, disolviéndose en un “amplio” movimiento “Anti Bolsonaro” que no se diferencia en nada del Partido de los Trabajadores. La izquierda revolucionaria debe repudiar al candidato ultraderechista, trazando rayas con todos los candidatos de la burguesía, explicándole a la población, que de ganar todos harán lo mismo: ¡Ajustar y Ajustar a los trabajadores y el pueblo!
Para colmo de males, algunos partidos hermanos de los que actúan en Argentina - MST, PTS, IS y nuevo MAS - participan en las elecciones integrando las listas del PSOL, que siendo una variante un poco más "radicalizada" del PT tiene una conducción centroizquierdista que no tendrá ningún prurito en apoyar a Haddad en la segunda vuelta. Uno de los argumentos que esta gente utiliza para eso es la amenaza de Bolsonaro de "apelar a las Fuerzas Armadas", lo cual tiene poco asidero.
Desde la izquierda revolucionaria debemos advertir que no existe ninguna posibilidad de que eso suceda en lo inmediato, ya que si de algo están convencidas las cúpulas militares brasileras es acerca de las tremendas dificultades que les ocasionaría el hecho de tener que sacar los tanques a las calles, ya que tendrían que enfrentarse con una durísima resistencia - que ayer se expresó en las marchas - y al repudio y la movilización generalizado de los trabajadores y los pueblos de todo el mundo.
La perspectiva más cierta es que triunfe - probablemente en la segunda vuelta - el candidato del Partido de los Trabajadores, quien a pesar de tener un “relato” distinto que el de su competidor más directo, no hará otra cosa que aplicar los mismos planes que este. Es que luego de la caída de los precios de las materias primas a los capitalistas no les queda otra que jugarse a bajar el nivel de los salarios, despedir a millones y liquidar conquistas.
Los revolucionarios y las revolucionarias de Brasil y todo el continente debemos insistir en que no habrá salida para los/as de abajo con ninguna de las variantes propuestas por el Capitalismo. ¡Por lo tanto, en las próximas elecciones habrá que repudiarlos a todos: votando a la izquierda independiente de la burguesía - representada por el PSTu - en blanco o directamente a través de la anulación del voto, que es la variante que proponen nuestros camaradas del Movimiento Revolucionario Socialista, MRS, de Brasil!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario