Por Nico Kobane
Dos meses atrás, decenas de operarios/as de Gaelle fueron despedidos luego de trabajar durante años en una planta productiva que llegó a tener 400 laburantes. La excusa de los Lopes - sus dueños - fue la “crisis”, aunque la verdad es que hicieron esto para “adaptarse a la ola importadora”, trayendo buena parte de los productos terminados que venden, de Brasil y China y produciendo en talleres clandestinos. ¡Después de años de embolsarse fabulosas ganancias, haciendo 12 miles pares de zapatillas por día y un millón de manera anual, la patronal decidió que la “crisis”, como siempre, la paguen los trabajadores!
Sin embargo, en ésta, a diferencia de otras veces, los/as despedidos/as - entre quienes hay embarazadas y operarios con 40 años de antigüedad - se plantaron, resolviendo llevar adelante una dura pelea por sus puestos de trabajo e indemnizaciones, organizando una “permanencia pacífica” en la puerta de la fábrica. Esta decisión respondió además, a la ausencia de un Plan de Lucha por parte la conducción del gremio calzado, que los/as abandonó. La llegada de organizaciones obreras al conflicto les imprimió una nueva dinámica y levantó la moral.
Los/as zapateros/as, luego de participar en el corte del Puente Pueyrredón en el último Paro Nacional, llamaron a construir un Comité de Apoyo, con el método de asambleas abiertas. Desde ese momento, se organizaron cortes en las avenidas cercanas, bloqueos de las dos plantas, escraches y un fondo de lucha. La contundencia de las medidas obligó a los Lopes a aceptar una instancia de negociación, en la que interviene el juez Carzoglio, que es el de la causa contra Moyano. Además, luego de meses de ausencia, la presión hizo que reapareciera el Ministerio de Trabajo.
Después del “Zapatillazo” del último miércoles, en la mesa de negociación Lopes negó cualquier posibilidad de reincorporar despedidos/as, a pesar de no contar con un “Preventivo de Crisis” o de negarse a abrir los libros contables, para que se compruebe si existen o no las supuestas “pérdidas” que les endilgan a los laburantes. En ese marco, la asamblea obrera resolvió exigir el pago del cien por ciento de las indemnizaciones.
Mientras tanto y sin que se haya firmado ni una solo acta en la que se exprese lo discutido, los Lopes continúan con sus negocios, produciendo en talleres clandestinos e importando. Esta situación obliga a los compañeros y las compañeras a mantener bien alta la guardia y estar atentos/as a cualquier maniobra empresarial. ¡Ahora, como nunca, hay que mantener la pelea sin retroceder un milímetro en la defensa de los puestos de trabajo!
Desde Convergencia Socialista, estamos convencidos/as de que no se puede tener ninguna confianza en los jueces, el ministerio, los burócratas sindicales y la patronal, que sólo se puede confiar en el poder de la lucha y en las organizaciones obreras que se sumaron al conflicto para que se gane el conflicto. No obstante esto, somos respetuosos y respetuosas de las decisiones que se tomen en la asamblea obrera, que para nosotros/as son soberanas.
Como lo hemos dicho en otras oportunidades, esta lucha no es “sindical” sino profundamente político, porque aquí no se enfrenta sólo a una patronal egoísta y explotadora, sino a un gobierno - nacional, provincial y municipal - que está decidido a liquidar conquistas, rebajar los salarios y echar a millones, para lo cual necesita amedrentar al conjunto de la clase obrera, derrotando este tipo de conflictos. ¡Por eso y frente a la posibilidad de que los Lopes no cumplan con nada de lo que prometieron, hay que ir discutiendo la posibilidad de profundizar las medidas de lucha!
Desde nuestra organización nos seguimos poniendo a disposición de los compañeros y las compañeras de Gaelle y de su asamblea, para seguir difundiendo su lucha e impulsando la solidaridad activa.
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