Desde el 19 y 20 de diciembre de 2001, este mes es sinónimo de rebelión popular, de lucha. Pero en un contexto como el actual, de ajuste brutal e intensificación de la represión del estado hacia el pueblo en lucha, es imposible transitar por este mes sin sentir los ecos de aquella gesta popular, que logró la renuncia del entonces presidente Fernando De La Rúa. Aquellas jornadas fueron la reacción de un pueblo que no estaba dispuesto a seguir soportando el hambre y la miseria a los que nos sometía el neoliberalismo en su versión de entonces, y en las que confluyeron las organizaciones piqueteras construidas en los años anteriores por lxs trabajadorxs desocupadxs, con la bronca de los sectores medios urbanos, empobrecidos y privados de sus ahorros.
Fue durante esos años previos, marcados por el hambre y la desocupación, que inició su militancia Carlos “Petete” Almirón. Petete era de la Lanús. Desde muy pibe empezó a militar en el frente estudiantil, más adelante comenzó a realizar trabajo territorial en el barrio de Monte Chingolo y se integró al movimiento de desocupados, al tiempo que se sumó, también, a la lucha antirrepresiva en CORREPI.
Todxs lxs que militaron con él lo recuerdan como un compañero de una solidaridad inmensa, siempre dispuesto a darlo todo. Con esa solidaridad y esa entrega, sumadas a una inmensa alegría, salió a poner el cuerpo ese diciembre, a demostrar al gobierno que no había estado de sitio que pudiera frenar a las masas que salían a reclamar lo suyo.
Pero la represión terminó con su vida antes de que pudiera ver el desenlace de aquella rebelión popular. Mientras encabezaba una columna de manifestantes que intentaban volver a la plaza por Avenida de Mayo, fue impactado por una bala disparada por el pelotón de la PFA que dirigía Ernesto Sergio Weber, el hijo de Ernesto Frimón Weber, el comisario bonaerense destacado a la ESMA durante la dictadura para enseñar a los marinos a usar “bien” la picana, y miembro del grupo de tareas que asesinó a Rodolfo Walsh.
Ese “que se vayan todos, que no quede ni uno solo” que coreaban las masas en aquellas jornadas, no se cumplió. Los que tenían que irse lograron reacomodarse y continuar en el poder. No se fue el control del imperialismo mundial sobre nuestro pueblo. Hoy en día vemos cómo el FMI controla nuestro destino y condena a las mayorías a la miseria y el hambre, mientras los líderes imperialistas vienen a repartirse las riquezas del mundo en nuestra cara como pasó en la cumbre del G20.
Todxs lxs que militaron con él lo recuerdan como un compañero de una solidaridad inmensa, siempre dispuesto a darlo todo. Con esa solidaridad y esa entrega, sumadas a una inmensa alegría, salió a poner el cuerpo ese diciembre, a demostrar al gobierno que no había estado de sitio que pudiera frenar a las masas que salían a reclamar lo suyo.
Pero la represión terminó con su vida antes de que pudiera ver el desenlace de aquella rebelión popular. Mientras encabezaba una columna de manifestantes que intentaban volver a la plaza por Avenida de Mayo, fue impactado por una bala disparada por el pelotón de la PFA que dirigía Ernesto Sergio Weber, el hijo de Ernesto Frimón Weber, el comisario bonaerense destacado a la ESMA durante la dictadura para enseñar a los marinos a usar “bien” la picana, y miembro del grupo de tareas que asesinó a Rodolfo Walsh.
Ese “que se vayan todos, que no quede ni uno solo” que coreaban las masas en aquellas jornadas, no se cumplió. Los que tenían que irse lograron reacomodarse y continuar en el poder. No se fue el control del imperialismo mundial sobre nuestro pueblo. Hoy en día vemos cómo el FMI controla nuestro destino y condena a las mayorías a la miseria y el hambre, mientras los líderes imperialistas vienen a repartirse las riquezas del mundo en nuestra cara como pasó en la cumbre del G20.
También se profundizan las estrategias represivas para criminalizar y perseguir a lxs que luchan. Así como la represión a la rebelión popular de 2001 fusiló a Petete y a 38 personas más en todo el país, ahora, bajo el gobierno de Cambiemos, el estado argentino desapareció y mató a Santiago Maldonado, fusiló a Rafael Nahuel por la espalda, se llevó la vida de los compañeros de la CTEP Rodolfo Orellana y Marcos Soria, y mató más de 1.100 personas con el gatillo gatillo fácil y las torturas en cárceles y comisarías.
Ante este escenario resulta necesario y urgente evocar aquella gesta popular, y todo el proceso de construcción desde abajo, y a luchadorxs populares como Petete y todxs los que tuvieron el valor de poner el cuerpo por las luchas del pueblo.
Ante este escenario resulta necesario y urgente evocar aquella gesta popular, y todo el proceso de construcción desde abajo, y a luchadorxs populares como Petete y todxs los que tuvieron el valor de poner el cuerpo por las luchas del pueblo.
La única manera de mantener viva su memoria es multiplicando su ejemplo, estando donde él hubiera estado hoy: junto a lxs trabajadorxs, lxs desocupadxs, lxs familiares de víctimas del gatillo fácil y la represión estatal, acompañando todas las luchas del pueblo contra el gobierno hambreador de Macri y sus cómplices, y construyendo la unidad de acción del campo popular para cambiar este sistema.
La memoria de “Petete” y de lxs compañerxs caidxs en la lucha nos marca el camino, nos empuja a seguir adelante, a levantar sus banderas y continuar su legado. Por eso hoy volvemos a decir:
La memoria de “Petete” y de lxs compañerxs caidxs en la lucha nos marca el camino, nos empuja a seguir adelante, a levantar sus banderas y continuar su legado. Por eso hoy volvemos a decir:
CARLOS “PETETE” ALMIRÓN
¡PRESENTE!
¡PRESENTE!
39 COMPAÑERXS CAIDXS EL 19/20 DE DICIEMBRE
¡PRESENTES!
¡PRESENTES!
TODXS LXS COMPAÑERXS CAÍDXS EN LA LUCHA
¡PRESENTES!
¡PRESENTES!
¡AHORA Y SIEMPRE!
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