7 oct 2019

FOGONEROS BAIRES: MOVIMIENTO PIQUETERO COMO PUNTA DE LANZA



    En estos meses asistimos a una profunda conmoción social que es la consecuencia directa de la larga crisis capitalista de la región que atraviesa todos los órdenes sociales, detonada en nuestro país en la crisis cambiaria y brusca devaluación del 2018, y agudizada por los recientes resultados en las PASO que voltearon al macrismo en casi todos sus distritos y por supuesto a nivel nacional. Pero esta crisis no solo tiene un origen “por arriba”: crisis de endeudamiento, fuga de capitales, presencia del FMI, disputa Macrismo-PJ, sectores burgueses menos beneficiados que empezaron a empujar en política, etc. El programa de ajuste central que implicaba REFORMA LABORAL Y REFORMA JUBILATORIA INTEGRAL, nunca pudo llevarse a gran escala luego de la imponente reacción popular en el congreso de las jornadas del 14 y 18 de Diciembre. Allí se encendió la mecha de la desconfianza “por arriba” de que el macrismo pudiera ser el vehículo burgués para golpear los convenios colectivos de trabajo, e impulsar la privatización del sistema previsional: la modificación de la fórmula, que finalmente pasó y ajustó las jubilaciones y la AUH en un 20% aproximadamente, era apenas un paso para avanzar en lo más general.
 En aquellas jornadas una enorme porción de la masa movilizada para impedir la sesión, fue de las organizaciones sociales y piqueteras, aunque cabe destacar la gran presencia de gremios combativos, del movimiento estudiantil y de las organizaciones políticas de izquierda. Es decir, que en el acontecimiento político más importante de la clase trabajadora por lo menos durante la era del macrismo, en su demostración de fuerza el movimiento piquetero empezaba a mostrar nuevamente que esa acumulación histórica estaba en condiciones de volver a emerger como lo hiciera desde mediados de los años 90’ hasta el 2003. Pero es importante destacar que las organizaciones piqueteras que no tranzaron ni con el kirchnerismo ni con el macrismo, continuaron sus luchas aunque fragmentadas y en soledad una infinidad de veces golpeando al poder político con acampes y ganando las calles en reiteras ocasiones.

        EL HAMBRE Y LA COOPTACIÓN POLÍTICA

 Hoy, el plan de lucha que viene desarrollando un sector de las organizaciones sociales y piqueteras marcaron a fuego la agenda política no sólo del sector sino que impactaron generando una orientación hacia todo el pueblo trabajador. Cuando los problemas centrales venían siendo la situación de la macroeconomía y la agenda electoral, la irrupción de este sector piquetero con el corte de la autopista 25 de mayo y el corte de rutas a nivel nacional en 20 provincias, luego un acampe de 24 hs. y al no haber respuestas uno de 48 hs. se puso de manifiesto de forma contundente que el hambre no espera y que “a Octubre no llegamos”, no es sólo una consigna, sino una realidad innegociable. Sin embargo, nuevamente se activó un enorme plan de contención del conflicto que cuenta con dos elementos centrales en que están involucrados los partidos gobernantes, la Iglesia, la burocracia de la CGT Y las CTA y el triunvirato de los San Cayetanos: el primero, fue desviar la lucha hacia el parlamento para que apruebe la ley de emergencia alimentaria y de este modo que la débil institucionalidad, ahora en posesión nuevamente del PJ, se presente como la salvadora de la crisis social.
 El segundo elemento es el represivo e incluye a los mismos actores. El gobierno, salió a responsabilizar a las organizaciones del déficit público, etc., y volvió con el discurso de las “extorciones”, para luego  movilizar las fuerzas represivas y judiciales que mostraron sus dientes reprimiendo la movilización e imputando y deteniendo compañeros. A su vez, Fernández, atacando la legitimidad de la lucha, horas después de iniciado el acampe y habiendo pasado la represión, llamó a desmovilizarse y evitar la violencia, colocando el problema en las organizaciones sin mencionar la acción represiva.
 En paralelo, la burocracia del triunvirato y sus seguidores decidieron abandonar el programa de lucha que implicaba centralmente la apertura de los programas sociales en un contexto de cierre de fábricas y parálisis de la obra pública, con tasas de interés rondando entre el 70% y 80% favoreciendo a sectores capitalistas especulativos y la apertura de las importaciones en sectores importantes de la producción local. Con un desempleo que supera el 10% de la población, una masa indigente de más de 3 millones de personas y 16 millones de argentinos y argentinas viviendo debajo de la línea de la pobreza, resulta muy justa la lucha por la universalización de los programas sociales que en su conjunto apenas rondan los 450 mil a nivel nacional. Por supuesto que esto no quita que las consignas de trabajo genuino y obra pública sean tirados por la borda. Implica, en todo caso, ganar con la lucha dando respuesta a las necesidades más urgentes en lo inmediato para luego avanzar por el resto de las reivindicaciones.       

                  CONTENCIÓN O CAMBIO SOCIAL

 Cristina Kirchner el año pasado aseguró que bajo su gobierno lo que antes eran “piqueteros” se transformaron en “movimientos sociales”. La raya es clara, las organizaciones deben subordinarse al enorme engranaje de contención social del Estado capitalista para sostener un creciente sector de la población que es excluida, ya que la estructura productiva no tiene lugar para toda la clase obrera. El macrismo ha sido un fiel continuador de esta política y ha articulado la paz social con el triunvirato y sus seguidores durante casi todo su gobierno. Y las organizaciones piqueteras que quedaron del otro lado de la “raya” recién en 2018 lograron un reagrupamiento, una elaboración de programa y un proceso de consolidación que tuvo su primer pico de protagonismo en diciembre de 2018, empujando con sus demandas en un contexto de repliegue de las fuerzas populares en el marco de un enorme despliegue represivo del G20. 
 Ahora bien, la clase trabajadora y el pueblo en general necesitan de una dirección común  para desarrollar una conciencia política que sea capaz de sostener una lucha que en definitiva es por la construcción de su propio poder como clase. En este sentido, lo inédito en nuestra historia que se diferencia de otros pueblos del mundo es el desarrollo específico del movimiento de trabajadores desocupados y desocupadas como sujeto en sí, aunque en su momento de mayor potencia esto pudo darse en su articulación con el resto de los sectores del pueblo trabajador, demostrando que el movimiento piquetero cumple un rol dinamizador en la lucha de clases. Ni más ni menos que ese lugar tiene en la historia. Se transforma en un sector de vanguardia cuando el resto de la clase se encuentra contraída por distintas situaciones. Con un movimiento obrero ocupado que si bien lucha día a día contra el empeoramiento de sus condiciones laborales en general y sobre todo con la pulverización de su salario, la realidad es que con las direcciones burocráticas de los principales sindicatos operando en una monumental contención social, y con la izquierda que dirige algunos sindicatos (y tiene un desarrollo embrionario en otros), haciendo muchas veces seguidismo de la burocracia, poniendo el eje en la exigencia a la CGT y la CTA en lugar de promover la lucha independiente y la unidad con el movimiento de desocupados, se dificultan sus condiciones de lucha. Por supuesto, que hay procesos de lucha que logran desbordar los coros de llamamiento a la paz social del PJ y el gobierno de Macri y ponemos en este sentido la elevada disposición de lucha de los y las docentes, y estatales de Chubut que vienen desarrollando una enorme lucha frente al ajuste del peronismo en la provincia. Y también desde ya como han dado los colectiveros en Lomas de Zamora y en La plata, fábricas cerradas que han tenido una enorme voluntad de lucha de sus obreros con acampes y confrontaciones con las patotas de la burocracia sindical como de la policía. Así miles de conflictos que sus obreros han desarrollado pero que el sistema los mantiene.
    También los espacios de reagrupamiento como el Encuentro Sindical Combativo, han tenido serios límites en su capacidad unitaria de fortalecer los procesos de lucha, e incluso por la hegemonía de algunas organizaciones de la izquierda dogmática que vetaban la participación del movimiento piquetero. Es decir que el movimiento piquetero no sólo tuvo que luchar contra los punteros de los barrios, las represiones del Estado y la política conciliadora de muchísimas organizaciones sociales, sino que al interior de la izquierda en algunos sectores se la consideraba un mero apéndice del sector obrero ocupado. El último encuentro de trabajadores/as ocupados/as y desocupados/as impulsado por el Encuentro Sindical Combativo, el movimiento piquetero impuso las condiciones de igualdad y ha habido una apertura genuina de muchos sectores combativos que han reconocido este papel importante. Sin embargo, nuevamente el FITU, que es la mayoría que dirige el PSC, impugnó la continuidad del plan de lucha, para continuar luego de la destacada jornada nacional de lucha del 24 de septiembre. En medio de esta profundísima crisis y con la tendencia al aumento de la lucha del pueblo trabajador y la conflictividad social, gran parte de la dirigencia del FITU, en lugar de promover la acción directa, orientan su intervención al plano electoral y con un programa muy lavado, que, salvo excepciones en el frente piquetero y algunos sectores que continúan en lucha, en nada aporta a fortalecer la conciencia de clase y la lucha obrera, al contrario, legitima al Estado Burgués que está en bancarrota.
 Por eso, entendemos que un principio central de quienes reivindicamos el clasismo, es el de promover la unidad de los que luchan. En este caso, unir a los sectores más dinámicos, que son los docentes y estatales de Chubut, con el movimiento piquetero. Ambos sectores, producto de su fuerza han irrumpido en la agenda pública, pero también es necesario promover la coordinación con todos los sectores en lucha. La causa que une todos estos sectores en lucha es el ajuste del co-gobierno de Macri y Alberto Fernánadez y el pacto social anti-obrero que promueven, por eso, además de denunciarlos y de pelear por las reivindicaciones propias, es necesario la unidad para luchar para echar al FMI, por el no pago de la deuda externa, la estatización de la banca y el comercio exterior, por obra pública,  trabajo genuino y aumento de salario y jubilaciones. En este sentido, sería un paso importante para empezar a desarrollar estas experiencias embrionarias de ANT (asambleas nacionales de Trabajadores desocupados y ocupados) y profundizar su contenido político que permitan golpear de conjunto al macrismo así como al futuro gobierno de Fernandez.
         
                         HAY QUE ELEVAR LA VARA

 Pero todas estas luchas tienen un límite, es necesario un salto de la lucha reivindicativa a la lucha política, es decir no sólo construir poder para objetivos inmediatos en el marco del sistema, sino construir poder para gobernar y desplazar al poder burgués de la casa rosada y de la dirección de la sociedad. En ese sentido todo proceso de construcción de doble poder debe implicar al desarrollo integral de las principales expresiones de lucha de nuestra clase: el movimiento obrero ocupado, el movimiento de mujeres, los sectores que enfrentan la depredación ambiental, el movimiento estudiantil y el movimiento piquetero. Este último, que no fue cooptado por el Estado burgués cuenta con tres armas muy importantes, la democracia directa y la independencia de clase, el sostenimiento de sus autodefensas y la masividad.
   La lucha revolucionaria en la Argentina debe basarse en estas experiencias concretas de enormes sacrificios y una gigantesca disposición a luchar por las reivindicaciones más sentida. Un programa revolucionario que excluya a este sector tan importante de la clase está condenado a una derrota segura. Tenemos que unir al pueblo trabajador en su enorme bastedad de lucha y organización y orientarlo en la construcción del poder popular que sea el reflejo de la nueva sociedad que necesitamos construir: el socialismo.

FOGONEROS OLNyS
FAR

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