El pasado sábado venció el plazo de presentación de candidaturas y las listas se han cerrado sin mayores novedades que la confirmación del inicio de un nuevo y farsesco capítulo electoral en ésta democracia devaluada en la que vivimos los argentinos.
Candidaturas truchas o testimoniales, como se dice ahora, de funcionarios, minis- tros o intendentes que jamás asumirán las bancas para las que se proponen alternan con candidatos farandulescos, boxeadoras, patinadoras, remeros, famosos y otras yerbas de los que nunca se supuso que tuvieran opiniones o compromisos con la política o con las angustias de los argentinos. Y todo ello mechado con las peores figuras de la peor polí- tica, mas o menos camuflados, más o menos desembozados, pero con toda la vocación de poder aprendida en la vieja escuela de conducción política bonaerense de Carlos Menem, primero, y Eduardo Duhalde, después.
Y estos atributos no son patrimonio exclusivo del oficialismo, ya que si hay algo que comparten oficialismo y oposición eso es el apego a la partidocracia corrupta, a la borocotización de la política y otras lindezas de nuestra democracia.
Las grillas de candidaturas están cerradas, las elecciones se avecinan, los carteles y las pintadas ya empiezan a ensuciar las paredes y los servicios a ensuciar los prontua- rios de candidatos ajenos, pero, si se hace un esfuerzo por escuchar propuestas políticas, económicas y sociales de los que las integran, destinadas a sacar al pueblo de la miseria, al estado de las manos de las mafias corruptas y a la Nación de la dependencia, se verá, por mucho que sea el esforzarse, que no las hay, que no hay referencias al hambre, a los desalojos, a la desocupación, a la dependencia ni a la contaminación ambiental.
Oficialistas y opositores se tiran, unos a otros, con el hambre ajeno y el infortunio de millones de argentinos mientras disfrutan, ambos, de las mieles que esa infamia les proporciona. En realidad, sólo pelean por la llave de las cajas y de los cofres, sólo pelean por las listas de los empresarios beneficiables con el saqueo de la ANSES, sólo disputan por ser los repartidores de los subsidios y las prebendas. Sus diferencias se agotan allí, ese es el modelo por el que se enfrentan; es, en realidad, un modelo de quién maneja los recursos y a quiénes se les entregan, con absoluta y declarada exclusión de los excluidos de siempre.-
Oficialistas y opositores son fundamentalistas de la explotación al pueblo y a la Nación, son teóricos de la copa derramada de la que beberán algunas gotas unos pocos privilegiados mientras catorce millones de argentinos pobrísimos se preparan a transitar un duro invierno, con tarifas de gas y luz prohibitivas.-
Oficialistas y opositores han acordado resolver sus diferencias en éstas urnas fraudulentas y en estas campañas plutocráticas, alejadas de las broncas del pueblo, de sus angustias y sus miserias, de sus miradas inquisidoras. Tácitamente –o quizás de manera explícita, quién puede saberlo!- han decidido que no volverán a jugar con fuego, como lo hicieron el año pasado en ocasión de las grandes y peligrosas movilizaciones sobre las retenciones agrarias y que buscarán, en ésta guerra electoral, simulacro de otras guerras que no se atreven a librar, dirimir sus diferencias. Diferencias, que, por otra parte y como decíamos más arriba, no son sustanciales ya que el “modelo” que todos ellos defienden y que a todos ellos cobija es el modelo de exclusión social y entrega nacional del que, con matices, son devotos.
Oficialistas y opositores han enterrado sus armas y se tiran con denuncias y votos, porque ambos bloques han comprendido que el horno social, tanto local como internacional, “no está `para bollos”. Es que no pasa semana sin que los noticieros les recuerden la violencia creciente de las protestas de los desposeídos, de los desalojados, de los expulsados del empleo, de los excluídos de su modelo. La semana pasada centenares de pobres resistieron, en Lanus, a hondazos, piedrazas y hasta tiros!! la política de desalojos del gobernador Scioli. Horas después, la infantería porteña debió
combatir contra los gastronómicos en las calles del mismísimo barrio norte, mientras los bancarios sembraban, al decir del diario “La Nación”, el caos en la City Financiera, con escenas de “vandalismo” propias de tiempos tormentosos y recientes. Y, para empeorarla, la CTA convocaba para éste 27 a un paro nacional, el primero en todos éstos años, contra el modelo que todos dicen defender.
No pasa un día sin que las calles de las principales ciudades se vean alborotadas con las protestas populares y los enfrentamientos con la policía. Realmente, el horno no está para bollos y es por eso que, oficialistas y opositores, trasladan la resolución de sus diferencias a ésta farsa electoral que viviremos en pocas semanas más.
A todo esto, la mayoría de nuestra izquierda parlamentarista acompaña el proceso electoral como si, realmente, hubiese posibilidades democráticas de elección y pelean entre sí por mendrugos electorales como los perros hambrientos lo hacen por un hueso pelado. Y así es como van, divididos y enfrentados, a un comicio al que deberían ir juntos para denunciar, desde adentro y con todos los recursos que las contradicciones del régimen aún permiten, éste festival electoral de ladrones, mentirosos y corruptos.
Nosotros, desde las ASAMBLEAS DEL PUEBLO hemos reclamado a voz en cuello por la unidad de todos los que estamos enfrentando al régimen capitalista en estos momentos de crisis terminal por los que transita. Hemos dicho que debemos unirnos en los comicios y en las luchas de la trinchera, en las listas y en los barrios, en las propuestas políticas y en las fábricas y en las aulas. No hemos sido escuchados, no hemos tenido éxito. Han sido más fuerte el hegemonismo, el sectarismo, el egoismo y la arrogancia que las necesidades de unidad del pueblo trabajador. En algún momento todos estos pequeños caciques de pequeñas tolderías deberán rendir cuentas de tanta fragmentación y de tanta petulancia.
En consecuencia, las ASAMBLEAS DEL PUEBLO intentarán hacer, en solitario lo que debimos hacer todos juntos. Hemos presentado una lista de candidatos a legisladores y a diputados nacionales, la 293, en la Ciudad de Buenos Aires, integrada por luchadores sociales, por compañeros que seguimos creyendo que el socialismo y la libertad son las únicas banderas de los pueblos explotados y que vamos a denunciar, en cada ocasión y con todas nuestras fuerzas, ésta trampa electoral que han preparado los explotadores para encubrir los golpes que pretenden darle a los humildes.
No creemos que sean los votos las herramientas con las que transformaremos de raíz ésta sociedad, no tenemos ninguna ilusión en el parlamentarismo ni en las reformas.
Pero sí sabemos que hay un debate en curso en nuestra sociedad, que ése debate se refiere a nuestro destino como pueblo y Nación y que la voz de los humildes no debe ser silenciada. Estaremos en ésta campaña electoral para gritar, con la compañía de todos los que luchan, que ésta crisis es la crisis del capitalismo y que la deben pagar los capitalistas y sus políticos; que no debemos tolerar los despidos, los desalojos, el hambre y la miseria, que debemos luchar con todos, absolutamente todos, nuestros recursos por los derechos del pueblo trabajador y que el futuro de la humanidad es socialista y libertario y que la historia que ha llegado a su fin es la historia de los explotadores, es la historia del capitalismo. Le pedimos que nos acompañe a hacerlo!
ASAMBLEAS DEL PUEBLO
13 may 2009
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