“Gracias al ejército israelí”, anuncia un diario de Tegucigalpa, la Policía Nacional tiene el cañón sónico que ahora es “utilizado para neutralizar a los violentos miembros de la resistencia”.
Después del LRAD, también proveído por Israel a través de una firma local propiedad de un ex militar israelí que trabajo con la CIA, las tropas del dictador hondureño Micheletti se beneficia de lo que La Tribuna califica de la “tecnología de punta que les ha ayudado a bajar la violencia entre los seguidores de Manuel Zelaya”.
Llamado el “Screamer” (“El Gritón”), el equipo es, según el rotativo golpista, utilizado por primera vez “públicamente” en Honduras. No se precisa si los técnicos encapuchados de la policía que lo manipulan son hondureños o si, como es probable, pertenecen a las fuerzas armadas sionistas.
Dice textualmente La Tribuna que se trata de “la última arma secreta en dotación desde hace tiempo por el ejército de Israel, usada públicamente sólo ahora después de muchos años de experimentación”.
La multitud “se contuerce del dolor”
Señala el texto anónimo del diario como al ocurrir una concentración de manifestantes, “pasa un carro blanco con dos policías e igual número de militares, con dos aparatos desconocidos, semejantes a parlantes de sonidos, pero no de los convencionales, se miran modernos”.
Y precisa con el mismo cinismo: “Pocos segundos después emite un sonido que corta el aire: La multitud agitada, cae en pánico, se tapa los oídos y se contuerce del dolor”.
El periódico, otro vocero del nuevo poder fascista no precisa cuantas veces el arma ha sido experimentada por Israel contra los Palestinos pero explica como “sin ser un arma mortal”, el Screamer “puede provocar convulsiones, nauseas y terribles dolores de cabeza, a muchos metros de distancia”.
Con un evento orgullo, el periódico que pertenece al capo golpista Carlos Roberto Facussé, ex presidente de Honduras, señala que el uso del equipo “es un evento sin precedentes, que representa un significativo cambio en las tácticas de guerrilla urbana”.
“Gracias al ejército israelí, ahora lo tiene Honduras”, concluye con una evidente satisfacción el autor del texto, evidentemente bien conectado al aparato policial.
El articulo de La Tribuna ofrece una respuesta a las interrogaciones que surgieron después de revelarse, hace unos días, la presencia de aparatos LRAD a proximidad de la embajada de Brasil donde se encuentra el Presidente legitimo de Honduras, Manuel Zelaya.
Imágenes tomadas por un fotógrafo de la resistencia popular en el medio de los incidentes denunció la presencia del aparato de tipo LRAD ("long range acoustic device") de fabricación norteamericana capaz de emitir un sonido estridente que puede causar daños graves al oído de sus víctimas.
Las fotos revelaron también al lado de los operadores del LRAD, la presencia de técnicos, con casco de la policía y encapuchados, que usaban un aparato cuyas características quedaban por descubrir.
Era nada menos que este Screamer cuyos sonidos, efectivamente, provocaron un grave malestar, entonces inexplicable, a todas las personas presentes en la representación diplomática de Brasil, una violación evidente de todos los convenios internacionales en materia del respeto y de la protección que deben otorgar las naciones a las embajadas en su territorio.
El propio presidente Zelaya acusó en varias entrevistas las tropas de la dictadura de usar tales instrumentos de represión. La prensa internacional, en mayor parte propiedad de grandes monopolios, dio poca difusión a estas informaciones.
El propio dueño de La Tribuna, el golpista multimillonario Facussé, pertenece a la Sociedad Interamericana de Prensa, que consagra su dinero y su tiempo a atacar a los líderes progresistas de América Latina desde su cuartel general de Miami.
Poco después de revelarse la existencia del LRAD, se denunció que Yehuda Leitner, ex oficial israelí radicado en Honduras, era el proveedor de armas “novedosas” y de gases asesinos a la dictadura hondureña.
Se supo también que este veterano del negocio de la muerte pertenecía, en los años 80, a la red de contrabando del multimillonario Gerard Latchinian, que abastecía en armas a los agentes CIA y terroristas cubanoamericanos Félix Rodríguez y Luis Posada Carriles en sus operaciones luego conocidas cómo escándalo Irán-Contra.
Elemento nuevo: el contrabandista Latchinian fue liberado en el 2002 por la justicia de Bush, después de cumplir solo 18 años de la sentencia de 30 a la cual había sido condenado una gigantesca operación de narcotráfico a favor de la Contra nicaragüense.
Después del LRAD, también proveído por Israel a través de una firma local propiedad de un ex militar israelí que trabajo con la CIA, las tropas del dictador hondureño Micheletti se beneficia de lo que La Tribuna califica de la “tecnología de punta que les ha ayudado a bajar la violencia entre los seguidores de Manuel Zelaya”.
Llamado el “Screamer” (“El Gritón”), el equipo es, según el rotativo golpista, utilizado por primera vez “públicamente” en Honduras. No se precisa si los técnicos encapuchados de la policía que lo manipulan son hondureños o si, como es probable, pertenecen a las fuerzas armadas sionistas.
Dice textualmente La Tribuna que se trata de “la última arma secreta en dotación desde hace tiempo por el ejército de Israel, usada públicamente sólo ahora después de muchos años de experimentación”.
La multitud “se contuerce del dolor”
Señala el texto anónimo del diario como al ocurrir una concentración de manifestantes, “pasa un carro blanco con dos policías e igual número de militares, con dos aparatos desconocidos, semejantes a parlantes de sonidos, pero no de los convencionales, se miran modernos”.
Y precisa con el mismo cinismo: “Pocos segundos después emite un sonido que corta el aire: La multitud agitada, cae en pánico, se tapa los oídos y se contuerce del dolor”.
El periódico, otro vocero del nuevo poder fascista no precisa cuantas veces el arma ha sido experimentada por Israel contra los Palestinos pero explica como “sin ser un arma mortal”, el Screamer “puede provocar convulsiones, nauseas y terribles dolores de cabeza, a muchos metros de distancia”.
Con un evento orgullo, el periódico que pertenece al capo golpista Carlos Roberto Facussé, ex presidente de Honduras, señala que el uso del equipo “es un evento sin precedentes, que representa un significativo cambio en las tácticas de guerrilla urbana”.
“Gracias al ejército israelí, ahora lo tiene Honduras”, concluye con una evidente satisfacción el autor del texto, evidentemente bien conectado al aparato policial.
El articulo de La Tribuna ofrece una respuesta a las interrogaciones que surgieron después de revelarse, hace unos días, la presencia de aparatos LRAD a proximidad de la embajada de Brasil donde se encuentra el Presidente legitimo de Honduras, Manuel Zelaya.
Imágenes tomadas por un fotógrafo de la resistencia popular en el medio de los incidentes denunció la presencia del aparato de tipo LRAD ("long range acoustic device") de fabricación norteamericana capaz de emitir un sonido estridente que puede causar daños graves al oído de sus víctimas.
Las fotos revelaron también al lado de los operadores del LRAD, la presencia de técnicos, con casco de la policía y encapuchados, que usaban un aparato cuyas características quedaban por descubrir.
Era nada menos que este Screamer cuyos sonidos, efectivamente, provocaron un grave malestar, entonces inexplicable, a todas las personas presentes en la representación diplomática de Brasil, una violación evidente de todos los convenios internacionales en materia del respeto y de la protección que deben otorgar las naciones a las embajadas en su territorio.
El propio presidente Zelaya acusó en varias entrevistas las tropas de la dictadura de usar tales instrumentos de represión. La prensa internacional, en mayor parte propiedad de grandes monopolios, dio poca difusión a estas informaciones.
El propio dueño de La Tribuna, el golpista multimillonario Facussé, pertenece a la Sociedad Interamericana de Prensa, que consagra su dinero y su tiempo a atacar a los líderes progresistas de América Latina desde su cuartel general de Miami.
Poco después de revelarse la existencia del LRAD, se denunció que Yehuda Leitner, ex oficial israelí radicado en Honduras, era el proveedor de armas “novedosas” y de gases asesinos a la dictadura hondureña.
Se supo también que este veterano del negocio de la muerte pertenecía, en los años 80, a la red de contrabando del multimillonario Gerard Latchinian, que abastecía en armas a los agentes CIA y terroristas cubanoamericanos Félix Rodríguez y Luis Posada Carriles en sus operaciones luego conocidas cómo escándalo Irán-Contra.
Elemento nuevo: el contrabandista Latchinian fue liberado en el 2002 por la justicia de Bush, después de cumplir solo 18 años de la sentencia de 30 a la cual había sido condenado una gigantesca operación de narcotráfico a favor de la Contra nicaragüense.
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