21 nov 2012

MARDEL PLATA: LAS ROJAS MARCHAN PARA DECIR "BASTA DE VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES"


  • ► Viernes 23 a partir de las 17hs Las Rojas concentramos en Mitre y San Martín (frente a la Catedral) para marchar por las calles de la ciudad

    ► Marchemos para exigirle al Gobierno de Cristina K:

    * Basta de Violencia hacia a las mujeres

    * Por el ABORTO LIBRE, LEGAL, SEGURO Y GRATUITO YA, no mas muertes por abortos clandestinos.

    * Contra los FEMICIDIOS, cárcel a los asesinos,

    * Trabajo digno y genuino para las mujeres

    * DESMANTELAMIENTO YA DE LAS REDES DE TRATA.

    Llega otro 25 de noviembre, y podemos hacer que no pase como una fecha más del calendario feminista de rutina.

    Por empezar, venimos de ver cómo el movimiento de mujeres, impulsado por la iniciativa de Las Rojas que empalmó con la bronca popular, logró una movilización de miles por el derecho al aborto, superando el silenciamiento del gobierno y las maniobras de sus funcionarios y militantes.

    Sucede que la “onda larga” de la pelea del Ramos Mejía está resultando más larga de los que preveíamos: la Corte “vetó” el veto de Macri y prácticamente dejó vigente el protocolo que la Legislatura había votado, y ayer renunció el director del hospital, denunciado por haber revelado datos de la paciente.

    Este 25 llega en medio de un triunfo del movimiento contra la violencia del Estado y la iglesia hacia una mujer, triunfo que fue compartido por miles de personas y visto por millones.

    Por otra parte, es notorio que el horror ante los femicidios empieza a tener objetivos más claros en la conciencia popular. En los últimos casos que más se comentaron (ver nota aparte), los familiares, el periodismo y el boca en boca señalaron una circunstancia en común: los asesinos eran condenados que habían sido liberados antes de tiempo por jueces que no tuvieron en cuenta ni los informes de los peritos ni el sentido común.

    El “informe” de una fiscal salteña sobre el abuso a dos nenas, donde la funcionaria opina que las víctimas tienen “cuerpos de mujer que pueden incitar el deseo”, ayudó también a que la Justicia y el Estado se ubiquen más claramente en la mira en cuanto a la responsabilidad sobre estos crímenes. El moño del paquete lo puso el sargento que asesinó a su esposa dentro de la comisaría de la mujer.

    La idea tradicional de que “las mujeres no denuncian” a golpeadores o violadores, o la pregunta ¿por qué no se separan del golpeador?, es superada por la evidencia: en los casos de violencia familiar, las mujeres se separan, hacen docenas de denuncias, pero la denuncia no tiene ningún correlato de parte del Estado. En los casos de abuso a niñas, el Estado actúa volviéndolas a violentar, echándoles encima a los monstruos de la iglesia y negándoles el derecho al aborto si sucede un embarazo producto de la violación.
    Y los femicidas y violadores seriales son devueltos a la calle constantemente por una Justicia para la cual la protección de las mujeres tiene un valor igual a cero, no sin antes ser “reinsertados en la sociedad” vía la murga del Vatayón Militante, organización creada por el kirchnerismo para presentar a estos chacales como si fueran conmovedoras víctimas de la sociedad.

    La denuncia de que la Justicia y el Estado patriarcal amparan a violadores y femicidas y la exigencia de destitución de los jueces y funcionarios cómplices, puede reunir el 25-11 al movimiento organizado y a los familiares que luchan por justicia en un acto político que dirija sus reclamos y denuncias hacia el Estado y el gobierno.

    Un problema que es todos los problemas

    El amparo del Estado hacia quienes ejercen violencia sobre las mujeres es un factor clave en la extensión geométrica que parece tener el fenómeno, y es una “punta del iceberg” que comienza a ser percibida por todo el mundo. Por eso es el mejor lugar hacia donde enfocar la pelea, empezando por ubicar con claridad a los principales responsables y a quienes tienen las soluciones en sus manos y se niegan a desarrollarlas.

    Pero extirpar la violencia de género requiere una transformación no solo en el Estado y la Justicia, sino en la estructura misma de la sociedad. La raíz es la dependencia de las mujeres en la familia patriarcal. En esta época, cuando vivimos las consecuencias de la descomposición social capitalista, que ya incluye elementos de barbarie y que obviamente no ha llegado a ser revertida con la mera creación de empleo, esa dependencia de las mujeres las convierte en víctimas propiciatorias para cualquier exceso, igual que a los niños.

    En esta situación, hacer campañas “para concientizar a la población”, o sea, convencer a los hombres de que hay que tratar bien a las mujeres, de que no sean clientes de la trata, etc., es tan limitado como si en su momento se hubiera abandonado la lucha por la abolición de la esclavitud para emprender campañas de trato humanitario a los esclavos.
    Acabar con la violencia de género es sinónimo de acabar con la desigualdad de género, es decir, abolir la división del trabajo entre los géneros que deja a las mujeres en un lugar muy desfavorable: las mujeres se ocupan de la reproducción en la casa, y los hombres participan de la producción en el mundo. El resultado es que la mujer depende de un varón para subsistir.

    Esto no es nada “anticuado”. Si esta división del trabajo que describimos no estuviera absolutamente naturalizada, los índices de desocupación se duplicarían. Nadie mide la desocupación de las mujeres, porque nadie espera que tengan pleno empleo en condiciones formales, se espera que tengan algún trabajito para ayudar al marido o darse un gusto. La reactivación del período K no llegó a las mujeres, porque una industria atrasada no emplea a mujeres, salvo en trabajo semiesclavo como la confección de ropa o el del campo.

    Las consecuencias de la limitada reactivación K sobre las relaciones de género son que el golpeador consiguió trabajo y la víctima no.

    * El único programa realista para la emancipación de las mujeres empieza por la plena incorporación de las mujeres a la industria, en iguales condiciones que los varones.

    * La AUH no hace más que reforzar la dependencia y la maternidad obligatoria. Luchamos por un subsidio para las mujeres (con o sin hijos) que permita capacitación para aspirar a un trabajo en condiciones igualitarias.

    * Los patrones no quieren tomar mujeres, porque les insume un gasto de dinero extra (maquinaria moderna, construcción de vestuarios, etc.) y porque la maternidad les impide vivir adentro de la fábrica como necesitan los patrones de una industria obsoleta. Hay que cortar todos los subsidios o ayudas del Estado a los patrones que no tomen mujeres, y castigarlos con multas crecientes hasta la expropiación. Trabajo genuino inmediato para las víctimas de violencia.

    * Los planes de vivienda del Estado no son para mujeres. En el último gran plan nacional tan promocionado, para anotarse hay que ir en pareja. Exigimos la abolición de esta condición y que la prioridad en todos los planes de vivienda estatales sean las mujeres: ¡En lugar de “Plan Procrear”, Plan Emancipar! Vivienda inmediata para las víctimas de violencia.

    * Educación sexual pública comprendida como formación para la lucha contra la opresión. Fuera la iglesia de las escuelas. Capacitación de los docentes por el movimiento de mujeres. Extensión a las mujeres adultas para ayudarlas a organizarse en la defensa mutua contra los golpeadores y contra el Estado que les niega sus derechos.

    * Aborto legal ya. Anticoncepción gratuita de calidad en los hospitales.

    * Abajo la Justicia patriarcal. Fuera la iglesia de la Justicia. Destitución de los jueces y funcionarios que amparen la violencia o la desigualdad. Cierre de las comisarías de la mujer. Creación de organismos estatales, financiados por el Estado nacional, con personal concursado y bajo control del movimiento de mujeres. Basta de “secretarías de la mujer” municipales que solo sirven para justificar el sueldo de ñoquis y punteros.

    * Por un movimiento de mujeres de lucha, organizado en los barrios, sindicatos y lugares de trabajo y estudio, para intervenir rápidamente en las situaciones de violencia y proteger a las mujeres del agresor inmediato y del Estado.

    Organizate con Las Rojas y el Nuevo MAS para luchar por este programa, y vení con nosotras para exigir:

    El Estado y la Justicia amparan a los violentos: ¡Basta de violencia contra las mujeres! ¡Fuera los jueces y funcionarios cómplices!

    ¡Abajo las comisarías de la mujer! Creación de organismos del Estado nacional controlados por el movimiento de mujeres

    Trabajo, vivienda y protección para las víctimas de violencia y trata

    Aborto legal ya, fuera la iglesia de la salud, fuera Manzur del gobierno.

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