Bs As 6 de Marzo
de 2013
Las Asambleas del Pueblo
expresan su pesar y solidaridad a todo el pueblo venezolano, que está viviendo duros
momentos luego del fallecimiento de su
Presidente Hugo Chávez.
Cuando
líderes de la
envergadura de Hugo Chávez irrumpen en escenario político de un país o
región,
es indudable que marcan un antes y un después, dejando un legado que,
más allá
de los matices, perdurara en la historia. Su muerte es un duro golpe
para los más humildes, los que se vieron beneficiados por las políticas
sociales de un gobierno al que apoyaron durante más de una década y al
que
identificaron con el progreso y la justicia social. Aprovechando la
debilidad del
sistema capitalista y las hondas contradicciones entre las potencias en
crisis,
aún sin romper con esa matriz económica
capitalista, el chavismo ha impulsado medidas paliativas y de carácter
reparador que nunca antes había vivenciado un pueblo que estaba
sumergido en la
miseria, el analfabetismo y la falta de representación política.
Venezuela
avanzo al ritmo de los vaivenes propios de Chávez y los límites de su
proyecto
político. En ese avance, una de las mayores virtudes que le ha sido
legada a
los sectores populares es el poner en el centro del debate, aunque más
no fuera
declamativamente, el rol de los pueblos
movilizados en la construcción de su historia, la denuncia del
capitalismo como
enemigo de la humanidad y el rescate de la hermandad internacional de
los oprimidos. El proceso liderado por Chávez fue producto
del fracaso de la dominación política del sector más recalcitrante de la
burguesía venezolana, en una gran similitud
con el resto de los movimientos y gobiernos progresistas de la región.
La expresión y el armado político del chavismo responden a los intereses
de un
sector de la burguesía nacional que
buscó construir poder político aliándose
al pueblo, en conjunción con las fuerzas armadas. Muchas de sus medidas
le
pusieron límites a las grandes corporaciones multinacionales. Las
expropiaciones de varias industrias primarias y la recuperación de la
renta
petrolera han sido fundamentales para sostener políticas de integración
y justicia
social, generando un fenómeno equiparable –a nivel de arraigo popular y
polarización con la clase media y alta- con el primer gobierno de Perón.
En la
medida en que no avanzó a la expropiación revolucionaria de la
burguesía, el camino abierto por estas transformaciones es limitado y
precario. Pero, aun así, estuvo a la vanguardia de todo
el proceso regional y ninguno de los otros gobiernos “progresistas”
–demostrando el servilismo de la burguesía nacional- se le puede
equiparar. Ese proceso sirvió de
apoyatura para impulsar una creciente movilización y organización social
que
puede ser el punto de partida para la radicalización del proceso, único
camino
posible para transformar la sociedad y acabar con la explotación y la
dependencia. La idea de Latinoamérica unida bajo las banderas del
socialismo no
nació ni morirá con Chávez. Las puertas para una nueva etapa de debate,
militancia y lucha se abren en Venezuela, pero miran de cara a todo el
continente. Se están sembrando nuevos desafíos para todos aquellos que
nos
definimos como anticapitalistas revolucionarios y que luchamos por una
sociedad
de iguales, donde el hombre no sea más objeto del capital y ninguna
cadena ate
nuestros sueños de libertad. Queda en manos del pueblo venezolano
empezar a
transitar el camino hacia un socialismo liberador, anticapitalista y
revolucionario. El camino es la lucha y la organización popular, el
derrocamiento de la burguesía, la
destrucción de su institucionalidad estatal y la construcción de una
verdadera
democracia popular. Resta señalar que todos
debemos estar alertas y solidarios con
el pueblo venezolano para aplastar a todos aquellos que pretendan
utilizar esta
dolorosa situación para retrotraer o desviar el proceso en curso. En
Venezuela
se han dado pasos ciertos en la lucha contra el capitalismo, es nuestro
deber acompañar
este proceso, extenderlo a todo el continente y levantarlo como bandera
de una humanidad donde el capitalismo y sus miserias
sean recuerdos de un pasado al cual nunca retornemos.
ANALIA CASAFU, EZEQUIEL ALVAREZ, ANGELA
MORIN, ANA MELNIK,
MARCELO MOYANO, RUBÉN SABOULARD.
COMISIÓN DE COORDINACIÓN DE LAS ASAMBLEAS DEL PUEBLO.
ASAMBLEAS DEL PUEBLO
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