20 mar 2013
NUEVO MAS: CARTA ABIERTA AL FIT
En el reciente 6º Congreso Nacional del Nuevo MAS que sesionó durante los días 1,2 y 3 de Marzo en las instalaciones de la Cooperativa Hotel BAUEN, más de 100 delegados en representación de la militancia de todo el país debatieron ante la presencia constante de una barra juvenil de 200 compañeros y compañeras, la situación política nacional y los desafíos del partido y la izquierda en el próximo período. Se resolvió, entre otras cosas, enviarle una carta abierta a los integrantes del FIT alrededor de las tareas que tiene planteada la izquierda revolucionaria en este año, que es lo que sigue a continuación.
Una coyuntura nacional de deterioro kirchnerista
La situación nacional se desarrolla en un contexto de deterioro político del gobierno, producido principalmente por el agotamiento de las variables económicas que gozaron los K y que ahora se han esfumado (como el dólar alto, los superávit gemelos comercial y fiscal, el crecimiento económico sostenido, las mejoras en el empleo, etc.), cambios negativos que han empezado a multiplicar los problemas económicos y la bronca con el gobierno de Cristina.
Reflejo de esto es la incesante escalada de precios que redobla los índices de inflación imposibles de maquillar a estas alturas por el Indec de Moreno, y que ha obtenido como respuesta del gobierno el lanzamiento de un plan de ajuste en regla que comenzó con un aumento generalizado de las tarifas de los servicios y transportes y siguió con el intento de imponer un techo a las negociaciones paritarias, como por ejemplo la de docentes en este momento.
Esto ha traído la novedad de que a ese gobierno de “alas anchas” que solía ser el kirchnerismo se le estén escapando algunos componentes; el ejemplo más significativo ha sido la ruptura de la CGT que produjo el pase a la “oposición” del sector de la burocracia liderado por Moyano, que ya tuvo como consecuencia la convocatoria al primer paro general contra el gobierno K, posibilitando que el movimiento obrero pueda expresarse como un actor político-social en la palestra nacional después de más de 10 años de ausencia de una medida de lucha de conjunto.
Esta bronca que se viene acumulando y que ha producido importantes luchas, por ahora no se desborda y se mantiene canalizada por las organizaciones tradicionales, como la CGT o el SUTEBA en docentes, aunque empezaría a marcar el comienzo de un proceso en que un sector de los trabajadores se aleja del gobierno K.
Uno de los legados más importantes de los K es haber logrado “reinstitucionalizar” la vida política del país, cambiando el “Que se vayan todos” y las luchas en las calles en el medio de la pavorosa crisis económica, social y política del 2001, por las elecciones cada 2 años donde la población canaliza sus aspiraciones de cambio.
Al mismo tiempo que esto sucede, y como consecuencia de los grandes cambios producidos en los últimos años, entre ellos la recuperación del empleo (que es un logro subproducto de la rebelión popular), la clase obrera se caracteriza hoy por una nueva generación que ha ingresado a trabajar en los últimos años.
Una nueva generación que es el motor de un estratégico proceso que se desarrolla sin prisa pero sin pausa de recomposición obrera. Se trata de una experiencia que para el Nuevo MAS es la más importante a tener en cuenta para los revolucionarios, donde miles de jóvenes trabajadores están haciendo sus primeras armas nutriéndose de las enseñanzas del Argentinazo. Un nuevo movimiento obrero basado en las asambleas de base, antipatronal y antiburocrático, expresado en la recuperación de organismos como es el caso de FATE en el neumático, de los Ferroviarios del Sarmiento, del Garrahan, de Kraft en la alimentación, de ATEN docentes de Neuquén, etcétera. Si bien este proceso es de vanguardia, está ampliamente extendido y está llamado a pegar un salto cuando la situación económica se deteriore aún más, y las luchas se profundicen chocando con el intento del gobierno y las burocracias de frenarlas.
Por eso una de las resoluciones más importantes del 6º Congreso es el vuelco de todas las fuerzas del Partido en la intervención e impulso de las luchas que desarrollen los trabajadores en el camino de fortalecer y extender la experiencia de esa nueva generación no solo para desbordar a la burocracia sindical sino para que avance en la ruptura política con el gobierno K.
Parte de este mismo proceso es la lucha que estamos desarrollando en estos momentos por la reincorporación de nuestro compañero Maximiliano Cisneros en Firestone, una de las multinacionales más importantes del país. Una pelea en la cual hemos logrado ya un primer importantísimo fallo favorable en primera instancia, y ahora estamos dando la pelea en la Cámara de Apelaciones. Demás está decir el significado que tendría la reincorporación de nuestro compañero en dicha planta (dónde la lista Naranja inspirada por nuestro partido logró prácticamente la mitad del cuerpo de delegados en la última elección), tanto para Firestone como para el gremio como un todo en lo que tiene que ver con la pelea por la dirección del sindicato contra la burocracia.
Parte de esta misma situación es la importancia que han venido adquiriendo las luchas de las mujeres. La pelea del Ramos Mejía, la marcha por el derecho al aborto el 1° de noviembre pasado, el estallido de furia nacional por la impunidad en al caso de Marita Verón han encontrado a nuestra Agrupación de Mujeres Las Rojas en la primera fila de estas peleas, agrupación que ha adquirido una incuestionable proyección nacional, impactando en amplios sectores más allá de la vanguardia y dando lugar incluso a la emergencia de jóvenes figuras de nuestro partido con acceso a los medios de comunicación masivos.
Las próximas elecciones de octubre
Es en este marco que se vienen las elecciones. Estas traen la oportunidad de que una franja de ese nuevo movimiento obrero, junto a los sectores juveniles y del movimiento de mujeres, miren hacia la izquierda. Se trata de un desafío que debe ser abordado de una manera política: es decir, principista y no porotera, como lamentablemente caracteriza las prácticas de la abrumadora mayoría de la izquierda hoy.
La centroizquierda nucleada en el FAP y Proyecto Sur no son una alternativa no sólo porque no representan, evidentemente, alternativas de clase, sino incluso porque se han corrido demasiado a la derecha. Por ejemplo, Binner declarando a bocajarro que votaría por el candidato derechista Capriles en Venezuela. O el vergonzoso caso de Pino Solanas del brazo de Lilita Carrio recorriendo programas de televisión donde daba muestra de fe cristiana apoyando efusivamente la designación del reaccionario Bergoglio como nuevo Papa.
Estos posicionamientos no dejan ningún margen de maniobra a sus aliados “más de izquierda” como es el caso de Libres del Sur, el PCR y hasta el mismo MST, aunque por lo visto hasta ahora parece ser que todas estas fuerzas no tienen ningún límite político de principios y se tragarían todos los sapos necesarios si al final obtienen alguna banca.
Una novedad dentro del espectro de la izquierda es la aparición de Marea Popular, fogoneada por la corriente estudiantil La Mella que dirige varios centros de estudiantes de la UBA, que tendría de aliado en Capital Federal al sector que recientemente rompió con el FPDS. Se trata de corrientes que hasta ayer nomás se jactaban de hacer “otra política, de base, horizontal y alternativa al sistema y a los partidos de la izquierda tradicional”, sólo para pasarse sin solución de continuidad a la puesta en pié de armados más que nada electoralistas. Agrupamientos que desde el punto de vista político se pueden caracterizar como kirchneristas críticos de “apoyo a lo bueno y crítica de lo malo”. Partiendo de esa ubicación y reclamándose también chavistas, su jugada intenta contener los votos que se vayan por izquierda al kirchnerismo pero en clave populista, compitiendo con la opción de la izquierda más roja.
En este marco se viene desarrollando la experiencia del FIT, la que aparentemente continuaría para las elecciones de este año, aunque desde hace meses no tiene expresiones comunes en ningún evento político de importancia del país.
Desde el Nuevo MAS siempre dijimos que su conformación se llevó a cabo con criterios equivocados, no principistas, ya que frente a las exigencias proscriptivas de la nueva ley electoral, los futuros socios de esa alianza respondieron no dando la lucha política que se debía dar y, para peor, utilizando la nueva ley en contra del Nuevo MAS para dirimir las relaciones de fuerza entre las corrientes de la izquierda.
Se adaptaron a los mecanismos proscriptivos del régimen, ya que jamás llamaron a luchar en forma común para derogar la ley electoral, jugándose sólo a pasar el piso del 1,5 %, logro que consiguieron pero a costa de convalidarla y aceptar sus efectos, que seguirán siendo una espada de Damocles sobre la participación de la izquierda una y otra vez en las próximas elecciones.
También señalamos un desequilibrio oportunista entre la política electoral que llevó adelante ese frente y la desmedida desesperación en obtener cargos parlamentarios a cualquier costo. Esto se expresó en que durante la campaña prácticamente no se denunció al gobierno kirchnerista y que se llegara al extremo de llamar abiertamente al corte de boletas votando a Cristina a presidente y parlamentarios del FIT.
Pasadas las elecciones el frente como tal no tuvo ninguna existencia real. El año 2012 tuvo a los integrantes del FIT cada uno por su lado, con posiciones distintas o enfrentadas alrededor de los hechos políticos más importantes como el caso de los cacerolazos reaccionarios, el conflicto de los gendarmes y la prefectura, las marchas y actos de Moyano y la CTA, llegando a cometer errores políticos gravísimos como la criminal división producida en las elecciones ferroviarias. Estos hechos nos dieron la razón cuando decíamos que sólo se trataba de una cooperativa electoral, imposibilitada de intervenir en forma unificada en la lucha de clases y jugar un rol que ayude a progresar a la vanguardia. Este elemento produjo cierto desengaño en algunos de los sectores que vieron al FIT con ilusión un año atrás.
Sin embargo, consideramos que aún con estos criterios poco principistas sobre los cuales nació el frente y con una política electoral oportunista, el FIT persiste en los hechos como un frente de independencia de clase frente a las variantes políticas patronales, y por esa razón apareció y en cierto modo puede volver a aparecer este año en la medida que no se termine de dividir, como una alternativa para sectores de la amplia vanguardia.
Es en función de este criterio de independencia de clase, que hoy el Nuevo MAS vuelve a llamar a sus componentes a realizar una discusión seria con nuestro partido para debatir nuestra integración a dicho frente, lo que fortalecería la pelea para encarar con más fuerza el desafío de aprovechar desde la izquierda la incipiente crisis del gobierno K y al propio FIT como tal.
En el 2011 el PO y el PTS se pusieron de acuerdo con excusas sin principios para excluir al Nuevo MAS de dicho frente. En esta oportunidad, y luego de realizar sendas reuniones con los integrantes del FIT, con fecha 7 de febrero enviamos una carta pidiendo una reunión formal con la coordinación del FIT, sobre la que hasta ahora no hemos tenido ninguna respuesta.
Estas y otras razones nos hacen pensar, honestamente, que los actuales integrantes del FIT no tienen la menor intensión de que nuestro partido se integre a dicho frente y se lo decimos clara y abiertamente a toda la amplia vanguardia. Menos que menos les interesa discutir nada acerca de los criterios y orientaciones políticas que un frente por la independencia de clase debe plantearse para intervenir en la actual coyuntura política de deterioro del gobierno k.
¡Es un verdadero escándalo que estén enfrascados en una pelea por los cargos siendo incapaces de algo elemental como dar respuestas comunes a hechos “gruesos” de la lucha de clases, cuando lo más importante es como hace la izquierda revolucionaria para aprovechar la nueva situación política que se está abriendo tanto en el terreno de las luchas y recomposición obrera, como en el electoral!
Esto se agrava porque tanto el PO como el PTS tienen una evaluación exagerada y hasta ridícula de sus propias fuerzas, desproporcionada completamente con relación a cualquier criterio de medida objetiva. Esto alimenta mecanismos tradicionales de secta heredados de la condición minoritaria que las corrientes socialistas revolucionarias hemos tenido a nivel de masas en las últimas décadas, pero que a mediano plazo podrían comenzar a cambiar.
En cualquier caso, volvemos a hacer un llamado a los integrantes del FIT a que recapaciten, que dejen de mirarse sus ombligos y abandonen la forma porotera de hacer política, abran de una vez las puertas del FIT y en forma equilibrada lleguemos a un acuerdo para un aprovechamiento revolucionario de las elecciones que sirva para el desarrollo de esa vanguardia que potencie el proceso más estratégico de recomposición del movimiento obrero.
Considerando todo esto el 6º Congreso del Nuevo MAS resolvió poner a disposición de esta pelea algunos de nuestros compañeros y compañeras más representativos (y las legalidades en los distritos más importantes que nuestro partido ha conseguido en estos últimos dos años de dura pelea): Alcides Christiansen, ex dirigente de la UOCRA Neuquén; Tedy Mulhall, ex dirigente de SOMISA y de la FIAT Córdoba; Manuela Castañeira, referente de la Agrupación de Mujeres Las Rojas; Maximiliano Cisneros, despedido de Firestone e integrante de la lista Naranja; Jorge Ayala, delegado de FATE y dirigente nacional de la Agrupación Marrón del Neumático y Héctor “Chino” Heberling, dirigente nacional del Nuevo MAS.
Héctor “Chino” Heberling y Ernesto Aldana, por el Comité Ejecutivo del NUEVO MAS, miércoles 20 de marzo del 2013
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