Carta abierta al FIT
Sentémonos a
discutir los desafíos que se vienen para la izquierda revolucionaria luego de
las PASO
En las elecciones del pasado 11 de agosto el gobierno de
Cristina Fernández recibió una paliza electoral que le produjo la pérdida de
4.000.000 de votos. Una derrota inapelable producida por diversos factores, y
dónde se combinan motivos de diverso signo político y social, pero que
básicamente se remiten al deterioro en las condiciones de vida en general: carestía
de la vida, impuesto al salario, catástrofe en materia de transportes e
infraestructura y a como ha calado la campaña “liberal republicana” en torno a
los avances sobre los “medios independientes”, el rechazo a la reelección de
Cristina, la reforma constitucional y la corrupción oficialista.
La acción de estos y otros factores sobre las diferentes
clases sociales dejó al gobierno en minoría. Está claro que Cristina pierde en la
clase burguesa y que también perdió la mayoría de la clase media. Pero la
novedad de esta elección es que ha
perdido un sector de la clase obrera que hasta ahora, de conjunto, se había
mantenido fiel al kirchnerismo (debido a la recuperación del empleo y el poder
de compra del salario luego del 2001, dos factores hoy deteriorados). También
pierde un sector progre “propia-tropa” en crisis con el “relato” por la
designación del represor Milani al frente del ejército, el acuerdo pro-imperialista
con Chevron y la cerrada negativa a conceder el derecho al aborto libre, legal,
seguro y gratuito.
El gobierno perdió, entonces, votos a derecha y a
izquierda. Si bien la mayoría de esos votos, unos 3.500.000, fueron a parar a
variantes patronales “opositoras” como las de Massa, De Narváez y Stolbizer en
Bs.As., Carrió en Capital, Binner en Santa Fé, Schiaretti en Córdoba y Cobos en
Mendoza, el dato destacado de la jornada
fue que alrededor de 500.00 votos fueron a parar a las listas presentadas por
la izquierda roja. El FIT y el Nuevo MAS, es decir, las dos expresiones
electorales de la izquierda clasista, sumaron a nivel nacional 1.000.000 de
votos, un verdadero fenómeno electoral que convierte a esta elección en una de
las mejores obtenidas por la izquierda en los últimos 30 años: ¡una elección histórica de la izquierda
independiente en nuestro país!
Siguiendo el rastro de a dónde fueron a parar esos 500.000
votos, está claro que los 3 partidos integrantes del FIT que obtuvieron en las
primarias del 2011 520.000 votos, en esta oportunidad sumaron 400.000 votos más
totalizando 900.000 en agosto del 2013.
Pero la otra
novedad dentro de la izquierda clasista fueron los 115.000 votos obtenidos por
el Nuevo MAS
que dieron visibilidad a una franja de
votantes que se posicionó en cierto modo a la izquierda del FIT.
Esto se verifica con más claridad si se comparan las
votaciones en los 4 distritos donde se presentaron tanto el Nuevo MAS como el
FIT. En Prov. Bs.As., el FIT obtuvo 343.000 y el Nuevo MAS 68.000; en Córdoba,
105.000 y 23.500; en Capital Federal, 79.000 y 18.000; y en Neuquén 22.500 y
4.500.
Estos datos objetivos que configuran una relación de 5 a 1 entre las votos del FIT y
el Nuevo MAS dónde se presentaron ambas fuerzas, dan por tierra con la
interpretación forzada que han salido a propalar algunos de los voceros del FIT
donde afirman “que el FIT es la única izquierda”, o que “el FIT obtuvo
1.000.000 de votos” tratando de negar frente a los medios que en esta elección
el Nuevo MAS, con sus 115.000 votos, se
ha colocado de hecho y de derecho como una fuerza que tiene su propio caudal
electoral, enorme logro si se tiene en cuenta que ha sido obtenido en las condiciones
más difíciles y contra todo tipo de obstáculos comenzando por la exclusión de
la que fuimos objeto por parte de las fuerzas que integran el FIT en ocasión de
conformarse dicho frente dos años atrás y que nuevamente este año se negaron cerradamente
a revertir.
Pese a los inconvenientes, y contra viento y marea, la
militancia del Nuevo MAS consiguió la legalidad en 4 distritos y desarrolló una extraordinaria campaña de oposición de
clase al gobierno de Cristina donde levantamos las banderas de la clase obrera,
las mujeres y la juventud. Desde los volantes, pasando por los afiches y
los spots de la TV
nuestros candidatos (“Chino” Heberling, Laura Granillo y Jorge Ayala, Manuela
Castañeira y Martín González Bayón, Eduardo Mulhall, Julia Di Santi y Alcides Christiansen), al mismo tiempo que denunciaron
el carácter proscriptivo de las PASO, plantearon la derogación del impuesto al
salario, defendieron el derecho al aborto legal, seguro y gratuito y exigieron
la anulación del acuerdo con la petrolera Chevrón. No se callaron la boca, ni
se hicieron los distraídos para obtener algún voto más y denunciaron claramente
la responsabilidad del gobierno, la patronal y la burocracia sindical y a la Iglesia en el caso
específico del aborto.
Este perfil claro que desarrollamos durante la campaña y por
el cual recibimos muestras de apoyo y reconocimiento en distintos sectores
(entre los que se contabilizan reconocidos periodistas como Víctor Hugo Morales
o la negra Vernaci), contrastó con la campaña independiente, si, pero
políticamente demasiado “light” del FIT: la
denuncia al gobierno no existió y se insistió y se abusó casi como única idea que
“la izquierda entre al Congreso” (idea correcta, pero insuficiente); en eso
no hubo ninguna diferencia entre los 3 integrantes del FIT.
Pese al éxito de haber logrado una muy buena votación no
pasamos las PASO, esto a pesar de haber arañado ese objetivo en Córdoba y
Neuquén. Sin embargo, los 115.000 votos obtenidos para una opción clara de
oposición clasista al gobierno, que no mezcla sus banderas con la oposición
cacerolera y que no calla su denuncia al gobierno para sumar algún voto más, nos coloca una enorme responsabilidad
frente a nuestra militancia y los que nos acompañaron con su voto.
Esto se agiganta frente al hecho que los voceros del FIT
han salido a hacer campaña para “quedarse con todos los votos de izquierda” y
aun a pesar de que en sus manifestaciones públicas han intentando “ningunear” a
nuestra organización, por lo bajo están “exigiendo” de manera ultimatista y
burocrática que los votemos.
El Nuevo MAS se tomará el tiempo necesario para hacer la
evaluación que corresponda. Pero desde ya podemos anticipar que como
antecedente obra que en la elección del 2011 llamamos públicamente a votar
críticamente por el FIT incluso a pesar de las diferencias políticas que ya nos
separaban con él y de su maniobra sin principios de habernos dejado fuera del
frente e intentar utilizar, vergonzosamente, la ley proscriptiva contra nuestro
partido para dirimir relaciones de fuerzas. No somos una secta caprichosa como si lo son muchos de los integrantes
de dicho frente, ni nos caracteriza la definición de nuestros pasos políticos
sólo mirándonos nuestro ombligo, como si ocurre con los integrantes del
FIT.
Por lo pronto y en relación a las elecciones de octubre
consideramos que el método sano, principista y democrático para avanzar en
definiciones de ambas partes, es concretar
una reunión donde intercambiar opiniones entre la dirección del FIT y la
del Nuevo MAS a fin de esclarecer el tipo de campaña que llevarán adelante, la
eventualidad de relaciones ulteriores entre nuestras organizaciones y, sobre esta
base, tener elementos en la mano para definir una posición final.
Esperando que en esta oportunidad no se repita lo ocurrido
otras veces, les enviamos un fraternal abrazo revolucionario.
Héctor “Chino”
Heberling por la dirección del Nuevo MAS, 21 de agosto del 2013.
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