En La Plata en los últimos días se sucedieron dos casos de “gatillo facil” o de ataque impune a pibes de nuestra ciudad por parte de las fuerzas de seguridad.
Por un lado Juan Martín Yalet muere fusilado, esposado, dentro de un patrullero, después de ser detenido por un robo. Por otro, Rafael Cobo es baleado por un agente que, producto de una discusión con ese agente que sabía gozaba de impunidad decide sacar su arma en pleno centro de la ciudad y empezar a los tiros.
Es necesario analizar dos aspectos centrales de estos casos:
1) La ya cuestionada instalación del concepto de inseguridad como principal problemática de una sociedad con altos márgenes de desigualdad social, donde por un lado los pibes pobres se constituyen, según el relato mediático fascista, como los enemigos de los que trabajan, y por otro, dejando a los sectores más pobres como importante salida laboral relativamente segura la incorporación a las varias fuerzas de seguridad. Se monta así un escenario fantasioso donde los pobres custodian aquellas riquezas que nunca les van a pertenecer, con la “gente de bien” totalmente sugestionada por una campaña infame , que se siente segura con esa presencia policial.
2) Es interesante ver cómo, aunque la matriz del problema es la misma, los casos no se relatan de la misma manera. Para los medios, al igual que para la corporación judicial, una cosa es que muera un chorro y otra que baleen a un estudiante universitario, Yalet y Cobo respectivamente. Para nosotros no.
Queda claro que se viven tiempos de grandes discusiones donde los valores de la sociedad deben rediscutirse en pos de avanzar como pueblo en un futuro de dignidad, hacia la conquista revolucionaria de la justicia social. Sin embargo quedan en evidencia también las persistencias neoliberales donde los valores y la moral son delineadas por intereses de las clases dominantes, las que siguen siendo hegemónicas, que siguen siendo el poder. Hoy, justamente, donde varios candidatos proponen como solución a la inseguridad la ampliación de una fuerza corrupta y delincuencial. Donde los medios cumplen EL rol central en la construcción de un relato enfermizo y desorientador. Y donde la mal llamada justicia castiga a los pobres por el solo hecho de ser pobres.
¿A quién le sirve esconder que a pesar de los miles y miles de policías, autos, motos, cámaras y otras tecnologías que se fueron sumando, la delincuencia no frena? Mas bien, ocurre todo lo contrario.
Cada 28 horas muere un pibe a mano de las fuerzas de represión en Argentina.
Sera tarea de las organizaciones del pueblo construir propuestas que apunten a la matriz del problema. Desarmar ese relato fascista de cara a todos los sectores de nuestro pueblo y que construir propuestas de políticas públicas igualitarias, con más conquistas de derechos, con verdadera justicia para el pueblo y verdadera justicia para los fusiladores y represores.
Cárcel a los policías asesinos
Ningún pibe nace chorro
Justicia por Juan Martín Yalet y Rafael Cobo
MPR Quebracho
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