Hace más de un mes que gran
parte del litoral argentino, principalmente la provincia de Santa Fe y Entre
Ríos, se ve afectado por un repetido y dramático capítulo de las inundaciones.
Cuando fue “noticia”, las imágenes desoladoras recorrieron las
primeras planas y todas las redes sociales: personas con el agua hasta la
cintura, casas alcanzadas por los ríos, arroyos desbordados, rutas erosionadas,
caminos vecinales cortados, cuarenta mil afectados, pérdidas materiales
millonarias, y serios e innumerables efectos en las pequeñas economías
regionales (como el de los productores hortícolas, y agricultores familiares).
Sin embargo, pocos denunciaron
que el drama de las inundaciones no es resultado de una catástrofe natural sino
el resultado de la catástrofe capitalista. Pues las mismas, no son culpa ni
responsabilidad de los altos milímetros de agua vertidos en poco tiempo,
tampoco culpa de los fuertes vientos o del fenómeno del “niño”. Lejos de
responsabilizar a la naturaleza, debemos denunciar que los “graves efectos” de
las inundaciones son resultado del modelo de acumulación capitalista y
de la matriz productiva- extractivista que adopta el mismo en nuestro
continente, y que se trata, por sobre todo, de una responsabilidad política.
Respondiendo a las necesidades
del mercado global, desde finales de siglo XX en nuestra región, el
extractivismo (como modelo de reprimarización de la economía basado en la
extracción- exportación de materias primas) se manifiesta a través del
agronegocio, con la consiguiente modificación de la frontera agrícola, con el
avance de los monocultivos (principalmente el sojero), con la deforestación
indiscriminada de bosques nativos, con el uso
indiscriminado de agrotóxicos, con la impermeabilización de los suelos y
pérdida de la biodiversidad, con la expulsión de campesinos y pueblos originarios. Todo esto acarrea
terribles consecuencias socio- ambientales, económicas y en la salud. Es por
ello que expresamos que las inundaciones
no son parte de un fenómeno azaroso que nos atrapa de imprevisto, sino que se
explican como consecuencias directas de la matriz productiva imperante.
Para poder evitar nuevos capítulos como
el que hoy se está viviendo en el litoral argentino es necesario replantearnos
el modelo de sociedad que estamos construyendo e intentar establecer otro
tipo de sociedad, que haga frente a la crisis ecológica y ambiental a
la que nos conduce el capitalismo; una sociedad libre de explotación entre los
seres humanos y que permita otro tipo de relación con la naturaleza.
Solo de esta manera podremos superar
las falsas soluciones, falsos diagnósticos y dobles discursos de los gobiernos
de turno, que aplauden y sonríen para la
foto cuando se habla de compromisos para contrarrestar el cambio climático, y
trasladan las respuestas al problema ambiental, al plano de la conciencia individual
y a conductas insustanciales.
CONTRA LA
EXPLOTACIÓN, EL SAQUEO Y LA CONTAMINACIÓN.
FUERA
MONSANTO Y LAS MULTACIONALES DEL
AGRONEGOCIO Y LA MEGAMINERÍA.
POR LA
SOBERANÍA ALIMENTARIA Y POPULAR.
MOVIMIENTO AMPLIO DE IZQUIERDA
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