POR UN MOVIMIENTO NACIONAL EN DEFENSA DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA,
HACIA UN NUEVO ESTUDIANTAZO
Las universidades nacionales no escaparon al ajuste que viene aplicando el macrismo.
El presupuesto 2016 para el sector, votado en noviembre 2015
por la gestión anterior, ronda los $52.000 millones y representa un 30%
de aumento respecto del año anterior. Con una inflación proyectada en
no menos del 40%, una devaluación del 60% y los brutales tarifazos, esta
cifra representa un recorte presupuestario de hecho. La gravedad de la
situación hace peligrar el funcionamiento de facultades y dependencias
enteras hasta el final del año, lo que llevó a que incluso rectores
afines a Cambiemos tuvieran que reclamar una “ayuda” urgente al
gobierno: los $500 millones de adelanto son una migaja que difícilmente
logre descomprimir.
La
paritaria docente va en la misma dirección. La propuesta insultante de
aumento en cuotas, la segunda de las cuales se cobraría en enero del año
que viene, unificó de hecho a las cinco federaciones docentes contra la
oferta del gobierno. El alto acatamiento de los paros muestra que el
reclamo está instalado entre los profesores.
En
este marco, de por sí conflictivo, el movimiento estudiantil viene
pidiendo pista. El costo de vida hace cada vez más difícil el
sostenimiento de una carrera universitaria: el reclamo del boleto
estudiantil va en el camino de paliar esta situación, por eso es justo y
masivo. A la vez le pone el cuerpo a las clases públicas que se
reproducen en la UBA, Rosario, Córdoba, La Plata, Comahue y Nordeste,
entre otros puntos del país.
Todo
esto forma parte de un malestar social que se expresa en luchas de
sectores que, si en noviembre le “prestaron” su voto al PRO, hoy
perdieron su expectativa en el actual gobierno. De esta forma, las
nuevas broncas asoman sobre el piso que dejaron las peleas de los
últimos años. No estamos frente a un “avance de la derecha” sino todo lo
contrario: atravesamos un período de crecimiento veloz de las luchas,
con una fuerte ofensiva de los trabajadores y el pueblo. Así quedó
expresado desde la movilización de ATE el 24/02 hasta la concentración
de las CGT el 29/04 -más allá de las intenciones de sus convocantes-,
pasando por un inmenso y masivo 24 de Marzo: esta es la medida de la lucha de masas actual.
La
marcha nacional al Ministerio de Educación debe ser el punto de partida
para poner en pie un movimiento nacional por la defensa de la
universidad pública. Que vaya a fondo en la pelea por el aumento
presupuestario para el funcionamiento de las facultades y para resolver
las necesidades de los estudiantes y las demandas salariales de los
docentes. Que defienda el acceso irrestricto a la universidad como
derecho del pueblo. Que se oponga a la privatización del conocimiento
que implica la injerencia de los monopolios y las multinacionales como
Monsanto, La Alumbrera, Chevron, AG Deheza, Roemmers, etc, en los planes
de estudio y las instalaciones universitarias. Que haga confluir la
lucha de los estudiantes con la pelea que vienen dando los trabajadores y
el pueblo contra el ajuste.
El movimiento estudiantil y universitario tiene que mostrar con contundencia cuál es la fuerza que tiene. La lentitud
de los tiempos parlamentarios, legales y judiciales resulta un
obstáculo para el desarrollo de esta lucha: es necesario volcar la
rebeldía hacia las aulas y las calles, con marchas, actos, cortes,
clases públicas y tomas de facultades. La lucha universitaria puede
darle un cachetazo severo al plan de ajuste del macrismo.
La situación reclama un nuevo Estudiantazo que aporte a la rebeldía popular. Trabajemos para desarrollarlo.
PRML, 10/05/2016
Órgano de prensa del PRML
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