28 jun 2017
JORGE ALTAMIRA: SE LARGO LA CAMPAÑA ELECTORAL
Habían pasado apenas un par de horas del cierre de la inscripción de listas para las Paso, cuando Macri, Moyano y Maturano se encontraban para celebrar el aniversario de La Fraternidad, el sindicato de maquinistas de los ferrocarriles. Nada podía haber retratado mejor la continuidad del apoyo del conjunto del espectro político a la ‘gobernabilidad’ del gobierno del endeudamiento serial, los despidos masivos y el ajuste de los salarios y las jubilaciones – e incluso de los subsidios a las personas con discapacidad.
Los burócratas de los sindicatos se han anotado en listas electorales diferentes, como una suerte de seguro para sus ingresos o una jubilación anticipada.Este cuadro político de conjunto solamente es desafiado por las luchas parciales que desatan los trabajadores, incluidas las de gran envergadura, como las huelgas de mujeres y el medio millón de personas que se movilizó contra el 2x1. O el crecimiento lento pero persistente del clasismo en los sindicatos y cuerpos de delegados.
Las posibilidades de unos y otros en la contienda electoral quedarán definidas en la encuesta del 15 de agosto cuando tengan lugar las Paso. Lo único cierto hasta el momento es que el oficialismo se presenta unido a nivel nacional en contraste con la fragmentación de la llamada oposición, esencialmente el peronismo. A pesar de la convocatoria a la “unión ciudadana”, la expresidenta, CFK no ha logrado persuadir a sumarse siquiera a Randazzo, quien con un 7% de intención de voto se ha jugado a quedarse sin nada. El FpV, según informan los medios, se presenta como tal en sólo tres distritos. Es lo que lamentan los cristinistas más ortodoxos, como el escritor Giardinelli, el periodista ‘Tuny’ Kollman y en general Página 12, para quienes esta división sería “funcional” al Pro. Hubieran querido sumar también a Massa, el que acompaño a Macri a Davos - el resort de la plutocracia. Los ciudadanos de esta unidad son los intendentes del ajuste pejotista.
Asistimos a una nueva sepultura del peronismo, el cual cada tanto es sacado de la tumba. Las especulaciones sobre el margen electoral que obtendrían los contendientes en disputa, dejan de lado esta fragmentación política de conjunto y lo que representa como agotamiento político de la expectativa popular. La apelación al término “ciudadanía” es una adaptación lingüística al llamado ‘liberalismo’ y una capitulación política ante el macrismo. Se trata, nada menos, que de una renuncia al ejercicio plebiscitario del poder - Fulano/a Conducción.
La expresidenta expuso su estrategia política en el discurso que pronunció en la cancha de Arsenal –cuya capacidad no excede demasiado a la de Atlanta, que el Frente de Izquierda llenó en noviembre pasado. Allí amnistió al conjunto del pejotismo que ha colaborado con Macri en el Congreso, cuando aludió al “fin del periodo de gobernabilidad republicana”, una suerte de ‘tiempo de gracia’ de un año y medio que el FpV concedió al macrismo, y que todavía sigue. Justificó con eso su propia candidatura, para liderar una eventual pelea en un muy hipotético “Congreso opositor”. Nada dijo de un plan de lucha para frenar despidos, suspensiones y mayor flexibilidad laboral, extendiendo de este modo una amnistía anticipada a la burocracia sindical.
Las Paso representan un desafío para el Frente de Izquierda. No existe aún un giro hacia la izquierda de relevancia (en el marco de la crisis económica y política en desarrollo) como, a título de ejemplo, ocurrió con Syriza, en Grecia, Podemos, en España, o el laborismo, recientemente, en Gran Bretaña y, antes, de Bernie Sanders, en Estados Unidos. Esta posibilidad de ascenso de la izquierda existe, sí, pero aun como tendencia. La lucha del Frente de izquierda es para que esa tendencia no quede neutralizada por una eventual polarización electoral entre los rejuntes patronales– incluso en medio de la fragmentación de la política tradicional.
Como dijimos, el cuadro electoral será definido en agosto. Sin embargo, la situación política en su conjunto se encuentra condicionada por dos factores: por un lado, el retroceso económico y, por sobre todo, la volatilidad financiera y, de conjunto, el agravamiento notorio de la guerra en Medio Oriente y la crisis política en Estados Unidos. Por el otro, la marcha implacable de la crisis política en América Latina – en particular Venezuela y Brasil. La lucha electoral debe advertir a los trabajadores de la situación sin salida que plantea esta crisis capitalista y la ocasión para explicar una estrategia socialista de poder. Las elecciones deben ser abordadas de un modo revolucionario, no electorero, o sea señalando sus propios límites.
Las tendencias electorales están condicionadas por la crisis mundial, como lo prueban los virajes que han costado caro al gobierno conservador británico o a los partidos tradicionales en Francia. La campaña electoral, en este marco de crisis mundial, debe servir al reclutamiento de trabajadores y jóvenes y al desarrollo de un partido obrero revolucionario con fuerte influencia de masas.
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