Ni Kirchner, ni de Narváez, ni Macri, ni Carrio. Frente de Izquierda y los trabajadores
El 24 de marzo, en el 33º aniversario del golpe genocida, la izquierda demostró una fuerza movilizadora contundente y logró pronunciar un documento político común, que no solo respondió a las exigencias del pueblo y los trabajadores, sino que constata, en los hechos, que existe aún posibilidad de constituir un frente de izquierda alternativo al de los partidos tradicionales, pues dicho documento significó un verdadero programa obrero y popular para salir de la crisis económica y política.Los Kirchner adelantan las elecciones para buscar respaldo y aplicar un super ajuste contra los trabajadores y el pueblo, que les permita pagar los vencimientos de la deuda externa.Néstor ya salió a realizar campaña, tratando de polarizar contra “la derecha que quiere volver a aplicar el plan de Menem”, intentando retener el voto “progresista”. Pero su desprestigio es tan grande, que seguramente perderán la mayoría parlamentaria, cuestionando incluso la permanencia de Cristina en el poder.Por eso, los patrones están desesperados, pues quieren impedir un nuevo “argentinazo” y evitar que las luchas crecientes provocadas por la debacle económica del capitalismo mundial, terminen con este gobierno, poniendo en peligro el plan económico de pagar la deuda externa y el sistema constitucional.Ya se han consolidado dos bloques opositores: por un lado, el que encabeza Francisco de Narváez con Felipe Solá y Mauricio Macri. De Narváez se presenta como una novedad, pero es un millonario hijo de la buena vida, cuya propuesta central para luchar contra la inseguridad no es resolver la desigualdad social, ni aumentar salarios, sino… meter presos a los padres de los pibes que cometen delitos.Por el otro lado, el radicalismo, la Coalición Cívica, Julio Cobos y los “socialistas” de Biner, se están unificando en todo el país, ahora bendecidos desde la tumba por Raúl Alfonsín. Pero no hay sorpresas: son los mismos que llevaron el país a la hiperinflación y dictaron las leyes de impunidad.Los millonarios De Narváez y Macri, y la alianza Carrió-Cobos-radicales, están uniéndose para presentar dos fuertes alternativas patronales y antiobreras al kirchnerismo. Actúan con una clara conciencia de clase: saben que tienen que canalizar la bronca de los pequeños productores, de los pequeños empresarios en quiebra, de los trabajadores despedidos, para evitar que busquen una alternativa independiente, propia de los trabajadores.Para ello, están buscando sus mejores hombres, poniéndose los mejores trajes y limando diferencias, con un solo objetivo: repartirse los votos entre ellos, para sostener al gobierno de Cristina después de junio en el inevitable ajuste antiobrero que se vendrá, e impedir que la debacle del capitalismo mundial y la debacle del kirchnerismo nacional, sean canalizada por la izquierda. Debemos impedirlo con todas nuestras fuerzas.Un clamor que viene de abajoAnte ese panorama, hay un clamor que viene de abajo, desde las fábricas en conflicto, desde los cortes de ruta de los pequeños productores, desde las metalúrgicas cerradas, desde los colegios sin clases, desde las huelgas docentes, desde las universidades y colegios: ¡Es necesaria la unidad de la izquierda!A pesar de su dispersión, la izquierda es hoy la única fuerza que puede presentar un plan opuesto y alternativo al del gobierno. Su fuerza movilizadora se demostró el 24 de marzo, cuando en el aniversario del golpe, 70 mil personas aplaudieron el documento de Memoria Verdad y Justicia (ver recuadro).Para lograrlo hubo que organizarlo con el esfuerzo unitario de las principales fuerzas de izquierda, que aportamos miles de luchadores para llenar la Plaza.No solo recordamos el criminal genocidio y nuestros heroicos compañeros caídos, sino que denunciamos al gobierno y exigimos “que la crisis la paguen los patrones, los monopolios, los banqueros y los terratenientes”.En las luchas y elecciones sindicales, los distintos partidos de izquierda intervenimos unidos, y esto lo debemos continuar en el terreno electoral.El paro agrario abrió una grieta en la izquierda, entre los que apoyamos la lucha de los pequeños y medianos productores, y los que no lo hicieron.Pero no se puede colocar en el mismo nivel la lucha contra el gobierno y la denuncia a los dirigentes patronales de la Sociedad Rural y a la política conciladora de la FAA, porque no son enemigos del mismo nivel.Es un crimen dividir a todo el movimiento obrero y dividir a la izquierda por su posición frente al paro agrario, porque significa hacerle el juego al gobierno de los Kirchner.Pero a pesar de estas diferencias, la marcha del 24, la unidad en las luchas y en las listas sindicales, demuestran que la unidad contra el gobierno, enfrentando a las dos alternativas patronales que se presentan para sucederlo, es posible.Ante el adelantamiento de las elecciones, debemos dar continuidad a la unidad lograda para el 24 de marzo, formulando un plan sencillo y contundente como lo expresamos en la página 6.La responsabilidad del Partido Obrero y del MSTEl 24 de marzo, las columnas más numerosas fueron aportadas por el PO, el MST y el PCR. Este último, siguiendo su antigua tradición, bajo el argumento “de no votar y luchar”, deja que los partidos tradicionales seduzcan a los trabajadores y los pequeños productores. Es un gran error que esperamos corrijan.Por su parte, Jorge Altamira del PO dice en “Palabra Obrera”: “…La tarea más elemental es esforzarse por unir a los trabajadores y a los explotados para luchar por sus reivindicaciones más apremiantes…proponiendo una coalición anticapitalista”.Sergio García del MST,en “Alternativa Socialista” No 495, propone “ la construcción de un nuevo proyecto de izquierda, donde tengan un lugar todos los simpatizantes y militantes de la izquierda política y social que estén dispuestos a trabajar en unidad, aceptando diferencias, matices y respetando las opiniones de otros.Y también impulsando la inclusión y la confluencia con quienes vienen de otras experiencias políticas y estén dispuestos a converger. Los dos partidos hablan de la necesidad de la unidad, aunque a renglón seguido ambas organizaciones se critican mutuamente. Pero no vemos ningún argumento de peso para romper la unidad lograda el 24 de Marzo.Estos dos partidos tienen la obligación de llamar al resto de las organizaciones de izquierda, a sumarnos en un gran frente independendiente de las tres variantes patronales. Es irrenunciable luchar por construir un Frente de Izquierda y de los Trabajadores, que proponga un programa básico cuyo eje es luchar por salarios dignos, contra los despidos y por el no pago de la deuda externa.Esa unidad de la izquierda debe servir para que los mejores luchadores, como los docentes de Río Negro, Pedro Muñoz de los docentes de Santa Cruz, los delegados del Subte de Metrovías, los de SIAT-Terniun y Paraná Metal de la UOM, el compañero Luis Poetto de la Federación Agraria y miles de luchadores anónimos, puedan, con su experiencia consecuente, sostener y defender las propuestas de este frente.El PO y el MST deben convocar también a las personalidades como Patricia Walsh, Luis Zamora, y otros dirigentes reconocidos, para que sumen sus fuerzas a este frente. La dispersión de los votos de la izquierda será criminal, será un salvavidas al régimen patronal en crisis.Por eso, desde nuestra humilde ubicación, llamamos al PO y al MST a que actúen con conciencia de clase, como hacen los capitalistas, y convoquen a construir el Frente de Izquierda y los Trabajadores.Los trabajadores lo reclaman, y el 24 de marzo demostró que es posible. Convergencia de Izquierda apoyará la unidad sin condicionamientos y seguramente lo harán otras organizaciones y miles de luchadores.
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