18 jul 2013
HOMENAJE A MARIO ROBERTO SANTUCHO Y LOS COMPAÑEROS CAIDOS EL 19 DE JULIO DE 1976
El 19 de julio de 1976 una patrulla del ejército genocida irrumpía en un departamento de Villa Martelli, provincia de Buenos Aires, donde se encontraba el Secretario General del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y Comandante en Jefe del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) Mario Roberto Santucho junto a otros miembros destacados del Partido: Benito Urteaga, Domingo Menna, Liliana Delfino, Ana Lanzillotto y Fernando Gértel.
La patota que ingresó en la casa, encabezaba por el capitán Leonetti, sorprendió a los militantes allí reunidos. Santucho, sacó un arma corta e hirió de muerte al represor. En el desigual enfrentamiento murió Benito Urteaga, “Mariano”, miembro del Comité Ejecutivo (CE) del Partido y quedó gravemente herido el Robi Santucho. De allí fueron todos trasladados a Campo de Mayo. Las compañeras Liliana Delfino y Ana Lanzilotto, esposas de Santucho y Domingo Menna respectivamente, se encontraban embarazadas y aun hoy permanecen desaparecidas.
Horas más tardes, y en hechos que no han podido determinarse con exactitud, cayeron el “Gringo” Menna, también miembro del CE del PRT quien fue torturado durante días y Fernando Gértel.
El “Robi” o “Negro” Santucho tenía pasajes para salir al exterior ese mismo día. Por decisión del Comité Ejecutivo del Partido debería haber salido una semana antes del país, pero el Robi había decidido quedarse hasta el 19 de julio para participar de una reunión con miembros de otras organizaciones político militares a fin de concretar la unidad de las fuerzas revolucionarias.
Desde mediados de 1975 habían comenzado las tratativas para la conformación de la Organización para la Liberación de Argentina (OLA) que unificaría a las principales organizaciones guerrilleras: Montoneros, OCPO (Organización Comunista Poder Obrero) y el PRT-ERP. La imperiosa necesidad de unidad de los revolucionarios determinó la decisión del Robi de participar de la reunión para evitar que alguna cuestión secundaria o de sectarismo impidiera la unidad. Sin embargo, la mentada reunión debió suspenderse por cuestiones ajenas al PRT y la OLA nunca pudo conformarse.
Con la caída del Robi la dictadura terminaba con la vida de quien era considerado como enemigo Nº1. El triunfalismo de la burguesía se podía leer en noticias como la de la agencia Telam, que anunciaba que se trataba de una de las “más fulminantes victorias” del Ejército genocida, que había logrado “abatir a por lo menos cuatro cabecillas de la organización extremista declarada ilegal en 1973, entre los que se encuentra el tristemente célebre Mario Roberto Santucho, cuyas andanzas nutrieron profusamente la crónica criminal”.
El PRT-ERP era calificado como “Oponente Activo de prioridad 1” en los planes trazados por los genocidas para ejercer el Terrorismo de Estado, en tanto que sus militantes eran considerados “irrecuperables”. Dentro del reparto de tareas sucias, el Ejército era el encargado principal del accionar represivo sobre dicho Partido. Miles de militantes de la organización pasaron por “El Campito”, centro clandestino de detención y tortura ubicado en Campo de Mayo, que tiene la triste distinción de poseer escasísimos sobrevivientes. Allí terminaron sus días los militantes perretistas el 19 de julio. Todos ellos permanecen aún desaparecidos.
Cuando un año más tarde el genocida Antonio Bussi se hizo cargo del centro de la muerte, ordenó realizar un “museo de la subversión”. Allí exhibían libros, panfletos, objetos y armas incautadas a los guerrilleros. Según algunos testigos también se presentaba como “trofeo de guerra” el propio cuerpo del Comandante de Santucho.
La determinación de exterminar al PRT se comprende al observar que de los 6.000 compañeros organizados que el Partido estimaba que tenía para 1976, cerca del 40 o 50% figuran como muertos o desaparecidos. Mientras que el número se eleva a 88% entre los miembros de dirección colectiva: Comité Central, Tribunal Partidario, capitanes y jefes del Estado Mayor del ERP y nueve de sus principales cuadros.
El Partido que comandaba el Robi apenas tenía poco más que una década de existencia, pero había sabido crecer y desarrollarse al calor de la lucha de clases del pueblo argentino.
El PRT fue fundado en 1965, producto de la fusión de dos pequeñas organizaciones: el Frente Revolucionario Indoamericano Popular (FRIP) nacida en Santiago del Estero en el 61 y Palabra Obrera de origen trotskista, dirigida por Nahuel Moreno.
Cinco años después, y luego de una ruptura entre quienes veían la necesidad de lanzarse decididamente a la lucha armada y quienes habían aceptado sólo formalmente esta forma de lucha, el PRT fundó al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
Los perros como se denominaba a los militantes perretianos, habían procurado nutrirse de todas las vertientes del marxismo y de todas las tradiciones revolucionarias. Abrazaban con pasión la experiencia de la triunfante revolución cubana, nutrían su línea de las enseñanzas de Lenin y Trotsky, pero también recurrieron a Mao y de manera cada vez más decidida al tío Ho Chi Ming y la lucha revolucionaria vietnamita y al ejemplo agigantado del Comandante Che Guevara.
En 1968, durante su cuarto congreso aprobaron un extenso documento denominado “El único camino hacia el poder obrero y el socialismo” que establecía las principales líneas estratégicas del Partido: la guerra revolucionaria antiimperialista y por el socialismo en tanto definía al proletariado industrial como el sector de vanguardia de la clase obrera y del pueblo. El documento recogía las enseñanzas y experiencias del movimiento obrero y revolucionario mundial creando una síntesis integradora de las principales corrientes marxistas existentes: trotskismo, maoísmo, castrismo, que significó un retorno al leninismo.
Con el socialismo como horizonte, el Partido fue forjando su moral y militancia al calor del auge de masas del pueblo. Sus militantes participaron activamente del Cordobazo, Rosariazo, Vibarozo y del Rodrigazo más tarde.
“De lo pequeño a lo grande y de lo simple a lo complejo” empezó a hacer sus primeras experiencias armadas el ERP: recuperación de armamento realizando desarmes a policías y militares, acciones de propaganda armada como volanteadas, toma de pequeñas poblaciones, agitación en los lugares de trabajo toma de radios o un canal de TV. Recuperaciones de imprentas de última tecnología, repartos de alimentos, útiles y materiales médicos para ser repartidos a la población, hasta la toma de varios cuarteles militares y finalmente el desarrollo de la guerrilla en Tucumán con la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez, donde el PRT tenía una fuerte inserción en el conjunto del pueblo y en particular entre el proletariado azucarero.
A la par, el Partido desarrollaba diferentes trabajos en las principales fábricas del país. El combativo proletariado cordobés nutrió de grandes hombres y mujeres al Partido. Hacia 1975 existían profundas tareas militantes en centenares de empresas de la ribera del Paraná, desde San Lorenzo al norte de Rosario hasta Zarate Campana, y las grandes Fábricas del Gran Buenos Aires, Berisso, Ensenada y La Plata.
Concientes de que la lucha debe darse en todos los campos, el PRT impulsó también el Frente de Artistas y Trabajadores de la Cultura (FATRAC), del cual formaron parte artistas de la talla de Haroldo Conti, Raymundo Gleyzer, Roberto Santoro, Cacho Costantini, Vicente Zito Lema, María Escudero, Daniel Hopen entre otros.
En 1976 el PRT-ERP era un partido nacional, con un enorme prestigio en el seno del pueblo. La organización había sido ilegalizada en 1973 y sus militantes eran denominados “delincuentes subversivos”, “extremistas” o “terroristas” por los poderosos y sus voceros.
Cuando los ejecutores materiales del genocidio, el brazo armado del partido de la contrarrevolución, despojó de sus vidas a los compañeros y compañeras del PRT, junto a miles de luchadores políticos y sociales, lo hizo para perpetuar el sistema de explotación y hambre que aún hoy padecemos y que tan decididamente habían enfrentado.
La burguesía y los perpetradores sabían de la importancia del golpe dado aquel 19 de julio. Sabían que la dirigencia del PRT-ERP no la ejercían cómodos burócratas sentados en un sillón o arribistas llegados a la dirección por medio de artimañas. Sabían, y por eso eran “irrecuperables”, de su altísima moral combatiente, de su definitiva convicción de luchar por el socialismo. Sabían que se trataba de una dirigencia que había llegado a ese lugar a través del ejemplo y la entrega: como había enseñado el Che.
Compañeros
Mario Roberto Santucho,
el Robi, el Negro, Carlos, Comandante, Secretario General del PRT y Comandante en Jefe del ERP, tenía 40 años, su cuerpo aún permanece desaparecido.
Benito Jorge Urteaga,
Mariano, miembro del Comité Ejecutivo del Partido, tenía 31 años, su cuerpo aún permanece desaparecido.
Domingo Menna,
Nicolás el Gringo, miembro del Comité Ejecutivo del Partido, tenía 29 años, fue torturado durante días, su cuerpo aún permanece desaparecido.
Liliana Marta Delfino,
Ana, Alemana o Gringa, integró el comité central del Partido, tenía 32 años, su cuerpo aún permanece desaparecido, estaba embrazada.
Ana María Lanzillotto,
la Ani, militante del PRT – ERP, tenía 29 años, su cuerpo aún permanece desaparecido, estaba embrazada de ocho meses.
Fernando Mario Gertel,
Barba, militante del PRT – ERP, tenía 30 años, su cuerpo aún permanece desaparecido
Sus enseñanzas son nuestra guía,
su ejemplo nuestro horizonte.
¡AVOMPLA! A Vencer o Morir Por La Argentina
¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!
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