La Fraternidad, el sindicato que agrupa a los maquinistas de los trenes, decretó un paro desde el mediodía que afectó el servicio durante toda la jornada. Los trabajadores reclaman un retraso en el pago del aguinaldo, aunque de fondo están las medidas que toma el gobierno nacional tendientes a culpabilizar a los trabajadores por los accidentes ferroviarios, como fue en el choque de Once el año pasado y en el más reciente de Castelar.
El malhumor fue desbordante a la hora del regreso en Once y en Constitución, en donde los manifestantes desahogaron su bronca contra vehículos y efectivos de la policía.
Una vez más, el gobierno y sus medios de comunicación salen a hablar de un "paro político" y de "infiltrados y delincuentes" para referirse a quienes estallan ante tanto maltrato cotidiano, y el Ministro Randazzo ya anunció que usará el código penal contra los responsables de la medida de fuerza.
Lo cierto es que el propio manejo de los ferrocarriles por parte del gobierno es la causa de fondo de las calamidades que viven los trabajadores y los usuarios. Lejos de trabajar por una solución a los problemas, la respuesta es la represión: eran 18 los detenidos, tres de ellos menores de edad.
Hacia la estatización total -es decir, sin ninguna intervención de las empresas privadas- bajo control de los trabajadores debe orientarse la legítima bronca popular.
Red Jáuregui
3 jul 2013
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