5 ago 2007

SALIO EL TRABAJADOR "CON TODOS LOS QUE LUCHAN"

Número 94 – julio de 2007

PRENSA: CONVERGENCIA SOCIALISTA




Editorial:

Preparar la Huelga General para Derrotar al Gobierno

No podemos entender lacantidad y la calidad de las huelgas que explotaron después del Paro Nacional del 9 de Abril de 2007 (Señaleros, Paro General del cordón industrial de Zárate, Fate, Pirelli, Aluar, Papeleros, Petroleros, Telefónicos, Estatales, Aerolíneas, Metalúrgicos, Camioneros, Bancarios, Hospitales etc.) sin ubicarlas dentro de la nueva situación política que se abrió a partir de la gran lucha de Neuquén.
Estos conflictos poco y nada tienen que ver con los que ocurrieron en los años anteriores, la mayoría de ellos defensivos y circunscritos a los gremios estatales y de servicios. Los actuales son más duros y ofensivos e involucran al conjunto de la clase obrera, incluidos aquellos sectores que sufrieron graves derrotas en la década del 90 -como Fate, Señaleros o Telefónicos- y los que nunca pararon, como los químicos de Monsanto, Bayer y Petrobrás del cordón industrial de Zárate.
Estos últimos estuvieron en huelga durante 14 días seguidos junto a otros once establecimientos químicos, varias papeleras y una metalúrgica de esa misma zona, protagonizando una verdadera Huelga General regional, que explotó debido a la presión de las bases, que obligaron a los dirigentes a desconocer la conciliación obligatoria, realizar asambleas, plenarios de delegados, piquetes y cortes de ruta.
El cambio producido en la lucha de clases es tan grande, que no solo empuja a la lucha a millones de trabajadores, sino que obliga a los activistas a cambiar las medidas de lucha y organización defensivas por otras más audaces y ofensivas, como las asambleas multitudinarias, los plenarios de delegados abiertos y con mandato, los paros de larga duración, la toma de los establecimientos, el fondo de huelga o la coordinación.
Asumir la nueva situación política significa, que de aquí en más la tarea de los luchadores pasará por empujar, extender y coordinar las luchas con el objetivo de organizar la Huelga General y el Argentinazo que enfrente y derrote al gobierno y a su plan de ajuste.
El Argentinazo no sólo tendrá que liquidar al ajuste, sino que deberá acabar con las viejas prácticas políticas imponiendo una salida democrática a la crisis del régimen, la Asamblea Popular Constituyente.
De esta manera los trabajadores y el pueblo decidiremos, además de quiénes tienen que gobernarnos, con qué política, régimen y sistema deberán hacerlo.
Los socialistas llevaremos a esa instancia nuestra propuesta de Plan Obrero de Emergencia y del Gobierno Obrero y Popular para que lo aplique.

Nacional: crisis energetica
Que la Crisis la Paguen las Privatizadas y el Gobierno

Nuevamente, como en mayo, la crisis de los servicios públicos esenciales puso al país al borde de la catástrofe, ya que las bajas temperaturas provocaron decenas de muertos, cierre de escuelas, cortes programados en la mayoría de las fábricas y empresas, suspensiones, adelantamiento de vacaciones, pérdida de jornales y cortes de los servicios en los barrios populares.
La causa de estas penurias no son ni el frío -que siempre hubo- ni la escasez de recursos naturales -que en este país abundan- sino la política privatista que destruyó Gas del Estado y Yacimientos Petrolíferos Fiscales: Antes de las privatizaciones nuestro país contaba con reservas de gas y petróleo para abastecerse durante 35 años, mientras que ahora solo alcanzan para ocho…
Las empresas privatizadas, que ganaron millones y millones de dólares gracias a la destrucción de los recursos energéticos no invirtieron nada en investigación y en desarrollo, razón por la cual la mayoría de la población, que no cuenta con gas natural, está obligada a pagar por una garrafa seis veces más de lo que cuesta el gas de la red domiciliaria.
La energía no puede ser un lujo para las mayorías populares. Debe ser considerada una cuestión estratégica al servicio del desarrollo nacional. Por eso ¡El gas y el petróleo tienen que volver a manos del Estado, sin pagarle un solo peso a los monopolios en concepto de indemnizaciones!
Para que las empresas reestatizadas sean eficientes tienen que ser controladas por los únicos interesados en lograrlo, sus propios trabajadores, que deben contar con los recursos y el dinero para que estas funcionen y se reequipen. Estos deben provenir del cobro de impuestos progresivos a los grandes capitalistas y del no pago de la deuda externa.
Hay que exigirle a los dirigentes de todos los sindicatos que convoquen a un Paro Nacional para imponer la reestatización de las empresas energéticas y un Plan Energético de Emergencia.
Mientras tanto, los delegados y activistas combativos tendrían que organizar asam- bleas para resolver medidas de lucha parciales o regionales -como paros, cortes de ruta, ocupación de empresas, bloqueos, etc.- coordinando las mismas con los vecinos de los barrios afectados por la crisis y los centros de estudiantes.

Nacional: elecciones de octubre
Por un Frente Socialista para Octubre

Las elecciones de octubre constituyeron un duro golpe para el gobierno, que lamentablemente no fue capitalizado por la izquierda, ya que participó en los comicios dividida en siete listas.
Las elecciones de octubre son una nueva oportunidad para reflexionar y revertir esta fragmentación, que solo favorece a la derecha.
Los partidos de izquierda deberíamos reunirnos rápidamente y poner en pie un frente de carácter Socialista, una alternativa de clase frente a los candidatos de la burguesía, el imperialismo, la Iglesia y la burocracia.
El frente debería levantar esa gran bandera que nos une, pero que además constituye la única salida posible frente a la miseria, el hambre y la explotación capitalista, el Socialismo.
La salida Obrera y Socialista que proponemos, nada tiene que ver con el monumental engaño que están montando los falsos izquierdistas, quienes como Chavez están utilizando el renovado prestigio del Socialismo para confundir a las masas y seguir aplicando las recetas capitalistas.
El frente electoral de izquierda, además de proponer la lucha contra Kirchner y el ajuste y un gobierno de la clase obrera y el pueblo, debería reafirmar las consignas tradicionales de la izquierda: aumento salarial y jubilatorio acorde a la canasta familiar, jornada de 6 horas de trabajo, prohibición de los despidos, no pago de la deuda externa, nacionalización de los recursos y grandes empresas, renacionalización (bajo control obrero) de las privatizadas, ruptura de los pactos colonizantes, expropiación de los latifundios, etc.
Este programa elemental debería combinarse con la defensa de las libertades democráticas: aparición con vida de López, castigo a los culpables de los secuestros y atentados, libertad de los presos políticos, cese de la persecución a los luchadores, coordinadora unitaria de autodefensa para proteger a los testigos, disolución de las FF.AA. y policiales, etc.
Sin embargo para que éste frente impacte en la vanguardia y el movimiento obrero, estudiantil y popular, tendría que construirse con un método opuesto a los acuerdos de cúpulas.
En vez de empezar por la discusión de los candidatos, habría que convocar a asambleas de militantes y simpatizantes u otra alternativa democrática para votar allí el perfil del frente y a todos sus candidatos.
Desde ya los militantes de C.S, pondremos todos nuestros esfuerzos y la legalidad (sin ningún tipo de mez- quindades ni especulaciones electoralistas) al servicio de organizar el frente.

Situación politica: analisis
Maduran las Condiciones
Para Derrotar al Ajuste y a los Ajustadores

Parte del documento politico nacional
Votado en el comité central de julio del 2007

La caída del gobernador Sancho expresó mejor que ningún otro hecho el cambio que se produjo en la relación de fuerzas entre las clases después del Paro Nacional del 9 de abril: Estamos saliendo de una situación intermedia, en la que convivían elementos de retroceso y estabilización del régimen, con otros de ascenso y de crisis institucional, para ingresar a una situación prerrevolucionaria.
Esto significa que existirán condiciones parecidas a las que se plantean en una situación revolucionaria -ascenso obrero y popular, crisis en las alturas, radicalización de la pequeña burguesía- aunque todavía sin la maduración de la dirección revolucionaria que reclaman las circunstancias.
Que estemos transitando una situación de estas características, no significa que todo sea lineal y vaya siempre para adelante. Puede haber retrocesos importantes e incluso coyunturas opuestas por el vértice a la propia situación abierta.
Para entender esto, no alcanza con analizar la relación de fuerzas entre el proletariado y la burguesía -la estructura social- sino que es necesario entender cómo estas relaciones interactúan y son afectadas por las otras partes del sistema: La infraestructura (el sistema productivo, energético y de servicios y las inversiones en recursos humanos, ciencia y tecnología que se realizan para mantenerlo en funcionamiento) y la superestructura (las instituciones que existen para defender las relaciones de propiedad existentes: el gobierno, las fuerzas armadas, la justicia, la iglesia, los partidos políticos, etc.).

Colapso de la infraestructura
El escenario nacional, que hasta hace unos meses no presentaba grandes inconvenientes para Kirchner –quien parecía llegar a las elecciones con absoluta tranquilidad- se modificó abruptamente debido a que la crisis en las alturas y las luchas se potenciaron por la debacle de la infraestructura productiva, energética y de servicios.
Por eso, acontecimientos tan diversos como la demora de los trenes, la falta de luz o de gas, la explosión de una fábrica de aerosoles, la instalación de un basural o de una fábrica contaminante, comenzaron a provocar la reacción de amplios sectores obreros y populares y a socavar la gober- nabilidad del régimen.
Así sucedió -por ejemplo- con la rebelión de los usuarios en Plaza Constitución o con el paro de los obreros de Terrabussi, que ocuparon la planta cuando la patronal quizo despedir a un turno completo de trabajadores contratados, con la excusa de la “falta de energía”.
«El veranito económico se está agotando y cuanto más se acerca al final, vuelve la situación cada vez más explosiva, ya que no existe ningún plan serio de inversión en la infraestructura productiva y de servicios del país, que se encuentra al borde del colapso». (Editorial ET 92)
Esa desinversión (que se agravó con la reactivación) obliga a los patrones a ajustar las tuercas de la explotación, ya que para ser competitivos no les queda otra opción, exacerbando de esa manera la resistencia.
La crisis del sistema de transporte es un claro ejemplo. Hace diez años que no se renueva el parque automotor, mientras que -producto del aumento vegetativo de la población por un lado y de la reactivación por el otro- se triplicó la cantidad de pasajeros, lo que significa que en las horas pico es prácticamente imposible viajar.
Esta realidad no sólo afecta a los usuarios -la mayoría de ellos trabajadores- sino que influye directamente en los trabajadores de los colectivos, trenes y subtes, quienes más allá de cobrar un sueldo relativamente alto en relación al resto de los trabajadores, están siendo empujados a pelear por condiciones elementales de salubridad.
El colapso del transporte sucede también en la aviación comercial. La falta de inversión en este rubro, que debería ser estratégico para un país como la Argentina -uno de cuyos principales ingresos es el turismo- habla a las claras de una burguesía incapaz de poner un peso aún en aquellos sectores donde más se beneficia.
Producto de esto, en cualquier momento pueden llegar a chocar dos aviones en el aire, lo que significaría un golpe brutal al turismo y a la “credibilidad” del país, limitando aún más las escasísimas inversiones que llegan a estas tierras desde el exterior. Los burgueses son concientes de esta situación, sin embargo el agotamiento extremo del sistema capitalista semi colonial les ata las manos para resolverla.
A todo esto se le debe sumar la crisis terminal del sistema de salud, educación, vivienda y un largo etcétera, generador de la resistencia –cada vez más activa- de amplísimos sectores obreros y populares que ya no soportan las situaciones derivadas de la falta de personal hospitalario, los problemas edilicios en las escuelas, la superpoblación de las aulas, la imposibilidad de seguir pagando un alquiler o vivir en el más completo hacinamiento.

Crisis en las alturas
El agotamiento del modelo económico se combina peligrosamente para el régimen con el agotamiento del modelo político y la cada vez más encarnizada disputa entre los distintos sectores de la burguesía y la burocracia sindical. Esta pelea por un pedazo de la torta de la economía nacional -que a pesar de la «reactivación» no alcanza para todos- explica el fracaso de la política de control de precios, montada sobre la base de subsidios millonarios destinados a los grupos y monopolios que se benefician con las exportaciones y que al mismo tiempo venden servicios y productos para el mercado interno.
El año electoral potenció esta guerra ínter burguesa por los millones de dólares de las retenciones a las exportaciones o por igualar los márgenes de rentabilidad (trasladando las diferencias a los precios) haciendo reaparecer el fantasma inflacionario, muy a pesar de las manipulaciones del INDEC.
La disputa por los subsidios provocó un tembladeral político, que explotó con el escándalo de las coimas del caso Skanska, involucrando a un hombre de confianza del presidente -el Ministro de Obras públicas De Vido- y a otros funcionarios relacionados al mismo y a las altas esferas del poder.1
El ventilador que encendieron desde la Casa de Gobierno para “embarrar la cancha” y sacar del centro de las miradas a los funcionarios coimeros, terminó cubriendo de sospechas por maniobras fraudulentas al jefe de gobierno porteño –Telerman- y a varias empresas importantes, como el grupo Clarín, La Nación, Autopistas del Sol, etc., desnudando un sistema de corrupción similar al que existía durante el gobierno de Menem, pero que ahora involucra a Kirchner.
La corrupción –que acaba de involucrar a la Ministra de Economía y a la Secretaria de Medio Ambiente- se desarrolla en las altas esferas del poder, donde habita una verdadera banda de lúmpenes que descaradamente aprovechan los organismos públicos para su enriquecimiento personal.
Esta situación puede transformarse en uno de los grandes dinamizadores de la lucha de clases, debido al hartazgo que provoca en los sectores obreros y populares que sufren las consecuencias del colapso de un sistema, que ni siquiera les garantiza servicios medianamente eficientes.

Crisis del sistema de partidos políticos
Las derrotas electorales de los agentes del gobierno en Neuquén, Capital Federal y Tierra del Fuego por parte del MPN, el PRO y el ARI, son manifestaciones más que evidentes del estallido del bipartidismo, un sistema que explotó por los aires en 2001 y nunca llegó a recomponerse.
Este hecho no es menor, ya que significó la liquidación de los dos grandes partidos de masas, el PJ y la UCR, a través de los cuales, la burguesía y el imperialismo sostuvieron la gobernabilidad del régimen democrático burgués durante años.
Las características bona- partistas de este gobierno tienen que ver con la ausencia de estos partidos políticos tradicionales.
De allí la necesidad de la burguesía de contar con un presidente que arbitre las violentas disputas entre los distintos sectores de la burguesía, encare la reconstrucción del régimen y se apoye en las fuerzas represivas para derrotar el ascenso obrero y popular.
Sin embargo al gobierno no sólo le va mal en la tarea que se propuso, sino que además, debido a sus características antidemocráticas, está provocando grandes problemas en el propio régimen que pretende recomponer. Por eso los analistas más serios de la burguesía critican el “estilo K”, caracterizando que la forma de gobernar del presidente –que carece del control de las instituciones “democráticas” de la burguesía- crea conflictos políticos y sociales muy graves.
Esa es la razón por la cual la Iglesia comenzó desde hace un tiempo a trabajar en función de la recomposición del sistema de partidos, impulsando la conformación de un polo “serio” y relativamente fuerte de oposición. Esta institución -que se mantiene ligada al poder desde hace cientos de años- está operando para preparar el recambio presidencial antes que sea tarde y la situación “estalle por los aires”
En función de ese objetivo, los obispos organizaron la campaña contra la reelección del gobernador Rovira en Misiones, mediante un frente encabezado por el obispo Pigna. El triunfo electoral de ese frente acabó también con las aspiraciones reeleccionistas del gobernador Solá en Buenos Aires, y de Fellner en Jujuy.
Sin embargo, la derrota de Kirchner y Solá -más allá de las intenciones de la Iglesia- significó un golpe contra del gobierno y el régimen, ayudando a desatar la crisis que estamos viviendo. La Iglesia actuó como el “bombero loco”, apagó un incendio con nafta.

ENFRENTAMIENTOS INTER BUROCRATICOS Y ASCENSO OBRERO
El ascenso que liquidó el techo salarial no fue empujado por ninguna dirección combativa sino por sectores de la burocracia sindical. Esa “combatividad” de los burócratas tiene que ver con las peleas existentes entre los distintos grupos empresarios, ya que la burocracia -que funciona como transmisora de los intereses patronales en el movimiento obrero- en las crisis se ubica detrás de sus jefes burgueses.
Pero los dirigentes traidores tienen también sus propios intereses de casta, que provienen de la capacidad para negociar prebendas, aprovechándose de su ubicación en el movimiento obrero. De allí la guerra interburocrática para aumentar su poder de negociación, peleando por la afiliación de la nueva clase obrera.
La bronca de las bases aumentó la “radicalización” de la burocracia, que se puso al frente de los conflictos más importantes de la coyuntura, como los petroleros, los telefónicos, los peajistas, los camioneros, los gastronómicos, etc. Esta situación fue aprovechada por la clase obrera, que pegó un salto, tanto en la calidad como en la cantidad de sus luchas.
El ascenso empezó a gestarse un año atrás con las huelgas del Subte y los petroleros de Las Heras, las cuales aunque fueron derrotadas, le abrieron las puertas a otros conflictos más ofensivos, como los que ganaron -el último verano- los petroleros de todo el país, logrando la rebaja del mínimo no imponible, o los camioneros de la Ciudad de Buenos Aires, que con- quistaron el pago del total de la indemnización y de sus conquistas, cuando fueron transferidos a una nueva empresa.
El carácter ofensivo del ascenso se expresa en que luego del 9 de abril, las huelgas dejaron de plantearse solamente el mantenimiento del poder adquisitivo, para comenzar a exigir aumentos reales en los salarios, e incluso conquistas que meses atrás habrían parecido “exageradas.”
Este es el caso de los telefónicos o los maquinistas de La Fraternidad, que salieron a pedir la reducción de la jornada de trabajo, o de un sector de estibadores del puerto que vienen de conquistar el 82% para sus compañeros jubilados. También el de los peajistas, que después de parar durante cuatro días amenazaron con volver a la huelga si no les otorgaban un aumento acorde a la canasta familiar, que es de $2.400.- Estos últimos, finalmente firmaron por $2.300.-
Debido a la nueva situación -en pocas semanas y en el marco de las negociaciones paritarias- la presión de las bases obligó a los burócratas de varios gremios a reclamar aumentos no menores al 20% (metalúrgicos, camioneros, construcción, plásticos, etc.) cuando varias semanas atrás estaban pidiendo no más del 14 o el 15% que habían pactado los burócratas de la CGT con el gobierno.

Eliminar las barreras entre lo político y lo sindical
El movimiento obrero, especialmente su vanguardia, debe aprovechar la crisis de los de arriba y la situación política favorable para salir a luchar y tomar las cosas en sus propias manos, eliminando las barreras entre lo político y lo sindical. La lucha por el salario o las condiciones de trabajo, que debe encabezar cualquier pliego de reivindicaciones, no es suficiente, ¡ya hay condiciones para ir por mucho más!
Por eso hay que impulsar asambleas en las fábricas y empresas y llamar a reuniones y plenarios de gremios por abajo, impulsados por los activistas clasistas y la izquierda y exigir que se rompan los techos salariales y se pelee por aumentos reales de sueldo, que deberá estar indexado automáticamente al índice de inflación; uniendo a los trabajadores sindicalizados con los que no lo están, reclamando que se blanqueen todos los puestos de trabajo.
Para enfrentar la carestía de la vida y la inflación, el movimiento obrero debe exigir el control obrero de la producción, la distribución y la comercialización en todas las ramas de la producción que tengan un efecto sobre el nivel de vida de los trabajadores. Los trabajadores deben saber cuanto se produce, como se produce, a que costo y como y a que precios se distribuyen, y garantizar el abastecimiento y el control de precios efectivo.
Hay que universalizar lo que consiguieron los trabajadores del subte, la jornada de 6 horas de trabajo para, junto con un plan de obras públicas, darle trabajo a millones de desempleados.
Las comisiones electas de trabajadores de fábricas y grandes empresas tienen que estar a cargo de determinar cuantos trabajadores nuevos se necesitan y tomar en sus manos la tarea de contratarlos.
Hay que garantizar el suministro de carne barata para todos. La única forma de lograrlo es que el movimiento obrero exija, más que críticas moralistas a los oligarcas, el monopolio estatal del comercio exterior de las carnes, lácteos, oleaginosos y cereales. Hay que expropiar y poner bajo control de los trabajadores las grandes extensiones de tierra y explotaciones agrícolas, los frigoríficos y las cadenas de supermercados que se opongan a estas medidas.
Hay que exigir la reestatización de todas las privatizadas –en primer lugar las petroleras y gasíferas- y ponerlas en manos de sus trabajadores, que como lo demostraron los trabajadores de Zanón y el Bauen, están más que preparados para hacerlas eficientes y productivas.
El gobierno y su policía y la gendarmería, la burocracia sindical y sus matones, entre ellos los mercenarios del tipo de Patria Libre, atacarán desde el comienzo este tipo de luchas y reclamos. Hay que evitar y detener todos estos ataques preparando, no para el futuro, sino ya mismo, los organismos obreros, populares y estudiantiles de autodefensa. Comisiones conjuntas de activistas y partidos de izquierda para proteger las huelgas y los luchadores.
En todas las luchas es necesario impulsar su radi- calización, mediante huelgas con ocupaciones y paros activos en los lugares de trabajo, en vez de las huelgas domingueras y pasivas que ofrecen los burócratas sindicales, y en muchos casos, los dirigentes de la izquierda más social democratizada.
Una manera táctica de lograr que las luchas avancen en su unificación es haciendo votar en las asambleas y plenario de delegados la exigencia a los burócratas para que estos convoquen a medidas de lucha del conjunto.
Pero éste será solo un primer escalón para avanzar y poder pasar por encima de la burocracia allí donde las condiciones todavía no maduraron; una cuestión táctica al servicio de que las bases terminen de hacer la experiencia con los dirigentes tradicionales y para que se emparejen en la lucha los sectores de vanguardia con los de retaguardia.
Apenas haya un mínimo de condiciones la nueva vanguardia tendrá que jugarse a desbordar los cuerpos orgánicos y coordinar las luchas de su sector, gremio, provincia o región.
La izquierda debe hacer como en Brasil, dándole continuidad al plenario obrero que organizó el 2 de abril de 2006, transformándolo en un CONLUTAS argentino (coor- dinadora combativa que organiza a decenas de gremios opositores de ese país).
La única manera de torcerle el brazo a las patronales y al gobierno será poniendo en pie y haciendo fuerte este organismo de coordinación, que hoy debería organizar la solidaridad con todos los conflictos, avanzar en su coordinación y terminar preparando la poderosa Huelga General que se necesita para imponer una salida obrera y popular a la crisis.

1 Techint -el holding industrial más poderoso del país y beneficiario de grandes subsidios estatales- contrató a Skanska para realizar obras de ampliación del transporte de gas. Skanska recibió para eso sobreprecios, un dinero que proviene de las arcas del estado.

Revolución Política y Democracia Obrera
Con la crisis terminal del estalinismo y del resto de los aparatos burocráticos -que comenzó a gestarse con las revoluciones políticas (democráticas) de Hungría, Checoslovaquia y Polonia- empezó a abrirse una nueva etapa mundial, caracterizada por Nahuel Moreno como la “Hora del Trotskismo”

Según nuestro maestro, la caída a pique de la burocracia significó una liberación de fuerzas tan grande, que –tarde o temprano- acercaría al proletariado al programa de los trotskistas.
Esta etapa estuvo a punto de dar un salto de calidad cuando estalló por los aires el principal estado obrero burocratizado, la ex URSS. Sin embargo esto no sucedió, ya que por la ausencia de una dirección revolucionaria capaz de capitalizar esa crisis, el imperialismo pudo montar una contraofensiva mundial, imponiendo una situación “reaccionaria” que frenó durante casi diez años el desarrollo de las características más progresivas de la nueva etapa.
Recién después que grandes acontecimientos de la lucha de clases (como el retroceso imperialista en Irak, la derrota del golpe en Venezuela, el Argentinazo de 2001, la huelga general en Francia o la rebelión de los indocumentados en EE.UU.) modificaron la situación reaccionaria, gestando un nuevo período de ascenso obrero y popular, comenzaron a aparecer los productos más genuinos de la etapa que caracterizó Moreno, como el proceso asambleario que recorre las luchas obreras de todo el planeta.
Esto no es poca cosa si se tiene en cuenta que el reinado de la burocracia durante más de 70 años significó el aplastamiento del régimen de la democracia obrera: Desde la década del 30 -cuando retrocedió la Revolución Rusa y fueron liquidados sus principales dirigentes- hasta nuestros días, prácticamente todos los procesos fueron dirigidos por jefes burocráticos (Stalin, Mao, Ho Chi Ming, Tito, Castro, etc.) quienes aplastaron la autodeterminación obrera y derrotaron o limitaron decenas de revoluciones. Por esa razón, durante más de 70 años, las asambleas y demás organismos democráticos del proletariado, (salvo en honrosas excepciones) no fueron más que adornos al servicio de la imposición de las políticas contrarrevolucionarias de la burocracia.
Los trotskistas preveíamos que la Revolución Política que hacía falta para recuperar el régimen de democracia obrera comenzaría por la recuperación de los Estados Obreros Burocratizados por parte de direcciones trotskistas o trotskistizantes, para luego trasladarse al resto de la clase obrera del mundo.
Sin embargo, aunque esta revolución no llegó a tiempo para salvar a esos Estados de la restauración capitalista, tampoco se frenó con la situación reaccionaria abierta a partir de los 90s. Luego de algunos años de retroceso, volvió a manifestarse con ímpetu renovado.1
Los diques de contención de la burocracia, explotaron por los aires debido a la combinación mortal que produjeron, por un lado las crisis específicas de las economías planificadas burocráticamente, y por el otro lado los procesos revolucionarios que explotaron en los países del Este durante buena parte de las décadas previas a los ´90s.
Este proceso se aceleró con la crisis económica capitalista, que liquidó las bases materiales sobre las cuales se podrían haber fortalecido los nuevos aparatos que reemplazaron a los viejos burócratas estalinistas.
La recuperación del régimen de la democracia obrera que está sucediendo en todo el mundo, significa que la lucha de clases ha vuelto a su “normalidad” después de siete décadas de distorsiones.
Por esa razón, la nueva etapa se emparenta con la que se abrió después de la Revolución Rusa, cuando esa revolución y otras, como la alemana o la española produjeron poderosos y masivos organismos de autodeterminación, los “soviets”.
Estos no eran más que grandes asambleas de coordinación, dentro de las cuales los distintos grupos y partidos que los integraban debatían apasionadamente todo, sin ningún tipo de regimentación burocrática, ni por la derecha, ni por la izquierda.
La Revolución Política incentiva el desarrollo y la extensión de ese tipo de organismos, como está sucediendo en nuestro país con la explosión del proceso asambleario en curso. Las asambleas, a pesar de que los burócratas aún controlan la mayoría de los sindicatos, llegaron para quedarse y para transformarse en la tumba de esa misma burocracia.
Mientras las asambleas continúan desarrollándose y extendiéndose, comienzan a aparecer los organismos que corresponden a un nuevo salto en la conciencia obrera, las coordinadoras:
La Asamblea del Puente de Neuquén, la Asamblea Popular de Río Gallegos, la coordinación que realizaron los trabajadores de Terrabussi, Fate y Pepsico cuando cortaron la Panamericana o la que organizaron los compañeros de la salud del Fiorito, el Garrahan y el Evita para cortar el Puente Pueyrredón, son expresiones embrionarias de esta dinámica progresiva.
El fenómeno mas avanzado de coordinación, dentro del movimiento obrero industrial, se dio al calor del Paro General del cordón industrial de Zarate, que involucró a fábricas de tres gremios distintos: químicos, papeleros y metalúrgicos.
Las coordinadoras no deben ser simples reuniones de “aparato” o de delegados (como suelen proponer muchos activistas de izquierda) sino organismos que tiendan a unificar las asambleas de los diferentes sectores involucrados en una misma lucha.
Esta línea de coordinación significaría hacer, por ejemplo, todo lo contrario a lo que hacen los delegados del Subte, quienes fragmentan la decisión de las bases mediante asambleas por línea.
En ese caso, lo que se debería hacer es una poderosa Asamblea General, que nivele “hacia arriba” la combatividad y el nivel de conciencia alcanzado por ese sector clave en la construcción de una nueva dirección.
Las coordinadoras podrán transformarse en los grandes “parlamentos” obreros que necesitan los trabajadores y el pueblo para pelear por su autodeterminación, sólo si logran construirse mediante la participación y el involucramiento de las bases.
La nueva dirección clasista y combativa que reclaman las actuales circunstancias debe tomar la bandera de la lucha antiburocrática, las asambleas y la coordinación, como una cuestión de “Estado”, enfrentando tenazmente a todos los enemigos de la democracia obrera, tanto a los burócratas de derecha, como a los centristas y a los nuevos burócratas de izquierda.

1 “La revolución política en la URSS, pese a su colosal significado, no es más que la parte más dramática e intensa de un proceso también mundial, que no se da sólo en la URSS y su zona de influencia. La ofensiva creciente del movimiento de masas se refleja —y cada vez se irá reflejando más y más— dentro del propio movimiento obrero, en las relaciones entre las organizaciones dirigentes oportunistas y contrarrevolucionarias con el movimiento de masas.”
“En este sentido podemos decir que la revolución política —o el nombre que se le quiera dar al proceso mundial de liquidación del dominio de la burocracia sobre el movimiento obrero, incluida la URSS— está íntimamente combinada con la revolución democrático burguesa y obrera, se influencia no sólo geográficamente sino internamente, en cada proceso revolucionario.”

(Nahuel Moreno, Escritos sobre la Revolución Política, LA REVOLUCIÓN PERMANENTE EN LA POSGUERRA, Crítica al documento de F. Dobbs)

Asambleas... ¡Que las Bases Decidan Todo!
La nueva clase obrera, gestada por la reconver-sión del aparato productivo nacional, está compuesta por muchos jóvenes como esos que enfrentaron a la policía en el hall de Constitución, quienes más allá de su inexperiencia, cuentan con aspectos avanzados a nivel de su conciencia.

Uno de ellos -quizás el más importante de todos- es que “no quieren que nadie los lleve de las narices”, por la que son propensos a cuestionar la disciplina, la política y los métodos de los burócratas sindicales.
Son los jóvenes proletarios que no están sujetos a los cuerpos orgánicos de la burocracia peronista y que aunque participen en los sindicatos –porque no les quede otra– cada vez que da la ocasión tratan de imponer el funcionamiento asambleario para hacer valer sus opiniones.
Producto de ese empuje empezaron a aparecer –todavía embrionariamente- varias estructuras organizativas que expresan el ascenso y el avance en la conciencia: las comisiones de lucha, las asambleas populares, los piquetes, las coordinadoras, e incluso las “viejas” comisiones internas readaptadas para actuar en estas circunstancias.
Algunos ejemplos de estos son el piquete del corte del puente de Neuquén, la comisión de lucha de los textiles de Pagoda en San Luis1 , la coordinadora de los portuarios de Buenos Aires2 , la auto convocatoria docente de Salta, el «Cabildo Abierto” de Río Gallegos, la auto convocatoria de los trabajadores del correo, el nuevo sindicato de los peajistas3 , las asambleas del CEAMSE, Brandsen y Gualeguaychú4 , etc.
Sin embargo el organismo más representativo de esta nueva situación continúa siendo el más “viejo” de todos, la Asamblea. ¡No hay conflicto en el que no aparezca una asamblea! Hasta los burócratas más siniestros se ven obligados a convocarlas.
Esto le pasó a Pablo Moyano en la huelga de los recolectores de la basura de la Ciudad de Buenos Aires primero, y luego en la de los choferes de camiones de bebidas gaseosas. Por la presión de los trabajadores el hijo del mismísimo secretario general de la CGT tuvo que llamar a asambleas para informar a sus bases sobre todo lo que se estaba negociando.
Lo mismo ocurrió en Neuquén con las asambleas de ATEN Capital, que antes de ser copadas por la burocracia, constituyeron el espacio en el cual se le impuso el paro y el pliego de reclamos a los dirigentes, quienes desde el comienzo estuvieron a favor de negociar y de aceptar las migajas salariales propuestas por Sobisch.
En cada uno de los sectores en donde se plantee la posibilidad de salir a la lucha hay que poner en el centro la necesidad de realizar asambleas en donde todos decidan todo, en donde la base pase al frente y controle decididamente a sus dirigentes.
La consigna del momento es ¡Que las bases decidan! Esta es la situación en que cada paso que se de tiene que ser analizado y asumido por todos los trabajadores ya que hay condiciones excepcionales para que ocurra.
Los mejores activistas serán aquellos que sepan interpretar esta realidad y quienes más incentiven y practiquen la democracia obrera.
La lucha por la democracia obrera es al mismo tiempo la lucha implacable contra la burocracia sindical tradicional, pero también la pelea a muerte contra los “centristas” y la nueva burocracia de izquierda que se está gestando, fundamentalmente en los gremios de servicios, como en los docentes, en el subte o en otros sectores del transporte.


1 Uno de los elementos centrales que permitió la continuidad de la huelga fue la organización que se dio entre los trabajadores. La Comisión Interna, de hecho, se transformó en una comisión de lucha, organizando a su alrededor a los mejores activistas a través de las Comisiones de Prensa, Finanzas y Relación con las otras fábricas. Se votó e impulsó además fondo de huelga para que la medida no se quebrara por hambre. Se organizaron piquetes de defensa para montar las guardias en los dos accesos a la fábrica. El piquete obrero impidió la entrada de los carneros y los contratados en cada turno. Varios contratados y algunos efectivos fueron ganados en la lucha para sumarse al piquete (ver ET Nº 84)

2 Esta huelga nos mostró el tipo de conflictos que seguirán estallando en los sectores más jóvenes y explotados del nuevo proletariado y una dinámica hacia acciones radicalizadas, en las cuales pueden volver a surgir organismos de lucha independientes de los cuerpos orgánicos. En este caso una Comisión de Lucha asentada en asambleas masivas, que unificó en la pelea a compañeros de distintos gremios, bajo convenio y tercerizados. Una verdadera enseñanza de cómo se deben encarar las luchas que se avecinan. (ver ET Nº 84)

3 El SUTPA –Sindicato Único de los Trabajadores del Peaje y Afines– es un ejemplo avanzado de este fenómeno, porque más allá de que lo dirija el hijo de Moyano, no se puede entender sin la existencia del proceso que lo obligó a organizar a la base para dar peleas ofensivas, y de esa manera, poder destruir a UECARA, que era el sindicato que organizaba a los peajistas

4 Los nuevos organismos también aparecen en las luchas de carácter más popular, como en La Matanza con la asamblea del CEAMSE, o las asambleas populares de Branden y la más importante de todas, la de Gualeyguaychú. Estos organismos tienden a transformarse en polos de referencia o catalizadores de otros reclamos obreros y populares, como sucedió con la asamblea de CEAMSE que empezó a ser un centro de coordinación embrionaria de varios conflictos de la zona.

Sin Espacios para las Reformas
La Unica Salida es el Socialismo
Esta es la época donde el marxismo revolucionario debe lanzarse con todo hacia delante, impulsar las luchas, pelear por la dirección, insertarse en el movimiento obrero y la juventud, preparar el camino a través de la construcción partidaria, nacional e internacionalmente y presentarse como alternativa en el futuro cercano.

El capitalismo y el imperialismo viven el estadio de su segunda agonía mortal. Parecida en su profundidad a la que vivió en las décadas precedentes a la Segunda Guerra Mundial y durante su transcurso en la etapa de posguerra.
Pero tiene un signo di- ferente, aquella fue signada por la competencia de los mercados y los intentos de represión del capital finan- ciero a través del nazismo y el fascismo.
La actual está signada por la incapacidad del capitalismo mundial de superar su propia tendencia a la destrucción de las fuerzas productivas.
Un ejemplo de esto es que, en treinta años, como mucho, las reservas petroleras y gasíferas del mundo se habrán agotado, y lo que quede de ellas será carísimo, alcanzando solo para mantener una fracción del actual aparato productivo mundial.
El Planeta está amenazado con colapsar debido a esto y a los abusos de la industrialización atrasada y la emanación de gases tóxicos o la utilización de los agroquímicos, etc.
En esta situación no hay ningún espacio para las reformas estructurales ni eliminación, ni siquiera disminución, de las guerras de todo tipo y mucho menos para la permanencia por más de un instante histórico de toda utopía pequeño burguesa o nacionalista burguesa, de hallar soluciones “auto gestionarias” en un mundo capitalista al borde del caos.
Sin embargo, el capitalismo, aún sin ningún tipo de respuestas a esta crisis monumental, no caerá solo por su crisis, por más profunda que esta sea.
Si no se resuelve el problema de dirección revolucionaria y se realiza la Revolución Socialista, se provocará un retroceso al barbarismo, a las formas más brutales de explotación y empobrecidas de la realidad social.
El fundamentalismo religioso en el Islamismo, el Hinduismo, pero que también se expresan en el fundamentalismo Cristiano (una de las bases más importantes de sostén de Bush en los EE.UU.) y en la regresión al mismo de la propia Iglesia Católica 1 y el Papa son signos que expresan esta regresión socio, político y económica. Para tener una idea del futuro que le espera al conjunto de la humanidad basta con echarle un vistazo a gran parte de África, donde docenas de países ha colapsado como tales y se hallan diezmados por plagas, sequías y guerras tribales.
Para cambiar el futuro del planeta y el de la humanidad es necesario reconvertir todo el aparato productivo hacia formas sustentables de desarrollo, distribuir toda la ciencia y tecnología conocida entre todos los pueblos del mundo para disminuir el agotamiento de la naturaleza, centralizar la producción y distribución mundial de alimentos, tecnología y adelantos para satisfacer las necesidades de una población mundial, que además, continúa creciendo de manera geométrica.
Es decir, hay que llevar a cabo la Revolución Socialista Mundial, comenzando con la victoria de la misma en uno o varios países centrales en el próximo período (no necesariamente en países imperialistas) para doblegar primero y quebrar luego la resistencia de un sistema que históricamente debería haber muerto hace mucho tiempo. Para avanzar en ese sentido es necesario recons- truir el partido mundial de la revolución, la Cuarta Internacional.

Para Luchar por el Socialismo
Hay que Enfrentar la Trampa Populista
La izquierda social democratizada, como el MST y sus socios menores no está proponiéndose unir a la izquierda (que en este país es centralmente trotskista) para luchar por el Socialismo, sino atar a los revolucionarios al carro de una variante de colaboración de clases, como la que representa Mario Cafiero o el Partido Comunista, íntimamente relacionados a la política populista y demagógica que cruza el continente de la mano de Chávez, Evo y Kirchner. Por esa razón, todos estos sectores caracterizan que en Venezuela está sucediendo una “Revolución Bolivariana que enfrenta al imperialismo” y “derrotó al proyecto neoliberal”. 2
Apoyados en esta caracterización, desde los agentes más directos de Chávez (como la Unión de Militantes Socialistas, «El Militante» y otros) hasta los más “críticos”, como el MST, Praxis y compañía, todos llaman a apoyar al gobierno burgués de ese país. Todos ellos llamaron a votar a Chávez en las últimas elecciones y la mayoría acaban de ingresar al Partido del Gobierno, el PSUV organizado por el chavismo.
Contra estas posiciones, los trotskistas principistas debemos criticar las limitaciones y denunciar la trampa que significa confiar en un dirigente militar nacionalista burgués como Chávez y llamar a luchar contra sus políticas de ajuste, entendiendo que el populismo “socialista” que esgrime Chávez es el principal escollo para que los trabajadores y el pueblo alcancen la independencia política, única manera de pelear por la verdadera liberación nacional y social.
La delimitación con el gobierno chavista implica también un llamado a luchar contra todos los gobiernos de la región, los cuales, con matices de diferencia y contradicciones entre sí, llegaron al poder mediante esta política de engaño y falso “izquierdismo”. Estos son gobiernos de transición que la burguesía acepta a regañadientes mientras prepara, debilitada por el ascenso, la oportunidad de pasar nuevamente a la ofensiva.
Chávez, Kirchner o Evo Morales agitan, de vez en cuando, consignas impactantes, que no son antiimperialistas, sino anti Bush, ya que en el fondo lo que hacen es jugar las cartas a favor de sus jefes políticos, los dirigentes del Partido Demócrata Yanqui y la Socialdemocracia Europea. Por otro lado, atenazados por la crisis económica y la movilización obrera y popular (Bolivia) se ven forzados a ir más allá de su programa democrático pequeño burgués.
La principal tarea del movimiento obrero latinoamericano debe ser enfrentar a estos gobiernos y sus planes de hambre, miseria y explotación. Por esa razón los revolucionarios (más allá de las tácticas ocasionales) tenemos que partir de trazar una clara delimitación de clase, única manera de comenzar a construir un programa principista de transición. 3
Los partidos socialdemo- cratizados (como el MST) difícilmente lo hagan, porque ya vienen capitulando desde antes, cuando llamaron a votar a los Lula, Tabaré, Chávez y compañía, y caracterizaron sus victorias electorales como “grandes triunfos de las masas”. Esa política es el sustento ideológico del seguidismo a personajes como Mario Cafiero y la plataforma sobre la que se apoyarán para rendirse a los pies de los próximos gobiernos frente populistas que intenten frenar a las masas; que se impondrán al calor del ascenso obrero y popular y la crisis del capitalismo y sus representantes.
El MST está siguiendo el camino que llevó a otros trotskistas a integrarse a gobiernos burgueses, como ocurrió con el Mandelismo en relación a Lula. La falta de confianza en la clase obrera y el método proletario-leninista de construir el partido los está llevando a asumir el punto de vista de los pequeñoburgueses radicalizados en crisis, que es la búsqueda desesperada de atajos para evitar el largo y tortuoso camino que conduce a la revolución.
Por esa razón no están jugándose a construir un frente revolucionario, 4 sino a ocupar el espacio (electoral) que todavía está vacante debido a la debilidad de la Socialdemocracia.
Los trotskistas debemos intervenir en ese proceso para evitar que se consolide y constituya en un nuevo obstáculo para el avance de la conciencia clasista y revolucionaria, preparándonos para enfrentar las próximas variantes frente populistas, gobiernos que se “radicalizarán” aún más que estos para desviar la lucha de los trabajadores y el pueblo, evitando la revolución socialista.


1 La Iglesia Católica no actúa solamente a través de sus cuadros fundamentalistas, sino con todas sus variantes políticas derechistas, centristas o izquierdistas. Una demostración del caso es la política que está llevando adelante en la Argentina, una línea preventiva para salvar al régimen en caso de que estalle el gobierno de Kirchner, algo que los curas ya están previendo porque analizan mejor que nadie la situación nacional y la evolución de la economía.

2 Después del triunfo electoral, Chávez salió a decir que había ganado el “Socialismo”, razón más que suficiente para contraponerle a su discurso (que goza de gran simpatía en todo el continente) una fuerte campaña de defensa del verdadero Socialismo, que nada tiene que ver con la demagogia chavista ni con los demás gobiernos “izquierdistas” de la región. Al capitularle a Chávez y a la Socialdemocracia, la izquierda no hace más que confundir a las masas. Una de las formas en que la izquierda capitula es dejando en manos de estos la bandera del “Socialismo”…

3 El proceso electoral en curso en la Argentina estará cruzado por estas definiciones. De ahí la importancia de levantar las banderas del verdadero Socialismo contraponiéndolo a las mentiras que proponen los falsos izquierdistas burgueses como Chávez.

4 Un Frente de carácter “revolucionario” no significa proponer consignas “revolucionarias” de grueso calibre, o sea una política ultraizquierdista, sino levantar - en este caso - las banderas socialistas que abandonó la izquierda.

Derechos humanos:
Frente a las Amenazas a Testigos y Organismos de DD.HH.
Organizar la Autodefensa Obrera y Popular

Si bien el juicio encarado contra este sacerdote represor y los que se iniciaron contra algunos genocidas y asesinos de la Triple A apuntan a juzgar solo a un puñado de represores (de manera de salvar al conjunto de las instituciones represivas) provo- caron la reacción de la ultra derecha, que ya secuestró a López y a Gerez y ahora empezó a amenazar a varios testigos del caso Von Wernich.
Para que este y los demás juicios se concreten y vayan hasta el final hay que enfrentar las amenazas y atentados de la ultra derecha, comenzando por garantizar la protección y la seguridad de los compañeros que están por atestiguar. Esta tarea no puede quedar en manos del gobierno y de sus fuerzas de seguridad, que ya demostraron de ser incapaces -por no decir cómplices- de evitar la desaparición de Julio López y de no haber hecho nada por su aparición con vida.
Por esa razón, quienes pretendemos hacer justicia en serio debemos organizar una Coordinadora Unitaria de Autodefensa, organizada en primer lugar por todas las fuerzas de la izquierda, combativas y democráticas, para proteger a cada uno de los testigos.
Hay que organizar asambleas en los lugares de trabajo, barrios, facultades, etc. para que sean las bases obreras y populares quienes tomen en sus manos la defensa efectiva de las libertades democráticas.
La vanguardia debe agitar y propagandizar ante el conjunto estas iniciativas de la autodefensa, de manera de hacerlas populares, aceptadas con entusiasmo y legitimadas en los hechos por una buena parte del pueblo. El propósito no es comenzar una guerra de aparatos con las fuerzas del estado, sino auxiliar al movimiento de masas en sus luchas. Lamentablemente la mayoría de las organizaciones de la izquierda todavía no han asumido esta necesidad.
Un argumento con el que nos respondieron es que “los grupos de izquierda o de derechos humanos no están en condiciones de asumir la defensa de los testigos porque son miles y no hay tantos militantes dispuestos a realizar semejante tarea”.
Es decir, que como no le garantizamos la seguridad a todos, no se la tenemos que garantizar a ninguno. Con semejante razonamiento los activistas nunca nos pondríamos al frente de ninguna pelea hasta tanto las masas no lo hicieran de manera espontánea, negando en los hechos el rol de la vanguardia.
El argumento es equivocado porque más allá de que al principio la tarea deberá ser tomada por compañeros de las organizaciones combativas, la política de poner en pie una coordinadora de autodefensa tiene que estar dirigida hacia el movimiento de masas, para que este la tome como propia. ¿Quién mejor que los vecinos, familiares y compañeros de trabajo de los testigos para cuidarlos?
La izquierda tiene la obligación de plantear esta cuestión primordial en todas las luchas y poner a disposición de los trabajadores y testigos recursos y militantes para garantizarla.

Disolución de las Fuerzas Armadas y Policiales

La desaparición de Julio López puso en evidencia que el aparato represivo de la dictadura sigue intacto, gracias a la impunidad que le garantizaron a los represores todos los gobiernos de la democracia, y que Kirchner (a pesar de su discurso demagógico) mantiene, ya que los necesita para aplastar la resistencia de los trabajadores y el pueblo.
Hay que ganar las calles para frenar la represión, reclamar la aparición con vida de Julio López y el Juicio y Castigo (mediante jurados populares encabezados por los organismos de derechos humanos) de los responsables de su desaparición, todos los genocidas –como Von Wernich, Riveros, Videla y compañía, y todos los responsables de hechos violentos, intimidatorios y «gatillo fácil» contra los luchadores.
Pero para acabar con la represión y las bandas parapoliciales no alcanzarán las medidas tibias ni la demagogia de Kirchner. ¡La única manera de acabar con el cáncer es extirpándolo! Hoy, más que nunca, es necesario luchar por disolver a las Fuerzas Armadas, Policiales, Servicios de Inteligencia y Gendarmería del Régimen.
Estas instituciones son herramientas que solo sirven para cuidar a los grandes patrones, sus gerentes y propiedades. Solamente habrá seguridad para los de abajo cuando sean los propios trabajadores quienes la tomen en sus manos, organizando piquetes para defenderse de la represión en los conflictos y enfrentar la delincuencia en los barrios.

Mujer: el crimen de ser mujer y pobre
Libertad a Romina Tejerina

Romina Tejerina fue violada hace más de 4 años por un comerciante y hermano de un oficial de la Policía Federal. Cuando sucedió el hecho tenía 18 años y vivía en un barrio muy humilde de la provincia de Jujuy.

En su relato de cómo fueron los hechos Romina contó, que el 1 de Agosto de 2002 había concurrido con unas amigas a una peña en la ciudad de San Pedro para buscar a su hermana, y que allí fue interceptada por su vecino, conocido como Pocho Vargas, de 38 años de edad, quien la sacó a la fuerza del lugar.
Que ella intentó pedir ayuda, pero nadie la escuchó por culpa del volumen de la música. Una vez afuera, Vargas la obligó a subir a su vehículo, se alejó un par de cuadras, la violó y después se dio a la fuga.
Romina también dijo que luego de sufrir el abuso sexual tuvo miedo de hacer la denuncia por vergüenza de que la señalaran o la creyeran culpable de”provocar” ese abuso. Que cuando advirtió el embarazo le ocultó la situación a su familia e intentó abortar varias veces con métodos caseros.
A los siete meses de la violación Romina parió sola en el baño de su casa y en medio de un estado de shock -brote psicótico- causado por estrés post traumático, hirió mortalmente al recién nacido. Romina declaró que solo recuerdaba haber visto en la cara de la criatura -que no deseó- la cara de Pocho Vargas, su violador.
Romina fue encarcelada, no recibió ninguna asistencia psicológica y dos años después se realizó un juicio viciado de irregularidades, donde los jueces y la fiscal afirmaron que Romina actuó con “plena conciencia de sus actos”, negando el episodio psicótico, como también la violación, rechazando los pedidos de la defensa para que le tomaran muestras de ADN a Pocho Vargas.
La Justicia determinó que Romina es culpable de homicidio agravado por el vínculo y la condenó a 14 años de cárcel. El 23 de febrero se cumplieron 4 años desde que permanece en prisión. Mientras tanto, el violador Pocho Vargas, continúa libre de culpa y cargo.
La ola de indignación frente al atropello que significa legitimar la violencia contra la mujer (con un fallo judicial que condena a la víctima y le garantiza impunidad al victi- mario) se extendió a amplios sectores de la sociedad.
Sin embargo fueron las mujeres de izquierda, las feministas independientes y las compañeras de los movimientos de desocupados quienes tomaron en sus manos la campaña por la libertad de Romina.
Es que la tragedia de Romina es la que viven a diario las mujeres pobres y trabajadoras que no tienen la posibilidad de realizarse un aborto en un hospital público -con los medios necesarios y asistida por personal calificado- y se ven forzadas a sostener su maternidad a toda costa, sobrellevando un embarazo no deseado o cayendo en estados de locura y muerte por evitarlo.
La Justicia, los representantes del gobierno, junto a la jerarquía de la Iglesia y la policía se erigen en autoridad moral para mantener la penalización del aborto y a Romina en la cárcel.
Son los mismos jueces, policías, funcionarios y curas que miran para otro lado cuando las mujeres de las clases acomodadas interrumpen sus embarazos en lujosas clínicas privadas o protegen descaradamente a asesinos o abusadores ricos, famosos o poderosos, como sucede y sucedió con los curas abusadores, el crimen de Nora Dalmasso, el violador Hoyos, el crimen de la Dársena etc.
Romina fue condenada por ser mujer y pobre, del mismo modo que lo son las más de 500 mujeres pobres y trabajadoras que mueren anualmente por abortos clandestinos o las miles de víctimas de violaciones. Solo el 11% de los casos de violaciones son denunciados y de estos solo 1 de cada 10 violadores recibe algún tipo de castigo.
El caso de Romina Tejerina es representativo de la situación de miles de mujeres pobres que sufren día a día la violencia y el desprecio de una sociedad hipócrita.
Por eso todas somos como Romina, ya que todas fuimos en algún momento obligadas a tener una relación sexual que no quisimos, y no lo denunciamos por miedo a que no nos creyeran o nos juzgaran como “provocadoras”, o porque creímos que realmente debemos ser el objeto sexual de alguien, o sea su propiedad.
Todas somos Romina cuando nos niegan la oportunidad de elegir como, cuando y cuantos hijos tener, por culpa de esa moralidad religiosa que condena la libre decisión sobre nuestros propios cuerpos.
Todas somos Romina si no podemos acceder a medios anticonceptivos y a la anti- concepción de emergencia legal, segura y gratuita.
Todas somos Romina porque todas somos o hemos sido jóvenes y nos gustó o nos gusta salir a divertirnos y vestirnos como se nos dé la gana, sin que eso implique que cualquier hombre tenga el derecho a transformar nuestra vida en un infierno.

No podemos dejarla sola porque todas somos Romina y porque Romina es como cualquiera de nosotras...
¡LIBERTAD A ROMINA! ¡CARCEL A POCHO VARGAS Y A TODOS LOS VIOLADORES! ¡ABORTO LEGAL, SEGURO Y GRATUITO YA!!

Internacional:
Viva la Lucha de los Trabajadores Peruanos

El 12 de Julio los trabajadores peruanos realizaron el segundo día del Paro Nacional convocado por distintas organizaciones sociales, como la Confederación General de los Trabajadores del Perú –CGTP-, el Sindicato Único de los Trabajadores de la Educación –SUTEP- organizaciones de mineros, campesinos, agricultores, coca- leros, estudiantes, etc.
La huelga fue muy importante en las provincias de Huanuni, Arequipa, Apu- rimac, San Martín, La Libertad, Junín, Puno, etc.
En estas dos últimas regiones se produjeron en- frentamientos tan grandes con las fuerzas represivas del régimen, que provocaron la muerte de una persona y decenas de heridos.
En la capital del Perú –Lima- se organizó una marcha de más de 25.000 personas, que fue reprimida brutalmente por la policía de Alan García. Los maestros y alumnos allí presentes resistieron duramente al grito “De pie y nunca de rodilla”. Como resultado de los enfrentamientos hubo decenas de estudiantes y maestros heridos.
Luego del paro más de 150 manifestantes y activistas antigubernamentales fueron detenidos en todo el país y el gobierno ordenó la captura de los dirigentes del sindicato de maestros, que están en huelga desde hace más de una semana.
El ex congresista y ex candidato presidencial del Partido Socialista Javier Diez Canseco también fue detenido cuando se dirigía hacia un local policial para conocer la situación de los maestros encarcelados en esa dependencia. Diez Canseco fue liberado, aunque después la justicia lo acusó por una supuesta agresión a un coronel de la policía.
Alan García mostró su verdadera cara reaccionaria, cuando después de reprimir a los trabajadores declaró que la huelga era “el comunismo que se niega a morir y que siempre está detrás de todas estas cosas” y que había que meter “mano dura con esa gente, que es lo que quiere el pueblo”.
Los trabajadores y el pueblo argentino debemos solidarizarnos con la lucha de los compañeros peruanos, porque forma parte de la misma resistencia en contra de los planes de ajuste que aplican los gobiernos latinoamericanos por órdenes de sus jefes imperialistas.
Si es derrotado el ajuste en el Perú habrá mejores condiciones para pelear en la Argentina, en Brasil y en el resto de los países del continente.

Basta de Agresión Sionista e Imperialista
¡Que se Respete la Decisión del Pueblo Palestino!

En el año 1948 la Organización de las Naciones Unidas avaló la usurpación de los territorios palestinos perpetrada por el Sionismo, permitiendo así la creación del Estado de Israel, un enclave imperialista impuesto para derrotar la rebelión antiimperialista de las masas árabes y para defender los intereses capitalistas en esa región, que está llena de reservas petroleras.

La fundación de la organización palestina Al Fatah en la década del 60 –encabezada por Yasser Arafat- respondió a la necesidad de combatir a ese estado gendarme, con el objetivo de destruirlo y construir una Palestina Laica, Democrática y No Racista. Debido a eso Al Fatah se transformó en la conducción política de las masas palestinas.
Lamentablemente Arafat y la conducción de Al Fatah renegaron de este programa en 1980, cuando aceptaron negociar con los sionistas la coexistencia de «dos estados» –el israelí y el palestino- lo cual, en los hechos, sólo significó el reconocimiento de Israel, ya que el “Estado” Palestino nació insignificante, tanto en relación a sus dimensiones geográficas, como a su tamaño político, económico y militar.
Esta capitulación histórica se terminó de refrendar en los «Acuerdos de Oslo» (1993) donde los dirigentes de Al Fatah aceptaron la creación de la Administración Nacional Palestina (ANP), una superestructura colonial con una autonomía muy limitada, similar a los bantustanes –ghettos negros- de África del Sur, en la época del apartheid.
El sionismo aprovechó la capitulación para extender sus colonias en Cisjordania y Gaza, mientras que los dirigentes de Al Fatah utilizaron la administración de la ANP para enriquecerse personalmente, acelerando de esa manera el desgaste de Al Fatah, que se profundizó aún más con la elección del sucesor de Yasser Arafat, Mahmud Abbas.
Abbas –apoyado por Israel y por el Imperialismo- pretendió legitimar el nuevo status colonial, convocando a elecciones en 2006, las que terminó perdiendo en manos de los fundamentalistas del Hamas. Más allá de las intenciones de los dirigentes burgueses de Hamas -que desde el principio intentaron negociar con Al Fatah la conformación de una “gobierno de unidad nacional”- la derrota política de los agentes imperialistas resquebrajó los acuerdos de Oslo y desestabilizó la región.
Por esa razón el imperialismo y los sionistas desconocieron los resultados y le dieron su apoyo a los dirigentes de Al Fatah. Esta situación, sumada a la reacción de las masas en Gaza, obligó a Hamas a reaccionar militarmente, expulsando del territorio a los agentes del imperialismo.
Ante esto Abbas conformó un “nuevo gobierno”, encabezado por un ex funcionario del Banco Mundial –Fayyad- quien además de palestino tiene la nacionalidad yanky. Este gobierno, que es el que está organizando la contraofensiva política y militar, tiene obviamente, todo el apoyo de EE.UU. y el estado de Israel.
Los trabajadores y los pueblos de todo el mundo debemos repudiar la agresión imperialista contra el derecho de las masas palestinas a elegir su propio gobierno, movilizándose en favor de la derrota militar de las tropas reaccionarias de Fayyad.
Esa es la mejor ubicación para enfrentar la política del imperialismo y del sionismo en la región, y a su vez la única manera de disputarle a Hamas la conducción política de los trabajadores y el pueblo palestino, recuperando las banderas que abandonó Al Fatah: la lucha por una Palestina Laica, Democrática y No Racista, en la perspectiva de una Federación de Estados Socialistas de Medio Oriente.

Ley antiterrorista
Abajo la Ley “Anti Terrorista”
Libertad a los Presos Políticos
Basta de Persecusión a los Luchadores

Apenas dos semanas tardó el Parlamento para sancionar la ley “antiterrorista”. El tiempo suficiente para presentarla ante el GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional) y recibir una calurosa felicitación de parte de los miembros de ese foro imperialista y del Departamento de Estado Yanqui.
Mientras tanto, los presos políticos –particularmente los petroleros de Las Heras y los militantes de Quebracho- continúan detenidos en las cárceles argentinas, reafirmando la voluntad política del gobierno de utilizar la excusa “del terrorismo” para perseguir y sancionar a los luchadores.
A más de tres meses del asesinato de Carlos Fuente- alba, el principal responsable de su asesinato (Sobisch) continúa libre y gobernando, mientras que dos dirigentes de Quebracho están presos en la cárcel de Ezeiza por haber cometido el «crimen» de escrachar su local en la Ciudad de Buenos Aires.
Fernando Esteche fue detenido tiempo después del escrache en su domicilio y Raúl “Boli” Lescano, fue literalmente secuestrado por policías de civil, permaneciendo desaparecido durante varias horas hasta su aparición, producida por la presión ejercida por sus compañeros y varios organismos de derechos humanos y organizaciones políticas.
A más de un año de la pueblada de Las Heras y mientras las multinacionales petroleras continúan amasando fortunas sin invertir un peso para mejorar la provisión del gas –que escasea por el frío y mata decenas de argentinos- continúan detenidos los ocho obreros petroleros que fueron reprimidos por protestar, justamente contra esas multinacionales.
Esta Argentina de la impunidad está gobernada por un presidente que se llena la boca de “derechos humanos” y promesas dema- gógicas, y sin embargo es el gobernante que más presos políticos tiene desde que cayó la dictadura y el que más invirtió en el ree- quipamiento represivo.
Por eso no es casualidad que haya aceptado “sin chistar” la orden de promulgar la ley “antiterrorista” que le impartió el Departamento de Estado Yanqui. Esta conducta del gobierno no solo es el acto más grande de sumisión a la política del imperialismo -en especial a Bush y al sionismo internacional- sino el paso más grande que se ha dado desde la dictadura en la criminalización de la protesta.
La ley es tan reaccionaria que impone la figura penal de “asociación ilícita terrorista”, castigando de esa manera cualquier acto de “odio étnico, religioso o político”.
Esta normativa, en manos de la justicia patronal, no es más que una “carta blanca” para perseguir a los luchadores, reprimir los conflictos, ilegalizar a las organizaciones obreras y populares o de izquierda, etc.
Los trabajadores y las organizaciones populares, de izquierda, democráticas y de derechos humanos debemos tomar en nuestras manos la pelea por derrotar la ley represiva e intensificar la lucha por la libertad de los presos políticos y el cese de la persecución a los luchadores, asumiendo esta pelea como una cuestión elemental de autodefensa.

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