En homenaje a
Rodolfo J. Walsh,
Jorge Julio López,
Los 30.000 compañeros detenidos desparecidos,
Todos los caídos en las luchas populares,
Continuar la lucha.
El 24 de marzo se cumplen 31 años del golpe de estado cívico militar, a través del cual las fuerzas armadas y la policía, al servicio de los sectores más concentrados del poder económico, "derrocaron a un gobierno del que formaban parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política represiva, y cuyo término estaba señalado por elecciones convocadas para nueve meses más tarde" , como lúcidamente señalara Rodolfo Walsh un año después, en la Carta abierta de un escritor a la Junta militar, que los principales medios masivos de comunicación se negaron a publicar, cómplices con "el Proceso". " En esa perspectiva lo que ustedes liquidaron no fue el mandato transitorio de Isabel Martínez sino la posibilidad de un proceso democrático donde el pueblo remediara males que ustedes continuaron y agravaron ", señaló Walsh, que fue abatido en Capital Federal al día siguiente y su cuerpo desaparecido.
"Las 3 A son hoy las 3 Armas, y la Junta que ustedes presiden no es el fiel de la balanza entre 'violencias de distintos signos' ni el árbitro justo entre 'dos terrorismos', sino la fuente misma del terror que ha perdido el rumbo y sólo puede balbucear el discurso de la muerte" , decía este escritor, periodista, militante, un día antes de su caída. El golpe de Estado vino a abrir a tortura y muerte una brecha histórica en la sociedad argentina, imponiendo a través del miedo un modelo de promoción de las inversiones trasnacionales, caída de salarios, privatización, concentración y extranjerización de la economía. Este modelo fue continuado en lo esencial por todos los gobiernos que lo continuaron, alcanzando en los '90 -con Menem y todos los gobernadores y funcionarios que lo acompañaron- el pico máximo de vaciamiento, montado en el individualismo y apatía de la sociedad, que miró para otro lado mientras el país se vendía.
"En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar" , disparó Walsh hace tres décadas. Los resultados de la continuidad de esta política están a la vista. Mientras hace 30 años la participación de los trabajadores en el Producto generado en el país (PBI) era del 50%, en estos momentos es del 25.
En la actualidad, el neoliberalismo se expresa en la vigencia del modelo de extracción de recursos a gran escala .
Como una gran paradoja nacional, el gobierno apela a la simbología de los tiempos del 50/50, habla de "la defensa de los recursos nacionales", mientras sus políticas promueven abiertamente el saqueo, como se puede comprobar visitando la página de la Agencia "de Desarrollo de Inversiones" del ministerio de Economía.
Empleos precarios, con bajos sueldos y peores condiciones de trabajo son una de las caras de la moneda de este modelo, que se sostiene con impuestos regresivos, por una parte, pero cada vez más con los ingresos generados en el monocultivo sojero, la exportación de petróleo, la instalación de megaproyectos mineros que son alentados oficial y públicamente desde las giras de Presidencia y el ministerio de Economía. Un modelo de saqueo que regala y contamina nuestros recursos naturales y compromete nuestro bienestar y el de las futuras generaciones. Es que la vieja oligarquía agropecuaria se ha perfeccionado y la asociación con los capitales internacionales ha devenido en buena parte en sustitución o complemento. No sólo es trigo lo que se llevan, ahora también es soja, maíz, petróleo, gas, oro, plata, cobre y con ello la tierra, el agua, el aire. Esquel, La Rioja, Gualeguaychú son solamente ejemplos de pueblos que se levantan para combatir contra las consecuencias de este modelo productivo, como también lo hacen los movimientos campesinos de Santiago del Estero, Córdoba y Mendoza y las asambleas y organizaciones de muchos otros lugares.
"Llena de asombro que ciertos grupos pequeños pero activos sigan insistiendo en que los alimentos deben ser baratos" decía el presidente de la Sociedad Rural en 1976. El neo-desarrollismo kirchnerista post-devaluación garantiza estructuralmente esta política en el presente. Basta con ir al almacén o al supermercado para ver que las retenciones -en comparación a lo que se llevan, migajas que tributan los nuevos dueños de la Argentina- no alcanzan para mantener el poder de compra de los sectores de menores recursos, aquellos a los que se mantiene en la extrema indigencia con planes de $150 superdevaluados o los que teniendo trabajo apenas si superan la línea de pobreza y a los que el presidente invita a discutir los salarios "responsablemente", poniendo topes a los aumentos y manteniendo los impuestos regresivos, como el IVA o el de ganancias a los salarios.
"Frente al conjunto de esos hechos cabe preguntarse quiénes son los apátridas de los comunicados oficiales, dónde están los mercenarios al servicio de intereses foráneos, cuál es la ideología que amenaza al ser nacional" decía Walsh el 24 de marzo de 1977, con palabras que bien podrían tomarse para arrojárselas a los políticos y funcionarios que sostienen este programa económico y en especial al ministro de la nueva política Aníbal Fernández, que habla de izquierda siniestra sin ponerse colorado. Y sin que nadie le recuerde que es, junto con Duhalde y Solá, uno de los culpables de la masacre de Avellaneda, además de ser el responsable directo de investigar la innumerable cantidad de amenazas, golpizas e intimidaciones a integrantes de organizaciones de derechos humanos, políticas y sociales.
Además del secuestro y desaparición de Julio López, entre las agresiones de grupos amparados por sectores del Estado –policiales, parapoliciales, de derecha, en todas sus variantes-, los más graves en los últimos tiempos fueron los casos de Luis Gerez, en Escobar, y de Carlos Leiva, compañero del MTD Lanús (en el FPDS) ocurrido en Capital hace pocos días. Está claro que no es lo mismo que desde los más altos niveles se condenen estos crímenes, continuidad de la impunidad de la dictadura (el 95% de los represores están sueltos, dentro de las fuerzas de seguridad o en agencias privadas vinculadas a ellos). Pero más allá de las palabras, el gobierno no impulsa ninguna investigación ni da respuestas a ninguno de estos hechos, garantizando la impunidad de los culpables.
Es tiempo que levantemos la voz entre todos. No es poco lo que está en juego: la lucha de más de 30 años lo exige, el futuro –como siempre- está en nuestras manos, en lo que puedan hacer juntándose con otras.
Exigimos:
- Aparición con vida de Jorge Julio López; identificación del cadáver calcinado aparecido en Punta Lara, a pocos días de su secuestro.
- Investigación y esclarecimiento de los secuestros de Luis Gerez y Carlos Leiva y las agresiones y amenazas a distintos integrantes de organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos. El gobierno es responsable de desmantelar el aparato represivo que opera desde las estructuras del Estado.
- Basta de impunidad: juicio y castigo a los culpables, nulidad del indulto a los genocidas .
Trabajo, dignidad
Libertad , justicia social
La fragua , agrupación de trabajadores
FRENTE POPULAR DARÍO SANTILLÁN
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