EL IPC MANIPULADO LO OCULTA
Por mucho que se juegue con las palabras buscando hacer menos alarmante la realidad, es ya inocultable que el aumento de precios se ha desatado con renovada violencia sobre los salarios de los trabajadores. Las “políticas de ajuste” reclamadas y ejecutadas perpetuamente por una derecha política que, en nuestro país ha conseguido expresarse a través de cualquier partido y elenco gobernante, encuentran hoy un efectivo sustituto en el proceso inflacionario, que es, de hecho, una forma de ajuste cuyo efecto inmediato es la pérdida del poder adquisitivo de los salarios.
La ausencia de un Índice de Precios oficial al que se le pueda otorgar crédito como valor de referencia, ha dado lugar, en este escenario de inflación, a la proliferación de índices elaborados en el ámbito privado, ninguno de los cuales puede, tampoco, acercarse a la calidad del IPC oficial liquidado por obra de la intervención del INDEC. Así, la manipulación de los datos oficiales no sólo ha contribuido a alentar las expectativas inflacionarias, sino que también ha dado origen al actual caos de indicadores rivales.
Mientras el incremento de precios se come los salarios, su recomposición tratada en Comisiones Paritarias, se encuentra teñida por dos situaciones vinculadas a la ausencia de datos fiables que nos hacen vulnerables. Por un lado, se hace evidente que las diferentes patronales contarán con un efectivo instrumento que deprima el nivel de recomposición, como es un IPC manipulado a la baja, que da como inevitable resultado que la discusión parta de un “piso bajo”. Por otro lado, el enorme peso que adquiere la situación relativa de la rama de actividad, o el “peso político” que desde el poder se le conceda al acuerdo con ciertos dirigentes gremiales. De esta forma, ciertos sindicatos pueden hacer valer alguna de esas condiciones para imponer pautas salariales relativamente superiores, mientras otros deben avenirse a “recomposiciones” que no recomponen nada, o directamente disciplinarse a pautas vergonzosas en el marco de “acuerdos políticos” que sus propios afiliados rechazarían si tuvieran la mínima oportunidad de opinar.
Como siempre dijimos, la manipulación del IPC oficial vicia de irrealidad la discusión salarial en las mesas paritarias, al punto que ni siquiera hay “discusión” alguna. En nuestro caso, la paritaria estatal ha sido hasta ahora la transmisión unilateral de una decisión tomada antes de cualquier convocatoria por UPCN y el Gobierno. Se nos convoca al sólo efecto de poner una firma en un acta cerrada de antemano con una pauta insuficiente, a partir de mediados de año y desdoblada en “cuotas”. Así fue el año pasado, así fue en 2008, etc., etc. Así se pretenderá hacer en el “año del Bicentenario”.
En el INDEC el retraso salarial es antiguo, asentado en la maraña de relaciones contractuales, la arbitrariedad en la distribución de complementos, los problemas de encasillamiento en categorías que no corresponden a la tarea, etc. El SINEP, presentado como solución de esto, aunque se aplicara, cosa que ni siquiera ocurre por la notable desidia de las autoridades políticas (la intervención), no es más que un nuevo nombre para el mismo paquete de problemas.
En el INDEC tenemos motivos de sobra para pelear por nuestro salario. Desde el primer momento supimos que la manipulación privaría a los trabajadores de una herramienta básica en la lucha salarial, al tiempo que alentaría comportamientos inflacionarios entre los formadores de precios, y así lo dijimos. Sabemos también por la experiencia de estos años, junto al resto de los trabajadores estatales, que la “recomposición” que podemos esperar de paritarias amañadas, que se convocan de un día para otro (y nunca antes de mediados de año) será miserable y tardía frente a la escalada de precios en curso.
Está llegando la hora de ponerle punto final a ese circo “paritario”. Necesitamos una suma fija de emergencia antes de cualquier convocatoria, y paritarias en serio, con discusión salarial abierta, seria y sin topes YA MISMO. Sólo la movilización general de los estatales puede conseguirlo. Nuestros delegados paritarios no deben volver a ser citados para la farsa del acta y la firma. Queremos discutir realmente la nueva pauta salarial y su rápida aplicación, no dentro de largos meses en los que, es de prever, la inflación deprima aun más la insuficiente remuneración surgida de las paritarias truchas de los últimos años. Está claro que, sin nuestra disposición a salir a la lucha, esa discusión no tendrá lugar. Los trabajadores son las principales víctimas de la manipulación del IPC y de la inflación desatada, pero ya no la aguantan. Que, con nuestra presencia en las calles, se enteren todos los que se tengan que enterar.
FUERA LA INTERVENCIÓN Y LA PATOTA DEL INDEC
VIERNES 12 DE MARZO DE 2010
Por mucho que se juegue con las palabras buscando hacer menos alarmante la realidad, es ya inocultable que el aumento de precios se ha desatado con renovada violencia sobre los salarios de los trabajadores. Las “políticas de ajuste” reclamadas y ejecutadas perpetuamente por una derecha política que, en nuestro país ha conseguido expresarse a través de cualquier partido y elenco gobernante, encuentran hoy un efectivo sustituto en el proceso inflacionario, que es, de hecho, una forma de ajuste cuyo efecto inmediato es la pérdida del poder adquisitivo de los salarios.
La ausencia de un Índice de Precios oficial al que se le pueda otorgar crédito como valor de referencia, ha dado lugar, en este escenario de inflación, a la proliferación de índices elaborados en el ámbito privado, ninguno de los cuales puede, tampoco, acercarse a la calidad del IPC oficial liquidado por obra de la intervención del INDEC. Así, la manipulación de los datos oficiales no sólo ha contribuido a alentar las expectativas inflacionarias, sino que también ha dado origen al actual caos de indicadores rivales.
Mientras el incremento de precios se come los salarios, su recomposición tratada en Comisiones Paritarias, se encuentra teñida por dos situaciones vinculadas a la ausencia de datos fiables que nos hacen vulnerables. Por un lado, se hace evidente que las diferentes patronales contarán con un efectivo instrumento que deprima el nivel de recomposición, como es un IPC manipulado a la baja, que da como inevitable resultado que la discusión parta de un “piso bajo”. Por otro lado, el enorme peso que adquiere la situación relativa de la rama de actividad, o el “peso político” que desde el poder se le conceda al acuerdo con ciertos dirigentes gremiales. De esta forma, ciertos sindicatos pueden hacer valer alguna de esas condiciones para imponer pautas salariales relativamente superiores, mientras otros deben avenirse a “recomposiciones” que no recomponen nada, o directamente disciplinarse a pautas vergonzosas en el marco de “acuerdos políticos” que sus propios afiliados rechazarían si tuvieran la mínima oportunidad de opinar.
Como siempre dijimos, la manipulación del IPC oficial vicia de irrealidad la discusión salarial en las mesas paritarias, al punto que ni siquiera hay “discusión” alguna. En nuestro caso, la paritaria estatal ha sido hasta ahora la transmisión unilateral de una decisión tomada antes de cualquier convocatoria por UPCN y el Gobierno. Se nos convoca al sólo efecto de poner una firma en un acta cerrada de antemano con una pauta insuficiente, a partir de mediados de año y desdoblada en “cuotas”. Así fue el año pasado, así fue en 2008, etc., etc. Así se pretenderá hacer en el “año del Bicentenario”.
En el INDEC el retraso salarial es antiguo, asentado en la maraña de relaciones contractuales, la arbitrariedad en la distribución de complementos, los problemas de encasillamiento en categorías que no corresponden a la tarea, etc. El SINEP, presentado como solución de esto, aunque se aplicara, cosa que ni siquiera ocurre por la notable desidia de las autoridades políticas (la intervención), no es más que un nuevo nombre para el mismo paquete de problemas.
En el INDEC tenemos motivos de sobra para pelear por nuestro salario. Desde el primer momento supimos que la manipulación privaría a los trabajadores de una herramienta básica en la lucha salarial, al tiempo que alentaría comportamientos inflacionarios entre los formadores de precios, y así lo dijimos. Sabemos también por la experiencia de estos años, junto al resto de los trabajadores estatales, que la “recomposición” que podemos esperar de paritarias amañadas, que se convocan de un día para otro (y nunca antes de mediados de año) será miserable y tardía frente a la escalada de precios en curso.
Está llegando la hora de ponerle punto final a ese circo “paritario”. Necesitamos una suma fija de emergencia antes de cualquier convocatoria, y paritarias en serio, con discusión salarial abierta, seria y sin topes YA MISMO. Sólo la movilización general de los estatales puede conseguirlo. Nuestros delegados paritarios no deben volver a ser citados para la farsa del acta y la firma. Queremos discutir realmente la nueva pauta salarial y su rápida aplicación, no dentro de largos meses en los que, es de prever, la inflación deprima aun más la insuficiente remuneración surgida de las paritarias truchas de los últimos años. Está claro que, sin nuestra disposición a salir a la lucha, esa discusión no tendrá lugar. Los trabajadores son las principales víctimas de la manipulación del IPC y de la inflación desatada, pero ya no la aguantan. Que, con nuestra presencia en las calles, se enteren todos los que se tengan que enterar.
FUERA LA INTERVENCIÓN Y LA PATOTA DEL INDEC
VIERNES 12 DE MARZO DE 2010
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