29 mar 2016

JUJUY: VOLVIO EL TRUEQUE


Vecinos del barrio de la Tupac Amaru en Alto Comedero e integrantes de la organización barrial organizaron una feria de trueque en el Parque Acuático que funciona todos los miércoles y viernes de 15 a 19 horas. Ropa, revistas infantiles, juguetes y comida son algunas cosas que se canjean para paliar la crisis que se vive desde la asunción de Gerardo Morales que dejó sin ingresos a más de 5000 cooperativistas.

Ana Alarcon tiene 63 años. Vive en el barrio desde hace 10. Es jubilada y su hijo es uno de los cooperativistas que construyeron la nueva escuela de la Tupac Amaru frente al Parque Acuático. Es la más grande de la provincia y brinda educación gratuita y de calidad a los niños de Alto Comedero. Ana tiene artrosis y artritis. Hasta diciembre recibía atención médica y remedios en forma gratuita en la Tupac Amaru. “Ahora gasto alrededor de 1500 pesos en medicamentos”, contó. Con los 2500 restantes tiene que vivir todo el mes. Su hijo, que ya no percibe ingresos, le dijo que estaban organizando una feria. “Me siento con mucha pena”, dijo Ana en voz baja y con los ojos llenos de lágrimas. “ya a mis años pensaba que iba a descansar, pero veo a mis hijos sin trabajo y hay que salir, aunque sea a conseguir algo para el día”.

Nilda Ruiz trabaja en la textil de la Tupac Amaru desde su fundación en 2007. Antes de eso estaba en la obra. “Entre los impuestos que aumentaron, que muchos ahora están sin trabajo y lo que ha subido la comida ya no alcanza. ¿Cómo hace la mamá que tiene 6 o 7 chicos? Se van a ir desnutriendo de a poco. No entiendo todavía cómo de tener todo pasamos a no tener nada. Lo veo a Morales y tiene una cara de venganza. Prometió que iba a darle 8000 pesos a cada cooperativista y solo les está dando 2500 para que corten yuyos. Nos estamos hundiendo”, dijo mientras acomodaba ropa nueva que venden a bajo costo en la feria del barrio.

Cándida Viviana también vive en el barrio de la Tupac pero nunca perteneció a la organización. Sus nenas, que van a la escuela que mandó a construir Milagro Sala, se enteraron de la feria y le contaron a su madre. Allí expone revistas Genios y Billiken sobre una de las mesas de los quinchos que construyeron los cooperativistas para que los vecinos disfruten del espacio de recreación que rodea al Parque Acuático. También tiene ropa y medias. Su sobrina y su hijo pequeño la acompañan.

La hija de Silvia Mamani, de 38 años, también va a la escuela y le aviso a su mamá de la feria. Ellas viven en un asentamiento cercano al barrio. Silvia limpia casas, pero desde diciembre hay menos trabajo y la comida sale más. “Para cocinar gastas 100 pesos por día. Antes gastaba 50 con carne”. Cocina para seis o siete personas, depende el día. Ahora se conforman con salsa con pollo. “Antes por ahí hacía un asadito”, dice con nostalgia. “Entre lo que cambiamos acá y algo que vendemos conseguimos para el azúcar, para el pan. Si nos quedamos en la casa, nadie nos va a dar nada”.

Desde que se expandió la noticia, son cada vez más quienes visitan la feria. El trueque, una estrategia que utilizaron los argentinos en una de las peores crisis de la historia contemporánea, vuelve a resurgir para dar batalla, una vez más, al hambre y a la miseria.

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