Un país y un Poder Judicial que
avergüenzan
CON LAS MADRES NO
El juez
Martínez di Giorgi ordenó la detención de Hebe de Bonafini.
En el país donde Menem, Cavallo, De La Rúa y otros
impresentables están libres y gozan de sus fortunas de
oscuro origen, un magistrado del Estado Burgués se atreve a
poner la maquinaria represiva al servicio de atropellar a
una Madre de Plaza de Mayo.
En el marco de
la investigación por la causa “Sueños compartidos”, di
Giorgi citó a indagatoria a Hebe, para que declare por un
agujero de $206 millones y se justificó diciendo que “todos
somos iguales ante la ley”. Una falacia viniendo de alguien
que “no es igual a los demás ante la ley”, ya que puede
determinar según su criterio, que es el criterio imperante,
el destino del resto de los habitantes de este país, al
tiempo que se fija su propio sueldo y se exceptúa de pagar
impuestos.
Hebe no es
igual que otros ante la ley. No debiera serlo, como ninguna
Madre. Hay dignidades que deben tener reconocimientos
vitalicios. Su lucha en los años más oscuros de este suelo
debe ser respetada. Si funcionarios, jueces y legisladores
tienen fueros y privilegios… ¿quién más fueros y más
legítimos que los de todas las Madres?
Hebe tiene 87
años. El mismo Estado que desde la presidencia ensalza a los
militares, vuelve a los desfiles y quiere olvidar el nefasto
pasado; el mismo poder que envía a los genocidas
“prisioneros” a sus casas por sus edades avanzadas,
pretenden arrastrarla hasta sus estrados a pesar de sus casi
9 décadas.
El mismo
Estado que asesinó a sus hijos, ahora pretende aleccionarla.
Obscenidades
del Estado Burgués y sus instituciones.
El Poder
Judicial es hoy el resabio más acabado del feudalismo en
nuestro país. Los magistrados son amos y señores de la vida
de los demás, individuos casi intocables con atributos
propios de las monarquías. Esos “no iguales”, elegidos en
sus cargos lejos del calor de las masas populares, nos
quieren decir, como si fuésemos sus inferiores o pobres
imberbes, que “las leyes son iguales para todos”, a pesar de
que las cárceles están llenas de pobres mientras nadie roba
más que los ricos. El mismo Poder que acosa a luchadores
populares, mira para otro lado ante el latrocinio
empresarial ¿Dónde hay un directivo de empresas de
servicios, que se tragaron miles de millones de dólares de
subsidios estatales durante 12 años, preso o al menos
procesado? ¿Qué juez citó a algún terrateniente a
indagatoria por tirar leche en las rutas mientras chicos
morían de hambre durante la rebelión de la oligarquía y la
burguesía agraria en 2008? ¿Para cuándo las citaciones y
procesamientos para Macri por los Papeles de Panamá, para
Caputo por sus negociados con el Estado macrista, para
Aranguren por su escandaloso manejo de la política
energética a favor de las empresas, incluso de la que él es
parte; para Melconián por ser un buitre que estafó al país?
El Poder
Judicial es el arma de represión del Estado, y está claro
que está llevando a cabo su tarea en defensa de los
intereses de las empresas con el aval del gobierno… de las empresas.
Digo esto a
pesar de que Hebe es la desilusión política más grande de mi
vida. Recuerdo haberla escuchado hablar sobre la Revolución
y el Socialismo como nadie, con un amor que emocionaba. Pero
después se alineó con un gobierno que renegaba del
socialismo y mucho peor aún, engañó al pueblo para
entregarlo a las multinacionales. Miró para otro lado ante
el regocijo de Rockefeller, Munk, Soros o Slim. O ante el
procesamiento de miles de luchadores en la década K. Yo no
me olvido de su “por algo habrá sido” cuando desapareció
Jorge López. Ni de su humillación a los hermanos bolivianos
cuando los quiso echar de la Plaza. Ni de su destrato a los
trabajadores, justamente, de Sueños Compartidos, a los
cuales les dejó de pagar para después dejarlos sin trabajo.
Tampoco me olvido de su abrazo a Milani. Verla hoy rodeada
de la runfla corrupta kirchnerista no deja de ser una daga
clavada en el corazón. Sin embargo, me niego a creer que
ella se haya ensuciado las manos metiéndolas en alguna lata.
Los años no vienen solos y se rodeó mal. Hebe es
intransigentemente autoritaria, pero no es corrupta. Y tiene
derecho a pensar lo que quiera y defender lo que le plazca.
Se la puede
criticar ¡Cómo no! Lo que no se puede, de ninguna manera, es
atropellar su lucha y sus años desde el Estado. Ella, como
toda Madre, como Norita, como Elía, es un símbolo que debe
cuidarse. No puede permitirse el irrespeto
institucionalizado, menos desde un poder feudal disfrazado
de “justicia” y de juez, que desde hace décadas, por no
decir siglos, es funcional a los intereses y privilegios de
los explotadores.
Es bueno que
se la proteja desde los sectores populares. Es bueno para
ponerle también, un freno a un gobierno que claramente
quiere llevarse puestos los pocos derechos y emblemas que
aún sobreviven para los que viven de sus salarios. Tal vez
algún día esas masas se den cuenta de que nada más que
parches pueden lograrse dentro de las instituciones del
capitalismo. Y que hay que derrotarlo tal como querían los
30.000, para que a ningún afiebrado funcionario se le ocurra
tocar a un símbolo popular viviente como Hebe.
Gustavo Robles
4-8-16
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