El gobierno de Kirchner, en el marco de un cuadro latinoamericano de características convulsivas, evidencia un incipiente desgaste. La sucesión de acontecimientos en los últimos días –usufructuados por las fracciones proimperialistas de la burguesía- complicaron la imagen de estabilidad desplegada por el gobierno a partir de los datos económicos. Poniendo en primer plano la degradación política expresada en la decadencia extrema de las estructuras partidarias y sociales, y el enorme vacío militante.
A la desaparición hace ya 120 días del trabajador Jorge Julio López, el secuestro del militante por los derechos humanos Héctor Bustos, quien fue liberado el 28 de diciembre luego de 14 días en la ciudad de Venado Tuerto, y el posterior secuestro y reaparición de Luis Gerez en Escobar, debe sumarse la práctica fascista de grupos de choque que operaron impunemente en el Hospital Francés o en el traslado de los restos del ex presidente Perón al predio de San Vicente.
A su vez, la derrota del kirchnerismo en la provincia de Misiones permite suponer nuevos espasmos y reacomodamientos en el inestable bloque que controla el aparato del gobierno, tanto como desplazamientos en la burguesía. El revés oficial fue capitalizado por la iglesia católica, que mancomunada con las evangélicas consiguió aglutinar el aquelarre del arco opositor en el autodenominado Frente Unido por la Dignidad.
En el escenario abierto con las elecciones del 29 de octubre, donde se enfrentaron dos fracciones de las clases dominantes, seguramente la conducta de los sectores reformistas reproducirá el fenómeno de Misiones bajo otros ropajes. Allí personalidades como el premio Nóbel de la Paz Pérez Esquivel, el ex secretario de la CTA De Gennaro, los partidos Socialista y Comunista, se alinearon con la derecha más conservadora –Blumberg, Macri, Carrió, López Murphy, y el terrateniente yerbatero Ramón Puerta-, contenidos ahora por una expresión "progresista" de la iglesia, encarnada en el obispo Piña. Que con un discurso dirigido hacia el "fortalecimiento de las instituciones" y apoyándose en el rechazo de buena parte de la población a la metodología punteril y el clientelismo, encubre la política reaccionaria del episcopado, cuyo máximo referente el cardenal Bergoglio no cesa de condenar el enjuiciamiento a los represores, exhortando a la "reconciliació n" con los genocidas.
Mientras la prensa y el establishment multiplicaban los llamados a la conformación de convergencias análogas a la misionera, de muy difícil concreción; el tropiezo oficialista ya se cobraba las cabezas de Fellner (aspirante a la reelección en Jujuy) y de Solá en Buenos Aires, donde rápidamente fue canonizado Scioli como candidato, indigerible hasta para algunos sectores cooptados por el kirchnerismo. La intervención de la UCR mendocina por la adscripción del gobernador Lobos a sumar a la Concertación propuesta por Kirchner tampoco es ajena a lo acontecido en Misiones.
El lanzamiento de Lavagna como candidato presidencial, a la sazón ejecutado varios meses atrás desde Washington, no por casualidad con una andanada contra el presidente Chávez, cuenta con el apoyo político del tándem Alfonsín–Duhalde. Es decir el bloque que llevó a Kirchner y su equipo al gobierno, ha virado en la búsqueda de otro representante. Aquí plasma también la lucha interimperialista: Estados Unidos y la Unión Europea coinciden en que Lavagna es más confiable que Kirchner, pero Washington recela que éste incline la balanza a favor de quienes lo llevaron al poder, tras los sucesos del 2001-2002.
Por otra parte la crisis desatada en la CGT, la partición de la burocracia, reproduce las fracturas de la burguesía y los alineamientos también divididos entre el kirchnerismo y el aparato ligado a Duhalde y con posible acercamiento a Lavagna.
Otro paso en la decadencia del modelo sindical a través del cuál los trabajadores manifestaron históricamente sus exigencias y reivindicaciones, y que hunde sus raíces en la ideología de la conciliación de clases -no sólo con relación a las patronales vinculadas directamente por su ubicación en la producción, sino en organismos subordinados al Estado burgués, un fenómeno de mayor profundidad que la burocratizació n de sus capas dirigentes-, y el abandono de toda perspectiva anticapitalista.
Este escenario político no puede ser analizado al margen del cuadro de extrema degradación de los aparatos partidarios y la ausencia militante. La contraposició n de ideas y proyectos ha sido reemplazada por patotas reclutadas en las franjas marginalizadas de la sociedad. Fuerza multiuso, tanto para hacer número en los actos y marchas, como para operar como grupos de choque.
Las Heras en Santa Cruz en febrero de 2006 con un grupo infiltrado en una movilización de petroleros y pobladores que demandaban la libertad del dirigente obrero Navarro, la caterva sostenida por el gobernador Sobish y alimentada por la burocracia petrolera que reprimió a los docentes en Neuquen, la patota que ingresó al Hospital Francés para avasallar una asamblea de trabajadores, el violento enfrentamiento con armas de fuego en San Vicente durante el acto por el traslado de los restos de Perón; son expresiones cada vez más frecuentes del accionar de un amplio espectro de la política partidaria que incluye amplios sectores del propio gobierno. Así las víctimas de la expropiación capitalista son tomadas como mano de obra mercenaria para enfrentar a su misma clase. Pobres contra pobres. Nuevas formas de la lucha interburguesa en nuestro país, que remiten al accionar fascista.
La desaparición del obrero de la construcción López el 18 de septiembre, es de tal magnitud y gravedad como la imposibilidad de convocar a una respuesta contundente por parte de la población. La ausencia política de la clase obrera que no consigue trascender el límite de la lucha sindical; la falta de una vigorosa juventud, especialmente a partir de la deserción del movimiento estudiantil; la disgregación de las corrientes revolucionarias, atenazadas entre la cooptación kirchnerista que arrastra al oportunismo y al centrismo, "acumular junto a Kirchner", y desde otro ángulo por una perspectiva sectaria incapaz de articular una respuesta de intervención real en la sociedad, reproductora del izquierdismo, "Kirchner es igual a Menem". Se combinan con la alienación y despolitizació n de las masas, adormecidas en lo inmediato por los datos del crecimiento económico, y la impresión de la salida del abismo de 2001-2002, cuyas franjas marginalizadas son contenidas por el asistencialismo. Consecuencia directa, la carencia de politización es reemplazada por el embrutecimiento, la indiferencia y el individualismo extremo. Todo conducente a que amplios sectores del activismo político, social y sindical ingresen en la confusión y el desánimo
La sociedad argentina no ha salido a exigir la aparición con vida del albañil López, no ha habido una respuesta a la medida de la agresión. Peor aún, a partir del caso Gerez, la torpeza de las fuerzas kirchneristas, una artera campaña de los medios de prensa, y la miopía de la izquierda, se han amalgamado para instalar entre la población un generalizado "estado de sospecha" que pone en cuestión la política gubernamental de Derechos Humanos; iniciando un camino que puede revertir en el debilitamiento de las reservas democráticas de las masas. Se trata sin dudas de una cruda advertencia para Kirchner, que carente de una base social propia –fracasados los intentos de la transversalidad primero, la coexistencia con Duhalde mientras buscaba la hegemonía en el PJ luego, y finalmente el Frente para la Victoria-, muestra las vacilaciones propias de una fracción burguesa llegada al gobierno a causa de la división profunda de las clases dominantes en 2001, el fracaso relativo del plan que diera lugar al golpe de mano de diciembre de ese año, la imposibilidad del tándem Duhalde–Alfonsí n de conducir según lo previsto la transición, en el marco del colapso de la representació n política histórica del conjunto del capital y sin posibilidades de recurrir a las fuerzas armadas para el ejercicio del poder.
Aún más, López, Bustos, Gerez, son las víctimas locales de una estrategia regional, impulsada por la Casa Blanca en un intento por recuperar la iniciativa política que escapó de sus manos hace tiempo. Por supuesto que las características de los episodios y las víctimas son locales e involucran a genocidas que se ven acosados por el fantasma de una condena temida, aún cuando tardía. Pero que no puede escindirse de la conspiración orquestada por Washington para dividir Bolivia y desestabilizar al gobierno de Evo Morales, o de la cuña introducida entre Uruguay y Argentina a partir de las pasteras, con amenazas de dinamitar el Mercosur, entre tantas otras acometidas en detrimento de América Latina.
Son los sectores más concentrados del capital local, asociados con los centros imperialistas, quienes encarnan en cada país el intento de contraataque. Fracciones de la burguesía ya han comenzado un corrimiento colisionando de frente con el gobierno, a pesar de los réditos obtenidos. Por un lado la extorsión de las petroleras, que con Shell como punta de lanza, amenazan con un colapso energético, desabastecimiento, mercado negro, maniobras para incrementar los precios y las tarifas de los combustibles con la intención de engordar todavía más sus escandalosos beneficios. La falta de gasoil y la aplicación de cupos sobre la nafta, en un país que exporta combustibles, habla de la irracionalidad de un sistema que tiene al lucro como motor. Mientras tanto la enajenación de las riquezas no se detiene, como lo prueba la sanción parlamentaria del 13 de septiembre de la ley que fomenta la actividad petrolera, subsidiando a las mismas multinacionales petroleras que han provocado la crisis estructural existente en el área energética, y dando otro paso en la entrega y saqueo de nuestros recursos naturales e hidrocarburíferos.
En la misma dirección activó el capital agrario, lanzando el 3 de diciembre un paro agropecuario que se extendió por nueve días, demandando la libre exportación de ganado y la baja de retenciones a las exportaciones del agro. La oligarquía de la Sociedad Rural Argentina (SRA), y los grandes productores enrolados en Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), arrastraron tras de sus reclamos –en complicidad con la torpeza gubernamental- a los pequeños productores de la Federación Agraria Argentina (FAA). Las declaraciones del dirigente de la CRA Llambías al diario La Nación son palmarias, "Diga lo que diga el gobierno –al que antes habían acusado de imponer la "patria montonera"- esto no es una medida ideológica ni política. Simplemente se trata de defender un modo de vida. Y reclamar por la vuelta del libre mercado".
Detrás de las apariencias no hay un plan económico gubernamental coherente. Mecanismos como los subsidios a las grandes empresas o los acuerdos de precios para frenar la inflación, son fórmulas para ganar tiempo y postergar la resolución de problemas que se han acumulado en estos años. Resulta obvio afirmar que el gobierno no ha debido enfrentar sacudones drásticos provenientes del exterior, que pudieran provocar una caída de los precios internacionales de las commodities, lo que tendría un efecto devastador sobre la economía local.
Resulta imposible no inscribir la situación política argentina en un cuadro en el que el imperialismo no tiene ya como centro de su estrategia la promoción de democracias formales en la región. El Parlamento de Estados Unidos acaba de votar una ley que anuncia el avasallamiento de las libertades civiles y democráticas, la cual bajo la fórmula de "lucha antiterrorista" , avala prisiones secretas de la CIA, la tortura y los tribunales militares. Pocos días han pasado desde que se aprobara la construcción de un muro en la frontera con México para impedir el ingreso de inmigrantes a su territorio. Mientras que el 13 de diciembre la Casa Blanca ordenó gigantescos allanamientos contra seis plantas procesadoras de Swift en varios estados, resultado de los cuales quedaron más de 1300 trabajadores inmigrantes detenidos y paralizada temporalmente la producción. Estados Unidos marcha a la guerra contra nuestros pueblos.
Kirchner es la expresión política de la burguesía dependiente. De poco servirá a su gobierno haber tañido la campana que abre la rueda bursátil de Wall Street, mientras balbuceaba "volvimos al lugar del que nunca debimos haber salido" ; cuando simultáneamente en otro punto de Nueva York resonaba la voz del presidente Chávez en la Asamblea General de las Naciones Unidas, y la emprendía contra el imperialismo, el fascista Bush y la colapsada ONU.
Estériles resultarán los esfuerzos del mandatario argentino por alinearse con la Casa Blanca condenando a Irán como responsable del oscuro atentado terrorista de la AMIA, en momentos en que Israel acaba de devastar Líbano, cometiendo nuevas y peores masacres en Palestina; y cuando es una hipótesis de concreción cierta la posibilidad de un ataque estadounidense, incluyendo armamento nuclear, contra el pueblo iraní.
Será nulo el rédito por la ausencia argentina en la XIV Cumbre de Países No Alineados en La Habana, continuidad de su despreciable accionar en la cumbre del Mercosur de Córdoba, donde actuó como brazo ejecutor del imperialismo para demandar ante Fidel Castro por la médica Hilda Molina, sobre la que pesan cargos de corrupción y traición al pueblo cubano. O por seguir formando parte de las fuerzas de ocupación de la ONU en Haití, o pagar más de 28.000 millones de dólares en tres años bajo el concepto de deuda externa a los organismos financieros imperialistas.
Está condenado al fracaso el intento desesperado de Kirchner por poner distancia con Evo Morales y Hugo Chávez (incluyendo un airado reclamo para retirar al embajador bolivariano Roger Capella en noviembre); al tiempo de no comprometerse con la tibia dinámica de convergencia de gobiernos latinoamericanos –diferentes pero aunados por la necesidad de resistir la voracidad imperialista- , y ausentarse de la II Cumbre de la Comunidad Suramericana de Naciones en Cochabamba el 6 de diciembre, o cancelar el viaje a Quito para no participar de la asunción de Rafael Correa como presidente ecuatoriano.
No podemos confundirnos la burguesía no es un todo homogéneo, ya que las leyes del desarrollo del capital enfrentan unas fracciones contra otras en la guerra de rapiña permanente por la apropiación de la plusvalía, de las riquezas producidas por las masas trabajadoras. Kirchner y su pretendida "ambivalencia" , no niega su carácter de clase, por el contrario ha reproducido en todos los planos las relaciones sociales de producción capitalista . El gobierno, antes bien, acrecienta a cada paso la tendencia hacia la negociación y el acuerdo con el imperialismo, cuando este profundiza su arremetida hemisférica. Expresión de la imposibilidad material de resolver su crisis de sobreproducció n sin apelar a la violencia y la sumisión incondicional.
Desde la perspectiva de los revolucionarios, cuando comienza a crujir la fracción de la clase capitalista en el poder siempre se abre una posibilidad. Su resolución positiva o negativa depende de la dirección que adopten las mayorías explotadas y oprimidas.
Se abre entonces una instancia crucial para el debate y la propaganda, la agitación y organización, que permitan dar cauce y afirmar un camino de convergencia unitaria de las masas en una herramienta política, independiente de todas las expresiones del capital. Superadora de su estado actual: confundidas, desmoralizadas, despolitizadas, disgregadas al extremo, acuciadas a cada momento por una crisis económica, devastadora en todos los órdenes. Cuyo eje de construcción y acción política sólo puede ser la identificació n de un enemigo visible por millones: el imperialismo y sus aliados locales... capaz de contener las diferencias de todo orden que supone el actual cuadro social. Que pueda trazar un horizonte que rompa con los putrefactos aparatos políticos y sindicales, y sus viejas prácticas. Y paralelamente permita el agrupamiento de sectores de la vanguardia revolucionaria, en camino a la construcción de su propio Partido, y que puedan contribuir a una práctica política capaz de rescatar a nuestra degradada sociedad de la ciénaga a la que ha conducido el capitalismo.
Delinear y articular una respuesta a la opresión imperialista, la catástrofe económica y la defensa de las libertades individuales y garantías democráticas, obliga a los revolucionarios a trasponer las fronteras del marco nacional e instalarse en el contexto internacional, específicamente en América Latina. Los cambios que determinaron el viraje del curso político general en la región han tenido en su base la reacción de las burguesías locales ante el avance desenfrenado de Estados Unidos sobre su apropiación de la plusvalía. Y han expresado la presión desigual, por su nivel de unidad, conciencia y organización, de las masas del Continente. Los gobiernos emergentes de esta situación, se encuentran entre dos fuegos: el del imperialismo y el de sus propios pueblos.
No puede haber lucha antiimperialista, con perspectiva socialista, al margen de un programa con eje en la unidad de los pueblos latinoamericanos . Sin reconocer el rol decisivo que en esta coyuntura histórica señalan: Cuba – donde la continuidad y profundizació n de la Revolución, representó un faro solitario que sostuvo los principios socialistas en los peores momentos de la reacción imperialista, y es hoy un factor determinante en la transición entre el estado actual de conciencia de los explotados y oprimidos y su recorrido a una fase de lucha por el socialismo-, Venezuela –donde comienza una nueva etapa en la Revolución Bolivariana, y el presidente Chávez está abocado sin pausa a la creación de un partido que unifique las fuerzas revolucionarias, profundizando las medidas que reafirman y acentúan la perspectiva socialista en el siglo XXI-, y Bolivia –donde las masas obreras, campesinas e indígenas se unificaron social y políticamente; siendo el MAS el instrumento que pudo congregar a esa inmensa mayoría que ha iniciado el camino de la lucha antiimperialista y la recuperación de la soberanía-, configuran la certeza de una nueva oportunidad histórica.
El capitalismo inmerso en una profunda crisis estructural, sólo puede ofrecer a las masas guerra, hambre, desocupación, y destrucción del medio ambiente. Al mismo tiempo el planeta, como en ninguna otra etapa del desarrollo de la humanidad, está en condiciones de transitar hacia una nueva sociedad. Encontrar las certezas para resolver estas cuestiones centrales, requiere del debate de ideas, surgidas al calor de la lucha teórica y de la contienda política cotidiana. Nuestra convicción señala que el combate antiimperialista y el debate de las condiciones para la transición al socialismo son partes inseparables del desafío actual.
FUENTE: BASES SOCIALISTAS
24 feb 2007
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