EL Movimiento Ecuménico Popular Costarricense Personas y representantes de diferentes iglesias y denominaciones religiosas, nos hemos venido reuniendo y trabajando alrededor de temas relacionados con nuestra realidad costarricense y ante la coyuntura actual, donde está sobre el tapete la discusión en la Asamblea Legislativa del Tratado de Libre Comercio de Costa Rica con los Estados Unidos, hemos visto la necesidad de estudiar y reflexionar sobre este tema y pronunciarnos sobre el mismo, ya que no podemos asumir un papel de observadores, sino que nos toca decir nuestra palabra profética sobre este momento histórico.
La fe cristiana manifiesta el amor de Dios para todas las personas pero de manera preferencial, una buena noticia para los desprotegidos de la sociedad, para los pobres, los discapacitados, las mujeres, los indígenas, los niños de la calle, los excluidos por la sociedad, es decir, la preocupación principal de Jesús ha sido la gente pobre y común. ?El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado para llevar la buena noticia a los pobres; me ha enviado a anunciar libertad a los presos y dar vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a anunciar el año favorable del Señor.? (Lucas 4: 18,19). En tiempos difíciles como los que estamos viviendo afirmamos nuestro compromiso con el pueblo de Costa Rica y en especial con los sectores en desventaja social que se verán afectados por la ratificación de este Tratado de Libre Comercio con los EE.UU. Nos preocupa en primer lugar que la aprobación de este Tratado por la Asamblea Legislativa se presente en un contexto de políticas económicas de claro perfil neoliberal que profundizan el deterioro social que vive el país. Las condiciones de vida de nuestro pueblo se han ido deteriorando con la implementación de las medidas macroeconómicas del neoliberalismo, la pobreza ha crecido, el desempleo ha crecido, el deterioro de la salud sigue creciendo. Creemos que la aprobación de este TLC por la Asamblea Legislativa sería la culminación de este proceso desastroso para el pueblo costarricense. Es hora de contraponer al modelo neoliberal un modelo económico y social que convine una apertura inteligente al mercado con una profundización de nuestra democracia, de nuestro Estado de derecho y de todos los logros alcanzados en el campo social, educativo y de salud por nuestro país. Desde la perspectiva de la ética cristiana, no nos ha parecido que el TLC se negoció por un número reducido de personas que no era representativo del pueblo costarricense, ni hubo de manera alguna un control político de las negociaciones. No nos ha parecido que se hayan obviado valiosísimas aportaciones de economistas y juristas de gran trayectoria, ni el aporte de las instituciones de enseñanza superior, ni la intervención siguiera de la misma Asamblea Legislativa a quien se le debió permitir un mayor papel protagónico en el proceso negociador. Mucho menos fueron tomados en cuenta las comunidades y aquellos sectores que podrían verse afectados por la firma de este TLC. Tampoco nos ha parecido el carácter clandestino de las negociaciones donde fue imposible para muchas personas y organizaciones lograr obtener una copia del texto del Tratado, lo cual sólo ocurrió al momento de la firma. Nos ha molestado en demasía el derroche de dinero que se ha gastado en promover la aprobación del TLC por la Asamblea Legislativa y el apresuramiento por lograr que este Tratado pase de manera expedita, ojala sin un debate más o menos serio. También es preocupante que no se haya promovido un verdadero debate nacional, donde los medios de comunicación mantengan la objetividad en la transmisión de la información. ?¡Ay de ustedes, que dictan leyes injustas y publican decretos intolerables, que no hacen justicia a los débiles ni reconocen los derechos de los pobres de mi pueblo que explotan a las viudas y roban a los huérfanos!? (Isaías 10:1,2) Por lo tanto, fieles a nuestro Señor Jesucristo instamos a todos los poderes de la República que no ignoren las voces de todas las universidades públicas (UNED, ITCR; UCR; UNA) que de manera seria y consistente han mantenido una férrea oposición al tratado. Nos unimos a la oposición al TLC desde la fe cristiana y desde las iglesias interesadas en nuestra realidad, quienes hemos escuchado el sentir de numerosos grupos ecologistas, de mujeres, campesinos, indígenas, educadores y otros que han manifestado su oposición parcial o total al Tratado de Libre Comercio preocupados por el desmantelamiento del campo, los efectos negativos al medio ambiente y el encarecimiento de los medicamentos lo cual afectaría a toda la población costarricense. Así también se ha manifestado la preocupación por el ingreso de las multinacionales de las telecomunicaciones y de los seguros para arrebatarle al pueblo lo que tantos años ha costado construir en el ICE y el INS, especialmente, después de ver lo que ha ocurrido en otros países con los servicios públicos. Hacemos un llamado a todas las personas cristianas y de las distintas confesiones de fe, a pronunciarse en contra del TLC, a incorporarse a las actividades que está programando el Frente Nacional contra el TLC. Además, animamos a manifestar su oposición por medio de cartas, cultos, reuniones de reflexión y oración, cantos y otras actividades similares en el marco de la Resistencia contra el TLC. "Esfuérzate y sé valiente, Dios está contigo" (Josué 1:9) Que el Dios de la Vida que nos ha creado con dignidad y con derechos, bendiga al pueblo de Costa Rica en este momento decisivo por el que atravesamos. FIRMAS RESPONSABLES: Iglesia Luterana Costarricense, Sacerdotes y Laicos de la Iglesia Católica, Pastores y Líderes de la Iglesia Episcopal, Pastores y Líderes de la Iglesia Presbiteriana, Pastores y Líderes de las Iglesias Bautistas, Catedráticos y Estudiantes de la Escuela Ecuménica de la Universidad Nacional, Catedráticos y Estudiantes de la Universidad Bíblica Latinoamericana, Miembros del Departamento Ecuménico de Investigaciones, Miembros del Consejo Latinoamericano de Iglesias en la Región Mesoamericana
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