8 dic 2008

LA SINCERIDAD DEL PODER ANTE LA CRISIS

EDITORIAL ASAMBLEAS EN RADIO, Lunes 8 de Diciembre-08
“Asambleas en Radio” es el programa de las ASAMBLEAS DEL PUEBLO.
Se emite los lunes y jueves a las 17 hs. por AM 1530 CADENA ECO
Dirección: Fernando Martín

LA SINCERIDAD DEL PODER ANTE LA CRISIS.
Por Rubén Saboulard

Ya nadie se atreve a objetar que el sistema capitalista está al borde del abismo, todo él, globalizado, internacional, de conjunto, tal como le corresponde a aquel que ha hecho de la destrucción de las fronteras y soberanías nacionales un culto y de las marquesinas de Mac Donalds una bandera del supuesto progreso mundial.
El capitalismo se encuentra en estado de emergencia. En el mes de noviembre pasado, sólo en los EE.UU., casi 600.000 trabajadores perdieron sus empleos, casi cuadriplicando las terribles cifras de octubre. Las automotrices, que fueron vanguardia del progreso globalizado y de la imagen del pequeño burgués correctamente insertado en el régimen, imploran por subsidios multimillonarios ante la amenaza de la quiebra.
Las ejecuciones hipotecarias se suceden con más velocidad y crueldad que las tristemente famosas ejecuciones de prisioneros en la Texas de Bush, pero arrojan un saldo similar de destrucción de vidas y riquezas. Los discursos, las promesas, los planes, los salvatajes y las ayudas multimillonarias se suceden uno tras otro y, sin embargo, la respuesta de los mercados, es decir de los usureros internacionales que han provocado la crisis, es siempre la misma: no es suficiente!!
Algo similar se vive en todos los países europeos y en nuestro propio país. Los gobiernos apelan a los viejos discursos y recursos keynesianos, a la promesa de intervenir en el control de la economía y a no dejar, nunca más!, las manos libres a los usureros que han arruinado al mundo.
Y convocan a cumbres, del G 7, del G 20 y de cuantos otros foros hayan inventado, para prometerse solidaridad, acción conjunta, defensa de los intereses comunes.
Sin embargo, nada parece servir para detener esta marcha precipitada hacia el abismo en la que están inmersas las economías capitalistas.
El problema de fondo del porqué de tantas iniciativas fracasadas, habidas y por haber, de porqué de tantos salvatajes multimillonarios inútiles y de tantos bellos e ineficientes planes de promoción e incentivos costosos, hay que buscarlo, como siempre, en quiénes son los que dirigen la economía y la política en medio de la crisis.
El pescado siempre se pudre por la cabeza, dice un viejo y oloroso refrán. En este caso, sin gran esfuerzo, se puede percibir que los negocios del mundo, los organismos internacionales y los principales gobiernos imperialistas, siguen subordinados a quienes son los responsables y beneficiarios privilegiados del problema que vivimos y no a quienes somos las víctimas, es decir los pueblos del mundo.
Los grandes capitales especulativos, encabezados por el conglomerado sionista yanqui y la industria bélica, son quienes han empujado el carro del capitalismo hacia la debacle, hacia la guerra, hacia la destrucción ambiental y el colapso energético, en una frenética carrera por la ganancia usuraria que no vaciló en inventar una inmensa economía de fantasía, de burbujas, derivados, cheques y letras sin fondo, en la que fueron devorando a la economía real y al propio sistema. Esto está fuera de discusión, los propios economistas del régimen lo admiten y señalan, aunque sea en voz baja por temor a las represalias, a los responsables con nombre propio. No hay sorpresas ni misterios: son los mismos de siempre, son los que han construido fortunas parasitando al trabajo humano, son los que se enriquecen con el fruto de la tierra sin ensuciarse las manos, son los que ganan fortunas sin trabajar especulando con el sudor de los demás.
Puede haber un apellido más o menos, un banco más o menos, una familia nueva o un conglomerado reciente, pero son, básicamente, los mismos.
Y cuando estalla, ante la conciencia de los pueblos del mundo, la crisis en toda su gravedad y señala, impiadosa, el rostro de los usureros responsables, la dirección de sus templos de la especulación, sus religiones y dividendos, la astucia de los poderosos –que es tan vieja como su dinero- los obliga a dar un paso al costado y recurrir a figuras nuevas para tareas viejas.
Aparece un Obama, como apareció aquí, hace unos años, un Kirchner. Y gana las elecciones prometiendo la ruptura con el pasado y con los dueños del pasado. Dice que es el cambio, dice que la hora de los pueblos ha llegado, dice que no pagarán justos por pecadores. Y los humildes de allá, como antes los de aquí, empujados por la desespera- ción y alentados por los medios de prensa controlados por los usureros, le creen, le dan un crédito a éste político moreno que, tal vez haya experimentado en su propia piel, el dolor de la miseria.
Sin embargo, es tan vertiginoso el ritmo de la crisis, que el tiempo de las máscaras y las simulaciones dura poco, muy poco. Una vez ganadas las elecciones, vuelven a la escena los viejos, antiguos, poderosos dueños del poder y vuelven a poner en marcha la misma rueda de miseria y opresión.
La crisis tiene, siempre, una primera virtud: pone de manifiesto y en pleno conflic to las contradicciones esenciales, las viejas disputas nunca saldadas, las antiguas cuen- tas impagas y siempre postergadas. Pasan a un segundo plano los antagonismos meno- res, las rencillas domésticas y familiares quedan en suspenso ante la gran pelea y las dis-
tintas fracciones de los bandos enfrentados se disciplinan detrás de las banderas genera-
les y detrás de los más experimentados cuadros….
Por eso es que, a pocos días de la euforia de papelitos y trompetas, la vieja política
se apodera de lo que nunca abandonó y arma un gabinete imperial al que Bush no podría
criticar. La Sra. Clinton manejando la política exterior yanqui significa el retorno al imperialismo salvaje del gobierno de su marido, a la destrucción de Yugoslavia, al hostigamiento a Irán y Venezuela, al servilismo activo ante Israel…Rahm Emanuel, un oficial del mossad, es el jefe de gabinete de Obama…Rubin es el jefe del Tesoro…Los mismos halcones de Bush controlarán el Pentágono, la Defensa y la CIA…
Adornado con las promesas de obras públicas, para aplacar el hambre y la desespe-ración de millones de yanquis, una nueva oleada de las más viejas políticas está en curso. Una nueva estafa a las ilusiones de los pueblos para arrancarles una gota más de sangre.
Ante la gravedad de la crisis, las máscaras duran menos que una noche de carnaval
y los rostros de los infames se siguen asomando detrás de las columnas del templo, como hace dos mil años, diciendo, no nos hemos ido, aquí estamos, vuestro hambre es nuestro negocio.
Cuando el plazo se vence, cuando el tiempo se agota y se adquiere la percepción de que lo inevitable va, inevitablemente, a suceder, sólo queda prepararse para ello.
Siempre ha sido así y, ahora, en medio de la peor crisis de su historia, el capitalis- mo también lo hará así. Y, así también, con la misma decisión pero con la legitimidad histórica de la que ellos carecen, deberemos, nosotros, los pobres del mundo, prepararnos para la batalla final, para el asalto a los cielos.

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