VIAJE A IRÁN Y REACCIÓN DE DAIA E ISRAEL
Nos sorprenden sobremanera aquellos que como los dirigentes sionistas de Amia y Daia, el fiscal Nisman y el embajador de israel, hablan de provocación por este viaje de la delegación argentina a la República Islámica de Irán.
¿Como pueden hablar de provocación aquellos que son los mismos que están al servicio del estado de israel y han importado el conflicto de Oriente Próximo a nuestro país, habiendo viajado en el 2006 representantes de esas entidades a israel para apoyar la invasión a Líbano, y habiendo escuchado el sórdido silencio de sus voces acerca de la masacre de palestinos en Gaza el año pasado?
Estos sujetos han quebrado de esa manera una tradición histórica de plena convivencia entre las colectividades que forman parte de la sociedad argentina.
Hemos venido sosteniendo desde el principio la inocencia del Sheij Mohsen Rabbani en el despreciable atentado contra la Amia-Daia, hemos gritado a los cuatro vientos que esta es una causa política, en la que no existen pruebas de ningún tipo, y que las que hay y se ignoran hablan de implosión en la Amia-Daia.
Esta es una causa que responde a los intereses de países extranjeros y que están involucrando a nuestro país en un conflicto internacional que no nos corresponde, que incluso nos ha obligado a la cuasi ruptura de relaciones con un país tradicionalmente amigo de la República Argentina como lo es Irán, que ha votado siempre a favor de nuestro país en nuestros reclamos por Malvinas, al contrario de israel que siempre lo hace a favor del imperialismo británico.
La causa Amia, se ha probado, está plena de irregularidades y corrupción, no parece importar que lo que se le imputa al ex - juez Galeano, le corresponde a Nisman también por haber sido partícipe de ese equipo al igual que los otros fiscales Mullen, Barbaccia, desafectados por esas irregularidades al igual que la salida de emergencia de Martínez Burgos.
El viaje de Luis D’Elia, su esposa, la diputada provincial Alicia Sánchez, Fernando Esteche y Jorge Rachid, no es otra cosa que demostrarle a la República Islámica de Irán, que no todos los que actúan en política en la Argentina están sometidos al lobby sionista.
Es loable la valentía de estos dirigentes al enfrentarse a este poder en las sombras, que coarta, intimida y extorsiona a los diversos gobiernos en la República Argentina, a favor de intereses foráneos, de otra manera ¿como se entienden las cuantiosas rendiciones de cuentas del Fiscal Nisman a organizaciones judías extranjeras y ante organismos oficiales israelíes, que nada tienen que hacer en un asunto estrictamente argentino? Nada tiene que ver el tema Amia-Daia en esta cuestión, lo que se persigue es lograr una condena por terrorismo a la República Islámica de Irán y de esa manera allanar el camino a una agresión militar que está latente desde hace un tiempo atrás por parte de un ansioso estado de israel y un ambicioso estados unidos de Norteamérica.
La decisión está en nuestras manos, o nos desprendemos de la atadura sionista, o seguimos el ejemplo de Brasil a quien nadie le dicta su política exterior.
Nos sorprenden sobremanera aquellos que como los dirigentes sionistas de Amia y Daia, el fiscal Nisman y el embajador de israel, hablan de provocación por este viaje de la delegación argentina a la República Islámica de Irán.
¿Como pueden hablar de provocación aquellos que son los mismos que están al servicio del estado de israel y han importado el conflicto de Oriente Próximo a nuestro país, habiendo viajado en el 2006 representantes de esas entidades a israel para apoyar la invasión a Líbano, y habiendo escuchado el sórdido silencio de sus voces acerca de la masacre de palestinos en Gaza el año pasado?
Estos sujetos han quebrado de esa manera una tradición histórica de plena convivencia entre las colectividades que forman parte de la sociedad argentina.
Hemos venido sosteniendo desde el principio la inocencia del Sheij Mohsen Rabbani en el despreciable atentado contra la Amia-Daia, hemos gritado a los cuatro vientos que esta es una causa política, en la que no existen pruebas de ningún tipo, y que las que hay y se ignoran hablan de implosión en la Amia-Daia.
Esta es una causa que responde a los intereses de países extranjeros y que están involucrando a nuestro país en un conflicto internacional que no nos corresponde, que incluso nos ha obligado a la cuasi ruptura de relaciones con un país tradicionalmente amigo de la República Argentina como lo es Irán, que ha votado siempre a favor de nuestro país en nuestros reclamos por Malvinas, al contrario de israel que siempre lo hace a favor del imperialismo británico.
La causa Amia, se ha probado, está plena de irregularidades y corrupción, no parece importar que lo que se le imputa al ex - juez Galeano, le corresponde a Nisman también por haber sido partícipe de ese equipo al igual que los otros fiscales Mullen, Barbaccia, desafectados por esas irregularidades al igual que la salida de emergencia de Martínez Burgos.
El viaje de Luis D’Elia, su esposa, la diputada provincial Alicia Sánchez, Fernando Esteche y Jorge Rachid, no es otra cosa que demostrarle a la República Islámica de Irán, que no todos los que actúan en política en la Argentina están sometidos al lobby sionista.
Es loable la valentía de estos dirigentes al enfrentarse a este poder en las sombras, que coarta, intimida y extorsiona a los diversos gobiernos en la República Argentina, a favor de intereses foráneos, de otra manera ¿como se entienden las cuantiosas rendiciones de cuentas del Fiscal Nisman a organizaciones judías extranjeras y ante organismos oficiales israelíes, que nada tienen que hacer en un asunto estrictamente argentino? Nada tiene que ver el tema Amia-Daia en esta cuestión, lo que se persigue es lograr una condena por terrorismo a la República Islámica de Irán y de esa manera allanar el camino a una agresión militar que está latente desde hace un tiempo atrás por parte de un ansioso estado de israel y un ambicioso estados unidos de Norteamérica.
La decisión está en nuestras manos, o nos desprendemos de la atadura sionista, o seguimos el ejemplo de Brasil a quien nadie le dicta su política exterior.
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