Finalmente la CGT de Hugo Moyano, la CTA de Pablo Micheli, a las que se suma la CGT de Luis Barrionuevo convocaron a una marcha el 19 de diciembre. El llamado es contra el impuesto al salario, la universalización de las asignaciones familiares y el 82% móvil, tres demandas muy sentidas por la clase obrera. T
ambién reclaman por los fondos adeudados a las obras sociales.
La contundencia del parazo del 20N mostró la disposición a la lucha de un amplio sector del movimiento obrero. Pero el gobierno no dio ninguna respuesta y despotricó contra los trabajadores y sus demandas e incluso acusó de “caranchos” a los jubilados que reclaman por vía judicial un derecho elemental, el 82% móvil. El gobierno “(anti) nacional y (anti) popular” se financia con el dinero de los impuestos que afectan al salario y con la plata de nuestros jubilados. El Banco Central y la ANSES son los principales financistas de un gobierno que continúa con el pago de la deuda. En octubre pagó $4500 millones sólo por los intereses de la deuda, de los cuales $3.500 los tomó “prestados” de la ANSES. Mientras tanto, para los jubilados, el gobierno impulsa burdas maniobras judiciales, “recusando” jueces para evitar que avancen las causas por el 82% móvil.
El descontento que se generaliza entre los trabajadores es lo que obliga a estos dirigentes sindicales a llamar a la movilización. Aunque el horario de la convocatoria (18 hs.) y sin un llamado a paro conspira contra la participación masiva de trabajadores de los gremios convocantes. Más allá de los objetivos políticos de Moyano y Micheli y ni hablar de impresentables como Barrionuevo, hay que aprovechar la movilización para impulsar la lucha y la participación independiente de los trabajadores por sus propias demandas. Mientras los convocantes no cambien el carácter de la movilización (por ejemplo diluyendo el peso de los sindicatos o dándole más protagonismo a sectores patronales), el PTS y las agrupaciones clasistas de las que formamos parte convocamos a marchar con un Polo Antiburocrático y de la Izquierda. Exigimos que se llame a un paro para fortalecer la movilización, que debe continuarse con un plan de lucha discutido en la base de todos los sindicatos.
7D: Crisis y contraataque
El gobierno perdió el apoyo de las clases medias como expresó el 8N. El paro general mostró la ruptura de una parte de la clase trabajadora. CFK fue inflexible con el movimiento obrero que fue a la huelga, pero ensayó una respuesta (de dudosa efectividad) que “dialoga” con las demandas de la clase media, tomando la agenda de la “seguridad” y poniendo cámaras en los barrios ricos de la Capital. La debilidad en la que se encuentra el gobierno, golpeado desde varios flancos, lo llevó a lanzar un contraataque con la virulenta campaña contra Clarín. Sin embargo, la declamada “desmonopolización” se viene revelando como una farsa. El mismo Sabatella presentó como un ejemplo de “desinversión” el plan presentado por el grupo UNO (de los empresarios Vila y Manzano) que dividieron sus empresas…entre sus mismos familiares (pág. 4). El resto de los grupos capitalistas que controlan los medios de comunicación (incluido Clarín) podrían imitar esta “desinversión” trucha.
La batalla es esencialmente política. Todas las maniobras judiciales y discursivas con las que golpea el gobierno tienen el objetivo de evitar la disgregación de su base social en un momento de crisis. Para los K es una cuestión de vida o muerte para no retroceder aún más. Ahora, ante la movilización del 19D, vuelven a la carga afirmando que la convocatoria es un “bochorno” porque se hace en el aniversario de las jornadas del 2001, en las que efectivamente no estuvieron y fueron boicoteadores Moyano y Micheli... al igual que los aliados del gobierno de la CGT Balcarce, como el buchón de la dictadura Gerardo Martínez. El primer “bochorno” es que reivindique el 19 y 20 un gobierno que es la negación misma de aquella gesta y que vino a restaurar el orden y la autoridad de este Estado.
Peleas por la sucesión y crisis de la burocracia sindical K
La crisis política por la falta de sucesores kirchneristas, la desaceleración económica y el inicio de una crisis fiscal precipitan la interna peronista y las peleas con los opositores patronales “presidenciables”, mientras juegan con fuego impulsando conflictos por abajo. Entre los opositores, Macri pretende mostrarse más inflexible, como parte de su “perfil” hacia el 2015 y lanzó un ataque en regla contra los trabajadores del subte. El kirchnerismo que tanto habla de la lucha contra la derecha terminó entregando la gestión del subte al macrismo que, como era de esperar, inauguró su gestión con un ataque antiobrero. La mayoría de la directiva del nuevo sindicato de los metrodelegados, que había llamado fanáticamente a carnerear el paro del 20N, llamó a la lucha contra Macri. Es indiscutible la necesidad de enfrentar el plan de Macri, pero esto debe hacerse de manera independiente del gobierno K, que además tiene entre sus aliados de la CGT “Balcarce” a los patoteros de la UTA. Esa es la perspectiva que plantea nuestra agrupación y Claudio Dellecarbonara, el principal referente del clasismo en el Subte. (pág. 3)
En Córdoba las conducciones K de los gremios estatales (como los docentes) que también carnerearon el 20N, “retomaron” la lucha contra De la Sota y convocaron a un paro y movilización el 30/11, en el mismo momento en que el gobierno nacional enfrentaba ante la Corte al gobernador cordobés (también lanzado a la batalla por el 2015), para evitar que aplique un impuesto a las naftas. Como bien denunciaron el día del paro nuestros compañeros de la agrupación Docentes D-Base y el PTS, muchos docentes consideraban que tenían que haber parado el 20N y que las medidas de lucha de los dirigentes están subordinadas a las directivas de la Rosada, en sintonía con sus internas políticas patronales. La crisis de estas burocracias ultra-K es una oportunidad para el avance del clasismo.
La marcha del 19D y el aniversario de las Jornadas del 2001
El descontento aumenta contra un gobierno que sostiene el impuesto al salario, niega la inflación que saquea el bolsillo popular, castiga a los jubilados, retoma el programa de “sintonía fina” permitiendo aumento de tarifas, paga la deuda externa y mantiene a gran parte de los trabajadores en negro y precarizados.
En este marco se da la nueva convocatoria de la CGT-Moyano y la CTA-Micheli. Antes del paro, los defensores del gobierno lo atacaron afirmando que era una manifestación “funcional a la derecha”. La contundencia y adhesión de millones de trabajadores a la medida los dejó en ridículo.
La izquierda y los luchadores que fuimos parte de la rebelión del 2001, de la que se pretenden apropiar tanto el gobierno, como la burocracia sindical opositora, vamos a homenajear en este nuevo aniversario a aquellas jornadas en las que cayeron más de 30 compañeros asesinados por la represión y que voltearon al hambreador gobierno de De la Rúa. El próximo lunes 10/12 habrá una reunión de la izquierda para acordar una convocatoria común.
Para nosotros, la nueva marcha que convoca la burocracia sindical, levanta reclamos sentidos por la amplia mayoría obrera y popular y es una nueva oportunidad para que los trabajadores expresen sus reclamos en las calles, como en el 20N, más allá de las intenciones políticas de Moyano que apoya a Scioli, Micheli a Binner o Barrionuevo que apuntala a De la Sota.
Llamamos a movilizar en un Polo Antiburocrático y de la Izquierda, una columna independiente de la burocracia que quiere utilizar la fuerza obrera para proyectos patronales.
Este Polo debe proponer un programa que, partiendo de las demandas elementales de la movilización (contra el impuesto al salario, la universalización de las asignaciones y el 82% móvil) desarrolle las reivindicaciones para lograr la unidad de toda la clase obrera y una alianza con las clases medias empobrecidas. Para sumar a la lucha a todos los precarizados se debe levantar la lucha por acabar con la tercerización y precarización laboral. En lo inmediato hay que apoyar a los trabajadores del subte contra Macri, Cristina y Roggio y plantear la necesidad de la estatización del subte y todas las empresas de transporte privatizadas, bajo gestión de los trabajadores. Se debe imponer el no pago de la deuda externa y la nacionalización de la banca, ponerle “cepo” a los grandes capitalistas fugadores de dólares y otorgar créditos baratos a los sectores populares. Basta de impuestos al pueblo pobre, por impuestos progresivos a los capitalistas. Hay que pelear por terminar con la superexplotación de los peones rurales y expropiar a la oligarquía y a la gran burguesía agraria. No hay que permitir la entrega de YPF a nuevos saqueadores imperialistas y nacionalizar bajo control obrero el petróleo, el gas y la minería. Un programa de este tipo permitiría la verdadera alianza obrera y popular para enfrentar al gobierno y a todas las variantes políticas patronales.
Para no dejar la lucha en manos de la burocracia sindical hay que impulsar una Asamblea Nacional de Trabajadores antiburocráticos, para exigir e imponer la continuidad mediante un plan de lucha que debe discutirse en todas las fábricas, empresas y establecimientos
La contundencia del parazo del 20N mostró la disposición a la lucha de un amplio sector del movimiento obrero. Pero el gobierno no dio ninguna respuesta y despotricó contra los trabajadores y sus demandas e incluso acusó de “caranchos” a los jubilados que reclaman por vía judicial un derecho elemental, el 82% móvil. El gobierno “(anti) nacional y (anti) popular” se financia con el dinero de los impuestos que afectan al salario y con la plata de nuestros jubilados. El Banco Central y la ANSES son los principales financistas de un gobierno que continúa con el pago de la deuda. En octubre pagó $4500 millones sólo por los intereses de la deuda, de los cuales $3.500 los tomó “prestados” de la ANSES. Mientras tanto, para los jubilados, el gobierno impulsa burdas maniobras judiciales, “recusando” jueces para evitar que avancen las causas por el 82% móvil.
El descontento que se generaliza entre los trabajadores es lo que obliga a estos dirigentes sindicales a llamar a la movilización. Aunque el horario de la convocatoria (18 hs.) y sin un llamado a paro conspira contra la participación masiva de trabajadores de los gremios convocantes. Más allá de los objetivos políticos de Moyano y Micheli y ni hablar de impresentables como Barrionuevo, hay que aprovechar la movilización para impulsar la lucha y la participación independiente de los trabajadores por sus propias demandas. Mientras los convocantes no cambien el carácter de la movilización (por ejemplo diluyendo el peso de los sindicatos o dándole más protagonismo a sectores patronales), el PTS y las agrupaciones clasistas de las que formamos parte convocamos a marchar con un Polo Antiburocrático y de la Izquierda. Exigimos que se llame a un paro para fortalecer la movilización, que debe continuarse con un plan de lucha discutido en la base de todos los sindicatos.
7D: Crisis y contraataque
El gobierno perdió el apoyo de las clases medias como expresó el 8N. El paro general mostró la ruptura de una parte de la clase trabajadora. CFK fue inflexible con el movimiento obrero que fue a la huelga, pero ensayó una respuesta (de dudosa efectividad) que “dialoga” con las demandas de la clase media, tomando la agenda de la “seguridad” y poniendo cámaras en los barrios ricos de la Capital. La debilidad en la que se encuentra el gobierno, golpeado desde varios flancos, lo llevó a lanzar un contraataque con la virulenta campaña contra Clarín. Sin embargo, la declamada “desmonopolización” se viene revelando como una farsa. El mismo Sabatella presentó como un ejemplo de “desinversión” el plan presentado por el grupo UNO (de los empresarios Vila y Manzano) que dividieron sus empresas…entre sus mismos familiares (pág. 4). El resto de los grupos capitalistas que controlan los medios de comunicación (incluido Clarín) podrían imitar esta “desinversión” trucha.
La batalla es esencialmente política. Todas las maniobras judiciales y discursivas con las que golpea el gobierno tienen el objetivo de evitar la disgregación de su base social en un momento de crisis. Para los K es una cuestión de vida o muerte para no retroceder aún más. Ahora, ante la movilización del 19D, vuelven a la carga afirmando que la convocatoria es un “bochorno” porque se hace en el aniversario de las jornadas del 2001, en las que efectivamente no estuvieron y fueron boicoteadores Moyano y Micheli... al igual que los aliados del gobierno de la CGT Balcarce, como el buchón de la dictadura Gerardo Martínez. El primer “bochorno” es que reivindique el 19 y 20 un gobierno que es la negación misma de aquella gesta y que vino a restaurar el orden y la autoridad de este Estado.
Peleas por la sucesión y crisis de la burocracia sindical K
La crisis política por la falta de sucesores kirchneristas, la desaceleración económica y el inicio de una crisis fiscal precipitan la interna peronista y las peleas con los opositores patronales “presidenciables”, mientras juegan con fuego impulsando conflictos por abajo. Entre los opositores, Macri pretende mostrarse más inflexible, como parte de su “perfil” hacia el 2015 y lanzó un ataque en regla contra los trabajadores del subte. El kirchnerismo que tanto habla de la lucha contra la derecha terminó entregando la gestión del subte al macrismo que, como era de esperar, inauguró su gestión con un ataque antiobrero. La mayoría de la directiva del nuevo sindicato de los metrodelegados, que había llamado fanáticamente a carnerear el paro del 20N, llamó a la lucha contra Macri. Es indiscutible la necesidad de enfrentar el plan de Macri, pero esto debe hacerse de manera independiente del gobierno K, que además tiene entre sus aliados de la CGT “Balcarce” a los patoteros de la UTA. Esa es la perspectiva que plantea nuestra agrupación y Claudio Dellecarbonara, el principal referente del clasismo en el Subte. (pág. 3)
En Córdoba las conducciones K de los gremios estatales (como los docentes) que también carnerearon el 20N, “retomaron” la lucha contra De la Sota y convocaron a un paro y movilización el 30/11, en el mismo momento en que el gobierno nacional enfrentaba ante la Corte al gobernador cordobés (también lanzado a la batalla por el 2015), para evitar que aplique un impuesto a las naftas. Como bien denunciaron el día del paro nuestros compañeros de la agrupación Docentes D-Base y el PTS, muchos docentes consideraban que tenían que haber parado el 20N y que las medidas de lucha de los dirigentes están subordinadas a las directivas de la Rosada, en sintonía con sus internas políticas patronales. La crisis de estas burocracias ultra-K es una oportunidad para el avance del clasismo.
La marcha del 19D y el aniversario de las Jornadas del 2001
El descontento aumenta contra un gobierno que sostiene el impuesto al salario, niega la inflación que saquea el bolsillo popular, castiga a los jubilados, retoma el programa de “sintonía fina” permitiendo aumento de tarifas, paga la deuda externa y mantiene a gran parte de los trabajadores en negro y precarizados.
En este marco se da la nueva convocatoria de la CGT-Moyano y la CTA-Micheli. Antes del paro, los defensores del gobierno lo atacaron afirmando que era una manifestación “funcional a la derecha”. La contundencia y adhesión de millones de trabajadores a la medida los dejó en ridículo.
La izquierda y los luchadores que fuimos parte de la rebelión del 2001, de la que se pretenden apropiar tanto el gobierno, como la burocracia sindical opositora, vamos a homenajear en este nuevo aniversario a aquellas jornadas en las que cayeron más de 30 compañeros asesinados por la represión y que voltearon al hambreador gobierno de De la Rúa. El próximo lunes 10/12 habrá una reunión de la izquierda para acordar una convocatoria común.
Para nosotros, la nueva marcha que convoca la burocracia sindical, levanta reclamos sentidos por la amplia mayoría obrera y popular y es una nueva oportunidad para que los trabajadores expresen sus reclamos en las calles, como en el 20N, más allá de las intenciones políticas de Moyano que apoya a Scioli, Micheli a Binner o Barrionuevo que apuntala a De la Sota.
Llamamos a movilizar en un Polo Antiburocrático y de la Izquierda, una columna independiente de la burocracia que quiere utilizar la fuerza obrera para proyectos patronales.
Este Polo debe proponer un programa que, partiendo de las demandas elementales de la movilización (contra el impuesto al salario, la universalización de las asignaciones y el 82% móvil) desarrolle las reivindicaciones para lograr la unidad de toda la clase obrera y una alianza con las clases medias empobrecidas. Para sumar a la lucha a todos los precarizados se debe levantar la lucha por acabar con la tercerización y precarización laboral. En lo inmediato hay que apoyar a los trabajadores del subte contra Macri, Cristina y Roggio y plantear la necesidad de la estatización del subte y todas las empresas de transporte privatizadas, bajo gestión de los trabajadores. Se debe imponer el no pago de la deuda externa y la nacionalización de la banca, ponerle “cepo” a los grandes capitalistas fugadores de dólares y otorgar créditos baratos a los sectores populares. Basta de impuestos al pueblo pobre, por impuestos progresivos a los capitalistas. Hay que pelear por terminar con la superexplotación de los peones rurales y expropiar a la oligarquía y a la gran burguesía agraria. No hay que permitir la entrega de YPF a nuevos saqueadores imperialistas y nacionalizar bajo control obrero el petróleo, el gas y la minería. Un programa de este tipo permitiría la verdadera alianza obrera y popular para enfrentar al gobierno y a todas las variantes políticas patronales.
Para no dejar la lucha en manos de la burocracia sindical hay que impulsar una Asamblea Nacional de Trabajadores antiburocráticos, para exigir e imponer la continuidad mediante un plan de lucha que debe discutirse en todas las fábricas, empresas y establecimientos
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