10 abr 2019

LIGA COMUNISTA DE LOS TRABAJADORES: TESIS SOBRE LOS SINDICATOS



  • /04/2019

    TESIS SOBRE LOS SINDICATOS
    -Programa para los sindicatos de la Liga Comunista de los Trabajadores-

    Un partido que se construye en la clase obrera y en sus luchas, buscando ser parte activa del movimiento obrero, es en la cuestión sindical donde más claridad debe tener. Ya que esta es la más importante de todas las cuestiones, porque más allá de que se responda bien en uno u otro tema o frente, sin el desarrollo en el movimiento obrero no hay posibilidad de construir el partido revolucionario de la clase, y con ello tampoco
    de la revolución obrera y socialista.

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    1. Los sindicatos obreros surgen con el nacimiento de la clase obrera tras la revolución industrial de finales del siglo XVII y principios del siglo XIX. Y en parte son una prolongación de los viejos gremios de oficios de artesanos del medioevo, y en parte algo totalmente nuevo porque se enfrenta a los capitalistas, y al capitalismo como nueva relación de producción, o sea, ya no es el artesano negociando el costo de la producción artesanal, sino es el obrero negociando con el patrón, o las patronales, el costo de su fuerza de trabajo y la extensión de la jornada laboral. Esto es, 
    el objeto de los sindicatos es la lucha por el mejoramiento de las condiciones de trabajo y de condiciones de existencia de los obreros. En definitiva, los sindicatos, nacieron, y se construyeron en la época reformista del capitalismo, sobre la base de la solidaridad de clase, y constituyen la organización de clase de los obreros asalariados en lucha contra la avaricia y la rapacidad de los capitalistas, y la huelga es una de las armas más importantes que tiene.En un principio los sindicatos se organizaban por oficios, posteriormente por rama de producción, y durante todo el siglo XIX van tomando en Europa su fisonomía actual. A diferencia del partido socialista obrero y revolucionario -o los partidos en general- que se agrupa por afinidad o selección ideológica, los sindicatos agrupan a toda la clase obrera, o a los trabajadores, de tal gremio o rama de producción, independientemente de sus ideologías, credos religiosos, razas, nacionalidades, géneros o afinidad sexual etc., etc., porque tienen la tarea, para tener más fuerza, de agrupar a toda la clase de ese gremio, y así mejor enfrentar a la patronal o la cámara patronal.

    2. A finales del siglo XIX y principios del siglo XX surgen los sindicatos en Argentina, y tienen a los inmigrantes anarquistas y socialistas europeos como sus principales impulsores. En su mayoría los sindicatos eran por oficios y no por rama de producción. Los anarquistas no supieron ver el cambio de la forma de producción, y al aferrarse a gremios por oficio pasaron a frenar el desarrollo del movimiento obrero, estancándose ellos también y perdiendo el control de los principales sindicatos en la década del 30, y prácticamente a desaparecer estos en el movimiento obrero en los años siguientes. Desde los años 20 al 45, del siglo XX, los sindicatos estaban en disputa entre comunistas, socialistas y anarquistas, aunque estos últimos se encontraban en un proceso de extinción, y los primeros se negaban a realizar huelgas, durante la Segunda Guerra Mundial, ya que las principales empresas eran inglesas y estos estaban aliados a las democracias imperialistas y a la URSS en dicha guerra. Debido a esa situación de traición a las luchas obreras, de los socialdemócratas y los stalinistas, surge una importante vanguardia que terminada la guerra es capitalizada por el coronel Perón, y el efímero Partido Laborista en 1946. Partido que gana las elecciones y al que Perón disuelve prontamente creando posteriormente el Movimiento Justicialista. Durante su gobierno se unifica burocráticamente la CGT y se estatizan los sindicatos -empezándose a cristaliza lo que se conoce como la burocracia sindical-, y en la Constitución del año 1949 del peronismo quita el derecho de huelga, y posteriormente surge la Ley de asociaciones profesionales que reglamenta el accionar sindical. Y es, por un lado, en el gobierno militar de Onganía, con la ley del arbitraje obligatorio, o como se la conoce de “conciliación obligatoria”, y por otro, en la década del ’90, el surgimiento de la CTA -hoy en crisis y dispersión- con peso principalmente en estatales y docentes, lo que terminan de darle la actual fisonomía al movimiento obrero y al accionar sindical. En el marco de la época imperialista donde la burguesía busca quitar con la mano derecha lo que, por las luchas obreras y populares, se vió obligada a dar con la mano izquierda en la época reformista, o tras la Segunda post-Guerra Mundial, por el miedo a perderlo todo. Pero hoy la situación del capitalismo es de crisis y agonía pronunciada, y obviamente, eso repercute directamente en el mundo laboral y sindical.

    3. Los socialistas revolucionarios estamos en contra de la estatización realizada por los peronistas (estatización que es inherente a los vínculos de los dirigentes peronistas o toda clase de reformista con el Estado), también lo estamos de la injerencia e intervención estatal en los sindicatos, y nunca depositamos expectativas en el arbitraje del Estado -o la Iglesia- porque el Ministerio o Secretaría del Trabajo no es imparcial -como no lo es el mismo Estado burgués-, sino que oficia de oficina de personal de las empresas, buscando dilatar y desmovilizar a los trabajadores para que se impongan las condiciones y los objetivos de las patronales. Tampoco firmamos en ningún conflicto acuerdos que incluyan cláusulas de paz social, porque eso sólo busca maniatar a los trabajadores mientras las patronales, en su época imperialista de decadencia capitalista, declara una guerra permanentemente a las conquistas obreras y sociales. También estamos contra todo aporte patronal o estatal a los sindicatos, incluso la administración de los subsidios a la desocupación -aunque lo realicen organizaciones de desocupados que ofician de sindicato. Ya Trotsky decía, para el sindicato de los portuarios de Holanda, dirigidos por comunistas, que administraba subsidios a la desocupación, que éste de herramienta para la defensa de los trabajadores se había transformado en administradores pasivos de la crisis capitalista. Lo mismo ocurrió con las organizaciones de desocupados en Argentina en estos últimos 20 años, que, por la vía de administrar planes sociales, de la mano del peronismo -menemista, duhaldista y kirchnerista- y continuó con Macri, fueron cooptados por el Estado burgués.

    4. Más allá de que estamos en contra de la injerencia del Estado patronal en los sindicatos obreros, al mismo tiempo luchamos por el reconocimiento legal de estos cuando surgen, porque ni el Estado ni las patronales son quienes para decirle a los trabajadores cómo deben estos organizarse -al igual que el rechazo a la justicia burguesa no quiere decir que no usemos las pocas, y cada vez menos- leyes que favorecen a los trabajadores-. También luchamos por una Central Única de los Trabajadores, y por sindicatos únicos por rama de producción, pero de igual forma apoyamos la legalización de todo proceso genuino anti-burocrático de autoorganización de los trabajadores que busque transformarse en sindicato, y reclamamos su legalización o reconocimiento estatal. Responsabilizamos a la burocracia del fraccionamiento del movimiento obrero, porque estamos en contra de la fragmentación sindical, y eso se da principalmente por las peleas inter-burocráticas “de reparto del botín”, o por la presión burocrática sobre el activismo que no pueden controlar para derrotarlo y hacerlos echar por la patronal (como buscaba la UTA, conducida por el burócrata Fernández, que ocurriera en el Subte). Pero no impulsamos pequeños “sindicatos rojos” que dividen y aísla a núcleos de trabajadores sin dar la pelea por el conjunto del gremio. Menos aún a los sindicatos por empresas, por ser una política de las patronales o del Estado, ni tampoco la vuelta a los sindicatos por oficio, que impulsa sectores aristocráticos -o burócratas desplazados, que aspiran en convertirse en burócratas sindicales-, porque eso divide y fragmenta a los trabajadores en las estructuras, fortaleciendo a las patronales y a la misma burocracia sindical. Y allí donde existe varios sindicatos buscamos impulsar las asambleas intergremiales para unificar a los trabajadores contra la patronal, al tiempo de hacerles ver a la clase quiénes son los divisionistas y cómo perjudican la lucha.

    5. Los sindicatos nunca son independientes de los partidos; en su origen en la mayoría de países estaban ligados a partidos e ideologías obreras, como anarquistas, socialistas y comunistas. Actualmente, con la desaparición o degeneración de estos partidos o corrientes y el desarrollo del nacionalismo burgués en algunos países -principalmente los semi-coloniales-, muchos sindicatos responden a partidos patronales, sea estos de composición pequeño burguesa, como los de tipo frentes populares (Podemos, Syriza, etc.), o directamente burgués como el peronismo y los demócratas norteamericano. Pero nunca los sindicatos son políticamente independientes, incluso los sindicatos dirigidos por corrientes semi-anarquistas o meramente sindicalistas, éstos, aunque lo nieguen, han hecho del sindicalismo su programa, su partido, o sea, su razón de ser o un fin en sí mismo. (Y por lo general son estos últimos también los que, tras estudiada fraseología, impulsan reaccionarias concepciones anti-partidismo, buscando negarle a la clase el derecho de la participación política en los sindicatos, y por lo tanto en la vida política misma, y la defensa de un programa para ello). Es por eso que, aunque organizativamente los sindicatos deben ser autónomos, buscando abarcar a toda la clase, políticamente no deben son independientes -ni tienen que serlo- como fines en sí mismo, sino que luchamos para que estén orientados por el partido socialista obrero y revolucionario, esto es; con objetivos revolucionarios emancipatorios del proletariado. Y para esto es fundamental la tarea de dicho partido socialista obrero y revolucionario, tarea que no puede llevarla adelante ninguna otra corriente política, que es la de batallar contra el control de en su interior contra toda tendencia hacia la burocratización al que todo sindicato está tan expuesto, sea por acción directa de la patronal o del Estado burgués; transformándolos, al mismo tiempo, en escuela del comunismo.

    6. La burocracia sindical es una casta o capa pequeño burguesa -surgida junto a la aristocracia obrera, y como parte del mismo fenómeno de sectores privilegiados en la clase obrera-, que se desarrolló al interior de los sindicatos obreros o de trabajadores en general, y se apropió -y se apropia-, de estos en beneficio propio y de las patronales. Es que la burguesía en la época imperialista, busca dominar a la clase obrera a través de la corrupción y la estatización -cooptacion- de los sindicatos con toda clase de acuerdos, compromisos y convenios, lo que para el aparato sindical se traduce en ingresos económicos. Esto significa que ningún dirigente sindical, por muy honesto y honrado que sea -o sea, que no tenga privilegios de ningún tipo ni prebendas, lo que nunca es así-, aunque se diga o se crea revolucionario, va a estar al servicio de las más que necesarias luchas de su gremio, y romper el coorporativismo gremial para aliarse e impulsar alguna lucha de otros gremios también, sino rompe con esa dependencia política y económica con el Estado, es allí donde está la principal base material de la burocratización sindical en la época imperialista. La burocracia sindical, en algunos casos, se trata de direcciones surgidas del mismo aparato cuyos dirigentes ni han trabajado en el gremio (como West Ocampo en Sanidad), en otros de otrora importantes dirigentes de luchas que se aburguesaron o también de conducciones heredadas de estos dirigentes (como los gráficos en relación a un histórico dirigente como Raimundo Ongaro), y entre estos tres orígenes hay infinidad de variables. Pero todas las burocracias sindicales, independientemente de su origen y de su fraseología ideológica -y aunque posen de luchadores como Santillán del SOEM en Jujuy, Teres de AMSAFE/Rosario, u oportunistas que defeccionaron de la lucha por el socialismo como Pianelli del Subte/AGTSyP-, tienen un denominador común: son la correa de transmisión de los intereses burgueses o patronales al interior del movimiento obrero. Sin cuya función la burguesía no podría dominar a la clase obrera, ni los gobiernos aplicar los planes de ajustes, racionalización o austeridad. Prueba de ello son los audios que revelan como la burocracia de ATE confecciona listas de despidos en estatales, solicitada por la administración de Macri, en los diferentes establecimientos o reparticiones estatales, y priorizado el despido de los trabajadores activistas anti-burocráticos. Sin olvidar también que las patronales, frente a la posibilidad de perderlo todo, en algunos casos, como en Argentina en la década del ‘70, alistan mercenarios de las filas de lo más reaccionario de la burocracia sindical -que también tiene mucho que perder con la revolución social-, creando grupos de tareas para intimidar, y hasta matar, a dirigentes obreros y sociales.

    7. La burocracia sindical, basa su existencia en los privilegios y en las prebendas; tales como no trabajar y asignarse, sus miembros encumbrados, sueldos cuatro o cinco veces más elevados que la media del gremio, o sueldos extras a sus congresales, o poder faltar al trabajo sus delegados, o estos en obtener permanentes permisos gremiales y dinero extra en conceptos de “viáticos”, y también favorecen con migajas a sus sectores simpatizantes (y en muchos gremios trabajo para familiares, como Sutecba o UPCN en el Estado). Y el grueso de estos ingresos para mantener esos privilegios no surgen de las cuotas sindicales, porque este ingreso es muy limitado, más aún cuando no hacen campañas de afiliación para que no ingresen potenciales activistas anti-burocrático a los sindicatos. Incluso, para esto mismo, se obliga, vía ley, a aportar compulsivamente, en concepto de aporte “solidario”, a todos los trabajadores en blanco. Lo que es un arma de doble fino, que le sirve a los gobiernos para presionar y obligar a la burocracia sindical a firmar convenios “flexibles” o salarios a la baja, porque si no, vía Corte Suprema, le quitan ese acuerdo y los burócratas se quedan sin una parte importante de ingresos para mantener esos privilegios. Sin embargo, una parte significativa de los ingresos lo obtienen del manejo de la obra social y de los acuerdos con las patronales, que van desde dinero para hacer pasar convenios flexibilizados, por delatar a activistas que concurren al sindicato quejándose de las condiciones de trabajo, hasta dinero para que no haya comisión interna y delegados en determinadas fábricas o establecimiento, etc., etc. (Es tan descarado el caso que las cámaras patronales valentonadas no sólo hablan del costo laboral, sino que con Macri se animaron a hablar también de “el costo sindical”, pero no lo suprimen porque les sirve). Por supuesto, que no todos los gremios son iguales e incluso hay una gran diferencia a los estatales y los privados. En los primeros tienen más pesos los privilegios y prebendas que los espurios negociados extras, sin embargo, también los hay, y en los casos que no actúan directamente en acuerdo a los funcionarios estatales/gubernamentales, lo hacen indirectamente no yendo a fondo en las luchas y usando a éstas para obtener beneficios burocráticos -y apoyando políticos patronales y las gestiones de los partidos patronales, terminando así traicionando igualmente las luchas y metiéndole conciencia burguesa en la cabeza a los trabajadores. Y en algunos gremios, mayormente del sector privados, los burócratas sindicales pasan a tener negocios comunes con las patronales, o empresas de ellos auto-contratadas por el sindicato, o toda clase de negocios con dinero del sindicato obtenido a su vez de forma espuria, principalmente por la traición, vía la delación, la entrega de conquistas o de luchas.

    8. En relación a esto, para defender los intereses obreros actuales y de la lucha práctica inmediata, sea por salarios; mejoras, aunque estas fuesen parciales; defensa de conquistas o trabajo; y para ganar a importantes sectores de la clase obrera para el socialismo, es fundamental y estratégica la tarea de desarrollarse en los sindicatos luchando contra las patronales y combatiendo a la burocracia sindical, o sea, combatiendo a esa excrecencia pequeño burguesa al interior del movimiento obrero. La que con sus traiciones es el fundamental sostén del capitalismo, llevando al hambre y a la miseria a la clase obrera, y empobreciendo más aún al conjunto del pueblo. Por lo cual es estratégica la construcción del partido obrero socialista, revolucionario e internacionalista, al interior de los sindicatos, impulsando las luchas y luchando tanto por las reivindicaciones inmediatas, como por la democracia sindical y la democracia obrera, único camino por las direcciones de los sindicatos y por el control de las bases sobre los dirigentes. Creando una corriente, brazo o fracción del partido en los sindicatos, organizada en células clandestinas en las estructuras, buscando combinar el trabajo abierto y legal con el ilegal y clandestino. Porque, como decía Trotsky: “la burocracia sindical es la policía de la patronal en el movimiento obrero”, y frente a esto “la lucha por desarrollarse en los sindicatos es la mejor escuela de conspiración revolucionaria”.

    9. Los trotskistas principistas, a diferencia de los centristas y de toda clase de oportunistas (incluso mucho de los que también se dicen trotskistas), respondemos a las diferentes coyunturas, y vicisitudes que tiene la lucha sindical con muchas acciones tácticas, pero de forma estratégica, y no de forma pragmática e inmediatista, o sea, aquí de una forma y a la misma situación otra respuesta en otro lugar o en otra ocasión. Esto debe ser así porque luchamos por un programa, y por ganar compañeros, formando cuadros sindicales, en dicho programa, educando así a la vanguardia obrera durante todo un período histórico; período que llega hasta la situación revolucionaría y la misma revolución social. Situación para la cual no es necesario haber ganado todos los sindicatos, ni los más importantes -pero si haber ganado algunos, y seccionales, cuerpos de delegados y muchas comisiones internas-, desarrollado una fuerte fracción obrera revolucionaria en su interior, sin la cual es impensable el desarrollo del partido revolucionario, y la misma revolución obrera y socialista.

    10. A diferencia de los anarquistas y los sindicalistas peronistas -sobre todo la derecha peronista- que repudian la política (los primeros la repudian por dogma doctrinal, y los segundos lo hacen por interés burocrático, solo para las bases, para que estas no se politicen, porque al mismo tiempo apoyan políticos burgueses, hacen campañas electorales y forman parte de listas patronales), los socialistas revolucionarios debemos esforzaron en las estructuras obreras por elevar al plano político la lucha económica práctica y reivindicativa en general. Esta tarea, necesaria también para combatir la tendencia al corporativismo de todo gremio -el sólo ocuparse del salario de su gremio o solamente de sus intereses gremiales-, es más fácil o difícil según el gremio y según el humor social de determinadas coyunturas políticas y como ellas repercuten en los trabajadores. En gremios donde el patrón es el Estado y son los planes de ajustes, que tiran a la baja los salarios o hay despidos la tarea de elevar al plano político la lucha es, en principio, más fácil, y en situaciones donde hay un pequeño boom o respiro económico o se viene de una inmediata derrota, o importantes sectores de la clase le dan tiempo al gobierno, la tarea se torna más difícil. Pero siempre hay que buscar elevar al plano político la lucha, porque la batalla contra la burguesía/patronal y la burocracia sindical es una batalla política. Combatiendo de esa forma también la desviación sindicalista que no tiene como eje la construcción del partido en la clase, sino usar a éste para hacer sindicalismo, negándose a dar la batalla política-ideológica y cayendo así en solapadas concepciones reformistas y prácticas oportunistas. En definitiva, sin la construcción de esa fracción obrera consciente en la clase impulsada por el partido socialista y revolucionario, no habrá desarrollo político de la clase y por tanto proyecto superador al actual de hambre, miseria y represión.

    11. Cierta izquierda marxista, que en realidad es anti-marxista (como los stalinistas-castristas/stalinistas-maoístas, castro-guevaristas y otros), considera que la batalla a dar en el movimiento obrero con el peronismo es ideológica, y por ello terminan apoyando a las alas ideológicas de izquierda del peronismo o progresista, siendo así reformistas sin reformas, fomentando la colaboración de clases e igualmente burocratizándose. Y en su vértice opuesto está el marxismo trotskista, pero de partidos o grupos centristas, más centrado en impulsar la lucha y en lo anti-burocrático/organizacional y político superficial, aunque negando o restando importancia el combate político-ideológico en el movimiento obrero contra la ideológica peronista. Esto es; aunque nuestra diferencia principal con la burocracia no es ideológica sino material, también hay que combatirla política e ideológicamente, y no sólo con consignas y tareas organizacionales para prefigurar un nuevo sindicato. En ese sentido hay que plantársele en la discusión al peronismo -a todas sus alas, que van de derecha a izquierda, así como a las corrientes stalinistas/frente-populistas, como el PCR-CCC, que les cede- y desenmascararlo como lo que es y lo perjudicial que resulta a los trabajadores. O sea, como una ideología burguesa de colaboración de clases y por tanto pro-imperialista, que contienen a las masas al tiempo que la lleva a una creciente miseria.

    12. Como parte de esta batalla, política e ideológica, los socialistas revolucionarios buscamos presentar listas clasistas y anti-burocráticas en todos los sindicatos, y no somos parte de conducciones burocráticas, por rojas que estas se pinten. Lo que no quiere decir que en determinadas condiciones, para enfrentar una conducción muy reaccionaria o pro-patronal, no se pueda hacer una lista común con otro sector burocrático que la enfrente -y solo si esa alianza podría cambiar esa condición o situación-, en la medida que se firme un programa mínimo anti-burocrático; como que los dirigentes ganen lo mismo que en su puesto de trabajo, que se realicen asambleas de establecimientos y general, del gremio o la seccional, cada tres meses, que los partidarios para discutir salarios y condiciones de trabajo con la patronal, sean elegidos en asamblea del gremio o seccionales, etc. Y, de ganar esta lista opositora, pero con corrientes burocráticas, no tener problema en renunciar, denunciado, frente a toda la base del gremio, a la conducción sino no cumple el acuerdo. Y sí se está en mayoría frente a este sector burocrático, con el que la situación nos obligó a negociar, las condiciones pueden ser mayores. Pero nada que se acuerde debe ser ocultado a la base del gremio. El punto es que nuestra lucha no es coyuntural, o para tener chapa o prestigio, de dirigir esto o aquello, sino que es estratégica para lo cual hay que educar a la vanguardia, y como de lo que se trata es de terminar con la burocracia sindical no debemos ser parte de dichas conducciones burocráticas. A menos que se esté allí en sindicatos que tengan representación proporcional, según los porcentajes de votos obtenidos, pero, en esos casos, se está allí como un sector claramente diferenciado.

    13. Cuando se dirige estructuras, y, más aún, cuando se dirigen conflictos, no se puede ignorar, o no darle importancia, a la conducción del sindicato, que, por acción u omisión consiente, jugará del lado de la patronal o del Estado. En este sentido no es lo mismo un sindicato con una dirección con prestigio a una dirección más desprestigiada, pero en mayor o menos medida hay que denunciarla por lo que no está haciendo, y exigirle que lo haga, sin depositar ninguna expectativa en que vaya a llevarlo adelante. Porque, por desprestigiada que esté la burocracia en ese gremio o seccional, ignorarla frente a una lucha es auto-colocarle un cordón sanitario a esa lucha y no dar la pelea por la base del gremio, lo que no es más que hacerle un favor a la burocracia. En realidad, en esas situaciones, de lo que se trata es de propagandizar el conflicto, principalmente en la base del gremio (y también hacer unidad de acción o coordinación de otras luchas de diferentes gremios) para obligarla a poner el aparato sindical en función de la lucha, pero, así y todo, aunque la burocracia se vea obligada a realizarlo, igualmente no apostará al triunfo. De esa forma, teniendo informada a la base del gremio de cómo va la lucha, y del rol jugado por la directiva del sindicato y sus seguidores, se está preparado las condiciones políticas y de conciencia para luchar también por la dirección del sindicato. De igual forma en el plano nacional con las cúpulas de las centrales sindicales, principalmente la CGT, aquí, denuncia y exigencia, no depende tanto del prestigio de la dirección sino de la tarea que por dirigir una central sindical esta está, frente a la base, obligada a llevar adelante. Y, hacia la dirección de la CGT, prima la denuncia -y a los sindicatos que apoyan dicha conducción entreguistas-, por estar dejando pasar el ajuste, los despidos, la caída de salarios y la flexibilización laboral, y esa denuncia lleva implícita una exigencia; la necesidad de una Huelga General o un paro y plan de lucha, aunque esta exigencia pueda ser de primer orden y para la agitación inmediata, o no, según la evaluación política de la situación. Y puede ocurrir que, después de meses que se le exige la huelga y que la burocracia amague hacerla, pero que termine arreglando con el gobierno -o los empresarios-, y solo hace una marcha electoralista con la oposición patronal y empresarios, es claro que no corresponde concurrir a dicha marcha. Y en ese marco sólo cabe la denuncia a la traición, propagandizando la necesidad de la Huelga General para derrotar el plan económico de turno, junto a la necesidad de la construcción del partido revolucionarios para terminar con esta burocracia traidora y entreguista. Porque sería casi ridículo que se siguiera exigiéndole a que luche sin dar cuenta de que claramente está diciendo que no quiere luchar y que le va a dar más tregua al gobierno. Entonces, esta cuestión de la denuncia-exigencia debe ser ajustada coyuntura a coyuntura, puesto que aplicar sólo denuncia a la burocracia en ningún sentido la embreta y lleva a la desmoralización de sectores que ante la imposibilidad de luchar pasan a ver todo de forma pesimista, y el planteo solo de exigencia lleva a crear la falsa idea de que presionando a la burocracia ella va a luchar y que se va a cumplir el planteo por lo que se la conmina, cuando, en realidad, los más de los casos no quiere luchar, y aunque lo haga lo hace para salir del paso y descomprimir la situación. O, previo al 8 de marzo, corresponde la exigencia a la CGT/CTA a que convoquen a un paro nacional y movilización, de mujeres y hombres, todos los años para esa fecha, poniendo al orden del día las reivindicaciones de la mujer, como el derecho al aborto, la igualdad salarial, las guarderías en los establecimientos, etc., etc. En este último ejemplo se ve claramente como la exigencia sirve porque embreta a la burocracia, la pone en una situación embarazosa y la deja a la merced de la denuncia.

    14. También estamos por el desarrollo de organismo obreros, desde el movimiento obrero, que puedan ejercer un doble poder (aunque eventualmente también podrían surgir por fuera de este, como Consejos Obreros o Soviets u otro que cumpliera el mismo rol de doble poder) en toda situación de ascenso obrero y popular. Es que un sindicato es de hecho un frente único obrero, ya que es un organismo donde conviven todas las tendencias políticas e ideológicas de ese gremio. Y un Congreso Obrero de Delegados de Base -con representante de organizaciones de trabajadores desocupados, asambleas populares/barriales y estudiantes en lucha- de todo el movimiento obrero, es como se puede plasmar en organización la táctica política del Frente Único Obrero. Siendo más aún que un organismo del movimiento obrero porque tiende a organizar a todo el pueblo pobre, pero al tener en su centralidad a la clase obrera, y al provenir del movimiento obrero la representa también a esta, y le da un contenido político-ideológico más importante a su lucha. Pero un Congreso Obrero de Delegados de Base no se trata de una Asamblea Nacional de Trabajadores, como la del 2001, que no provenía de los sindicatos del movimiento obrero, sino de acuerdos super-estructurales de partidos y organizaciones de desocupados, y por ello la ANT -en el corto período que duró- no podía parar el país, y sólo se podía limitar a las movilizaciones y los cortes de rutas. Ligado a esto, no hay que cansarse de explicar que la Huelga General por la que luchamos no es el paro aislado que nos tiene acostumbrados la CGT y la CTA, sino la huelga que paraliza la producción, y el transporte, con piquetes -y armamento- obreros y saca a los trabajadores a la calle hasta derrotar el gobierno, o su plan económico, revirtiendo las relaciones de fuerzas y abriendo así una situación revolucionaria que posibilite dar una salida obrera a la crisis. Esto es; que crea la condiciones y abre la posibilidad de la conquista del poder por la clase obrera con sus organismos de lucha, dirigida por el partido socialista obrero y revolucionarios, instaurando el poder obrero, esto es: la Dictadura Revolucionaria del Proletariado.

    15. El programa en los sindicatos tiene tres aspectos centrales con sus respectivas consignas, a) el de elevar al plano político las luchas, lo que incluye la lucha política e ideológica contra la burocracia: ¡Libertad de todos los presos por luchar – Basta de persecución a los luchadores – Desprocesamiento de los luchadores obreros y populares! ¡No al pago de la deuda externa con el hambre del pueblo! ¡Salarios y Jubilaciones que cubran el costo de la canasta familiar, indexados mensualmente según el costo de vida! ¡Trabajo para todos – Reducción y reparto de las horas de trabajo sin reducción salarial – Plan nacional y estatal de obras públicas! ¡Nacionalización, sin pago, de la Banca y el comercio exterior con control obrero! ¡Expropiación y estatización sin pago de sanatorios, clínicas, laboratorios y droguerías – Por un sistema único de salud, estatal e integralmente gratuito! ¡Expropiación y estatizando todo el sistema de transporte poniéndolo bajo control obrero! ¡Expropiación y estatización de las empresas que quiebre o cierre poniéndola a producir bajo control obrero! ¡Apertura de libros contables de todas las ramas de producción y abolición del secreto comercial! ¡Expropiación y estatización bajo control obrero de las principales ramas de la industria! ¡No a la flexibilización laboral – Ninguna negociación paritaria por productividad o de cambio de salarios por conquistas! ¡No a la tercerización ni a las agencias de empleo que super-explotan y fragmentan a los trabajadores – Por imponer con la lucha un Contrato Colectivo Único sin injerencia ni regulación estatal; ¡Abajo toda clase de contratos de trabajo  Efectivización inmediata de todo nuevo trabajador  Pase a planta permanente de todos los contratados!¡No a los impuestos al salario, el salario no es ganancia!¡Por la toma y puesta a producir de toda fábrica que cierre o despida masivamente, luchando por la estatización bajo control obrero; Expropiación y estatización, sin indemnización, de los recursos energéticos y naturales no renovables, poniéndolos a producir bajo control obrero! ¡Por aumento al presupuesto de educación – No a la educación privada – Por un sistema único de educación estatal e integralmente gratuito – Fuera la Iglesia, y otros credos, de la educación! ¡No a las AFJP y la privatización de las jubilaciones, ni al aumento de la edad jubilatoria – Jubilación para todos, tenga o no los años requeridos de aportes  Por un sistema único de jubilación con el cien por cien del salario del último trabajo! ¡Por guardería en todos los establecimientos! ¡Por igualdad salarial entre mujeres y hombres, etc., etc. b) el de las reivindicaciones propias del gremio en cuestión y de las luchas, que incluye las reivindicaciones parciales; ¡Por las ocupaciones de fábricas en la lucha contra los despidos – Por apertura de los libros contable! ¡Por el reparto de las horas de trabajo de toda fábrica que despida o suspenda! ¡Rechacemos y combatamos los preventivos de crisis! ¡Que los sindicatos organicen a los desocupados! Y el aspecto militar de las luchas ¡No a la represión, por la autodefensa obrera – Por los piquetes de autodefensa – Por milicias obrera y el armamento del proletariado! etc., y c) el programa organizacional de lucha y anti-burocrático, este tiene dos aspectos, el que hace a los organismos de lucha; como Fondo de Huelga, Comité de Lucha, Por Asambleas Inter-gremiales -en estructuras con muchos sindicatos-, Coordinadoras o Congreso Obrero de Delegados de Base. Y, el programa interno a los sindicatos de independencia del Estado, y para darlos vuelta como un guante, junto a la lucha por la democracia obrera; ¡Total independencia, política y financiera, de los sindicatos del Estado! ¡No al manejo de las obras sociales por la burocracia sindical, verdaderas cajas negras de chantaje y corrupción – La salud de los trabajadores debe ser parte del sistema único de salud y ser integralmente estatal y estar bajo el control de los trabajadores! La solidaridad obrera debe ser consciente: ¡No a los descuentos compulsivos para el sindicato Que los miembros del sindicato vayan a las puertas de las fábricas y establecimientos a cobrar la cuota sindical! ¡La burocracia destruye los sindicatos  Por campañas masivas de afiliación! ¡Por comisiones internas en todas las fábricas o establecimientos, con elecciones anuales! ¡Por asambleas de fábrica o establecimientos! ¡Por preconsultas -allí donde hay muchas listas anti-burocráticas que no llegan a un acuerdo de quién debe encabezar una lista común- para evitar que la oposición anti-burocrática vaya dividida! ¡Por salarios igual que en sus anteriores puestos de trabajo de todos los dirigentes sindicales! ¡Por la revocabilidad de los mandatos! ¡Rotación de los dirigentes sindicales para que no estén más de un año en los puestos de dirección! ¡Asambleas trimestrales en todos los gremios! ¡Que las bases elijan a los paritarios! ¡No a las negociaciones secretas: por la votación de comités de veedores obreros que estén en toda negociación con la patronal para impedir que los dirigentes se vendan, negocien a espalda o que sean intentados sobornar! ¡Por asambleas donde se resuelva todo, para que no se firme nada que no haya sido discutido y resuelto en las bases! ¡Elecciones directas anuales de las direcciones de todos los sindicatos, donde puedan votar todos los trabajadores del gremio! ¡No a las leyes de “libertad sindical”, que lo único que buscan es atomizar a la clase obrera! ¡¡¡Abajo los cuerpos orgánicos y los congresos amañados: Por elecciones directas de la directiva de la CGT!!!

    A modo de cierre: Así como el programa sindical es fundamental para un partido obrero socialista y revolucionario, no hay que olvidar nunca que éste, en la dinámica de los acontecimientos, debe ir a la saga del Programa y de la orientación político general del partido. Esto es, sin una correcta caracterización y orientación sobre la situación nacional, el mejor programa sindical no da sus frutos, e igualmente se cometerán gruesos errores en ese ámbito. La política es la que orienta. Algo más que fundamenta, tanto la importancia del partido obrero socialista y revolucionario, como la necesaria lucha para que éste no caiga en desviaciones sindicalistas, electoralistas o de otro tipo. Y… “Por supuesto -como decía Trotsky-, una organización revolucionaria debe estudiar muy atentamente la situación objetiva para no confundir sus propios deseos con el estado de ánimo de las masas. Pero el partido podrá utilizar las condiciones objetivas y ganar la dirección de las masas sólo si cuenta con cohesión ideológica, unanimidad en la lucha e inquebrantable disciplina. El partido del proletariado es la principal herramienta histórica de nuestra época. Hay que forjar esta herramienta con el mejor acero, templarla y afilarla muy bien; sólo con ella se podrá elaborar con éxito la materia prima de la historia.”

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