El MOCASE a través de un comunicado de prensa fechado el 1 de febrero señala que:
Desde noviembre venimos denunciando desde muchas formas, ante funcionarios y medios de prensa, la situación de las familias campesinas de Algarrobal Viejo, en el Departamento Pellegrini, Santiago del Estero, una zona limítrofe con Salta.
Estas familias tienen el monte como único lugar, que les dio sustento durante todos estos años y en el que vivieron tranquilas. Pero ahora están constantemente amenazadas por gobiernos y empresarios que todavía creen que el desarrollo va de la mano de grandes sembradíos de soja, que se llevan familias campesinas desalojadas y excluidas al costado de los pueblos con muy pocas posibilidades de subsistencia, sin contar los efectos que eso produce, y que ya se pueden ver en las inundaciones de muchos lugares del interior de Santiago.
Algarrobal Viejo es un paraje que está ubicado en el límite entre Salta y Santiago del Estero donde viven 300 familias campesinas, y en pocas semanas estará definitivamente aprobado el desmonte de 13.260 hectáreas de bosque si nadie interviene para que eso no suceda.
El gobierno de Salta solo quiere desmontar. No entiende que esta es una zona de pastoreo de familias ancestrales con derechos posesorios sobre esas tierras. Desde Santiago del Estero tampoco nadie se hace cargo de que esas familias necesitan que se intervenga en su defensa, muchas veces costosa e inaccesible.
El MOCASE se hizo presente recientemente en la zona a través de su presidenta Nelly Véliz, ya que los poseedores pertenecen a una zonal de la organización, acompañado por el padre Sergio de Nueva Esperanza, como así también por representantes de Greenpeace, quienes en estos últimos días vieron con mucho temor cómo cada vez había mas policía del gobierno de Salta en el lugar intimidando a la gente. Tal es así, que hasta un destacamento instalaron en el lugar de conflicto.
Hoy acompañamos desde aquí a mujeres santiagueñas que se encuentran en El Calafate, ya que ellas nunca salieron de su casas, pero que ante el temor de perderla hicieron este largo viaje para que el Presidente las escuche y entienda lo necesario que es seguir teniendo el monte para vivir.
Mujeres que saben, como toda madre, que sus hijos necesitan tener un lugar donde vivir y que sólo conocen el monte que les dio de comer.
Desde la tarde de hoy acampan a la espera de que el Presidente de la Nación las escuche, y en ellas a muchos campesinos que siguen siendo desalojados o acorralados con escaso espacio de monte para vivir.
¿Que más habrá que hacer para que tomemos conciencia de que es necesario respetar el lugar de vida de los campesinos y de sus miles de familias?
No sólo porque haya leyes que los protejan, sino porque la propia naturaleza lo necesita.
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