Por PRT
Estudiantes de diversas escuelas de nivel medio de la Ciudad de Buenos
Aires (técnicas, normales, artísticos, bachilleres y comerciales), están
llevando adelante a partir de esta semana la toma de diversas escuelas,
como parte de un plan de lucha en donde rechazan la reforma curricular
impulsada por el gobierno.
El lunes comenzaron las tomas en la
Escuela técnica “Fernando Fader”, Escuela técnica N°35 “Ing. Eduardo
Latzina”, la de Jardinería “Cristóbal Hicken” y la de educación media
común “Claudia Falcone”.
El martes, se sumaron a la medida la
técnica N°27 “Hipólito Yrigoyen”, el colegio “Julio Cortázar”, la
Escuela de Cerámica “Fernando Arranz”, la Escuela de Bellas Artes
“Rogelio Yrurtia” y los Normales 8 y 17. Además, a partir de hoy
miércoles, votaron en asamblea sumarse a las tomas las escuelas técnicas
“Fundición Maestranza del Plumerillo”, la N°8 “Domingo Faustino
Sarmiento”, “Ing. J. L. Delpini”, “Norberto Piñero”, “Gral. José de San
Martín” e “Ing. Luis Huergo”.
Está claro que la “revisión” de
los planes de estudios desvaloriza los títulos de enseñanza media y esto
metió mucho “ruido” entre los estudiantes. Y está claro también que el
origen de todo esto está anclado en la aplicación de la tan mentada Ley
Federal de Educación en los distritos en dónde hasta ahora no pudieron
hacerlo; y, fundamentalmente, en un plan político nacional que busca
reducir los “costos” en educación, bajando el nivel de formación de
estudiantes y futuros docentes, para convertirlos en mano de obra sin
calificar, “prepararlos” para un mercado laboral que nos necesita bien
baratos y desvalorizados; todo “al ritmo” de lo requerido por las
empresas monopólicas, las que se han hecho dueñas de nuestro país,
teniendo cómo único objetivo la obtención de mayores ganancias a través
del saqueo y la explotación de los trabajadores. De los actuales y de
los “futuros”.
La flexibilización laboral necesita que la mano
de obra requerida por el capital, para engrosar día a día su ganancia,
sepa “mucho de todo y nada de nada”. Es decir, una mano de obra ni
calificada ni especializada, que maneje simplemente las nuevas
tecnologías que es lo que están usando en las fábricas de hoy con la
robótica (no sorprende entonces tanta “generosidad” con la entrega de
las netbooks, al mismo tiempo que disminuyen el nivel académico y de
contenidos dentro de la escuela).
El plan de los monopolios es
que la escuela pase a ser contenedora social y transmisora de
conocimientos mínimos. Los que terminan formando a los jóvenes “a su
gusto”, son las empresas.
La modificación de las cargas
horarias y de las materias (en donde algunas específicas se anulan
directamente), la real validez del título fuera del ámbito local y la
eliminación del turno noche, son –entre otros- los principales motivos
que han profundizado esta lucha, hasta situarla en el escalón que hoy se
encuentra.
Los estudiantes involucraron a las familias,
vecinos y profesores, gestando movilizaciones en las escuelas; y desde
la más amplia participación, forjaron la unidad que permitió derrotar al
oportunismo electoral y a todo tipo de aparatos, pariendo nuevos
liderazgos y logrando masividad, paso trascendental en la lucha.
Surgida desde una serie de asambleas en diferentes colegios, los
estudiantes comienzan con esta medida, frente a la falta absoluta de
respuestas concretas a una serie de demandas que hace meses vienen
llevando adelante y que pasaron por todo tipo de instancias.
Movilizaciones, reuniones en la Legislatura y el Ministerio, petitorios
con miles de firmas, etc.; y que sólo encontraron como respuesta
dilaciones, “promesas de promesas” y pelotazos para adelante, con el
único objetivo de que pasara el tiempo y desgastar el reclamo.
Encuadrada en una situación muy particular de la lucha de clases en
nuestro país, caracterizada por el avance ofensivo de importantes
sectores organizados por fuera de la tutela del sistema, la acción
decidida del movimiento de masas, en donde el movimiento estudiantil es
un actor muy dinámico y en permanente movimiento, le propina una nueva
cachetada a los sectores en el poder, en donde se destacan la democracia
directa y la autoconvocatoria.
Gobiernos que son en realidad
administradores del Estado al servicio de los monopolios y que tienen el
descaro de denominar “políticas públicas” a la materialización de las
necesidades del capital, chocan nuevamente con el verdadero protagonista
de los cambios, como parte del movimiento general de todo el pueblo,
que aporta su energía y rebeldía.
La experiencia de nuestro
pueblo es que sólo la contundencia de la lucha es lo que los hace
retroceder. Transitar un camino de unidad concreta y movilización
decidida de todos los sectores involucrados es lo que llena de energía a
ese enorme torrente que la lucha de clases está generando de punta a
punta en nuestro país, en su lucha por una vida digna.
19 sept 2012
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1 comentario:
roberto dante
Lanús, Argentina – 20 09 12 -
Comparto los dichos del Ministro de Educación, Alberto Sileoni, pues la educación si es enciclopedista sólo crea individuos acríticos. La educación no es un discurso, es un accionar que desarrolla al sujeto social (totalmente opuesto al individualismo bobo) y que se manifiesta en el compromiso asumido con la comunidad a través de la actividad política.
Como creo que el tema en debate lo amerita, incorporo el texto que escribí sobre la ocupación del Colegio Carlos Pellegrini y el Nacional Buenos Aires el 11 de julio pasado.
- OCUPACIÓN DE COLEGIOS Y LOS NIÑOS QUE CRECEN A PESAR DE LOS PADRES -
Que el rector del Carlos Pellegrini afirme que "El desafío de la escuela es recuperar el principio de autoridad", es un discurso que se emparenta con los de las dictaduras militares de los años 70.
Trata de desviar el eje de los planteos estudiantiles; pues detrás de la exigencia “de un bar institucional”, que algunos medios lo presentan “como la toma por el alfajor barato”, se encuentra el bien fundado rechazo a la penetración del libre mercado dentro de la educación publica.
Problema que es totalmente ignorado por la incomprensión de aquellos padres que defenestran a sus hijos por la actual ocupación de los colegios mencionados.
Escucho y leo los penosos dichos de los que se dicen padres y sorprenden con sus interpretaciones (como mínimo) desacertadas sobre la relación de Escuela y Poder.
No comprenden que la Educación es abrir mentes para el pensamiento crítico (tampoco lo comprenden muchos de los docentes - demasiados -); tal vez, prefieren que la educación genere seres funcionales, pasivos; incapaces de trabajar para una sociedad más cooperativa e igualitaria.
Quizás pretenden que “sus hijos” sean como ellos: monótonos, rutinarios, incapaces de cuestionar el abuso del poder establecido. Pero la realidad los está jaqueando. “sus hijos”, son “otros”, solidarios y comprometidos.
Siento orgullo por estos jóvenes que defienden la escuela pública. En nombre de mi nieto: "felicito a los compas estudiantes del Carlos Pellegrini y del Nacional Buenos Aires". Más ADULTOS que los adultos. Saben y exponen con gran lucidez política la necesidad de trabajar para contrarrestar al neoliberalismo.
Cada aula y cada puesto de trabajo son, para ellos, barricadas que defienden la cultura nacional.
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