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editoriales
El Parque Jurásico busca
instalarse como fuerza
política y atraer militares
Las distintas agrupaciones de la ultraderecha se reunieron en la Plaza San Martín y, con la excusa de homenajear a las “víctimas de la subversión”, trataron de crecer como fuerza política y castrense.
EMILIO MARÍN
Esta vez la voz cantante del acto no la llevó Karina Mujica, presidenta de Argentinos por la Memoria Completa, sino Ana Lucioni, hija y hermana de militares. Esta se reunió con el ministro del Interior, Aníbal Fernández, para pedirle y acordar las medidas de seguridad que la Policía Federal brindó a los asistentes del acto de reivindicación de la dictadura.
Mujica, oradora principal del acto del 24 de mayo último, tuvo un percance político que debería hacerla reflexionar sobre el dicho chino de que “el plato de la venganza se come frío”. En esa oportunidad, cuando compartió cartel con Lucioni y el general retirado Miguel Guliano, presidente de la Unión de Promociones, los asistentes patotearon al periodista Marcelo López, del canal América.
Y el mismo López, en setiembre, le hizo la cámara oculta a Mujica que la deschavaba como prostituta de lujo en Mar del Plata. De ella se sabía que había sido la novia del multiprocesado ex capitán Alfredo Astiz pero no que ejercía ese oficio mientras daba clases de moral a los argentinos y secundaba la campaña del obispo castrense Antonio Baseotto contra el uso de preservativos y contra el aborto.
Descubierta Mujica por “Informe Central”, Lucioni salió en su defensa: “quiero recordarles que en esta batalla nos han herido un soldado y no podemos abandonarlo, soldado que solitario comenzó a querer despertar la conciencia de muchos y el golpe le llega porque lo ha logrado”. En su jerga cuartelera, hasta le cambió el sexo a la señorita.
El acto de ayer fue convocado por Memoria Completa y la Asociación de Víctimas del Terrorismo en Argentina (Avta) liderada por José María Sacheri. Tuvo como excusa conmemorar el intento de copamiento del Regimiento de Monte 29 de Formosa, llevado adelante el 5 de octubre de 1975 por la organización Montoneros. Allí hubo muertos de ambos bandos, entre ellos varios soldados. Los guerrilleros no tuvieron prisioneros porque sus heridos fueron rematados por el Ejército.
Lucioni, Sacheri, Mujica, Cecilia Pando y las fuerzas que se mueven tras ellas, del parque jurásico civil y uniformado, quieren instituir el 5 de octubre como “día de los caídos en la lucha contra la subversión”. Difícilmente lo logren en un contexto político donde las fuerzas de extrema derecha que representan están sospechadas de tener que ver con el secuestro de Jorge Julio López y las amenazas que llovieron sobre jueces y testigos en los juicios por violaciones a los derechos humanos. Los jurásicos están a la defensiva y muy dolidos porque los organismos humanitarios y el gobierno instituyeron el 24 de marzo como día de la Memoria.
Son videlistas
En rigor a los organizadores del acto en plaza San Martín les importa poco la memoria de los colimbas formoseños muertos en 1975 y sí la suerte de los jefes y oficiales detenidos y procesados por sus crímenes durante la dictadura. En www.memoriacompleta.com.ar está un aviso reclamando por la libertad del capitán de corbeta Ricardo Miguel Cavallo, donde se asegura que está detenido “ilegalmente” en España y que “la soberanía argentina está de luto”. El apodado “Sérpico” está acusado de 227 casos de secuestros, torturas y desapariciones pese a lo cual Mujica y los “memoriosos” se movilizaron ante la cancillería argentina en 2003.
La señora Pando saltó a la notoriedad con una carta de lectores en “La Nación”, a principios de 2005, apoyando al obispo castrense en su cruzada antipreservativos. Baseotto le había deseado a Ginés González García un viaje hasta el fondo del mar similar al de los pasajeros de aviones navales y de las otras dos fuerzas, secuestrados a quienes se les había aplicado la inyección “pentonaval” según la cínica expresión del capitán de fragata Jorge “Tigre” Acosta.
Por eso no resultó casual que anteayer el sitio de Mujica publicara la carta del ex dictador Reynaldo B. Bignone donde éste expresaba “qué difícil nos resulta a los que ya nos quedan pocas fuerzas decirles a estos chicos: sigan adelante, terminen lo que nosotros no supimos ni pudimos terminar”.
El autor de la exhortación está procesado por apropiación de bebés nacidos en cautiverio y supresión de identidad y por la desaparición de los colimbas Luis Steimberg, Mario V. Molfino y Luis D. García cuando era Director del Colegio Militar. ¿Y estos personajes nos quieren hacer creer que se preocupan de los conscriptos de Formosa? Si el libro “El escuadrón perdido” del ex capitán José Luis D´Andrea Mohr, ya fallecido, informó sobre 129 soldados desaparecidos durante la dictadura.
El sitio de Memoria Completa tiene significativos enlaces. Uno es el de “La década del ´70”, que armó el militar retirado Oscar Guerrero con una mentalidad tan cavernícola que al enumerar los cabecillas del “terrorismo marxista”, ubica en primer término al ex presidente Héctor J. Cámpora y cierra el listado con… Julio Cortazar. De Cámpora dice: “máximo responsable de las depredaciones y hechos de sangre en la Argentina. Utilizó su investidura de Presidente de la guerrilla apátrida, en detrimento del pueblo”. Y del novelista: “uno de los primeros agentes encubiertos del Servicio de Inteligencia Cubano”.
La punta del iceberg
La paliza al cronista López en mayo fue en parte por la bronca de los jurásicos con la prensa que consideran crítica y también para evitar que fueran filmados los oficiales presentes. No querían que se los individualizara para evitar sanciones, que de todos modos llegaron.
Luego de esos incidentes, los energúmenos aseguraron que nada tienen que ver con la violencia. ¿Quién puede creerles si son los mismos que en 2004 hicieron un acto en la Esma para oponerse a que fuera cedida para Museo de la Memoria? Allí fue orador Florencio Varela, abogado del general Cristino Nicolaides y otros genocidas, quien había asegurado que los reglamentos militares estipulaban que “el concepto rector será que el delincuente subversivo que empuña armas debe ser aniquilado”.
En los sitios de Internet mencionados se defiende a los marinos Cavallo y Astiz, y al cura Christian Von Wernich, quien irá a juicio en La Plata por delitos conexos con los cometidos por el condenado Miguel Etchecolatz.
No son los únicos medios que difunden sus puntos de vista. El Servicio Privado de Informaciones (Seprin) dirigido por Héctor Alderete, tiene a Pando y Mujica como columnistas; la segunda señorita fue condecorada por ese portal en 2005. Otros son más importantes, como “La Nueva Provincia” de Bahía Blanca, conocido por la defensa a ultranza que hizo del ex almirante Emilio Massera y la patota de la Esma. Su actual director, Vicente Massot, propuso sin éxito el ascenso de los torturadores capitanes de fragata Antonio Pernías y Juan Carlos Rolón cuando era el segundo del ministro de Defensa Oscar Camilión. Hasta 2004 Massot se dejaba fotografiar con Mujica y su colega Varela en las presentaciones de libros jurásicos. Después del escándalo habrá dicho “quemá esas fotos”.
Si los problemas que acechan a la democracia vinieran sólo por el lado de una prostituta de lujo y el matutino apodado “Gaceta Marinera”, no tendrían mayor entidad. Pero no es así. Hay fuerzas políticas, eclesiásticas, mediáticas, empresarias y sindicales que comparten lo central de la reivindicación del terrorismo de Estado, como lo declaró ayer Sacheri. Y lo que es peor, hay oficiales de las tres fuerzas en actividad, que también lo hacen. En el acto del 24 de mayo último se sancionó a cinco oficiales de la Compañía de Comandos de Campo de Mayo por concurrir uniformados: tres capitanes, un teniente primero y un teniente. También lo fue el mayor, jefe de esa unidad que no hizo nada por impedir esa concurrencia.
Alguien dirá que son oficiales de baja graduación y la ministra Nilda Garré los calificó de “grupos minúsculos”. Convendría no minimizar lo sucedido ni la existencia de este sector neofascista en las Fuerzas Armadas, porque la subestimación oficial puede haber estado en la base de la desaparición de López. ¿Acaso no se ha informado que los actos a favor de la dictadura estarían promovidos por el teniente coronel Carlos Ruarte, de la Quinta Presidencial de Olivos; el coronel Juan E. Elmiger, jefe de comandos de Campo de Mayo; el coronel Eduardo Ramón Díaz Bessone y el teniente coronel Rafael Eugenio Videla, hijo del genocida mayor? Todos ellos son oficiales en actividad y apenas la punta del iceberg.
6 oct 2006
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