En los últimos meses asistimos a una campaña mediática de la derecha, instruida por la embajada norteamericana, para tratar de dañar las relaciones de Argentina con Cuba y Venezuela.
Esa derecha mendaz ha vuelto a poner a Cuba en el centro de su histeria, enlodando la acción altruista que la patria de José Martí cumple en las áreas de la salud y la educación del continente.
Cuba, con la colaboración de Venezuela, ha puesto en marcha la “Operación Milagro”, para operar gratuitamente a personas de humildes recursos que no ven, o lo hacen deficientemente debido a cataratas y otras enfermedades a la vista. Hasta el momento son más de 400.000 latinoamericanos los que se han beneficiado de esta misión humanista.
¿Cómo han reaccionado los pueblos frente a tamaña obra de bien? Con profundo agradecimiento a Cuba, un sentimiento que está graficado en libros, entrevistas, videos, etc.
Sin embargo la derecha política y seudo científica, expresada por el presidente del Colegio Argentino de Oftalmología, Dr. Ernesto Ferrer, ha calumniado a la isla diciendo que la “Operación Milagro” obedecería a una locura de Fidel Castro. “La locura ideológica de una persona ha llevado a tratar de exportar esa locura a otros países latinoamericanos, pero nosotros nos tenemos que poner firmes porque arrastran a nuestros ciudadanos a perder la vista”, aseguró Ferrer a un diario de Santiago del Estero. Unos 2.200 argentinos operados gratuitamente en el hospital de Yacuiba, Bolivia, por profesionales cubanos, desmienten a ese apóstol de la lucrativa medicina privada y para pocos, que siente que su “negocio” puede achicarse.
En realidad la “Operación Milagro” no le merma pacientes pues opera a gente de humilde condición, excluida de los altos costos de la medicina privada. Lo que le quita es prestigio, pues demuestra que una medicina para servir a la gente es necesaria y posible.
El bolsillo es la víscera más sensible del oftalmólogo Ferrer, quien también cuestionó a la Escuela Latinoamericana de Medicina, donde estudian becados 16.000 jóvenes de diversos países del mundo, entre ellos más de 400 de Argentina. A la ELAM, una muestra de solidaridad cubana en la formación gratuita de médicos para nuestro continente, la descalificó en estos términos: “no son médicos, en el mejor de los casos son alumnos de la Escuela Latinoamericana de Medicina severamente cuestionada por el deficiente nivel de formación y en Argentina no se les reconoce el título”.
El plan de estudios de la ELAM fue alabado por entendidos de todo el mundo. Una delegación argentina del Ministerio de Educación de la Nación la visitó en 2005. El organismo analizó sus programas y funcionamiento, estimándolos como positivos. Expresó que los graduados podían ser un aporte muy importante a la atención de la salud del pueblo argentino.
En lo único que no mintió Ferrer fue cuando dijo que “en Argentina no se les reconoce el título”. Lamentablemente es así. Ya se han graduado 93 médicos argentinos en la ELAM y hasta ahora no pueden ejercer la profesión por esa falta de homologación de sus títulos.
Esta traba al reconocimiento de sus títulos es producto de la presión de las corporaciones médicas privadas y grandes clínicas acostumbradas al lucro, que ven en estos nuevos médicos el riesgo de que la población descubra un sentido diferente a la profesión. La presión mayor la ejercen seguramente los monopolios de los medicamentos –mayoritariamente extranjeros- que facturan fabulosas ganancias vendiendo los mismos medicamentos con nombres de fantasía. Estos laboratorios temen que los nuevos médicos abran los ojos al pueblo sobre la verdadera eficacia de sus productos y que demuestren que con pocos genéricos se puede curar la mayoría de las enfermedades.
Como es público y notorio, el estado de la salud de nuestro pueblo necesita de mucha atención y por lo tanto del concurso de los esfuerzos de todos los profesionales. No tendría sentido dejar afuera a aquellos que han sido educados seis años en servir al pueblo y combatir las enfermedades curando en salud a los pacientes.
De allí que el Movimiento Argentino de Solidaridad con Cuba (MASCUBA) sale al cruce de las burdas mentiras de la derecha elitista, reivindica la obra solidaria de la revolución cubana en materia de salud (“Operación Milagro” y ELAM) y de educación (programa alfabetizador “Yo sí puedo”).
Para desasosiego de esa derecha, se sabe que la negociación entre los gobiernos de Argentina y Cuba tendiente a una homologación automática y recíproca de títulos, largamente demorada, ha tenido avances positivos. Nos alegra profundamente y los valoramos como fruto de la larga lucha del movimiento de solidaridad, de todos los amigos de Cuba en nuestro país, que son muchísimos y de los más variados colores políticos y sociales, de los familiares de los alumnos y graduados, de los parlamentarios amigos de Cuba, etc.
Creemos que para marzo de 2007 esta homologación de títulos tendría que estar resuelta, porque es una medida justa y porque ha transcurrido -desde 1999, cuando se creó la ELAM- un tiempo más que necesario para hallar esa solución. Otros países como Honduras, que no tiene mayor simpatía política por el gobierno de Cuba, han tomado la decisión de esa homologación.
De ese modo ganarán los médicos recientemente graduados, los futuros médicos, los sectores populares que serán atendidos por ellos, y –sobre todo- la unidad y amistad de Cuba y Argentina a nivel de gobiernos, de universidades y de pueblos.
Coordinación Nacional del Movimiento Argentino de Solidaridad con Cuba (MASCUBA), Buenos Aires, 24 de noviembre de 2006
28 nov 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario