Siempre nos pareció que llamar “burocracia sindical”a los patoteros, ladrones, corruptos y traidores de la clase obrera era sencillamente erróneo pues no expresaba en absoluto las características de estos delincuentes que hace 60 años vienen sirviendo a los capitalistas, siempre bajo el paraguas protector del Estado (cualquiera fuese la facción de los capitalistas que estuviese al mando de este instrumento de represión).
El apelativo de burócratas sindicales, cuando mucho les confiere un tinte de inútiles envueltos en papeles habituados a holgazanear en los pasillos del ministerio de trabajo.
Sin embargo nada más alejado de esa apariencia: los mal llamados burócratas sindicales son los primeros y más directos enemigos de todo trabajador honrado y combativo. Ya en la fábrica, el taller, la oficina o la obra los encontramos delatando al compañero, rosqueando, conspirando, apoyados por los patrones, los traidores del gremio y, cuando es necesario, por la policía e incluso por alguna “barra brava” (si no, que lo digan los trabajadores del Hospital Francés).No debemos ocultar, no obstante, que no pocos de los que hicieron una gran campaña en la carrera de la traición, ocupando altos cargos sindicales, empresariales y políticos, fueron avalados por los propios trabajadores. Hagámosnos cargo de ello, así como tenemos un pasado de luchas glorioso, así como enfrentamos a la policía mientras honrábamos a nuestros muertos de Vasena, así como protagonizamos el “cordobazo” también, muchas veces hemos defeccionado, dejamos que compraran nuestra conciencia: un aguinaldo y unas vacaciones otorgados a tiempo “antes que perderlo todo” (según propias palabras de Perón el 25 de agosto de 1944 en la Bolsa de Comercio) fueron suficientes para que cambiásemos el sueño de una sociedad sin explotadores ni explotados por unos días de turismo. Pero…¡cuidado! Comprendemos cabalmente al compañero explotado y hambreado que venía del interior, y, obviamente, su falta de conciencia de clase lo dispensa de cualquier juicio histórico.
No podemos decir lo mismo de los dirigentes que en gran número se vendieron a los capitalistas y pasaron a ser perseguidores de los obreros: recordemos como ejemplo a uno de los primeros “vendeobreros”: Angel Borlenghi, secretario general del gremio de Empleados de Comercio quien de activo militante socialista y defensor de la República Española pasó a lamer las botas de los militares pronazis del GOU –a principios de la década del 40 -apoyar a Perón y luego recibir el premio de Ministro del Interior.
Basura como este último fueron moneda corriente: Aurelio Hernández del gremio de la madera ex secretario general de la anarco-sindicalista USA, afiliado al PC y luego expulsado por sus actividades policiales se convirtió al peronismo y fue secretario general de la CGT; Luis Gay, telefónico, quien había ocupado cargos directivos en la CGT en la década del 30, fundó el Partido Laborista en el ‘45 y en el ‘46 lo premiaron con el cargo de secretario de la central obrera; José Espejo de la alimentación cuyo único mérito era ser protegido de Eva Duarte; y tantos otros que adoptaron la “tercera posición”como un tapujo para su actividad procapitalista.
Desde entonces hasta el ladrón de Moyano y los “gordos” de hoy, enumerar una lista de mal llamados “burócratas sindicales” siempre funcionales al poder, siempre apropiándose de una cuota de plusvalía generada por aquellos que ellos mismos traicionan, siempre aferrándose a las conducciones por las buenas o por las malas, llevaría varios volúmenes.
Desde aquí proponemos llamar las cosas por su nombre: al pan, pan y a los vendeobreros: “vendeobreros”.
ORGANIZACIÓN DE TRABAJADORES MARPLATENSES
30 ene 2007
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