JUEVES EN LA PLAZA, CON LAS MADRES
Marcha del jueves 4 de enero de 2007. Hebe de Bonafini
Compañeros, en estos días se habla mucho, y muchos hablan de más. Se está acusando al Presidente, al gobierno por el caso Gerez. Como los medios de comunicación tienen mucho poder y son verdaderos formadores de opinión, esos mismos medios que decían que nuestros hijos eran terroristas, hoy están inventando toda esta historia, para proteger a Patti, para proteger a los torturadores, para proteger a quienes nos quieren meter el miedo.
Por eso las Madres decimos que nunca quisimos custodia a pesar de todo lo que nos pasó. Rechazamos la custodia de la misma manera que rechazamos la reparación económica. La ética y los principios de la lucha por un país libre, un país donde todos podamos caminar, tiene que empezar por nosotras mismas. No podemos poner al zorro a cuidar a las gallinas. Así que, rechazamos esta historia de los testigos protegidos. Si los testigos quieren, lo aceptaremos. Pero nosotras no vamos a pedir que nos pongan custodia. Porque la lucha de 30 años y la lucha de nuestros hijos fue por un país libre donde todos podamos caminar por las calles sin tener nadie que nos custodie.
Hoy voy a leerles, tal vez sea un poco pesado, una nota que salió en el Diario de las Madres. Es una contratapa que escribió Carlos Rodríguez en septiembre de 1991. Tiene unos cuantos años. Ya en esa época se hablaba de Patti, del asesino. Entonces, dice así:
“‘Voy a ser claro, para que se entienda. Hay que dejarse de embromar y decir las cosas como son. Yo lo voy a hacer. La policía, para esclarecer un hecho, tiene que cometer no menos de cuatro o cinco hechos delictivos. De lo contrario, no puede esclarecer absolutamente nada. Esto ocurre en la Argentina y en cualquier parte del mundo. ¿Cuáles son los delitos? Privación ilegal de la libertad, apremios (porque tener a una persona detenida e interrogarla durante dos horas verbalmente es un apremio) y violación de domicilio, entre otros delitos. Y no queda otro camino que hacer eso. Cuando los comisarios no esclarecen hechos es porque, como se dice en nuestra jerga, no se la juegan’ (Clarín 4/10/90)
La reivindicación abierta de la ortodoxia represiva pertenece al subcomisario Luis Abelardo Patti, un hombre que sabe de lo que habla. También lo sabe el vicepresidente y candidato a gobernador de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, quien consideró a Patti un ‘modelo para la gente’ que debe ser ‘imitado’ por todos los policías del país (Clarín, 6/8/91).
Esto dijo Duhalde, que hay que imitar a un torturador y a un violador. Es terrible.
La familiaridad de Patti con estos métodos viene de lejos. En 1975 se desempeñó en el destacamento policial Otero, en la localidad de Victoria, Partido de Tigre. El lugar funcionó como centro clandestino de detención. Sus contactos en al Jefatura de la policía bonaerense eran dos: el comisario Florencio Alcántara y el comisario Jorge Leopoldo Menéndez. El primero fue subjefe del Comando de Operaciones de la Dirección General de Investigaciones durante la permanencia del general Ramón Camps al frente de la fuerza de seguridad, en los años más duros de la represión. Menéndez fue secretario del entonces jefe de la policía y por tanto, un hombre de íntima confianza de Camps. Patti pasó luego a la comisaría de Escobar. Sus propios compañeros le temían por su fama de “pesado”. Era muy recordado en la zona el fusilamiento de tres jóvenes en un bar, mientras jugaban al metegol. Se los acusó de robo y violación. Murieron en el acto y tiempo después quedó demostrada su inocencia. El militante comunista que denunció el doble crimen en un diario lugareño, fue secuestrado y desaparecido durante la dictadura militar.
El nombre de Patti recién cobró estado público a partir del secuestro y poesterior asesinato de Osvaldo Cambiaso y Eduardo Pereira Rossi. El sábado 14 de mayo de 1983, a las 10:30, en el bar Magnun, ubicado en Córdoba 2787, de la ciudad de Rosario, se produjo la detención de dos personas. Tras rápidas averiguaciones, la familia Cambiaso confirmó el domingo 15 que uno de los secuestrados era Osvaldo (Cambiaso). Se fundaron en testimonios de varias personas que presenciaron el operativo, para nada discreto. Fue coincidente la descripción física y de la ropa que llevaba ese día Cambiaso, una campera de color claro y un pantalón marrón. En sus ediciones del 16 y 17 de mayo, casi todos los diarios del país recogieron la denuncia. El mismo martes 17, al anochecer, el gobierno de facto del general Reynaldo Bignone anunció la muerte “en un enfrentamiento” de los dos dirigentes peronistas secuestrados.
Según Bignone, murieron en un enfrentamiento.
La Policía de Rosario diluyó las pruebas y los testigos del secuestro (un mozo del bar (Magnun), dos bomberos y otras cinco personas, por lo menos) fueron silenciados. El juez Federal de San Nicolás Luis Milesi, intervino en la causa paralela por el “enfrentamiento” en la localidad de Lima, partido de Zárate, donde aparecieron los cadáveres. El magistrado hizo un trabajo similar. Con posterioridad fueron procesados por falsificación de documento público y falso testimonio el médico policial que hizo la primera autopsia.
Tiempo después el juez penal de San Nicolás Juan Carlos Marchetti tomó la causa desplazando a Milesi. Entonces dictó la preventiva de los tres policías involucrados, Patti, Juan Amadeo Spataro y Rodolfo Diéguez. El juez determinó “la existencia de indicios vehementes adversos a los encausados”.
La Cámara de Apelaciones de San Nicolás sostuvo que “aun más se acentúa la contradicción” de los dichos de Patti con la realidad, en el informe pericial firmado por el doctor Eduardo Pedace. Allí se constató “la existencia (en el cuerpo de Pereira Rossi) de gramos de pólvora, lo que estaría indicando una distancia de tiro aún inferior a aquellos dos metros”.
El dictamen médico precisó que Cambiaos recibió “un disparo de arma de fuego en la cabeza, con destrucción total de los huesos del cráneo, el que había sido efectuado desde unos dos a cuatro o cinco metros de distancia y otro en región del antebrazo izquierdo, a una distancia no mayor de 1,50 metro”. En los dos cuerpos se constataron “lesiones pre morten”, que en el caso de Cambiaos sumaban “diez y seis”. También golpes con elementos duros. Pereira Rossi tenía “diversas lesiones extrabalísiticas, como ser excoriaciones lineales entre sí y en número de cinco en muñeca derecha.
En síntesis, que las víctimas habían sido golpeadas, amordazadas, torturadas y finalmente fusiladas.
Se consideró probado que Lusi Abelardo patti resulta “prima sacie” coautor responsable de los hechos descriptos”.
Esto demuestra que Patti es un asesino. Y es responsable de lo que sucedió con Gerez. Hay que llamarlo a declarar. No se lo puede dejar en libertad. Patti desde 1990 está condenado por asesinatos y fusilamientos y torturas. De la misma manera que cuando algún policía o algún funcionario cree que nosotros o los pobres hemos robado, se nos viene a buscar y se nos lleva a la comisaría, preguntamos por qué no puede hacerse lo mismo con Patti.
Para terminar con esta historia de echarle la culpa al gobierno hay que llamarlo a Patti a declarar y también a toda su banda de mafiosos. Es la única manera de terminar con esto. Patti es el gran responsable, para las Madres, del secuestro y las torturas que sufrió este compañero, Luis Gerez, que el otro día fue dejado en libertad lleno de magullones y quemaduras.
Eso es lo que pedimos las Madres: que lo pongan preso a Patti. Muchas veces se salvó, esta vez no podemos permitir que se siga salvando.
Gracias.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario