26 ene 2007

DESPRIVATIZAR PARA SOCIALIZAR

POR: Narciso Isa Conde

El patrimonio público históricamente ha sido asumido por el Estado-nación enforma de empresas y entidades estatales: manufactureras, mineras,energéticas, de agua potable, de servicios de salud y educación,agro-industrias, bancos y entidades financieras, terrenos rurales y urbanos,bosques, reservas de biodiversidad, áreas marítimas, seguridad social,obras de infraestructura (puertos, aeropuertos, caminos, carreteras,autopistas, presas, canales de riesgo, acueductos, calles, alcantarillados,sistema de saneamiento de aguas), playas, plantaciones agrícolas, edificiospúblico, órganos de decisiones políticas y económicas de Estado.
Los procesos de privatización dentro de las estrategias y modelosneoliberales le han arrebatado el Estado ese patrimonio, esas riquezas,traspasándoselas a las oligarquías capitalistas y en mayor medida al grancapital transnacional.
Parte de ese patrimonio, por demás, tiene una relación directa con alseguridad nacional y la soberanía de las naciones, por lo que su conversiónen propiedad extranjera implica concesión de soberanía y seguridad, mayordependencia y recolonizació n.
La desprivatizació n, especialmente de las áreas estratégicas, de lasvertientes claves para el desarrollo integral, de las áreas socialesfundamentales, del poder de decisión en políticas de Estado, implicacreación de mejores condiciones para la recuperación de la soberanía, laautodeterminació n, las políticas sociales y la seguridad, usurpadas por lasoligarquías y los centros imperialistas.
Sin embargo, desprivatizar ahora lo privatizado y nacionalizar y/o estatizarotros sectores claves, sería solo una premisa, no una meta superadora de lasexperiencias vividas y fallidas, tanto de los regímenes capitalistaspredominantemente privados como de los que han combinado éste con elestatismo. Igual respecto al mal llamado y colapsado socialismo real.
Desprivatizar para volver al estatismo sin control y sin participaciónsocial y ciudadana, sin gestión democrática, sin propiedad social, equivalea reeditar lo también fracasado en todos esos contextos.
Desprivatizar para hacer al patrimonio nacional (empresarial y natural)presa de la corrupción burocrática, del clientelismo, de la depredación y laineficiencia, es otra forma de atentar contra él y facilitar su dilapidación. Precisamente eso fue lo que le dio pie y auge al discurso privatizador.
Porque si bien esa modalidad de propiedad y gestión pública puede permitirque un porcentaje del excedente se distribuya desde los gobiernos hacia lasociedad y nutra los planes sociales del Estado, ella le da el poder dedecisión a la burocracia y partidocracia asociada siempre al granempresariado, quienes se chupan, vía corrupción, gran parte de esosrecursos. Y esto, además, provoca a la larga la quiebra y la desvalorizació nde ese patrimonio.
Esta demostrado que la propiedad estatal no es de por sí propiedad social,mucho menos sinónimo de socialismo.
El patrimonio público si no se convierte en propiedad social, vía formasasociativas o modalidades de propiedad colectivas, vía participación de los(as) trabajadores en su gestión y administració n (autogestión y cogestióncon el Estado), vía el control de la sociedad y de los conglomerado socialessobre el uso de sus excedentes, sobre sus estados de cuenta y suadministració n, termina siendo una modalidad de usurpación de los interesescolectivos, de apropiación minoritaria- burocrática de sus beneficios, deenajenación y alineación.
Esto se demostró en tanto el llamado socialismo real, como en los paísescapitalistas con un fuerte componente de propiedad de Estado. Y siguedemostrándose.
La autogestión de los productores, de los trabajadores y trabajadoras, lacogestión con participación y poder de decisión de ellos(as); la designaciónde administradores por concurso, los sistemas de contabilidad abierta, laparticipación de las comunidades laborales en las decisiones, la presenciade representantes de la sociedad en los órganos de gestión y administració n,no solo implica democratizació n en el alto grado, sino socialización real;la cual debe verse como un proceso dentro de la transición del capitalismoal socialismo pleno, con ritmos y prioridades distintas por países, condimensiones variadas y pasos escalonados, según las características de laseconomías, las circunstancias políticas y la composición social.
Ojala los gobiernos latinoamericanos- caribeños que anuncian desprivatizar,que se proponen el tránsito al socialismo o que dicen construirlo, no sequeden a medias ni se desvíen, no se limiten al estatismo infecundo yenajenante.
Ojala la propia Cuba, que cuenta con un gran sector de economía de Estado,se decida a socializar de verdad el patrimonio público.
Entonces si estaríamos hablando del camino al nuevo socialismo, delsocialismo que exige el siglo XXI, después de todas las experienciasacumuladas.
Porque esa línea de acción estratégica es uno de los componentesfundamentales del socialismo verdadero, del nuevo socialismo, paradiferenciarlo del seudo-socialismo que fracasó en el siglo XX.

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