¿Qué hacer ante este gobierno que avanza aún más en mancillar los derechos más elementales de los trabajadores? La respuesta es simple: continuar peleándola y profundizar la lucha en todos los planos, como hemos hecho frente a todos los gobiernos capitalistas. Esto es así porque todos ellos han sido y son títeres de un puñado de multinacionales que, gane quien gane en las urnas, son las verdaderas dueñas del país, las que realmente tienen el poder y la levantan en pala. En esa pelea, nuestros golpes deben apuntar a toda la clase burguesa que gobierna: el PRO, la UCR, el PJ y todas sus variantes, incluido el kirchnerismo.
El macrismo, continuidad con profundización
A esta altura de los acontecimientos es claro que las políticas macristas, en este nuevo contexto internacional, son una continuación de lo que venía gestando durante años el Kirchnerismo.
Empujado por las luchas populares que no podían contener, y luego de la rebelión popular del 19 y 20 de diciembre de 2001 que profundizó la crisis de las instituciones burguesas, el gobierno kirchnerista se vio obligado a responder a determinadas demandas que en el plano económico pudo llevar adelante gracias a un contexto internacional favorable, de fuerte entrada de dinero producto de las exportaciones de materias primas. Todas esas “concesiones” respondieron al interés de clase capitalista para el que siempre gobernaron, permitiendo mover la economía favoreciendo el consumo, beneficiando a grandes empresas alimenticias, al sector de la construcción, las automotrices, electrodomésticos, etc. a la vez que conteniendo tarifazos en base a subsidios a las empresas de servicio (luz, gas, transporte). Todo ese dinero como decíamos lo tuvieron disponible profundizando el saqueo, la primarización de la economía cada vez más dependiente, es decir beneficiando a los grandes monopolios como Monsanto, Chevrón y la Barrick Gold, grandes beneficiados de esta década ganada por las multinacionales. También ganaron los bancos y multinacionales con los miles de millones de dólares entregados con el pago de la Deuda Externa e interna que siguió creciendo. Los planes como el IIRSA, Metas Educativas 2021, Plan Estratégico Agroalimentario, entre otros, muestran claramente los lineamientos estratégicos. También montó toda una simbología y “concesiones” de ese mismo tenor que fueron dirigidos a cooptar parte del movimiento de masas que se encontraba en lucha, logrando incorporar a ese plan a organizaciones que se pasaron a la otra vereda abandonando la lucha, y otras que quedaron en una funcional posición a medias festejando los “aspectos positivos” del gobierno de los monopolios. Nada muy distinto al papel que jugaron todos los gobiernos autodenominados progresistas en la región.
El kirchnerismo dejó todo preparado para garantizar la continuidad de los planes de los grandes monopolios. Nos dejó precarización laboral a mansalva en los organismos públicos y empresas privadas, permitiendo que hoy los despidos le sean más sencillos y baratos a las patronales, nos dejaron La Ley Antiterrorista para judicializar aún más la protesta, el Proyecto X y de Ley Antipiquetes, fuerzas represivas triplicadas en número y perfeccionadas en la lucha “antisubversiva”, nos dejaron más de veinte compañeros asesinados por luchar, mas de 3000 casos de Gatillo Fácil, desaparecidos entre ellos Julio López, a Chevron como dueña de nuestro petróleo, a las mega-mineras como la Barrick para que se sigan llevando todos los minerales, a Monsanto haciendo fabulosos negocios en la agroindustria, todo a costa de contaminación, desalojos, devastación de la vida.
El Kirchnerismo y el Macrismo, al igual que todos los partidos del sistema, nunca dejaron de co-gobernar en los temas centrales para los monopolios, administrando obedientemente sus planes estratégicos. Siempre se pusieron de acuerdo, independientemente de las formas, en la fórmula ajuste y palos.
La nueva situación internacional, obliga al macrismo-UCR a profundizar el ajuste sobre los trabajadores con mucha más dureza, de la misma forma que lo hubiese hecho Scioli, Massa, De la Sota, Carrió si asumían el gobierno. De hecho todos juntos, más allá de los discursos, avanzan contra el pueblo trabajador. Los despidos masivos, por ejemplo, los ejecutan los distritos gobernados por el macrismo y los gobernados por el kirchnerismo, los avala la burocracia sindical que fue parte de esos mismos planes y que es parte de una u otra variante de los partidos de la burguesía.
Crisis por arriba y debilidad por abajo
Digamos también que la crisis no viene con Macri. Fue necesario un acuerdo entre los organismos internacionales, las distintas facciones de la burguesía y partidos del sistema capitalista para amortiguar el inminente estallido a fin de año. Así fueron pactando para calmar las cosas con préstamos, garantizando ante todo unas elecciones lo más tranquilas posibles ya que saben que está fresca la experiencia siempre presente de la rebelión popular de 2001, que sumada a la experiencia acumulada en múltiples procesos de organización y lucha en todos estos años, les puede hacer temblar los sillones a todos los que gobiernan.
Ni Cristina, ni Macri, ni ninguna opción del sistema. Solamente una alternativa de poder conducida por los trabajadores traerá la felicidad que tanto anhelamos. Para ello, las organizaciones que nos decimos revolucionarias o que queremos cambiar de raíz a este sistema, no debemos permitir que la agenda nos la ponga el kirchnerismo, que llama a la “resistencia” en todos lados para poder ser recambio. El kirchnerismo es el responsable junto al macrismo de todo lo que hoy pasa.
Nada tiene que ver para los trabajadores las internas de los que gobiernan. No nos conmueve en nada si se asesinan, persiguen o encarcelan entre las distintas fracciones de la mafia que gobierna como forma de resolver sus internas. Es lamentable como la izquierda del sistema y otras organizaciones se pone a la cola de reivindicaciones de quienes hasta ayer nos reprimieron: Milagro Sala, una desclasada que está en la vereda del enemigo. La situación represiva hace rato la venimos sufriendo, que justo hubiera sido tener esa actitud de ganar la calle en forma permanente ante las detenciones de muchos compañeros, ante los procesados que se cuentan hace rato por miles, ante la aplicación de las leyes antiterroristas que pesan aún sobre compañeros, ante el asesinato de luchadores como el reciente caso de Ángel Verón en Chaco, que agonizó un mes esposado mientras muchos miraban la urna y abandonaban la calle.
Antes las medidas de ajuste y entrega... tenemos salida.
Son varias decenas de miles los despedidos, medidas de criminalización de la protesta por doquier y la implementación de la “Emergencia de Seguridad Pública”, súper tarifazos, más endeudamiento, por sólo nombrar algunas de las medidas...
Es en cada puesto de trabajo, de estudio, en nuestros territorios... donde organizados tenemos que enfrentar a los planes patronales, es donde debemos estar y profundizar la organización. Es pura demagogia e hipocresía la del kirchnerismo queriéndose poner a la cabeza de la “resistencia”. Es construyendo en unidad y ofensiva con los luchadores y organizaciones que no abandonaron las calles, donde vamos a derrotar a los grandes grupos de poder en la Argentina, esa es una de las tareas.
Sumarse al llamado de la “resistencia” K, como muchas organizaciones en forma explícita o implícitamente hacen, es preparar el terreno al kirchnerismo para que vuelva a asumir la dirección del Estado, es permitirle a los capitalistas tener recambio y desviar el problema de fondo, es un obstáculo a la imperiosa necesidad de orientar las luchas con independencia del Estado capitalista, sus partidos y las burocracias sindicales. Llamamos a la militancia de las organizaciones que entran en este juego a confrontar con las políticas reformistas y oportunistas que orientan a la mayoría de las organizaciones populares y de izquierda.
Hay que trabajar en la unidad de las luchas con independencia de clase, golpear con un solo puño, frenar los despidos y todos los planes de ajuste y saqueo, fortalecer la lucha por salario y condiciones laborales, contra la precarización laboral, profundizando la organización de base, la coordinación y la solidaridad, sobre la base de las mejores experiencias del pueblo trabajador.
Nuestra tarea es, como parte de las luchas que se desatan a nivel nacional, lograr avances en organización y conciencia, en los niveles de confrontación y de perspectiva de poder. Estamos ante un gobierno sumamente débil a dos meses de asumir, con gran apoyo de los sectores empresariales pero con un consenso en la población muy bajo, sin estructura (se la están dando entre la UCR y el PJ para gobernar). Pero va a seguir gobernando en la medida que se siga expresando nuestra impotencia práctica y debilidad ideológica, sobre todo de los sectores que nos llamamos “del campo popular, de Izquierda o revolucionarios”. Por eso, más que nunca, es el momento clave de poner en práctica otra propuesta sobre la mesa de los trabajadores y del pueblo en general ante este circo de mentiras.
Dejar también claro que la marcha, la movilización, el acto político, las concentraciones, los cortes de ruta... ya no alcanzan. Si nos quedamos en ese plano, si no desbordamos la situación política, no molestamos en nada los intereses de los poderosos, que con la profundización de la represión justamente intentan evitar que nos animemos a dar otros pasos. Saben que se van a profundizar las luchas y están dispuestos a ir por todo, intentarán controlarla dentro de este marco porque saben que no la pueden aplastar totalmente. Debemos avanzar en acciones y en planes de lucha que efectivamente lastimen a los patrones, con audacia y creatividad, siempre cerca de nuestro pueblo. Sólo así podremos ir construyendo, al calor del fuego, las organizaciones que puedan ir conduciendo un proceso revolucionario en nuestro país. No hay otra salida, no hay alternativa con sectores de la burguesía, para ser felices, TENEMOS QUE HACER LA REVOLUCIÓN.
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