4 dic 2013

TUCUMAN: "PEPE" VEGA, BUSTAMANTE, EL "TURCO", EDUARDO Y FREDY EN EL CORAZON


MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA POR MIS COMPAÑEROS SECUESTRADOS Y ASESINADOS

JUAN CARLOS BUSTAMANTE,  secuestrado el  2/12/75 en San Miguel de Tucumán. 22 años, trabajaba como técnico de rayos. Militante de la Federación  Juvenil Comunista (FJC). Era presidente del Centro de Estudiantes de la UTN de la Universidad de Tucumán. El caso figura en la Conadep bajo el registro: Legajo Nº 728 que registra testimonios de su paso por el Centro Clandestino de Detención que funcionaba en el Arsenal Nº 5 "Miguel de Azcuénaga”. Al día de hoy permanece desaparecido.


JOSE BLAS VEGA (“PEPE”), secuestrado el  2/12/75 en Yerba Buena, provincia de Tucumán. 22 años. Empleado en el Consejo de Educación Provincial-Sección Presupuesto y militante de la FJC.  Era secretario General de Centro de Estudiantes y presidente de la Federación Universitaria de Tucumán. El caso figura en la Conadep, bajo el registro: Legajo Nº 5269 y allí registran testimonios de su paso por el Centro Clandestino de Detención que funcionaba en el Arsenal Nº 5 "Miguel de Azcuénaga”. Al día de hoy permanece desaparecido.
   Recorrí esas calles nuevamente, luego de décadas, en medio de una conmoción por crímenes y denuncias de narcotráfico, pero la impactante realización de la “Megacausa Arsenales”, que juzga a los criminales de aquel siniestro Centro Clandestino de detención.
   Había viajado para la presentación de mi libro, “SECRETOS EN ROJO”,  el 29 de diciembre pasado, lo que realizamos en La Casa de la Asociación de Investigadores y Docentes de la Universidad Nacional de Tucumán (ADIUNT- CONADU Histórica), junto a al anfitrión, Oscar Pavetti,  secretario general del sindicato, y Gaby Nadra, Presidente del Centro de Estudiantes de Ciencias Naturales, rama combativa de mi familia paterna asentada en Tucumán desde la llegada de mis abuelos de Siria, para abrir senderos con una colectividad que –junto a otras— dio a la provincia y su nueva patria lo mejor de sí.
   No era un día cualquiera. Un 29 de diciembre, pero de 1976,  fueron secuestrados Héctor Alberto Pérez y  Juan Díaz, ambos del PC, el primero obrero de la fábrica de calefactores SAIAR, en la provincia de Buenos Aires, y el segundo gastronómico de la FJC, en el club e la YMCA en capital. Fue mi primer homenaje.
   Faltaban apenas cuatro días para que se cumplieran 25 años de la muerte de Fredy Rojas, el valiente joven comunista había encabezado  una marcha de repudio a la visita a Tafí  Viejo de Domingo Bussi, en su primer intento  de postularse a gobernador, y fue fusilado por sus esbirros, agonizando hasta el 3 de diciembre.  Fredy fue la primera, de varias, víctimas comunistas en esta democracia reconquistada. Se unió a una incontable lista de asesinados desde la Semana Trágica a la Patagonia Rebelde, de la “década infame” al Cordobazo, las Tres A o la última dictadura, en gobiernos cívico-militares y constitucionales.
      En el encuentro mismo me  informan, que este  3 de diciembre,  en el aniversario de la  muerte de Fredy,  una sesión especial del Concejo Deliberante de Tafí Viejo  declarará  el 27 de agosto, día en que fue baleado, como "Día de la Militancia Juvenil".
   Jóvenes que habían participado hasta hace pocas semanas de la toma de 55 días de varias facultades en Tucumán, en medio del silencio cómplice de algunos medios, y miope de otros, mezclaban en el auditorio con veteranos luchadores tucumanos;  con artistas, escritores y poetas amigos de mi padre;  y –también--  no pocos de mis primos y sobrinos.
   Justamente fue a uno de ellos, a mí primo Eduardo Serrano Nadra, tucumano, miembro del PRT,  secuestrado en Capital, al que homenajeé especialmente, pues no se puede separar SECRETOS EN ROJO  de la historia de todos y cada uno de ellos.
   Y como la experiencia de las Juventudes Políticas Argentinas (JPA) en los ’70 es un capítulo especial de esa historia, recordé a mis asesinados amigos de la JP de la provincia:  Carlitos “Nalla” Salim y el imborrable “turco”: Ismael Salame, jefe de la regional Norte de la JP Regionales, y luego designado responsable nacional del trabajo en las JPA, donde hilvanamos una amistad que no han podido matar,  que llevo conmigo hasta que, algún día, en algún lugar, la  retomaremos juntos.
   Lo que no esperaba era que después de las preguntas y respuestas, al dialogar y sentir el cariño de los participantes, me fundiría en un abrazo con el hijo de mi camarada Medina, fundador de H.I.J.O.S de Monteros.
   Lo que no hubiera podido imaginar es  que frente a mí estaban (y finalmente ellos y yo con lágrimas en los ojos) los hermanos del “turco” Salame: el recuerdo y, como ayer y hoy la lucha, nos unía; entrelazaba nuestras sangres y nuestros destinos.

   Nos contamos historias que nunca publicaré, pero protagonizamos una ceremonia  tan íntima como pública por los treinta mil que nos arrancaron Y, también, si me permiten por esa herida que nos desgarraron en el pecho, y que sangrará hasta el último día.

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