27 ago 2019

ACCION SOCIALISTA LIBERTARIA: MACRI YA FUE

MACRI YA FUE. LA LUCHA SIGUE ORGANIZANDONOS DESDE ABAJO Y EN LA CALLE.

Mientras haya miseria no hay democracia.

Macri y su gobierno llegaron mal y aturdidos a las PASO. Propios y ajenos sabían de las pocas chances que tenían de ser reelectos. El gran rechazo que recibieron es el reflejo de una bronca contenida en el pueblo trabajador, que se fue acumulando en estos últimos años en dónde las burocracias sindicales y políticas surfearon los conflictos y pisotearon el enojo a costa del empobrecimiento general. El pueblo tuvo en las elecciones primarias la oportunidad de hacer un voto defensivo y plantear un ¡basta, andate!. Post PASO, tras saberse el destino definitivo de la alianza Cambiemos, dos palabras se apoderaron del escenario político: gobernabilidad y transición. Un llamado a la racionalidad y a la paz social pero ¿a qué costo? ¿Y quién paga la cuenta?.

Como militantes socialistas y libertarixs entendemos que la resistencia más efectiva y las condiciones para las conquistas de derechos se logran en la calle, con organización, democracia directa y apoyo mutuo. Por esto es que entendemos que el verdadero freno a este modelo de saqueo se fue construyendo activamente y desde abajo. Esta construcción fue más allá de la apuesta consiente del kirchnerismo, el peronismo y sus organizaciones tributarias a una salida ordenada y a la construcción -de espaldas a la participación real de las masas- de una nueva hegemonía política que concilie intereses en el medio de una nueva crisis social. Recuperar esa senda de organización desde abajo se hace tan urgente como necesario, en el marco de un nuevo ciclo político que se va configurando.

La derrota de Macri se fue gestando en estos años a fuerza de movilizaciones callejeras en contra del ajuste, los despidos, en contra de la impunidad, en la resistencia en los lugares de trabajo, estudio, desde los barrios más pobres, y en las asambleas feministas. Desbordando -o desobedeciendo- a las burocracias sindicales y políticas y acudiendo a los métodos de la acción directa, la autoorganización y las asambleas pudimos sortear la enorme barrera que tenemos delante: demostrarnos a nosotrxs mismxs nuestro poder, nuestra capacidad.

La impronta perseverante de las izquierdas y la unidad de acción en la calle significaron una gran base desde donde agitar al pueblo trabajador: tremendas movilizaciones en contra del 2x1 y los fallos a favor de los genocidas, la búsqueda y el reclamo de justicia por Santiago Maldonado y el fuera Bullrich a garganta pelada, las protestas en contra del recorte en educación y salud, y las multitudinarias movilizaciones en contra de la violencia patriarcal y por el derecho al aborto marcaron el rumbo, a la par que mantuvieron las calles encendidas. Sin embargo, al seguir aún sin una clara dirección política de ruptura con el orden social, nos sigue quedando pendiente el hacer estratégico que nos permita dar saltos cualitativos como clase en momentos de rearme defensivo como los que están en curso.

El plan puesto en marcha en el 2015 iba dirigido a profundizar las condiciones de ganancia del Capital. Como consecuencia, el gobierno necesitaba hacer efectiva la Reforma Laboral, Previsional e Impositiva y para ello debía generar condiciones de un Estado de guerra contra quienes iban a resistirse, de confrontación directa, judicializaciones, adoctrinamiento y persecuciones a militantes. El plan se puso en marcha.

Las expectativas que Macri sostenía para seguir en la gestión del Estado estaban basadas en pisar el dólar para contener la inflación y mostrar algunas señales positivas mientras los datos económicos se desmoronaban. Además, pensaba avanzar con la agenda represiva, "Que vuelva el servicio militar obligatorio" era la consigna que intentaba impregnarse en lo social con el Servicio Cívico Voluntario en Valores, para lxs jóvenes. La fracción más conservadora y fascista de las patronales  fue avanzando en términos culturales para convencer a lxs trabajadorxs que la salida es estatal y con más ajuste y represión. Siguió naturalizándose el papel de Gendarmería haciendo tareas de seguridad interior e inteligencia interviniendo en los conflictos sociales, cuestión que había comenzado de la mano con la sanción de la ley antiterrorista durante el kirchnerismo. A modo de amedrentamiento, en las últimas semanas previas a las PASO se decretó la creación de una lista de organizaciones y personas consideradas terroristas desde el Ministerio de Seguridad. Es decir, una herramienta más que intenta allanar el camino para judicializar, encarcelar y perseguir a quien se oponga a este Estado de miseria e injusticia.

Las batallas de diciembre del 2017 en contra de la Reforma Previsional, defendiendo la calidad de vida en la vejez a piedrazos, fueron la clara señal de que los planes definitivos que tenía el gobierno tenían pocas chances de triunfar. La devaluación de abril del 2018 y el acuerdo con el FMI marcaron el ocaso de sus intenciones. La apuesta definitiva del kirchenrismo por la salida electoral, construyendo la unidad con el peronismo de los gobernadores e intendentes, la burocracia sindical, la Iglesia Católica y sectores del evangelismo, a la cual se iban sumando “las fuerzas progresistas”, solo prolongó las penurias del pueblo trabajador, al mismo tiempo que colaboraba con asegurase una transición “ordenada”. El Frente de todxs hoy tiene en el programa las coordenadas del FMI a seguir. Romper no está en los planes. Y pagar los compromisos asumidos de una deuda inmoral a costa de mayor pauperización de la mayoría se hizo parte de las promesas de campaña.

La gran diferencia en los resultados de las elecciones primarias abrió un escenario inesperado. Profundizó la crisis de lxs de abajo y aceleró, aunque sin tensiones, las negociaciones de transición de los de arriba. La incertidumbre económica va de la mano de la reconfiguración de los bloques de poder que van a coincidir en evitar -o demorar- cualquier tipo de estallido social que ponga en peligro el orden social de privilegios para pocos.

¿Quién puede esperar a Octubre?.

El lunes post PASO amanecimos siendo 30% más pobres. Nuestros salarios se van pulverizando al ritmo de un gobierno que pierde legitimidad en el medio de una crisis muy profunda. El ataque del capital más concentrado contra el conjunto de trabajadorxs no se hizo esperar. Tampoco lo hicieron los paños fríos de todos los voceros del poder dominante, incitando a la desmovilización y a ser moderadxs. Esta “calma” ya se venía elaborando al calor de la crisis que se desataba en el 2018 y se termina de definir con el armado de las listas a competir en las presidenciales. El gesto del kirchnerismo a la moderación era una clara señal a aquellos sectores de la burguesía con quienes se habían enfrentado tras el 2008, en un escenario de crisis económica mundial y disputa interburguesa en lo local, como señal de un agotamiento del modelo de desarrollo de acumulación. Enfrentamientos que habían generado los motivos del alejamiento de quien hoy es candidato a presidente, Alberto Fernández, de las filas kirchneristas.

El desbande económico y político que se acelera el lunes tras las PASO abre el desafío de una intervención eficaz de la clase trabajadora. Mientras suenan los cantos de sirenas a favor de la gobernabilidad y la concordia, nuestras vidas se empobrecen y la miseria se desarrolla. Por arriba se está gestando un acuerdo para definir las prioridades en la transición, que va configurando el nuevo escenario: tranquilizar los mercados asegurando que se cumplirán con los compromisos asumidos con los acreedores, a cambio de mayor ajuste en nuestros bolsillos y mayor precarización de nuestras vidas.

Alberto Fernández es presentado como un “estadista” a ser moldeado y rodeado de consenso de partes que garantice que el peso de esta crisis salga de nuestros bolsillos. Mientras tanto se llama a esperar a octubre “respetando los tiempos de la democracia”. ¿Cuánto más tienen que aumentar la pobreza y la indigencia para que dejemos de esperar? ¿Cuántos puestos de laburo más se tienen que perder? ¿Cuánto peso más tiene que recaer de esta crisis sobre las cuerpas de mujeres y disidencias? ¿Cuántxs niñxs más tienen que pasar a la desnutrición o sub-alimentarse? En este contexto, la pelea por un aumento del salario que recupere lo perdido y el mínimo esté por encima de la canasta básica se convierte en una batalla clave y urgente.

En este marco donde se agudiza el embate del Capital patriarcal, es importante que recuperemos la iniciativa como pueblo trabajador, tomando las calles para presionar y poner en la agenda nuestras prioridades, que son diametralmente opuestas a las de quienes hoy están pactando la gobernabilidad por arriba. En una situación de lucha de intereses antagónicos, es necesario recuperar el protagonismo popular con la mayor unidad y con los métodos propios de nuestra clase, la acción y la democracia directa junto al apoyo mutuo, como medios efectivos para recuperar la confianza en nuestra historia, e ir mejorando las condiciones para el combate contra el capitalismo patriarcal. Es tiempo de seguir construyendo la mayor unidad de la clase, reforzando la cooperación con los sectores más precarizadxs como el movimiento piquetero, que inmediatamente ha reaccionado y plantó bandera en contra del pago de la deuda. Hay que reforzar la solidaridad y la coordinación entre quienes resisten despidos, suspensiones y toman fábricas que cierran; y quienes pelean y se organizan cotidianamente contra la violencia patriarcal que se agudiza con el ajuste.

Hijxs del pueblo: los poderosos tiemblan si los hacemos temblar.

Como anarquistas-libertarixs, desde nuestras militancias sociales y sindicales creemos que la tarea urgente al calor de la resistencia activa y cotidiana está en cómo generamos mejores condiciones de participación y autogestión, para sentar las bases de una fuerza social revolucionaria que nos dé la confianza necesaria para ir por todo. Apostamos a seguir profundizando desde lo reivindicativo y la lucha social, apuntando a la construcción del programa que queremos.

¿Cómo defender lo público sin fortalecer al Estado? ¿Cómo autogestionar lo público contra el Estado/Mercado? ¿Cómo hacer democracia directa y participativa a escala masiva? ¿Qué proponemos para construir un feminismo que ataque de conjunto al Patriarcado Capitalista? ¿Cómo producir todo lo que como pueblo necesitamos sin destruirnos los cuerpos y sin destruir el planeta tierra? ¿Cuál es la función del Estado hoy día frente a la situación de la clase trabajadora ocupada y desocupada? ¿Cómo organizar una sociedad con libertad y autogestión? ¿Cómo construir feminismo en los lugares de trabajo, de estudio en los barrios y hogares populares? ¿Cómo tejer puentes entre esa sociedad que soñamos y la cruda realidad que hoy nos atraviesa en una sociedad del cansancio, el individualismo y el consumo como máxima aspiración existencial?. Estas son algunas de las preguntas que invitamos a debatir e intentar respondernos quienes sostenemos con firmeza que es en unidad, organizándonos en la lucha cotidiana, sistemática y de largo aliento dónde desarrollamos mejores niveles de conciencia. Es allí desde donde construimos ese mundo nuevo que llevamos en nuestros corazones.

Así es que proponemos la invitación a participar activamente de 364, por una democracia desobediente, un espacio de articulación desde donde decidimos proponer alternativas a este sistema de muerte y ahogo, por la vida digna y feliz que merecemos todxs lxs hijxs del pueblo.

Desde la Patagonia lxs trabajadores de Chubut muestran el camino.

¡Viva el pueblo trabajador que se organiza, resiste y lucha!
¡Por el poder directo del pueblo!
¡La deuda es con el pueblo!✊

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